—Qué…
El té tibio resbaló por el rostro de Lavender Cordis. Parecía aturdida, como si no esperara que yo hiciera algo así. Ver su cara me produjo cierto alivio.
—Se equivoca si creía que iba a soportar sus insultos sin decir nada —dije, mirándola fríamente. No pensaba permitir que volviera a hablarme a la ligera. Seguí leyendo “¡Cuidado con esos hermanos! – Capítulo 22.2: Soy Hari Ernst”
—¡Kyouya, quiero ir a visitarlo! —exclamó Azuza, sentada en la cama, frunciendo el ceño para dejar claro su descontento.
Habían pasado tres días desde que se despertó. Durante todo ese tiempo, apenas se le había permitido salir de su habitación. Ichy o Kyouya siempre estaban presentes, e Ichy la acompañaba incluso cuando se duchaba o usaba el inodoro. Seguí leyendo “Contrato con un vampiro – Capítulo 66: Epílogo”