Crónicas de Faalavelave – Prólogo

Escrito por Maru

Editado por Michi

En colaboración con Tanuki y Nidhogg


Ese día, la luz del atardecer se veía hermosa.

Siempre me había gustado ver el atardecer desde esta alta torre, pero hoy… se veía un poco diferente a lo habitual. Apoyada en el alféizar de la ventana, dejé caer una sonrisa melancólica mientras observaba lo que bañaba la luz del sol del ocaso.

Una ciudad se abría paso majestuosamente hasta donde la vista podía llegar a ver. Al fondo, las amplias murallas custodiaban la metrópolis, antaño diseñadas para repeler todo mal de la ciudad, pero ahora solo eran un símbolo de poder. Intramuros, multitud de edificios organizados en distritos componían la amplia ciudad que ahora se había convertido en la capital de este país, separados por el amplio río que atravesaba la ciudad. Norte y sur; durante mucho tiempo esos fueron los dos distritos principales, hasta que creció tanto que hubo que añadir una nueva distribución. Recordaba los tiempos en los que el norte representó las partes más pobres y el sur las más acaudaladas; aunque ahora todo se había ido aburguesando cada vez más, y aunque en una parte de la fracción norte se seguían encontrando los barrios bajos, prácticamente toda la ciudad era bastante equitativa. Sin embargo, bien podía decir que el sur seguía manteniendo las clases más pudientes, y era también el lugar donde se alzaba este imponente castillo.

“Aun así, la universidad se asentó en el norte”, pensé mientras desviaba la mirada hacia la región oeste, donde se encontraba la desembocadura del gran río.

La flota naval que siempre iba y venía llena de nuevos productos terminaba de llegar al puerto. Al fondo, los buques de guerra, siempre vigilantes se imponían en el extenso mar.

Sin duda, una ciudad próspera y que se había ido forjando a lo largo de los años para ser lo que era hoy día.

Pero había costado tanto esfuerzo que todo se viera así… Y tan… calmado. La paz llevaba mucho tiempo paseándose por esas calles; la prosperidad del reino era buena, y esperaba que así siguiera siendo durante mucho tiempo.

Sin embargo, cierta ansiedad se apoderaba de mí cada vez que vislumbraba la extensa ciudad.

¿Cuánto tiempo hacía que se había vuelto de esa manera?

Apartándome de la baranda, me adentré al interior de esa habitación, ahora convertida en un minucioso despacho lleno de estanterías y libros donde, un inmenso escritorio de madera de ébano se encontraba en su parte superior, espaldas al balcón.

Un lugar donde había pasado muchas horas y donde antes disfrutaba estar. Sin embargo, como mi yo interior, esta habitación ahora se veía desordenada, con pilas de libros descolocados y pergaminos desdoblados por todos lados. Y sobre la mesa, un solo trozo de papel donde aún se veía la tinta fresca.

Con cierto pesar, miré esa caligrafía conocida mientras pensaba en todo lo acontecido en los últimos tiempos. Habían cambiado tantas cosas… Tanto como yo misma.

Bajando la mirada, fijé la vista en el equipaje que parecía abandonado a un lado. Exhalando un largo suspiro, volví a girarme para ver de nuevo la ciudad.

Era extraño. Hacía tiempo que todo lo relacionado a este lugar me hacía sentir como si estuviera en una prisión, y sin embargo, ahora me costaba un poco separarme de ella. Pensar que esta seguramente sería la última vez…

Suspiré de nuevo y me reí con tristeza.

De verdad iba a hacerlo, ¿eh?

Sintiendo un leve sonido a mi espalda, me giré con parsimonia, ya sabiendo a quién me encontraría allí, y, sin poder evitarlo, sonreí.

Una figura alta, de piel que podría parecer enfermiza y de buen porte, venía hacia mí con una pequeña sonrisa. Cuando su rostro fue iluminado por la luz del ocaso, la leve luminiscencia de esos ojos que recordaban a los de una bestia peligrosa, me hicieron dar un pequeño vuelco en el corazón.

Un rostro apuesto, de labios finos y nariz recta, ojos penetrantes y de largas pestañas de un atrayente color negro que hacían destacar su largo pelo platinado, del cual sobresalían esas puntiagudas orejas suyas que delataban su raza.

Con ternura, acaricié uno de esos mechones de pelo, a lo que él respondió con un leve beso en la frente.

—¿Estás preparada? —preguntó él con un tono afable.

—Sí, pero… —desvié la vista de nuevo a la ciudad y suspiré—. No pensé que me sentiría tan melancólica llegado el momento.

—¿Estás bien?

—Sí, es solo que… —suspiré—. Espero que no se enfaden mucho.

—No creo que tengan derecho a ello.

—Tú siempre lo has visto así, pero… desde su punto de vista puede que se sienta como una traición. Y… van a pasar muchas cosas desde ahora —dije con tristeza mientras miraba hacia el escritorio.

—Sobrevivirán —contestó él mientras me tocaba la cabeza con tranquilidad—. Te has pasado mucho tiempo entrenándolos en las sombras. Sabrán salir de esta.

—¿Eso crees? —pregunté mientras me mordía el labio—. Aun así…

—Ya hablamos de esto…

—Lo sé, lo sé. No pienses que mi decisión va a cambiar —aseguré—. Es solo que es… difícil en parte desprenderse de… todo.

—No tenemos demasiado tiempo. Lo sabes, ¿verdad?

Asentí con la cabeza. Sí, claro que lo sabía. No faltaría demasiado tiempo para que se descubriera mi mentira. Pero para entonces, esperaba haber abandonado este lugar.

—Vamos —dije mientras me ponía a andar.

Él recogió el equipaje sin parecerle un gran esfuerzo y se dirigió  a la puerta. Yo, por mi parte, me quedé observando por última vez ese trozo de papel recién escrito.

Mientras leía aquellas palabras, un pequeño nudo se alojó en mi garganta, al mismo tiempo que varias escenas regresaban a mi memoria.

Un elfo que lo había perdido todo, un aprendiz de guardián, aquel slime destrozado tras una gran decepción… Ah… Tanta gente que había llegado después, tanta gente que había querido tanto. La imagen de una muchacha de pelo rubio y ojos verdosos me vino a mi mente, y no pude evitar sentir una punzada en el corazón.

—Lo siento… —murmuré mientras acariciaba esa nota.

No podía evitar sentir pesar con todo esto. Este lugar, este reino, las personas que vivían en él, lo que había pasado, y las personas con las que me había relacionado. Todo… era tan grande, y había sido tan importante que sentía que esto era parte de mí. Que yo era todo esto. Y durante mucho tiempo, así fue.

“Pero ya hace tiempo que eso no es así”, pensé mientras volvía a suspirar.

Desde que todo se había vuelto una cárcel de la que parecía no poder escapar. O eso es lo que pensaba.

Miré al elfo que me esperaba en la entrada con mirada interrogante. El hombre que me había hecho cambiar tanto mi visión, por quien me había vuelto a sentir ilusionada, y por quien buscaría mi felicidad… y libertad.

Con la convicción reestablecida, cerré las manos en un puño y me dirigía hasta la puerta, donde, tras una última mirada, abandoné el lugar.

♦ ♦ ♦

“¿Habré hecho bien?” Pensé mientras veía la ciudad cada vez más pequeña en la distancia.

En ese barco que se distanciaba más y más de la cuidad, aún me preguntaba a veces si habría hecho bien.

—Lo hice… Al final, lo hice…

No pude evitar sonreír con un cúmulo de emociones sacudiendo mi corazón. Había tantas cosas que estaba dejando atrás, tantas personas que se sorprenderían al ver que había desaparecido… Con nada más que una nota como esa, empezaba a sentirme culpable.

“Tal vez debí escribir algo más…”

Más disculpas, más recuerdos, más directrices… O tal vez reflejar más sentimientos. Aunque tal vez eso también lo hiciera más difícil para ambas partes.

Por mis acciones, el reino se iba a ver envuelto en un caos. Lo sabía; sabía lo que iba a pasar, y era muy probable que la gente se resintiera después de percatarse de lo que había pasado.

Sin embargo…

—Kaori —escuché a mi espalda.

Y cuando me giré, allí estaba. Tan hermoso como siempre. Quien me había puesto todo del revés… y por quien había decidido escuchar a mi corazón después de tanto tiempo.

Porque… también quería ser feliz.

—Ya voy —respondí con una amplia sonrisa.

El principio de mi felicidad… Esperaba que solo fuera el comienzo.


Maru
Y... ¡por fin! Llega al reino la historia de este gran mundo. Estoy muy emocionada con este proyecto, y junto con el resto de colaboradores esperamos que podáis disfrutar de esta gran historia con múltiples personajes y llena de todo tipo de fantasía y emociones. Solo puedo decir... muchas gracias por el apoyo y bienvenidos a las Crónicas de Faalavelave ^^

Michi
Estoy muy emocionada y honrada por la oportunidad de trabajar en el lore del reino, a pesar de que soy relativamente nueva. Maru es una genio y les aseguro que les encantará cada historia. El lore es una oportunidad para que nos conozcan un poco más como staff. Claro, agregando más drama y fantasía para darle sabor, ya saben 😉 Así que espero que les encante leerlo tanto como a nosotros trabajar en él.

Tanuki
Aló, estoy bastante emocionado de poder ver al fin el lore en este estado. Gracias al esfuerzo y dedicación de Maru y Michi se logró que el reino se uniera para contar un poco de su historia con un toque muy especial. Espero que disfruten acompañarnos en esta aventura con las Cronicas de Faalavelave

 

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