Traducido por Sharon
Editado por Ayanami
En el Primer Hospital Público de Beijing, Ning Xueluo estaba acostada en su cama feliz, con un vino rojo en una mano y su teléfono en la otra. Estaba completamente alegre mientras leía en Weibo los comentarios criticando a Ning Xi.
Cui Caijing estaba masajeándole los pies mientras la adulaba.
—Xueluo, tus piernas tienen buena forma. ¡Son tan largas y curvas!
En realidad, simplemente eran un poco más lindas que las de la mayoría de las personas. La cantidad que pasaba manteniendo su forma todos los días llegaba a los cientos de miles de yuanes, ¿cómo no podría verse bien? Sin embargo, Ning Xueluo disfrutó de los elogios.
—Nací de esta manera —comentó, complacida consigo misma.
Por alguna razón, Chang Li se sentía inquieta, y le habló con preocupación.
—Xueluo, Ning Xi no ha aparecido en mucho tiempo. Es imposible que esté tramando algo contra nosotras, ¿verdad?
—Estás sobreestimándola —respondió Xueluo al escucharla, sin ocultar su desdén y ridículo en su voz—. Aunque venda su cuerpo a cien hombres, no podrá cambiar la situación en este asunto.
—Eso es cierto. En el círculo del entretenimiento, los artistas con escándalos como estos terminan en situaciones peores que la de Jia Qingqing. Será inútil incluso si alguien intenta ayudarla a limpiar el aire —comentó Chang Li, clamando su corazón un poco.
—Cierto, acabo de enviarle un correo a Ning Xi. Le di un ultimátum: tiene que aparecer en la oficina mañana antes de las 6:00 de la tarde, o aplastaremos su imagen pública. Creo que saldrá de su escondite para entonces.
—Recuerda hacer que haya algunos reporteros esperándola —sonrió Ning Xueluo.
Mientras respondía algunos comentarios de fans preocupados, la notificación de un nuevo correo apareció en su pantalla de repente. ¿Quién podría ser a esta hora de la noche? Además, era en su cuenta personal…
Sin pensarlo demasiado, abrió el correo. Sin embargo, con una sola mirada, se congeló de inmediato y se tiró el vino encima.
—¡Oh, no, hermana Xueluo, ¿qué te pasó?! —Cui Caijing se apresuró a acercarse con toallas para que se limpiara el vino.
—Xueluo, ¿qué sucede? —Preguntó Chang Li con sospecha al ver la expresión aterrada en el rostro de la mujer.
—¡Ve por ti misma! —Gritó ella, arrojando el teléfono a la cabeza de su asistente mientras sus manos temblaban de ira—. ¿Cómo te encargaste de las cosas? ¡Dejaste un gran rastro detrás tuyo! ¡¿Por qué enviaste el correo desde mi apartamento?! ¡¿Y no te dije un millón de veces que uses una cuenta anónima para enviar el dinero?!
Perdida, a Cui Caijing le tomó un largo rato el recuperarse de ser golpeada en la cabeza. Se sostuvo la frente mientras leía el correo, para luego congelarse por la sorpresa.
—¡Hermana Xueluo, no fue mi culpa! —Exclamó con una expresión llena de pánico—. ¡Usé una cuenta anónima! En cuanto al correo… ¡Estabas conmigo cuando lo envié, y no dijiste nada en ese momento!
Ning Xueluo arrojó la copa al suelo. Inmediatamente después, el sonido de vidrio rompiéndose hizo eco por todo el piso, seguido de sus gritos.
—¡Aunque no lo hubiera mencionado, ¿cómo no se te ocurrió?! ¡Si necesitas que te diga todo, ¿entonces para qué te tengo?!
Cuando Chang Li terminó de leer el e-mail, su expresión era grave.
—Mis peores miedos se hicieron realidad. Temía que alguien descubriera rastros de la evidencia… ¿Quién te envió esto? ¿Será Zhang Qiang?
—Eso es imposible —respondió Ning Xueluo con confianza y una expresión siniestra—. Zhang Qiang solo es un estúpido que apenas está educado. Él no sabe nada sobre direcciones IP o cuentas anónimas.
—Entonces, esto es extraño… No importa qué, Zhang Qiang era el único que sabía sobre todo esto, excluyéndonos a las tres. Él debe habérselo contado a alguien. ¿Podría estar conspirando con otra persona? Pero Zhang Qiang huyó hace tiempo, no podemos contactarlo —habló Chang Li, ansiosa.
Ning Xueluo comenzó a caminar de un lado a otro de la habitación con pasos violentos.
—¿De qué sirve decir todo eso? ¡Más importante aún, ¿cómo resolvemos este problema?!