El Conde y el hada – Volumen 5 – Capítulo 5: La hermosa princesa del harén

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Respirando el aroma de la bergamota[1] junto con el vapor que emanaba, Nico se estaba acomodando como en su casa mientras se peinaba los bigotes. Colocó suavemente la taza de té hecha elegantemente, como si fuera la cáscara de un huevo, sobre su platillo. Estiró su brazo hacia el trozo del pastel de almendra. Aunque pensó que era bastante seca y no era de su gusto, no le tomó tiempo para engullirlo y luego miró alrededor de la habitación que estaba llena de muñecas.

Rodeado de muñecas que tenían abiertos los ojos de colores de cristal, había un hombre desconocido que estaba completamente encantado y calando la pipa.

Todos los humanos que visitaban esta mansión de muñecas no eran normales. Pero, sin embargo, no era como si lastimara a otros humanos e incluso si Nico estaba sentado bebiendo té, a nadie parecía molestarle eso, así que había estado visitando este lugar después de su té.

—Todos están mentalmente enfermos —murmuró Nico mientras miraba de reojo al hombre mientras se sentaba y pasaba su tiempo mirando las muñecas.

— ¿Te refieres a mí?

Era raro, en realidad respondió.

—Estoy perfectamente bien. El hombre de la puerta de al lado está mucho más enfermo. Porque estaba hablándole a la mujer de un retrato.

—Hmm, entonces no les hablas como él.

—Incluso si le hablas a las muñecas, no es como si te respondieran.

Bueno, sí, por supuesto. 

—No lo notan, incluso si las estás mirando no te ven en absoluto. Por eso puedo escucharlas susurrar entre ellas tan silenciosamente como los bordes de cristal tocándose.

Este hombre está mucho peor. 

—Y, sin embargo, ese hombre está completamente convencido de que la mujer en el retrato está enamorada de él. Sigue diciendo que cuando los dos diamantes estén juntos, ella regresará, o que todo estará en sus manos y sueña cosas así.

— ¿Diamante?

—Aparentemente es el diamante de la prosperidad. Y hay uno blanco y uno negro.

—Uh-huh.

Me pregunto si se refiere al que Edgar ha guardado en esta casa de muñecas. 

Parece que ese conde está tratando de empezar otro plan sospechoso y Lydia está preocupada por el diamante, y Nico esperaba que no sucediera nada problemático.

Por eso venir a tomar el té no era la única razón por la que Nico estaba todo el tiempo aquí.

Por si acaso, había estado deambulando por los jardines para poder vigilar a Edgar y al diamante, pero por el momento, no había señales de que alguien visitara la habitación con la muñeca y el diamante.

Pero, ¿un hombre de otra habitación sabía de la existencia del diamante y deseaba obtenerlo?

— ¿El hombre de la habitación de al lado viene todos los días?

—No lo he visto últimamente. Oh, maldita sea, es muy ruidoso. ¿Están haciendo obras en alguna parte?

Nico movió las orejas. Entonces este hombre también puede escuchar a los Goblin cavando su agujero. 

Como pensaba, probablemente era porque este hombre estaba tomando drogas sospechosas, pero incluso a Nico le molestaba el constante sonido de la excavación.

Sin embargo, hoy el ruido se estaba acercando. 

Justo cuando pensó eso, un agujero apareció de repente en el suelo.

Un Goblin asomó la cabeza por un lado del agujero. Después de mover la cabeza para inspeccionar la habitación, murmuró que este no era el lugar indicado.

— ¿Oye, qué están haciendo?

Cuando Nico lo llamó, el Goblin que volvió la cabeza para mirarlo, retorció su fea cara aún más y bufó por la nariz.

『Solo es un gato. No tiene nada que ver con algo como tú』

Oh, me acaba de ridiculizar, pensó Nico, irritándose.

No era un gato y tampoco el tipo de hada que era estúpida como un Goblin. O no pretendía serlo.

Después de calcular cuándo el Goblin iba a volver a meter la cabeza en el agujero, Nico rápidamente se hizo invisible y saltó dentro.

♦ ♦ ♦

Sintió un dolor de cabeza y un escalofrío recorrerle el cuerpo, probablemente porque estaba mojada por la lluvia.

Por esa noche, Lydia se fue inusualmente temprano a la cama y cuando se estaba quedando dormida, soñó que estaba en su casa de Escocia.

La vieja casa, que estaba un poco apartada del pueblo, estaba rodeada de un gran jardín. El jardín estaba lleno de pastos y árboles que las hadas adoraban, así que se había convertido en el lugar de reunión y pasaje para las hadas y constantemente en la fuente de una ocupada conmoción.

Desde la ventana del segundo piso, se podía ver el camino de las hadas que se alzaba circularmente sobre la tierra en una parte del vasto campo de brezos.

Las hadas solían venir de allí y pasar el tiempo divirtiéndose en uno de sus lugares favoritos, y eventualmente regresando a casa.

Lydia se sentó junto a la ventana, miró hacia la colina, y murmuró para ella misma que estaba en casa, mientras divagaba sobre que ya no volvería a Londres y recordaba extrañamente cómo esos pocos meses fueron como un sueño en su sueño.

A ella, que apenas tenía casi ninguna experiencia en estar con el sexo opuesto, le coquetearon y se le propusieron.

Se preguntó qué habría pasado si se hubiera quedado en Londres.

Me pregunto… si me hubiera casado. 

¿Con ese Edgar? Qué ridículo. Tarde o temprano terminaría así. 

Está bien, Lydia se animó a sí misma. No es como si me hubieran roto el corazón ni nada. Fue bueno que esto ocurriera antes de enamorarme de él. 

Ni siquiera había ninguna posibilidad de que me enamorara de él. Es un hombre que no elige con quién coquetear. 

Sin ninguna razón, Lydia trazó sus labios con sus dedos y pensó que era el mayor error de su vida.

Él le preguntó por qué no podía entenderlo. Incluso para ir tan lejos como para decir que él dejaría que Kelpie tuviera el diamante.

Eso seguramente fue una mentira. Su especialidad de no hacer lo que dice. 

Y, sin embargo, ¿por qué soy la única quien se siente mal y culpable? 

— ¿Señorita, está llorando?

Era la voz del Coblynau. No podía verlo.

— ¿Qué? Nunca estaría llorando.

—Arco me lo está diciendo. Que el corazón de la señorita está lastimado y ella está triste.

Lydia levantó rápidamente la mano y se dio cuenta de que todavía tenía el anillo de piedra lunar.

Se preguntó si olvidó pedirle que se lo quitara y regresó a casa usándolo.

Ella no tenía nada que ver con Edgar ahora.

— ¿Coblynau, me quitarías esto? Ya acordó anular nuestro compromiso.

—Oh, no, todavía no lo ha hecho, señorita. Es la única que está escapando a un sueño suyo.

—Pero, no quiero algo como esto. No tengo intenciones de casarme.

—Sí, sí, puedo entender sus sentimientos. El conde está siendo bastante infiel. Sin embargo, señorita, no debe perder contra otras mujeres. Porque es la prometida legítima del conde.

Oh, a quién le importa. No me molestes. 

Podría haber lastimado a Edgar. Pero, incluso Lydia estaba lastimada.

Si era sólo un matrimonio para mantener a su lado a su Doctora de Hadas y, sin embargo, estaba tratando a Lydia como el reemplazo de alguien y quería que lo consolara, entonces era simplemente terrible.

Había tenido suficientes mentiras como que realmente tenía sentimientos serios por Lydia.

No era como si estuviera lastimado, así que no pretendas estarlo. 

—Por favor, no llore señorita. Este viejo hará algo al respecto. Sí, en efecto, para que el conde la atesore sólo a usted señorita. Por favor, déjemelo todo a mí.

Le dolía la cabeza.

Su sueño terminó y Lydia estaba medio despierta cuando escuchó la voz del Coblynau. Pero, cayó en un profundo sueño una vez más. Y cuando se despertó, se dio cuenta que todo a su alrededor era brillante y deslumbrante.

Ah, es por el candelabro. 

Un candelabro estaba cubierto de cristales transparentes que reflejaban la luz de las lámparas de gas encendidas y brillaban.

¿Candelabro? De ninguna manera habría tanta luz colgando del techo de mi habitación… 

Los pensamientos de Lydia acabaron allí, cuando se levantó de su posición de descanso.

Había estado tumbada en un sofá largo y delgado. Una fina cortina transparente bloqueaba la vista a su alrededor, pero desde el otro lado, que podía ver tenuemente a través de la tela, podía decir que estaba en una habitación espaciosa que estaba llena de maravillosos muebles.

Lydia tuvo la sensación de haber visto este lugar antes y estuvo a punto de ponerse de pie cuando un trozo de tela que estaba envuelto a su alrededor se interpuso y no pudo moverse libremente.

—Q-Qué es esto…

Cuando levantó el brazo, escuchó un chasquido, como metales chocando. Los adornos de oro que se movieron en su manga y velo chocaban entre sí.

Era el atuendo de la princesa de un caballero árabe. Y además de eso: esta habitación.

Era el harén de Edgar.

Y por alguna extraña razón, Lydia estaba en lugar de la muñeca rubia que debería estar sentada aquí e incluso estaba usando la ropa exótica de la muñeca.

Era un vestido de seda decorado con cuentas y bordados. Había oro y joyas cosidos en la tela de los brazos, piernas y su cabello, pero su traje era sorprendentemente fino y liviano.

Lydia levantó la cortina y se miró en el gran espejo cercano como si fuera un animal extraño, pero entonces se dio cuenta de que llevaba puesto el colgante del diamante negro.

— ¡Q-Qué significa esto!

—Se ha despertado, señorita.

El hada barbuda saltó al soporte decorativo y caló la pipa de forma despreocupada.

— ¡Coblynau! ¡¿Qué has hecho?!

—Me tomé la libertad de echar a esa muñeca concubina. Quien es apta para esta habitación es mi lady que es la prometida de mi lord, y ¿no dijo que también quería el diamante?

Eso era algo que solo había dicho por la ocasión.

Sin embargo, solo decir algo con la boca no funcionaba para un hada en absoluto. Por eso Kelpie también estaba tratando de regalarle el diamante a Lydia.

Estaba irritada por su error y trató de quitarse el velo, pero estaba fijo en su cabeza con horquillas y una tiara.

—Ahora el conde definitivamente se enamorará de mi lady. Bueno, para que eso suceda, debo que decir que mi lady necesitará entender el gusto del conde. Porque parece que le gustan situaciones como esta.

Estaba atónita.

—Oh, y sí, quienes ayudaron a vestirla fueron las hembras de mi clan, por favor, esté tranquila. Ya que me tomará un tiempo regresar a Gales, he reunido a todos mis familiares que están en Londres. Ya que hay muchas piedras preciosas raras aquí, muchos de mis familiares resultaron estar trabajando aquí, lejos de casa.

—Uh-huh… Es que…

—Entonces, con respecto a ese diamante negro, mi clan y yo lo repararemos por el momento para que el poder de su maldición no pueda ser liberado. Necesita tiempo para regresar a su estado original, así que solo es una solución temporal por ahora. Entonces, mi lady, por favor no lo trate con rudeza. Porque la protección mágica de Arco tiene sus límites.

Bueno, entonces, me iré, dijo el Coblynau y se levantó, pero Lydia se apresuró a detenerlo.

—Espera, ¿planeas dejarme aquí?

—El Conde llegará pronto. Las molestias deberían desaparecer rápidamente, así no interrumpiré su conversación.

— ¿Qué?

Pero se desvaneció sin dejar rastro.

¿Edgar está viniendo? Q-Qué debería hacer. 

Lo primero que pensó fue que debería salir de aquí, pero no podía salir afuera en su atuendo actual.

No podía apreciar este traje extraño que estaba diseñado para poder sentir directamente la brisa o el viento contra su piel desnuda, pero le disgustaba especialmente la zona alrededor de su ombligo donde se usaba una fina capa de tela casi transparente para cubrirla.

Pero, aún así, no era como si hubiera otra muda de ropa por ahí, así que pensó en cómo podía irse a casa.

Justo entonces, la puerta de la entrada principal se abrió lentamente.

¿Qué? ¿Ya está aquí? 

Lydia no sabía qué hacer, pero rápidamente cerró la cortina y se apresuró a sentarse en el sofá y contuvo la respiración.

No era como si quisiera ser una muñeca, pero al final no tuvo más remedio que asumir el papel.

Sin embargo, quien entró en la habitación no fue Edgar. Aunque estaba mirando a través de la fina cortina, la figura y los rasgos faciales del hombre obviamente no coincidían con los de Edgar.

Pero, Lydia no conocía al hombre, así que decidió que era mejor no ser descubierta.

Él no iba a creerle si le dijera que un hada la trajo aquí, y no quería que la etiquetara de lunática que se coló para fingir ser la princesa de un harén. Sobre todo porque sería problemático si le dijera a Edgar que había una mujer celosa de una muñeca.

Deseaba que se apresurara y se fuera, pero el hombre entró silenciosamente en la habitación como si no quisiera ser descubierto, y dio pasos silenciosos en dirección a Lydia.

—Jean-Mary…

El hombre murmuró el nombre de la muñeca.

—Finalmente te veo… Por favor, no digas que llego tarde. No me he olvidado de ti ni un solo día.

No podía ver su rostro con claridad. Sólo podía suponer que era un hombre de mediana edad con bigote.

Sin embargo, parecía que este hombre conocía la modelo de muñeca.

—Me enamoré de ti en el primer momento que te vi. Aunque estábamos comprometidos para casarnos por la decisión de nuestros padres, esperaba ansiosamente el día en que llegaras como mi novia. Y, sin embargo, ese hombre, que dijo que se enamoró de ti, lo arruinó todo.

Lydia tenía razón al pensar que Jean-Mary era alguien que realmente existía mientras escuchaba y contenía la respiración.

Pero, ¿quién es el hombre del que habla? ¿Edgar? Y, ¿cuándo sucedió todo esto? 

—Fue culpa de ese hombre por usar el poder político de su posición para arrebatarte de mi lado. Solo quería que te dieras cuenta de mis sentimientos. Que somos la media-naranja del otro, apartados por Dios. Nuestro matrimonio ya estaba decidido antes de que naciéramos. Es posible que no hayas estado al tanto, pero esa era la parte más importante. Si te hubieras casado conmigo, esa tragedia nunca habría sucedido.

¿Qué quiso decir con tragedia? 

— ¿Estás enfadada, Jean-Mary, que trajera desgracia a tu marido, el duque Sylvainford?

¿Qué? Ese es el apellido de Edgar… 

—Oh, lo sé. Ya debes de haberte dado cuenta. Sobre el caso del duque siendo acusado por el robo del diamante blanco de la Familia Real… Quien lo escondió sin duda fui yo, mientras era el subordinado que acompañaba al duque.

¿Qué? ¿Queeeé? 

—Ese diamante no le pertenece a la casa Hannover. Príncipe es el único digno de reclamarlo suyo… Ohh, pero dejemos de hablar. Sinceramente, estoy comenzando a preguntarme si debería seguir sirviendo a Príncipe incluso cuando te convirtió en una víctima.

Espera un segundo. Lydia trató frenéticamente de organizar la información en su cerebro.

Entonces, la Jean-Mary que se casó con el duque Sylvainford era, en otras palabras, ¿la madre de Edgar? Y el verdadero culpable del robo del diamante blanco del que se creía culpable a la familia del duque fue debido a esta persona; lo que significa que este hombre es el duque Barkston del que Edgar hablaba. Entonces, Edgar está tratando de colocar a esta persona en una trampa al poner el diamante negro “Pesadilla” en la muñeca que se parecía a su madre.

—Si el duque Sylvainford moría, entonces, regresarías a mi lado. Eso es lo que sinceramente creía. No imaginé que también ibas a morir cuando me convertí en cómplice al ponerle una trampa a la familia del duque.

Qué estúpido de mi parte. La mujer que es especial para él no era su amante. 

Lydia estaba llena de una sensación de cansancio e irritación.

¿Por qué demonios estaba tan preocupada? 

—Por favor perdóname, Jean-Mary. Pensé que si era tu deseo, con gusto te entregaría el diamante blanco como un regalo… No tenía que ser Príncipe, deberías tener el mismo derecho de reclamar el diamante. Tú y yo, si ambos pudiéramos conseguir el legendario poder del diamante…

Entonces, de repente levantó la cortina y caminó hacia Lydia. Lydia no estaba preparada y se quedó completamente congelada en el sofá porque no había ningún lugar hacia donde correr.

— ¿Q-Quién eres tú…?

Incluso el hombre se dio cuenta de que ella no era una muñeca.

Este era el hombre que estaba con Ulysses en Hyde Park.

— ¿Tú… por qué estás aquí? ¿Dónde está Jean-Mary? —mientras el hombre hablaba, sus ojos se detuvieron en el colgante del diamante negro.

—Ese diamante nos pertenece.

El duque extendió su mano hacia Lydia. Tan pronto como intentó escapar, la agarró del hombro y la empujó hacia el sofá.

Su mano se envolvió alrededor de su cuello.

—Jean-Mary me llamó aquí después de que obtuviera eso. Para que ambos seamos dueños del diamante.

Ese era el plan de Edgar.

Se aprovechó del corazón del duque Barkston y le mostró al hombre un dulce sueño de su amada.

Incluso si sabía que era sólo una muñeca, el duque estaba sintiendo la voluntad y la voz de Jean-Mary en este harén lleno de muñecas, en este extraño lugar en que podía renunciar a él mismo en su sueño y continuamente intentaba entregarle el “Sueño” que había estado escondiendo por el bien de Príncipe.

Mientras Lydia seguía resistiéndose, sintió que el agarre en su cuello se apretaba aún más y eso estaba haciendo que su mente se nublara.

Edgar podía manipular a las personas en la forma en que habla. Podía aprovecharse de sus debilidades e invitarlos a la autodestrucción. Era una persona que podía hacer tal cosa.  Por eso Lydia sentía que también estaba siendo obligada a hacer lo que él quería.

Todo lo que él dice y hace le parece que está calculado y planeado. Y, sin embargo, Lydia sentiría un momento en que no era nada calculador y esa culpa de Edgar la atraparía.

¿Fue un mentira cuando él dijo que si iban a arrebatársela, entonces le dejaría tener el diamante?

Era un diamante que necesitaba tener en sus manos sin importar qué para proteger el honor de su familia. Había estado llevando a cabo el plan para poner al duque Barkston en una trampa. Era mucho más importante que los gustos de Lydia.

Debes haber perdido la cabeza, Edgar, para inventar una mentira que podía descubrirse tan fácilmente. 

—Ayúdame…

Pero, Lydia también se preguntaba como una idiota acerca de si ese era su comportamiento agitado no calculado.

—Ayúdame, Edgar…

Sí, soy tan estúpida. Estoy siendo asesinada por la trampa que puso… 

De repente, su cuerpo fue liberado. Lydia trató desesperadamente de respirar.

Cuando finalmente abrió los ojos, fue justo cuando Edgar tenía su brazo alrededor del cuello del duque y lo estaba apartando de ella.

Justo antes de que el hombre quedara inconsciente, lo arrojó a un lado de forma brusca. El duque cayó al suelo mientras su cuerpo arrancaba la cortina.

Edgar siguió adelante y le clavó el pie y habló con una voz escalofriante.

—Jean-Mary te había dicho que le trajeras el “Sueño”. Dice que no le sirve de nada un fracasado como tú.

—Tú… eres el conde Ashenbert… ¿Por qué estás aquí?

—Esta es mi habitación. Esa muñeca de cera y el diamante negro también son míos.

El duque abrió los ojos como platos por la sorpresa.

—Duque, también necesito ese “Sueño”. Tal como lo anticipé, traicionaste a Príncipe. Sin embargo, no puedo usarte si fracasaste.

Edgar lo sujetó del cuello de la camisa y lo miró.

— ¿Por eso no te buscaba Ulysses? Será cuestión de tiempo hasta que te encuentre y te elimine.

—Príncipe también tiene sus ojos sobre ti, Conde Caballero Azul… Ulysses se estaba riendo de cómo vas contra Príncipe cuando no tienes poderes aunque heredaste ese nombre.

—Es una pena que no pueda mostrarle mi victoria a alguien como tú, que estará muerto en ese momento.

Una sonrisa fría y despiadada se formó en el rostro de Edgar cuando tiró al duque Barkston al suelo y luego se volvió hacia Lydia.

Lydia finalmente pudo recuperar el aliento y se sentó temblando en el suelo.

Sus ojos se encontraron con los de Edgar y se sintió muy avergonzada y entró en pánico. Más que el alivio de haber sido salvada, estaba más preocupada por el increíble atuendo que llevaba.

—E-Esto no es lo que crees. El Coblynau me puso en esto sin mi permiso. Dijo que necesitaba ajustarme a t-tus gustos, y no perder contra esa amante y… De todas formas, no sé cómo pasó esto, es solo que cuando me desperté, ¡estaba aquí!

—La otra vez eras una doncella y ahora eres una princesa árabe. Es agradable ser tan gratamente sorprendido.

No hay nada bueno en esto. 

—Si tú eres Scheherazade, entonces me pregunto si me contarías cuentos de hadas todas las noches. Si fuera yo, entonces no me llevaría mil y una noches, sino una sola para volverme loco por ti.

Nemoné
uwu Necesito clases de coqueteo con el maestro Edgar. La referencia es MUY obvia, pero para quienes no sepan, Scheherazade es la narradora de la recopilación de cuentos <em>Las mil y una noches.</em>

Se arrodilló y miró a los ojos de Lydia. Estaba horrorizada de ver cómo usaría cualquier oportunidad para coquetear con ella.

—Oh, pero me alegro de que estés a salvo. Me preocupaba haber perdido completamente tu confianza debido a lo que sucedió durante el día, pero gritaste mi nombre pidiendo ayuda. Eso quiere decir que puedo pensar que todavía no me has llegado a odiar.

— ¿Q-Qué? ¿T-Te llamé?

—Sí, justo ahora. Cuando estaba apunto de entrar.

Tiene que estar mintiendo. Bueno, ella podría haber estado pensando en Edgar.

Sonrió mientras veía a Lydia ponerse aún más roja.

Lydia apartó sus ojos de él y se dio cuenta de que el duque que debería haber estado inconsciente, intentaba levantarse.

Vio meter la mano dentro de su chaleco para sacar una pistola.

— ¡Edgar!

Al mismo tiempo que Lydia gritó, resonó un disparo.

Sin embargo, la pistola del duque cayó al suelo y rodó. Al mismo tiempo, él mismo se desplomó con una fuerza poderosa y cayó de espaldas mientras tiraba una mesa con una pierna.

Quien recogió la pistola del suelo fue un joven de piel morena.

—Raven, todavía no debes matarlo.

Sí, respondió mientras agarraba la corbata del duque y lo levantaba.

—Duque, hay algo que todavía quiero preguntarle.

Edgar acarició el cabello de Lydia como para calmar sus nervios mientras se giraba para mirar al duque.

—Conseguir el “Sueño” no fue la única razón por la que Príncipe se fijó en la familia Sylvainford, ¿verdad?

El duque Barkston soltó una carcajada mientras su rostro se retorcía de dolor.

—Ni siquiera sabes algo así, ¿y, sin embargo, pretendes ir en contra de Príncipe?

—Si lo sabes, entonces tendré que hacerte hablar.

Edgar sacó una pistola y la presionó contra la garganta del duque.

—De todas formas estoy destinado a morir en manos de Ulysses. Es inútil amenazarme.

— ¿Eso crees? Incluso si un hombre sabe que al final morirá, no querría morir inmediatamente.

Edgar, que puso fuerza en el gatillo tranquilamente, se encontró con los ojos del duque, que lo observaban como si estuvieran viendo su trágica muerte.

La punta de la pistola se levantó. Los ojos del duque corrieron en pánico. Pero, permaneció quieto mientras se mordía los labios.

Debe haber pensado que Edgar realmente iba a apretar el gatillo. Lydia pensó lo mismo, por lo que contuvo la respiración mientras observaba a ambos mirándose mutuamente y presenciaba a Edgar apretar el gatillo sin cambiar la mirada de su expresión en absoluto.

Lydia jadeó, pero no salió ninguna bala.

Edgar se puso delante del duque congelado.

—Maldición, olvidé ponerle las balas.

Después de decir eso, sacó una bala de acero de su bolsillo y la cargó, y presionó descuidadamente el gatillo dos veces para probarlo.

Esas aún eran series vacías, pero el hombre soltó un grito ahogado y se meció hacia atrás encogiéndose y temblando. Raven lo empujó sin piedad.

—Ahora, duque, ¿veremos si saldrá esta vez?

—E-Espera un momento… La razón por la que la familia del duque acabó así no fue mi culpa. Todo sucedió debido al hijo que nació en esa familia.

Podía decir que Edgar respiró hondo.

— ¿Qué hizo el hijo? —preguntó Edgar.

—Príncipe se dio cuenta de que el hijo del duque y Jean-Mary era el más cercano a su heredero ideal. Mucho más ideal que el hijo que hubiera nacido si se hubiera casado conmigo…

— ¿Qué quieres decir?

—Jean-Mary lleva la sangre del Príncipe Bonnie Charlie. [2]

—Bonnie… ¿El antiguo príncipe de la familia Estuardo?

—Yo también tengo la sangre de la familia Estuardo fluyendo por mis venas. Nuestro matrimonio se decidió para que la sangre real que se desvanecía continuamente, perdurara. Por eso fue un plan. Un plan llevado a cabo meticulosamente por el bien de Príncipe.

Lydia no tenía ni idea de lo que quería decir. Edgar guardó silencio como si estuviera pensando en algo profundamente, pero parecía que estaba sufriendo más que nunca.

—Fue la culpa del hijo que el duque Sylvainford lo perdiera todo. Fue su culpa por arrebatarme a Jean-Mary. Si ese hombre se hubiera conseguido otra mujer como su esposa, entonces algo así nunca habría ocurrido. Era mejor para Jean-Mary no haber dado a luz a un hijo. Era mejor si ese niño no hubiera crecido.

El duque siguió hablando sin saber que el hijo del que estaba hablando estaba ante sus ojos.

—Conde Ashenbert, si quieres aniquilar a Príncipe, entonces debes matar a ese hijo. Ese puede ser el plan más rápido hacia su objetivo.

— ¡Deja de decir tonterías, el culpable es Príncipe! ¡Simplemente fuiste rechazado por tu prometida! ¡Un niño no sería culpable de nada!

Lydia no pudo soportarlo más y lo interrumpió. Como si dijera que está bien, Edgar le dirigió una mirada a Lydia.

—Marqués, Jean-Mary se había olvidado completamente de ti, que eras su prometido. Al mismo tiempo, no dudó nada sobre el matrimonio que sus padres habían decidido y siguió adelante cuando le dijeron que se casara con la familia del duque, habría aceptado sin dudarlo. De hecho, estaba más emocionada por la idea de ser llamada Su Gracia. Era inocente e ingenua y simplemente estaba satisfecha mientras fuera tratada como una princesa. Era la típica hija noble.

Den
Yo creía que ella era una mujer fría, pero me han engañado…

El marqués frunció el ceño, como si estuviera ofendido.

—No abras la boca como si lo supieras.

—El momento en que te recordó fue cuando se sospechaba de la familia del duque Sylvainford por el diamante. En el momento en que le enviaste tu carta de consuelo. Pero, podría haber sido la intuición de una mujer, porque pareció que sintió tus motivos y tus intenciones ocultas.

—Por… ¿Por qué sabes eso…?

—Acabé escuchándolo cuando estaba pidiendo consejo a un amigo.

El marqués se levantó bruscamente para mirar a Edgar, como si se hubiera dado cuenta de algo.

—No, no eres…

—Marqués, no perdonaré a quienes ofrecen su ayuda a Príncipe. Si es para aniquilarlo, mataré a Ulysses y a ti y al hijo de la familia del duque.

Pensó que iba a disparar y matar al marqués.

— ¡Detente!

Lydia no pensó en el peligro y corrió hacia él.

La pistola estaba apuntando a su enemigo, quien destruyó a su familia, pero si iba a dispararle a su enemigo, temía que Edgar apuntara la pistola a sí mismo.

Fue entonces cuando saltó sobre su brazo para intentar detenerlo.

El edificio tembló por el ruido atronador de un estruendo.

—Huh, ¿qué…?

Fue arrojada a los brazos de Edgar y en el segundo en que ambos se tiraron al suelo, una estatua de plata cayó al suelo justo al lado de ellos.

El marqués aprovechó esa oportunidad para escapar. Raven fue tras él.

Del gran agujero que se abrió en la pared, un hada pequeña de cara fea asomó su cabeza cubierta de tierra.

—Es un goblin —comentó Lydia.

『Escapó』

『Es él』

『Tras él』

Salieron corriendo del agujero y comenzaron a cavar en otra pared para ir tras el marqués Barkston, desapareciendo en la habitación contigua.

— ¿Goblin? ¿Las hadas que Ulysses utiliza? —preguntó Edgar mientras ayudaba a Lydia a ponerse de pie y miraba el agujero en la pared.

— ¿Esa conmoción de ahora también fue obra de los Goblin?

—Edgar, no debes acercarte a ellos. Más allá de la entrada del agujero se encuentra el territorio de los Goblin. No es el Reino Humano.

—Tienes razón, el espacio más allá de esta pared debería dar al pasillo y, sin embargo, continúa como si fuera una cueva.

—Supongo que irán tras el marqués por órdenes de Ulysses. Debe haber descubierto que el marqués se escondía en esta tienda.

—Lo que significa que existe la posibilidad de que Ulysses venga aquí.

Le dio la espalda a Lydia y guardó silencio pensativo, y al verlo parecía cansado por la confrontación que acababa de ocurrir.

Dijo que se mataría si era para destruir a Príncipe.

Ulysses había dicho que le ordenaron matar a Edgar, a quien ahora se consideraba inútil, pero podría existir la posibilidad de que pensara que podría capturar a Edgar vivo si era posible.

Si el hijo de Jean-Mary era la clave y como ella ya no estaba viva, Edgar era el único que llevaba su sangre.

No había dudas de que Edgar consideraba su propia muerte como un medio para su venganza.

—Edgar, por favor, no te culpes a ti mismo. No tienes nada de qué sentirte culpable.

—Gracias, Lydia. Estaba preocupado de que no te volvieras a preocupar por mí nunca más, así que estoy feliz.

Incluso cuando dijo eso, él no se volvió hacia ella.

—No es que me haya sorprendido lo que el marqués dijo. Tenía la ligera sensación de que yo era la causa de todo esto desde antes.

—Simplemente acabaste siendo un blanco. No eres la causa.

—Mi padre, en un ataque de rabia, me dijo que no debería haber nacido. Iba a sacar su arma de caza. Mi madre intentó protegerme. No recuerdo lo que pasó después de eso. Cuando recuperé la consciencia, mi padre y mi madre estaban en el suelo con sangre saliendo de ellos. Y había un incendio en toda la casa…

—No tienes que recordar.

Lydia colocó su mano sobre su espalda como si se inclinara hacia él.

—Simplemente fuiste arrastrado a esto.

— ¿Puedo abrazarte…?

Quería decir que sí, pero tenía un poco de miedo. Si lo permitía, sentía que no iba a poder detenerse.

Mientras ella estaba indecisa, Edgar volvió a hablar.

—Entonces, abrázame.

Lenta y cuidadosamente, Lydia extendió sus brazos alrededor de él. Mientras lo abrazaba por detrás, apenas podía sujetar su abrigo, así que él podría haber estado un poco insatisfecho.

Colocó sus manos sobre las suyas y dijo: —Gracias —lo que hizo que Lydia se sintiera aliviada y presionó su cabeza contra su espalda ligeramente.

— ¿Lydia tienes fiebre?

— ¿Qué? ¿De verdad?

No pensó en eso, pero sentía que tenía una alta temperatura.

Se había ido a la cama para descansar y cuando despertó, estaba allí, así que se había olvidado completamente de su condición porque estaba abrumada, pero cuando se dio cuenta de eso, comenzó a sentirse mareada.

Edgar se dio la vuelta y presionó la palma de su mano contra su frente y frunció el ceño.

—Vayamos a casa. Te llevaré.

Se quitó el abrigo y lo usó para cubrir los hombros de Lydia.

—Creo que será difícil.

— ¿Qué quieres decir?

Inclinó la cabeza hacia un lado con curiosidad mientras abría la puerta de la entrada principal, pero el camino estaba bloqueado con rocas.

— ¿No dije que los Goblin habían cavado agujeros y hecho un camino? Este es su camino y el Reino de las Hadas y el Reino Humana se han unido.

Pareció confundido mientras colocaba la mano en la pared y se peinaba el cabello con los dedos.

— ¿Qué podemos hacer para salir?

—Tendremos que esperar hasta que los Goblin vuelvan a aparecer. Sólo las hadas pueden ver el camino de las hadas. Conocen sus caminos, por lo que negociaré de alguna manera.

—Sólo somos nosotros dos hasta entonces.

Lydia escuchó el “nosotros dos” y retrocedió unos pasos por precaución.

—No haré nada. Incluso si fui yo quien dijo que no podías confiar en mí, lo diré por tu bien. Puedes descansar tranquila, así que ve y recuéstate en el sofá.

Cuando Edgar dijo eso, echó un vistazo alrededor de la habitación y buscó dentro de los armarios.

—Nunca me imaginé que me quedaría atrapado en medio de Londres. Y parece que no hay nada decente para comer en esta habitación.

Era una casa de muñecas, así que no sé podía evitar.

Lydia hizo lo que le sugirió, entonces sintió un escalofrío y tiró con fuerza del abrigo que le prestó y lo acomodó alrededor de ella.

— ¿Tienes frío? El abrigo es bastante fino. Pensándolo bien, es bastante bueno.

Se apresuró a esconder la zona de su ombligo con el abrigo.

—Si hubiera sabido que lo ibas a usar, debería haber hecho más peticiones en su diseño.

—Aún así, ¿por qué harías que una muñeca que se parece a tu madre lleve algo así…?

Si lo pensaba, era algo bastante extraño.

—Si no hacía un traje escandaloso, la muñeca se parecía más a mi madre y era inquietante.

Supongo que esa sería la reacción normal.

Tomó una gran cantidad de bebidas alcohólicas en una botella que estaba colocada en la habitación como accesorios de interiores y algunas frutas que también eran otras decoraciones de interior, y se acercó a Lydia que estaba en el sofá.

Se sentó sobre la alfombra y abrió la botella de Brandy y la sirvió en un vaso.

—Te calentarás un poco.

—Gracias…

Incluso cuando tomó el vaso, se aseguró de evitar tocar sus dedos, por lo que Edgar hizo una sonrisa un poco amarga.

—Me abrazaste, pero no permites que te toque.

—Eso es porque…

— ¿Porque te besé sin preguntar?

Lydia sintió que la temperatura de su cuerpo se elevó dramáticamente, así que se dio la vuelta.

—Si el marqués Barkston es capturado por los Goblin, seguramente Ulysses lo matará. Y todavía no le has sacado la información que queríamos.

Cambió el tema a propósito porque quería evitar el tema sobre el beso con solo ellos dos.

—Pude entender la esencia de todo. Y la razón por la que ese hombre se llamaba Príncipe…

Solo con escuchar esa historia, Lydia no pudo entender todo. Pero, cuando se imaginó que Edgar no tenía ninguna intención de revelar la información que había descubierto sobre el meollo[3] del asunto con respecto a Príncipe, entonces no pudo forzarse a preguntarle.

— ¿No quieres escuchar nada que tenga que ver conmigo?

— ¿Está bien para alguien como yo descubrirlo?

—Aprendí que nada bueno sale cuando le guardo secretos a mi prometida.

Porque podría resultar así, pensó Lydia mientras miraba lo que llevaba puesto.

—Dije que no soy tu prometida.

Protestó por si acaso. Edgar no dejó que eso lo molestara y continuó.

—En 1688, Jacobo II fue exiliado de Inglaterra y escapó a Francia. ¿Sabes que después sus descendientes trataron seriamente en dos acontecimientos reclamar su sucesión al trono e intentaron invadir Inglaterra?

—Sí.

Cuando respondió, Lydia recordó cómo había escuchado el nombre de ese rey el otro día.

Su padre había estado hablando de los dos diamantes que eran el problema de esto. Eran los diamantes de la Família Real, pero le contaron cómo se perdieron durante la conmoción de la revolución y el exilio de Jacobo II.

—Príncipe Bonnie Charlie era el nieto de Jacobo II y dirigió la invasión a Inglaterra para recuperar el trono pero perdió.

Recordó escuchar que Jean-Mary llevaba la sangre de ese hombre.

—Lo más probable es que Príncipe y sus descendientes también… De todos modos, creo que podría estar estrechamente relacionado con Jean-Mary por sangre. Él buscaba el diamante de la Familia Real, no porque fuera la joya legendaria, sino que creo que era más como su dueño, y como el heredero de Príncipe Bonnie, estaba intentado reclamarlo como el príncipe de Gales.

—Príncipe de Gales…

—Los herederos de la familia Estuardo deberían haber muerto, pero si sigues el linaje de las herederas, descubrirás que está conectado con varias familias reales y nobles en Europa. He oído que hay grupos que afirman que son el legítimo Rey de Inglaterra y Escocia. Pero Príncipe se llama a él mismo Príncipe, así que debe estar en una organización diferente a esa.

— ¿Crees que planea regresar a Inglaterra?

—Incluso si lo está, no creo que sea de la misma forma que el antiguo príncipe Bonnie.

Si el marqués Barkston y Jean-Mary se hubieran casado, entonces las dos familias reales estarían mezcladas una vez más. Ese hombre dijo que eso fue planeado por el bien de Príncipe.

Yendo en contra de su plan, Jean-Mary se casó con el duque Sylvainford, pero el plan no terminó allí.

—Entonces, tu familia tenía la sangre de la Familia Real.

—Así es. Y muchos de ellos.

Probablemente esa fue la parte más ideal para Príncipe. Porque el hijo de Jean-Mary y el duque definitivamente nacería con una sangre mucho más poderosa de la Familia Real.

— ¿Esa fue la razón por la que te convertiste en un objetivo? Pero, ¿cuál era su intención al secuestrarte?

—Supongo que fue para crear al próximo Príncipe.

Crear, pensó que era una forma extraña de decirlo.

— ¿No convirtió a su propio hijo en su heredero? Incluso si no tuvo un niño, ¿no pensó que había más dificultades en hacerte su heredero después de que te secuestrara y te hiciera odiar a Príncipe?

—Creo que no estaba planeando convertirme en su heredero bajo el significado normal. Tenían la fuerte creencia que podían controlar la voluntad de los demás como quisieran. Si iba a estar en esa organización por mucho tiempo, creo que anticiparon que me volvería loco y podrían moldearme en una nueva persona que tuviera la misma forma de pensar y sentir que Príncipe.

Lydia estaba desconcertada. ¿Qué demonios presenció Edgar en ese lugar?

Debe haber pasado por más de cien veces por experiencias de tortura en la organización de Príncipe que la tragedia que ocurrió en la casa ducal.

Pero, aunque pensara eso, no podía imaginar qué fue.

Incluso si alguien como yo lo abrazara, en realidad, eso realmente no sería de ningún consuelo para Edgar.

—Esa organización era originalmente… cómo lo dirías, tenía la característica de dedicarse a prácticas y hechizos mágicos. Incluso si algún heredero del rey exiliado viniera reclamando su derecho al trono en este momento, sería imposible lograr la sucesión al trono. Y, sin embargo, Príncipe está reuniendo la sangre de la Familia Real una vez más y está tratando de convertirlos en sus marionetas. Sus métodos son tan extraños, como si se estuviera obligando a hacerlo.

Estaba fuera de los límites de su imaginación. Lydia se estaba confundiendo gradualmente. Era una historia demasiado extraña para entenderla con su cabeza que tenía fiebre.

Tragó saliva y miró asombrada a Edgar.

Tenía una pera en su mano y magistralmente la pelaba con un cuchillo.

—Hay una cosa que me molesta, y es sobre Ulysses. Nunca lo conocí directamente mientras estaba en manos de príncipe, pero suponiendo por la conversación de quienes me rodeaban, tuve la impresión de que era un anciano. Como si hubiera estado en la organización durante decenas de años… Si en realidad tiene cuarenta años, entonces es una historia diferente.

De hecho, era extraño para Ulysses, que parecía estar en su adolescencia, solo que en un pequeño porcentaje fuera un chico con cara de bebé tal vez podría estar en sus veinte, estar en una posición de tan alto rango de poder en esa organización desde ocho años antes de que Edgar fuera secuestrado.

—Si el Ulysses actual fuera el segundo sucesor, entonces tendría sentido.

— ¿Qué? ¿El segundo? ¿El hijo del primer Ulysses?

—Podría serlo, o podrían haber transformado la personalidad de un chico que tenía el poder de un Doctor de Hadas. Si fuera así, entonces resultaría que él fue una víctima como yo.

¿Un chico cuya personalidad fue destruida y se convirtió en el segundo Ulysses? Debido al hecho de que él tenía la habilidad para entrar en contacto con las hadas, ¿podría haberse convertido una víctima?

Esto no tenía ningún sentido. Pero, Edgar podría haber pensado que él podría haberse convertido en Príncipe también de esa forma. Y él estaba luchando contra un enemigo que hacía cosas inimaginables como esa.

Le tendió un trozo de pera que cortó con su cuchillo a Lydia. Lo tomó y le dio un mordisco y su dulzura hizo que la desagradable sensación del alcohol que se bebió a la fuerza, desapareciera.

—Lydia, dijiste en el pasado que no querías tener un matrimonio sin amor.

Ante este tema repentino, Lydia se puso un poco nerviosa de nuevo. Pero, parecía que no tenía intención de convertirlo en un tema sexual.

—Creo que tienes razón al respecto. Para los nobles, el matrimonio es normalmente considerado como la unión de dos familias, y siempre que tengan hijos, entonces normalmente el marido y la mujer son libres de hacer lo que quieran con sus amantes. Incluso si mi padre se había enamorado de mi madre y se la arrebató al marqués, él solo quería poseer algo que deseaba, y lo más probable es que ambos fueran el típico matrimonio noble. Pero, si mi padre y mi madre hubieran tenido fuertes lazos emocionales entre ellos, y si su matrimonio provocó tragedia inesperada, e incluso si su hijo asumió un destino ominoso, me pregunto si no hubieran caído en la desesperación.

Todavía permaneciendo sentado en el suelo, Edgar estaba recostado contra el sofá donde Lydia estaba sentada y mantuvo la cabeza agachada.

—El hombre que se case contigo será un hombre feliz.

—…

—Sería amado afectuosamente y toda la familia vivirá feliz. ¿Esa felicidad no puede volverse mía?

No lo sé. En realidad, Lydia estaba desconcertada para saber si Edgar quería algo tan sencillo y normal como eso.

Se preguntaba si no tenía ninguna esperanza en su futuro más allá del camino de su venganza contra Príncipe. Tenía la sensación de que tenía una parte peligrosa en la que consideraría la medida de acabar con su propia vida para acabar con todo, y por eso tenía la sensación de que la razón por la que se metía tanto con Lydia era porque quería tener un sueño corto sobre un futuro que estaba fuera de su alcance.

Pero, incluso si él estaba viendo solo un sueño momentáneo, si ese era su sueño, entonces estaba deseando algo que cualquiera desearía desde el fondo de su corazón.

—Ohh, realmente quiero casarme contigo.

Solo en un breve momento en que bajó la guardia, un mechón de su cabello se envolvió alrededor de sus dedos.

Por la torpeza de la temperatura de su cuerpo y las fuerzas desvaneciéndose de este, Lydia permaneció inmóvil mientras veía su cabello mecerse en las puntas de sus largos dedos.

—Hubo una niña que murió protegiendo este diamante negro en América. Slade me dijo que hay algo en mí que controla los corazones de los demás así como Jimmy se fue por su cuenta. Como dice, yo en América era un gobernador y la ley. Sentía que todos querían que fuera eso. Pero, conoces solo mi parte buena para nada y habladora. Desde el principio, viste a través de eso, viste que era un chico que estaba hecho de contradicciones. Y sin embargo, simpatizaste conmigo y me echaste una mano. No tienes que compadecerte de mí. Si te quedas a mi lado y me regañas, entonces siento que no terminaré como Príncipe.

¿Es sólo que no puedes evitar coquetear cada vez que abres la boca? O, ¿es algo más? 

—Pero para ti, si soy un hombre lleno de defectos, entonces sentí que me odiarías, así que quise ser pretencioso… Por eso estaba escondiendo cómo estaba colocando al marqués Barkston en una trampa.

O, si realmente acepto casarme contigo, entonces, ¿podré salvarte? 

♦ ♦ ♦

El sonido de los Goblin cavando su agujero hacía una vibración tremenda por todo el suelo. La sensible crin de Kelpie podía detectar cualquier pequeña vibración que llegara al agua a través del suelo.

— ¿Qué demonios están haciendo esas pequeñas plagas?

Se preguntó si no estaban planeando hacer que el metro de Londres estuviera lleno de túneles y caminos.

El agujero que cavaron estaba en el Reino Humano y más cerca al Reino de las Hadas, pero si seguían cavando sin tener cuidado, afectaría a los humanos en el suelo sobre ellos.

Kelpie se preguntó si ese era su objetivo real, mientras miraba el diamante blanco que brillaba débilmente incluso en el fondo del agua.

— ¿Qué debería hacer con esto?

El diamante que el maestro de los Goblin estaba buscando también era algo que el Conde Caballero Azul estaba buscando.

Sin embargo, ese conde rechazó el trato que Kelpie le ofreció.

—Ese hombre, ¿Lydia es más importante que esto?

Eso fue inesperado. Porque, era un conde que llevaba consigo rumores interminables de mujeres. Imaginó que el Conde sólo quería mantener a Lydia a su lado como parte de su grupo de seguidoras.

Debería haber sido un compromiso temporal que lo beneficiaba a él y a Lydia, que deseaba permanecer en el Mundo Humano.

El diamante transparente como el cristal que tenía forma de lágrima era tan transparente que podía disolverse en el agua mientras mantenía la tenue luz de una silueta. Incluso el hada malvada Kelpie sintió que había una magia que rezumaba de la joya y casi sintió un mareo.

Mientras miraba la joya, sintió que alguien lo había llamado y por eso levantó la mirada.

Tenía la sensación de que era la voz de Lydia.

Se alzó en la superficie del agua y se transformó en su forma humana para caminar hasta la orilla y escuchó atentamente. Era la voz de Lydia tal como pensaba y cuando se acercó hacia los árboles, miró a alguien detrás de la sombra de un árbol. El cabello castaño rojizo de la persona se meció en el aire.

— ¿Lydia, qué sucede?

—Kelpie.

Cuando la encontró, Lydia vino corriendo hacia él y de repente lo abrazó.

— ¿Qué sucede? ¿Fuiste intimidada por ese conde?

Kelpie sintió que estaba temblando y abrazó con cuidado sus hombros. No estaba acostumbrado a tratar con humanos que no fueran sus comidas, así que tiene especial cuidado con Lydia.

—No puedo soportarlo más. Quiero irme a casa, a Escocia.

Sin embargo, un sentimiento de cariño surgió en lo más profundo del cuerpo de Kelpie que nunca antes había experimentado.

La satisfacción que sentía cuando comía humanos solo duraba por un breve momento, pero la agradable comodidad que sentía cuando estaba con Lydia no desaparecería sin importar cuánto tiempo pasara.

—Está bien, vayamos a casa.

—Pero, Edgar no anulará nuestro compromiso. Está tratando de obligarme a ser su novia.

—Es horrible —dijo Kelpie, olvidando completamente el hecho de que él también había intentado obligar a Lydia a convertirse en su novia.

—Realmente no puedo confiar en Edgar. Me di cuenta que las hadas me entienden mucho más que los humanos.

Su cabello con olor a manzanilla se acercó a su rostro. Sintió la sangre de hada en sus ojos verde dorado. Un humano que compartía la magia de un hada; por eso ella es una Doctora de Hadas.

En los ojos de Lydia puede haber algo de magia. Inesperadamente sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Lydia, si dices eso, entonces hablaré con el conde. Si no acepta cancelar el compromiso, entonces le arrancaré la cabeza… No, quiero decir, te protegeré para que no pueda acercarse, así que puedes estar tranquila.

— ¿De verdad?

No se sentía mal que dependieran de él. Cuando recordaba lo adorable que era más de lo habitual, no prestó atención al hecho de que estaba tan cerca de él, lo que era inusual para la personalidad de Lydia.

— ¿Oye, todavía tienes el diamante?

—Eh, ah, sí. ¿Lo quieres?

Asintió.

—Estaba pensando en tirarlo.

Puso el colgante alrededor de la cabeza. Pensó que realmente no pegaba con ella, pero cuando vio cómo Lydia sonrió de forma tan feliz como nunca antes, se sintió completamente satisfecho.

Sin embargo, justo en ese momento el paisaje a su alrededor cambió.

El cuerpo de Lydia se desvaneció.

— ¿Qué…?

Por un instante, todo a su alrededor se puso completamente en blanco, como si sus ojos se estuvieran quemando por una luz que era insoportablemente brillante.

Cuando su mirada regresó gradualmente, vio que en el parque había un joven de pie junto a un árbol que estaba un poco alejado.

Era él. El maestro de los Goblin.

— ¿Chico qué hiciste?

Sonrió y sujetó el colgante del diamante.

—Te diré cuál es el nombre de este diamante. Se llama Sueño. Todas las piedras preciosas y las hadas revelan su carácter por medio de sus nombres. Acabo de extraer el poder que contiene esta piedra.

—Así que me mostraste una ilusión.

—Es una visión que viste por tu cuenta. ¿Tu sueño? O, ¿tu deseo? Me preguntaba por qué un caballo acuático Kelpie estaba en Londres, pero ahora ya lo entiendo, estás tras esa chica Doctora de Hadas.

Kelpie le dirigió una mirada amenazante al muchacho que era mucho más flaco que ese conde y que parecía que podría romper en dos con las manos desnudas.

Si solo fuera un humano común, Kelpie estaría abalanzándose sobre él y mordiéndole, pero era un hombre que sabía cómo usar la magia de las hadas. Kelpie no podía actuar imprudentemente.

—Chico, escuché que estás luchando contra el Conde Caballero Azul.

Tan pronto como el muchacho escuchó ese nombre, su rostro se convirtió en uno cruel y despiadado.

—Ah, sí, ya que es mi deber matar al conde.

—Hmm, entonces vas a matarlo. ¿Cómo?

—Voy a torturarlo lentamente y acabar con él.

No tenía motivos para oponerse. Sin embargo, Kelpie estaba preocupado porque Lydia estaba cerca del conde.

Y además, este chico era mucho más despiadado que ese conde engreído. Y Kelpie sintió eso porque podía ver que este humano tenía el poder de comunicarse con las hadas y solo los consideraba para usar como quisiera.


Notas:

[1] Bergamota es una variedad de lima muy aromática de la cual se extrae una esencia usada en perfumería.

[2] Carlos Eduardo Estuardo, fue un aristócrata escocés perteneciente a la dinastía de los Estuardo y pretendiente jacobita al trono de Gran Bretaña como Carlos III de Inglaterra y Escocia. Era hijo del pretendiente jacobita Jacobo III, nacido en Gran Bretaña, quien había intentado vanamente restablecer a los Estuardo en el trono británico, y de la princesa Clementina Sobieska, nieta de Juan III de Polonia. Nació en Roma, donde habían dado a su padre una residencia por orden del papa Clemente XI. Además, se le conoció popularmente en las Islas Británicas como el “joven pretendiente” y el “Gentil Príncipe Carlos”, y también como Bonnie Prince Charlie (Bonnie significa “bello” en escocés).

[3] Meollo es lo más importante de algo.

2 respuestas a “El Conde y el hada – Volumen 5 – Capítulo 5: La hermosa princesa del harén”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido