El Conde y el hada – Volumen 5 – Capítulo 4: Sentimientos entrelazados

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Esa noche, cuando Lydia salió de la residencia del duque, le dijo a su padre que había olvidado algo en la casa Ashenbert y se subió a un carruaje sola. Sin embargo, no se dirigió a la casa Ashenbert, sino a un estudio.

Cuando el carruaje llegó a la nueva habitación de Paul en un posada en la que acababa de mudarse, la ama de llaves le dijo que su habitación estaba en una esquina del segundo piso, así que se tomó la libertad de subir las escaleras.

Llamó a la puerta, pero no hubo respuesta. Como la ama de llaves le dijo que debería estar en su habitación, Lydia supuso que debía estar concentrado en su pintura, por lo que tocó la puerta obstinadamente.

— ¿Lydia…? ¿Qué sucede?

Finalmente, él abrió la puerta y se limpió las manos manchadas de pintura en los pantalones mientras miraba a Lydia con cara de sorpresa.

—Hay algo que quiero discutir contigo. ¿Me dejarías entrar?

— ¿Qué? Uh… Vivo solo, así que no es una buena idea para una joven estar sola en una habitación con un hombre…

— ¿Qué pasaría si estamos solos?

—Eh, oh, nada —respondió.

Paul se rió preocupado mientras se rascaba la cabeza.

Sabía que lo estaba molestando, pero había algo que realmente necesitaba preguntarle, por lo que solo podían hablar en un espacio privado. Y además, Lydia estaba convencida de que no importaba lo que pensara al respecto, no pasaría nada malo si estaba a solas con Paul.

—Discúlpame.

Se forzó a entrar en la habitación.

—Por favor, dime. ¿Qué está tramando Edgar? Lo sabes, ¿verdad?

Paul estaba reflexionando sobre si debería mantener la puerta abierta, pero debe haber decidido que sería peligroso para cualquiera escuchar la pregunta de Lydia, así que cerró la puerta silenciosamente.

—Creo que sería mejor si le preguntara al conde.

—Sólo esquivará la pregunta. Además, no tengo ganas de hablar con Edgar.

— ¿Por qué?

— ¿Ulysses no está en movimiento en este momento? Es una persona que puede usar magia de hadas. Fui contratada como una Doctora de Hadas y, sin embargo, ¿no me necesitan?

—Eso es porque Ulysses no parece estar haciendo ningún movimiento en este momento. Cuando llegue el momento en que necesitemos tu ayuda, pienso que el conde te explicará todo. Y tengo la sensación de que quiere mantenerte alejada del peligro todo lo posible.

Entonces, también está del lado de Edgar. 

Pero aún así, pensó que Paul podría considerar la posición de Lydia de lo que Raven o Ermine podían, que eran extremadamente leal a su maestro, así que decidió venir allí.

Es cierto, incluso si me dicen que es por mi bien, no puedo aceptar algo así. 

—Fui al harén.

El rostro de Paul de repente se miró inquieto.

—Encontré una muñeca de cera que llevaba el diamante negro… No, eso no importa. De todas formas, ¿no está buscando Príncipe el diamante negro y el diamante blanco?

Hizo una expresión aún más inquieta.

—Hace unos años, se encontró el diamante blanco en Roma, y aunque iban a traerlo de regreso a Inglaterra, fue robado. Escuché que sospecharon del padre de Edgar. ¿Edgar no está tratando de colocar una trampa para atrapar al culpable que trabajó para Príncipe y robó el diamante en ese entonces? El verdadero culpable, el hombre llamado duque es un cliente frecuente de ese harén, ¿verdad?

Paul soltó un suspiro como abatido, ya que había descubierto todo.

—Sí, así es. En ese momento, cuando robaron el diamante blanco, el duque Barkston había participado en la misión de visitar Roma junto con el duque Sylvainford. El Conde había dado pistas del diamante negro frente al duque Barkston, y le hizo robar el diamante blanco que había estado cuidando hasta el día de hoy para dárselo a Príncipe, haciendo que el duque pensara que esta era una oportunidad perfecta para engañar a Príncipe y conseguir ambos diamantes.

—Pero Ulysses se interpuso en su camino.

—A decir verdad, parece que Ulysses ha tomado a Jimmy como rehén.

— ¿Qué? ¿Ese niño?

—Por eso el conde no puede tomar ninguna medida drástica, así que mientras vigilamos los movimientos del enemigo, actualmente estamos pensando en cuál debería ser nuestro próximo movimiento.

Por eso quería decirle a Lydia que no se entrometiera en sus asuntos en este momento.

— ¿Puedes decirme una cosa más? ¿Qué clase de mujer es Jean para Edgar?

— ¿Jean? Oh, una de sus antiguas aliadas, una niña que murió por el bien de ocultar el diamante negro.

— ¿Murió? ¿Era su amante…?

Lydia debe haber estado mirándolo con una expresión seria. Cuando Paul se dio cuenta de eso, sacudió rápidamente ambos brazos.

—Oh, no, eso sería imposible. Era una niña morena que parecía bastante joven.

¿Eh, morena? Espera, ¿qué está pasando? 

Entonces, eso significa que la muñeca de cera no la representa.

—No creo que sea esa Jean.

—Oh sí, la otra señorita también se llamaba Jean…

— ¿Hay dos Jean que son importantes para él?

—Uhh, su nombre es Jeanmary. Al parecer, la pequeña niña morena le había pedido al conde que le diera el nombre de una mujer que fuera especial para él, así que le dió el mismo nombre.

— ¿Una mujer especial? Entonces, ¿Jeanmary realmente era la amante de Edgar?

—Pero, Lydia, eso no debería ser algo que debería preocuparte…

— ¿Por qué…?

La mente de Lydia se había vuelto completamente confusa.

Se odiaba a ella misma por no saber nada de Edgar. ¿Había dos Jean que eran especiales para él?

No podía evitar dejar que sus emociones se mostraran ante Paul.

— ¿Por qué Edgar no me ha dicho nada sobre esto?

—Eso es porque está preocupado por ti y…

—No, no lo está. Seguramente estará pensando que puede usarme cuando sea conveniente para él. Porque dice que debería callarme cuando no tiene la energía, ¿verdad?

—No, eso no es así…

—Porque no me escucha, por mucho que le advierta. Es peligroso seguir teniendo ese diamante maldito con él. Incluso si es por venganza… Si no tiene la intención de escuchar mis opiniones, entonces no tiene sentido que siga aquí como su Doctora de Hadas.

—No se puede evitar nada respecto a ese diamante. Y necesitamos un poco más de tiempo de todas formas.

— ¿Y si algo sucede durante ese tiempo?

Si era él, entonces se lo merecía, pero Lydia se dio cuenta que estaba asustada de que eso sucediera. Edgar nunca tuvo miedo de perder la vida.

No estaba enamorado de Lydia, por eso no le molestaba hacer cosas peligrosas, incluso si ella estaba preocupada por él.

Y porque Lydia se sentía frustrada y, como quería ayudar a Edgar, acababa haciendo cosas egoístas por su cuenta.

Rápidamente se volvió emocional y se olvidó de las advertencias de Coblynau y dejó a Edgar solo.

Si era el anillo de piedra lunar, entonces eso tenía el poder de protegerlo de la maldición.

Oh no, de repente estaba llena de preocupación.

¿Y si le pasaba algo a Edgar mientras estaba haciendo esto?

Lydia intentó ponerse de pie, pero se golpeó con uno de los suministros de pintura que estaban en el suelo y casi se cae.

Se agarró del brazo de Paul, que él extendió hacia ella.

— ¿Estás bien?

Pudo oler el olor de aguarrás, y la idea de que él era diferente a Edgar le vino a la mente.

Era diferente de él, que estaba rodeado de mujeres nobles que cargaban con aromas de perfume. Si fuera su padre, entonces él tendría el olor de las finas partículas de piedra, polvo y medicina.

Si este era el verdadero color de los hombres, entonces Edgar era el peor de todos.

Pero, conocía la parte de él que solo tenía el olor a camisa recién lavada. ¿Qué le está pasando para que frecuentemente se acercara más y más a él para notar algo así?

—No soy adorable ni atractiva, ¿verdad?

Debido a esa clase de ocasiones, Lydia debería estar mirándolo todo el tiempo.

— ¿Eh? Lo… Lo eres.

—Por favor, no intentes forzarte a ti mismo. Jimmy se ha burlado de mí muchas veces.

—Uh, lo que le dije a Jimmy realmente no fue porque quería ser cortés.

—No sería atractiva en absoluto. Ya que soy terca y difícil de manejar. Entiendo que incluso si una mujer no fuera hermosa, mientras sonriera, parecería que tiene un lado adorable. Pero, no puedo hacer eso, así que vine aquí queriendo hacer lo que puedo hacer. Y, sin embargo, cuando me preocupo o actúo como creía que era por el bien de todos, ¿eso le causa problemas a Edgar? Si no necesita una Doctora de Hadas, entonces ¿por qué está tan encaprichado con el matrimonio? Ni siquiera habla en serio y, aún así, va por ahí llamándome su prometida, qué cruel es por su parte el disfrutar tratarme de esa forma. Si es así, entonces no puedo descansar tranquila y llegar a sentir por él…

Lydia siguió soltando lo que estaba dentro de ella mientras se inclinaba contra Paul, que no sabía qué hacer.

—Paul, es peligroso si no cierras la puerta con llave —dijo una voz en la puerta.

—M-Mi lord… Oh, no, esto no es nada…

Paul soltó rápidamente a Lydia y Lydia también se apresuró a alejarse de él, pero se tropezó con otra herramienta de pintura.

¿Me escuchó justo ahora? 

Por el dolor y la vergüenza, Lydia sintió que su rostro se ponía rojo y rápidamente se dio la vuelta.

—Esto no es lo que piensa, mi lord. No tenía esa clase de intención con Lydia, solo se tambaleó y yo…

Incluso si no quería que lo malinterpretaran, Lydia pensó que no tenía que negarlo tanto y eso la deprimió.

—Había supuesto eso.

Edgar se acercó a Lydia e intentó agacharse para mirarla a la cara, por lo que se adentró más en la parte oscura de la habitación.

—Lydia eres adorable. Más que nadie.

—No me importa algo así.

—Puedes estar tranquila y amarme.

— ¡Eso solo fue una forma de hablar!

Fue acorralada en la esquina de la habitación, y no tuvo más opción que bajar la cabeza.

—Lydia, tenemos que hablar.

—No sigas metiéndote conmigo. No debería haber nada para que me mantengas a tu lado incluso cuando soy tan inútil. ¿Por qué no vas y te propones a tu preciada amante?

—Eres mi única amante.

No hay forma de que pudiera creer eso.

— ¡Esa es Jeanmary!

No sabía por qué, pero Edgar soltó un suspiro cansado. Y eso la puso más furiosa.

—Lydia, ese edificio es un lugar del que se rumorea que es un harén, así que naturalmente no quería revelarte eso. Porque ya me ves como un mujeriego, no quería que tuvieras una impresión equivocada.

—Bueno, no me importa en absoluto.

—No, debería importarte. Te estaba ocultando algo, y eso estuvo mal de mi parte. Así que te explicaré todo…

— ¡Está bien, no tienes que obligarte a decírmelo! Más que eso, quiero que me quites este anillo.

Lydia desenredó la venda alrededor de su dedo y extendió su puño frente a él.

—El Coblynau dijo que si este anillo estaba a tu lado, entonces estarías bajo su protección para alejar el poder de la maldición. Así que no dejes que Kelpie lo descubra y manténlo contigo.

Edgar se sintió frustrado ante la actitud de Lydia al no permitirle decir nada más.

Se cruzó de brazos y miró a Lydia y dijo:

—No, no quiero. Puedes usarlo y estar a mi lado —añadió.

— ¡No lo quisiera!

—Te obligaré a venir a casa conmigo —amenazó.

Justo cuando le escuchó decir un comentario tan competitivo, besó el puño de Lydia que estaba aguantando frente a ella.

¿Por qué siempre actúa así? 

Hacía fácilmente algo como esto, incluso si ponía a Lydia de los nervios.

También era su culpa por ser tan terca y ser tan reacia, pero Lydia estaba tan ciega ante sus propios errores, que todavía estaba confundida sobre el por qué estaba tan irritada, y apartó la mano.

— ¡Nunca más me volveré a preocupar por alguien como tú…!

Antes de que pudiera llevarla a casa, salió corriendo de la habitación de Paul.

♦ ♦ ♦

No ha vuelto a ver al Coblynau desde que fue con él al harén. Probablemente el hada había ido a llamar a sus amigos para que pudieran cuidar el diamante negro.

Nico no estaba a la vista. Lydia no tenía idea de dónde estaba y de lo que estaba haciendo, pero tenía la tendencia frecuente de no volver a casa en días después de descubrir algo divertido, así que no estaba preocupada.

Lydia estaba en el jardín recolectando bayas de espino que podrían usar para alejar los espíritus malignos cuando comenzó a llover.

—Señorita Carlton, se mojará.

Raven le entregó un chal.

— ¿Edgar te dijo que hicieras eso?

Permaneció en silencio, tal vez porque acertó.

Porque Lydia no había estado ocultando el hecho de que estaba evitando a Edgar desde esta mañana, parecía que estaba usando a Raven como el intermediario.

Eso no me pondrá de buen humor, pensó Lydia.

—Por favor, acéptelo.

—Por favor, dile que no necesito nada. Más importante aún, Raven, ¿Edgar no te gritó? Por revelarme el Palacio de Madam Eve.

No podía ocultarle ningún secreto a Edgar, así que si su maestro le preguntaba, entonces seguramente respondería con sinceridad.

—Dijo que si usted aceptaba esto, él me perdonaría.

Q-Qué sucio canalla. 

Pero, se dio por vencida cuando vio los ojos desesperados de Raven, lo que le permitió ver fácilmente cuán decidido estaba al asegurarse de que aceptara el chal, sin importar qué.

—Lo siento… Pasaste por esta experiencia tan problemática por mi culpa.

—No me sentí molesto en absoluto. Lord Edgar a menudo es irrazonable porque me insta a esforzarme en pensar por mí mismo, ya que solo puedo actuar cuando me dan órdenes.

Qué interpretación más conveniente se le ocurrió. 

Su personalidad retorcida no es razonable, es lo que es. 

Pero, Lydia no quería echarle agua fría a los sentimientos de confianza y lealtad que Raven tenía hacía Edgar.

Debido a la parte irracional, despiadada y frívola de él, parecía que estaba realmente ayudando a que la conciencia de Raven fuera liberada en independencia. Por eso se rindió al tomar el chal y envolverse con él.

—Hoy está un poco más frío de lo habitual.

—Sí, ya que es el cambio de estación donde de repente se pone frío. Me aseguraré de encender el fuego en la chimenea.

Cuando terminó su negocio, se fue rápidamente.

Probablemente no quería preocuparse por si Lydia le preguntaba algo otra vez.

También debería regresar, pensó Lydia y atravesó el jardín y la puerta de madera.

Entonces, escuchó la voz de Edgar y Ermine hablando desde la ventana abierta de la terraza.

— ¿El sirviente del duque?

No había ninguna razón en particular, pero Lydia se escondió.

—Parece que lo encontraron desmayado por la entrada lateral del club del Sr. Slade. Pudimos descubrir su identidad a través de uno de los miembros de la “Luna Escarlata” que investigaba sobre la familia del duque Barkston, que pensó que el sirviente parecía familiar, pero la carta que el chico estaba agarrando en su mano fue escrita por Jimmy pidiendo ayuda.

— ¿Pudiste averiguar el lugar donde Jimmy está cautivo?

—Está en algún lugar cerca de la Capilla Blanca.

— ¿Y sobre el chico?

—Parece que fue sometido a una horrible paliza, así que no está en condiciones de responder preguntas.

—Entonces, Jimmy también debe estar recibiendo el mismo trato.

Edgar pareció estar sufriendo, como si fuera él quien estaba siendo torturado. Y sin embargo, lo que salió de su boca a continuación fue sorprendentemente cruel.

—Existe la posibilidad de que la carta pueda ser la trampa de Ulysses. ¿Qué razón habría para que un niño pasara por una experiencia cercana a la muerte para salvar a Jimmy? Porque Jimmy es un ladronzuelo que se coló en la casa del duque y fue capturado, ¿verdad?

Imaginó que él quería ir a rescatarlo de inmediato. Pero Edgar no era alguien que pudiera moverse por sus emociones. Por eso algunas veces parecía un mentiroso. Lydia aún no sabía lo que realmente estaba sintiendo en el fondo.

—El Sr. Slade dice que aún así irá a rescatar al niño y ha puesto a un grupo de sus hombres de la “Luna Escarlata” en marcha.

—Slade, eh. Está en la cima de ese grupo que no le gusta cómo trabajo.

Edgar parecía un poco perplejo mientras intentaba pensar en algo.

—Oh, sí, escuché que Jimmy es un huérfano de los barrios bajos y había estado robando todo este tiempo. Entonces llegó a admirar la “Luna Escarlata”, que era como una banda de ladrones al estilo Robin Hood y vino ofreciendo sus habilidades para robar y Slade le dejó unirse.

—Eso es lo que también escuché.

Edgar pensó en algo más profundo.

— ¿Hay algo que le esté preocupando? —preguntó Ermine.

—No, es solo que no puedo conseguir una idea clara de esto.  Ermine, podría ser una trampa y definitivamente es peligroso, pero, ¿irías con el grupo de la “Luna Escarlata”?

Ermine asintió y cuando estaba a punto de irse, se detuvo como si hubiera recordado algo.

— ¿Deberíamos discutir esto con la señorita Carlton?

— ¿Por qué? —preguntó Edgar.

—Si fuera el caso de la trampa de Ulysses, entonces, habría la posibilidad de que estuviera usando hadas. Existe la posibilidad de que ocurra algo inesperado e inimaginable.

— ¿Ermine qué hay de ti? ¿No puedes ver hadas como las personas normales que no pueden verlas?

Inclinó la cabeza hacia un lado como si estuviera un poco preocupada.

—Las veo, pero no tengo el conocimiento sobre las hadas.

—Ya veo…

Al final, solo parecía que la decisión de Edgar de discutir con Lydia estaba fuera de cuestión.

♦ ♦ ♦

Antes de darse cuenta, Lydia había salido de la casa Ashenbert y caminaba por la calle.

La suave llovizna que caía entre las nubes oscuras y tenues no era lo suficientemente fuerte como para llamarse lluvia. Pero el tiempo había pasado tan rápido que su cabello y ropa estaban completamente empapados.

Lydia había dejado caer el chal y llegó al parque y se sentó en un banco.

— ¿Qué demonios estoy haciendo?

Anoche, Edgar había dicho que le contaría todo, pero Lydia fue la única que no quiso escuchar.

Y, sin embargo, sentía que estaba siendo expulsada del círculo por él.

Era seguro que Edgar no iba a querer el consejo de Lydia. Ya que pensaba que Ermine, un hada, podría reemplazar la ayuda que Lydia podría proporcionar.

Sus ojos se posaron en el anillo en su dedo que se sentía como una molestia, y luchó innecesariamente para quitárselo. No importaba cuánta fuerza pusiera en su agarre y tirara de él, no salía.

Últimamente, sentía que todos sus esfuerzos estaban dando vueltas en círculo inútilmente, y ahora estaba comenzando a no poder decir lo que quería de Edgar o lo que quería hacer.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó una sombra alta que la miraba desde arriba.

Lydia levantó la cabeza mientras retrocedía con precaución.

—Kelpie…

—Definitivamente tienes un aspecto bastante sombrío —dijo y luego agarró las mejillas de Lydia con ambas manos y empujó los lados de sus labios hacia arriba para forzarla a sonreír.

— ¡Qué estás haciendo!

—Pensé que podría hacerte sonreír.

—Déjame sola.

—Lydia te enseñaré algo que seguramente te gustará.

Kelpie levantó a Lydia con ambos brazos para ponerla de pie.

No tenía idea de lo que estaba planeando, pero parecía divertido.

— ¿No querías algo así?

El objeto que Kelpie colgó con orgullo delante de los ojos de Lydia fue el colgante con la joya.

—Un diamante… Es real.

Huh, jadeó Lydia y agarró la mano de Kelpie para mirar más de cerca.

Era un gran diamante con forma de pera que brillaba como un arcoiris.

—E-Esto es…

Tenía el mismo tamaño y corte que el diamante negro “Pesadilla” y el diseño del colgante era exactamente el mismo.

¿Oh Dios mío, podría ser este “Sueño”?

— ¿Qué hiciste? ¿Cómo lo conseguiste?

Ante la presión de Lydia, Kelpie hizo una mueca dudosa.

—Lo recogí.

— ¡No es algo que normalmente esté por ahí en alguna parte!

—Habían unos Goblin por la zona. Y dejaron caer esto.

Había pequeñas hadas que eran de naturaleza malvada. Amaban molestar a las personas y hacer bromas, pero si hubieran dejado caer esto, entonces no eran Goblin normales.

Tenía la sensación de que Ulysses era quien los controlaba.

— ¿Oye, estaba el maestro de los Goblin?

—Sí. Era joven, y no se inmutó cuando me vio y se mantuvo firme.

Estaba segura de que era Ulysses.

—Oye, Lydia, no digas un sin sentido como devolverlo a su dueño. Porque no creo que el maestro de esos Goblin fuera un hombre decente. Estoy seguro que lo habrá robado de alguna parte.

Puede que tenga razón sobre eso. 

Cuando Lydia lo pensó, miró a Kelpie y el diamante una y otra vez.

Kelpie creyó que Lydia querría este diamante. Parece que acababa de recogerlo y quería hacerla feliz.

Lydia dijo que quería el diamante solo porque quería probar a Edgar, así que no era como si realmente lo quisiera. Y además, no era apropiada para este diamante. Pero, si tuviera esto, entonces Edgar podría demostrar la inocencia de su padre a la sociedad. Si lo devolvía junto con el diamante negro a la Familia Real, entonces Ulysses y Príncipe no podrán conseguirlos.

¿Realmente se lo daría? 

Lo miró para tratar de ver qué podría estar pensando, pero Kelpie puso el collar sobre la cabeza de Lydia y se lo colocó alrededor del cuello.

Luego la inspeccionó e inclinó la cabeza.

— ¿No te quedaría mejor un trébol blanco?

¿Se supone que eso significa que no soy suficiente para usar el diamante? 

—Oh, bueno. Si te gusta es tuyo.

— ¿M-Me lo estás dando?

—A cambio, ¿qué tal si cancelas tu compromiso con él y regresas a Escocia?

Kelpie hizo un sonrisa alegre.

Bueno, no había forma de que lo regalara fácilmente. 

Oh, no, qué debería hacer, pensó Lydia.

Era el diamante que Edgar realmente quería. Tal vez acepte anular su compromiso.

Pero Kelpie pensó que si se trataba de esas condiciones, Lydia aceptaría.

Era verdad, si le estaba pidiendo que abandonara el Reino Humano en este momento y se casara con él, entonces no podría asentir a eso, pero si solo era regresar a Escocia, entonces para Lydia eso solo significaba que iba a regresar a su estilo de vida anterior.

Kelpie debe haber pensado que si podía pasar tiempo con Lydia en el pacífico campo como antes, entonces estaría satisfecho.

—No es como si realmente quisieras casarte con ese hombre, ¿verdad? Puedo entender que quieras trabajar como una Doctora de Hadas y permanecer en el Mundo Humano. Pero, si sólo estás comprometida con él para anular la promesa de vivir conmigo, entonces hagamos borrón y cuenta nueva. Esta situación en la que te encuentras no es normal.

Probablemente era como decía Kelpie.

Lydia debería poner todo como estaba antes, y después de eso, debería pensar en su futuro.

Esta situación de no conocer las verdaderas intenciones de Edgar, ponerse celosa y confundir sus sentimientos no era normal.

—Trataré esto con Edgar.

—Bien, no pierdas.

No estaba segura de qué parte de eso era una situación de ganar o perder, pero Kelpie acarició la cabeza de Lydia de forma brusca para quizás animarla.

Era rudo y sentía que la trataba como a una niña o tal vez incluso como una mascota, pero como no tenía otro lado oculto de su personalidad, no le molestaba.

—La lluvia cada vez es más fuerte. Es malo para la salud humana si te mojas, ¿cierto? Deberías ir a casa.

—Sí.

Levantó la mirada hacia el cielo y entrecerró los ojos como si estuviera irritado.

—Y la lluvia de Londres está sucia.

Con la palma de su mano, Kelpie limpió la cara de Lydia y sonrió, y luego, desapareció.

El diamante que había estado colgando del cuello de Lydia desapareció junto con él.

♦ ♦ ♦

—Lydia estás empapada. ¿Dónde has estado?

Tan pronto como Lydia regresó, se dirigió directamente hacia la habitación en que estaba Edgar.

—Oh, pero estoy tan feliz de que hayas venido a verme por tu cuenta. Estaba tan preocupado que no me hablaras por un tiempo.

Se levantó y se acercó a ella. Parecía que Edgar estaba discutiendo algo con Raven, pero estaba tratando de ocultar el aire serio que había entre ellos, porque la sonrisa de Edgar parecía fingida.

—Edgar, hay algo que quiero discutir.

No tenía la intención de que su voz sonara enfadada, pero luego, él retiró su mano vacilante, que inicialmente estaba estirada para tomar la mano de Lydia de una manera demasiado amistosa.

— ¿Es algo malo? Entonces, hablemos de eso en otra ocasión —dijo mientras se volvía hacia Raven.

—Trae una toalla para Lydia. Y creo que necesitamos un cambio de ropa.

—Si soy yo, está bien. Y lo que quiero mencionar no es nada malo.

—Pero, desde que entraste en la habitación has tenido el ceño fruncido y me estás mirando.

Lydia se apresuró a frotar la arruga entre sus cejas e intentó sonreír.

—Prometo que es algo que te alegrarás de escuchar.

— ¿Cuándo deberíamos elegir la fecha de la boda?

—…

—No tienes que hacer esa cara tan seria.

— ¡Solo escucha!

Solo quería acabar con eso. Si podía obligarlo a anular el compromiso y a quitarle el anillo, entonces Lydia finalmente podría relajarse.

Si dejaba ir a Lydia fácilmente a cambio del diamante, entonces quería hablar de todo antes de darse cuenta de que no era ni de utilidad ni deseada, así que inconscientemente apresuró la conversación.

—El fuego está encendido en la chimenea del salón —dijo Raven mientras le entregaba a Lydia una toalla de lino seca.

—Entonces hablemos allí —dijo Edgar como si finalmente se rindiera, mientras su mano rodeó de forma natural la espalda de Lydia y la acompañó al pasillo.

Se imaginó cómo no volvería a ser tratada como una dama después de que regresara al campo.

Podría haber sido una buena experiencia para ella. Mientras pensaba eso, Lydia estornudó.

—Te estabas sintiendo helada, ¿verdad? Tus manos están tan frías.

Cuando bajó la guardia, él fue tan rápido en sujetar sus manos.

Lydia pensó que sus manos eran tan cálidas y reconfortantes, pero logró apartarlas.

Sentó a Lydia en el sofá que estaba relativamente cerca de la chimenea del salón y se sentó junto a su lado.

—Uh, podemos tener una conversación sin que estés tan cerca.

—Te escucharé a tu lado.

Lydia pensó que era una pérdida de tiempo intentar discutir con él acerca de su distancia, así que fingió estar secándose el cabello con la toalla de lino para cubrirse la cabeza y eso permitió que sus ojos no pudieran encontrarse con los de Edgar, ayudándole a relajarse.

—Descubrí dónde está el “Sueño” que tanto querías. Ves, son buenas noticias. —dijo mientras sonreía.

Para Lydia, regresar a Escocia no sería un gran problema y esto realmente no era un trato tan malo. Lydia podría haber estado en una condición bastante grave ya que procuró que su tono de voz estuviera de buen humor, pero sólo estaba tratando de cambiar su mentalidad a lo feliz que sería una vez que finalmente se cancelara el compromiso.

No estaba segura de si estaba sorprendido o simplemente no podía creerle, ya que sólo dio una respuesta poco entusiasta.

— ¿Duque Barkston era su nombre? ¿No te lo tenía que entregar? Pero, ayer escuché de Paul que Ulysses se había interpuesto en el camino. Estabas diciendo que Ulysses podría haberlo conseguido, pero parece que estaba usando a sus Goblin para que lo buscaran.

— ¿Goblin? ¿Te refieres a hadas?

—Sí. Es capaz de controlar a los Goblin. Son hadas malvadas y bastante numerosas, así que ten cuidado.

Edgar asintió y le insistió en que continuara.

—Y, ¿el diamante?

—Lo encontraron antes que los Goblin.

— ¿Tú?

—Kelpie.

—Ya veo, así que el descubridor es el problema.

—Oh, no, no es un problema tan grande. Es fácil, Edgar solo tienes que cancelar nuestro compromiso.

Lydia había planeando decirlo lo más claramente posible.

Edgar guardó silencio. Estuvo inesperadamente en silencio durante tanto tiempo que confundió a Lydia.

—Porque, bueno, este compromiso se estableció originalmente para que no tuviera que ir al Reino de las Hadas con Kelpie. Pero ahora, Kelpie dice que anulará esa promesa. Si puede regresar conmigo a Escocia, dice que eso funcionará por ahora.

Sintió que Edgar la presionaba en silencio, no movía ningún músculo mientras estaba sentado a su lado. Lydia estaba comenzando a sentirse incómoda y quería escapar de su asiento.

— ¿A cambio del diamante?

Finalmente abrió la boca para decir eso.

—Así es.

—Entonces, pensaste que no era una mala condición.

—Tampoco es mala para ti. Cuando necesites un Doctor de Hadas, podemos contactarnos por carta. El punto es que si tienes ese diamante blanco, podrás demostrar la inocencia de tu padre. Y, ¿también no podrías detener la conspiración de Príncipe?

Le arrebataron silenciosamente la toalla a Lydia y sus ojos color malva ceniza la observaron, consternada.

Edgar estaba del peor mal humor que nunca había visto antes.

 — ¿Te das cuenta de que lo que estás diciendo es horrible?

—Eh…

— ¿Pensaste que estaría felizmente de acuerdo con eso? Si es así, entonces no habría un insulto peor que este.

Inclinó su cuerpo hacia Lydia.

—Lo he dicho muchas veces. Te amo. Por favor, cásate conmigo. No te permitirás aceptar eso tan fácilmente, pero incluso si nuestros sentimientos se desvanecen, sentí que nuestros sentimientos estaban acercándose lentamente. Y, sin embargo, pensaste que elegiría el diamante.

—E-Es porque… El diamante es mucho más…

— ¿No puedes creer lo que digo?

Incluso si Lydia inclinaba su cuerpo hacia atrás hacia el hueco del respaldo y el reposabrazos del sofá, no podía alejarse más de él, por lo que él apretó su cuerpo contra el de ella y eso le hizo perder el equilibrio completamente.

—Si dices que mi deseo se cumplirá si negocio, entonces dime: ¿qué tengo que intercambiar para que te vuelvas mía?

Sintió sus dedos tocar su cabello húmedo. Justo cuando sintió calor en su piel fría, sintió la misma calidez en sus labios.

Den
¡¿Omg, la besó?!

Esa calidez permaneció allí por un breve momento. Y, sin embargo, Lydia definitivamente lo sintió tocando sus labios mientras estaba sentaba completamente en shock, con los ojos clavados en Edgar justo en frente a ella.

Edgar miró con curiosidad a Lydia, que no estaba haciendo ninguna reacción, y después de inclinar su cabeza hacia un lado, sus labios se acercaron hacia los de ella nuevamente.

En ese momento, Lydia finalmente lo empujó.

— ¡Q-Qué estás haciendo!

—Todavía no he hecho nada.

— ¡A-Acabas de besarme!

—Eso no se considera un beso. Un beso es más así…

Esta vez usó sus uñas contra él.

— ¡No me utilices como el reemplazo de alguien!

— ¿Alguien? ¿Qué quieres decir?

— ¿Por qué no escuchas lo que te dice tu corazón?

Lydia se levantó rápidamente y corrió hacia la puerta.

— ¿No soy lo suficientemente bueno? Si te van a arrebatar de mí, entonces el diamante puede irse al infierno. ¡Kelpie puede tenerlo, como si me importara!

Al escuchar su grito detrás de ella, pero ahora sin saber qué hacer, salió corriendo de la habitación.

♦ ♦ ♦

De donde Lydia salió corriendo y lo dejó, Edgar no se movió y simplemente se dejó caer en el sofá.

Después de un rato, Raven entró e informó que Lydia se había ido a casa temprano.

— ¿No fueron buenas noticias? —preguntó.

—Fue horrible.

Sin esconder su miseria, Edgar descansó la barbilla en la palma de su mano.

—Parece que Kelpie ha encontrado el diamante blanco “Sueño”. Dice que a cambio tengo que cancelar el compromiso con Lydia.

— ¿Lo canceló?

— ¿Raven, incluso crees que elegiría el diamante sobre ella?

—Lo siento…

Entonces él cree que sí. 

Entonces la reacción de Lydia no podía evitarse, pero para Edgar, quien pensó había estado mostrando abiertamente sus sentimientos por ella, fue una realidad deprimente.

—Ahh, ¿qué es lo que me pasa?

—Pero, ¿Lord Edgar tenía la intención de elegir a la señorita Carlton sobre el diamante?

—Eres bastante cruel, ¿sabes?

Para empezar, la forma de pensar de Edgar no era elegir a solo uno de ellos.

Necesitaba a Lydia. Pero, el diamante también era importante. No podía dejar que Ulysses lo consiguiera.

En esta clase de situaciones, Edgar sabía lo que tenía que hacer.

—No es como si no hubiera una forma de conseguirlos a los dos.

—Entonces, ¿por qué hizo huir a la señorita Carlton?

Sí, exactamente. 

Si lo hubiera hecho bien, habría podido quedarse con Lydia y, al mismo tiempo, podría haber conseguido el diamante blanco de Kelpie, pero como ella parecía preocupada, lo frustró ver lo segura que estaba en que escogería al diamante.

Y dejó que sus emociones lo controlaran y arremetió contra ella, pero si quería a ambos, entonces cualquiera diría que hizo lo más estúpido.

Tenía toda la intención de obtener lo que quería y necesitaba, por lo que no tenía la intención de dejar ir a Lydia. Ni siquiera necesitaba pensárselo dos veces, ya que ya estaba decidido, pero fue muy diferente a él y una sorpresa decir que dejaría que Kelpie tuviera el diamante.

Era experto en mentir. Pero, no tenía sentido una mentira que no tenía ningún beneficio. No debería haber ningún significado en lo que le dijo antes de que ella se fuera, pero si lo que dijo sólo se escapó de él, podría haber sido lo que realmente estaba sintiendo.

Mientras permanecía confundido, Edgar se levantó.

—Raven, no es como si ella hubiera escapado.

—Pero, dejó marcas en usted.

Raven sacó un pañuelo.

Dios mío, esto también fue inesperado. 

Tenía cuidado en no forzarla, así que últimamente, cuando Edgar se acercaba a ella, Lydia no estaba en guardia como antes.

Sin embargo, si iba a besarla, debería haber sido en una situación más adecuada que la de ahora. Y se había estado conteniendo todo este tiempo, y, aún así, lo hizo en el peor momento posible de todas las situaciones que pudo haber elegido.

—No pude contenerme.

Tan molesto y preocupado, se limpió la sangre que brotaba de su mejilla con la palma de su mano.

—Ahh, quizás esta es realmente la maldición del diamante.

Justo en ese momento, Raven de repente volvió la cabeza hacia la ventana con una mirada nerviosa.

Y en el momento siguiente, rápidamente se acercó a Edgar para protegerlo.

—Como siempre, ese sirviente tuyo se da cuenta rápidamente.

Para cuando Edgar se giró, un hombre joven de cabello negro ondulado estaba sentado en el alféizar de la ventana como si hubiera estado allí todo el tiempo.

— ¿Qué pasa, Conde Caballero Azul?

— ¿Qué quieres, Kelpie?

El caballo acuático tenía una leve sonrisa, pero miró a Edgar.

Este hada era quien tenía el diamante blanco que Edgar tanto quería. Para colmo, se le ocurrió negociar a Lydia.

Él era la causa de la depresión de Edgar.

— ¿Oye, qué le hiciste a Lydia?

—No tiene nada que ver contigo.

—Lo tiene. Ya que el diamante que tengo parece ser la culpa. Ahh, lo recogí con la intención de dárselo a Lydia, y, sin embargo, era algo que estabas buscando. Cuando estaba un poco preocupado y vine a comprobar las cosas, encontré a Lydia con la cara de color rojo brillante y huyendo de aquí. La escuché decir cosas ridículas como que quieres tanto a Lydia como al diamante.

Kelpie entrecerró sus ojos negros perlados de una forma sugerente.

Tenía una belleza seductora y perfecta. Por eso a Edgar no le gustaba este Kelpie.

Para Edgar, su única arma era su aspecto. Era muy consciente que en el interior, era de mente estrecha, injusto, tenía una naturaleza celosa y era egocéntrico. Para él, seducir a las mujeres y convertir a las personas en sus aliados era gracias a su adulación y el engaño con su apariencia.

Por eso odiaba a los hombres que tenían una cara mucho más atractiva que él.

Si fuera un humano, entonces seguramente tendrían un defecto, y si eran ofensivos y detestables, entonces estaría satisfecho con avergonzarlos, pero si era un hada, entonces no había nada que pudiera hacer.

Si la única razón por la que Lydia estaba comprometida con Edgar era para poder permanecer en el Mundo Humano, entonces, en cuanto a sus sentimientos personales, en realidad podría tener más sentimientos positivos hacia Kelpie que hacia Edgar, y eso era irritante para él.

—Lydia es mi prometida. No hay forma de que la cambie por un diamante.

—Quiere cancelarlo. Por eso fue un alivio para ella poder tratar esto contigo.

Cierto. Por eso, Edgar se puso más furioso.

— ¿Y qué?

—Entonces, ¿y si haces un trato conmigo? Déjala ir. Si no puedes, le daré esto al otro que lo quiere. Un humano con cabello rubio claro; quien parece un joven pero que puede controlar a las hadas.

Ulysses.

Edgar miró fijamente a los ojos de Kelpie mientras trataba de pensar.

Quería el diamante, y a Lydia.

Si aceptaba anular el compromiso, conseguiría el diamante que Kelpie tenía. Incluso si hacía un borrón y cuenta nueva en su relación con Lydia, aún existía la posibilidad de ganársela.

Pero, ¿eso era realmente posible? Reflexionó sobre eso en su cabeza.

Perdió los estribos cuando Lydia mencionó la sugerencia de cancelar su compromiso y la hizo llorar y, sin embargo, si descubriera que negoció con Kelpie…

Incluso si Lydia era una chica compasiva, eso haría que nunca volviera a confiar en Edgar.

Pero, no confiaba en él desde el principio. No importa cuáles sean sus sentimientos, había muchos métodos para que aceptara su matrimonio.

— ¿Qué vas a hacer? —preguntó Kelpie.

Kelpie hizo una sonrisa como si estuviera disfrutando el cómo podía jugar con él.

Aunque todavía no había tomado una decisión, las emociones de Edgar dieron una respuesta.

—Sal de mi vista.

—Hmm, ¿esa es tu respuesta?

—No estoy negociando. ¡Lydia es mi prometida!

Kelpie chasqueó la lengua y luego desapareció.

Al mismo tiempo, Edgar sintió que la fuerza en su cuerpo desaparecía. Agarró con ambas manos el alféizar de la ventana donde estaba Kelpie.

—Raven, qué demonios estoy haciendo.

No podía tomar una decisión precipitada y clara. Terminó dejando escapar el diamante, que estaba justo enfrente de él.

—No hay ningún problema. Lord Edgar, no importa en qué manos caiga, recuperaré el diamante blanco. Pero, no puedo hacer nada respecto a la señorita Carlton.

Eso podría ser cierto. Sin embargo, Edgar estaba más desconcertado por sus sentimientos incontrolables, que de preguntarse si fue la decisión correcta o no rechazar el trato con Kelpie.


Den
Wow, es la primera vez que Edgar se deja llevar por sus sentimientos. Al parecer Lydia se está adentrando involuntariamente cada vez más en el corazón de Edgar. Pero considero que él primero debería preguntarse por qué necesita a Lydia, y ser sincero con la respuesta para luego decir “te amo”. Además, hace falta mucha comunicación entre ellos…

Una respuesta en “El Conde y el hada – Volumen 5 – Capítulo 4: Sentimientos entrelazados”

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