Traducido por Lily
Editado por Sharon
Entramos al parque para dar un paseo.
El Parque del Sur, donde florecen varias flores en abundancia, también era conocido como un lugar para caminar en pareja.
Aparte del señor Wilhelm y yo, varios pares de hombres y mujeres estaban paseando. Caminamos mientras mirábamos varias flores.
—Todas florecieron de manera diferente.
—Sí. Son maravillosas.
—Como era de esperar, este es el único lugar que viene con una tarifa de entrada. Se ve espléndido.
—Estoy de acuerdo.
El Parque del Sur tenía una tarifa de entrada. El señor Wilhelm también había pagado mi parte en la recepción. Me sentí mal por eso. Pero como dijo que quería salir conmigo hoy, acepté su amable gesto.
Estar junto al señor Wilhelm de esta manera fue suficiente para hacerme feliz, pero todavía me sentía nerviosa.
No sabía qué decir.
Mientras miraba las flores, seguí echando miradas furtivas al perfil del señor Wilhelm.
—Carol, ¿estás bien informada sobre la diversidad de las flores?
—No diría que estoy bien informada, pero…
—¿Es una cosa femenina, después de todo? Alguien como yo es realmente inútil con sus nombres… Por ejemplo, ¿qué flor es esa?
—Huh… Esa es una campanilla —respondí con el nombre de la flor morada que estábamos mirando. Sus pequeños pétalos formaron una bonita cúpula.
—Ahh, ¿es así?
—Si corta finamente la raíz y la seca al sol, se convierte en una medicina herbal y es eficaz contra los dolores de garganta.
—¿De verdad?
Ah… Comencé a hablar sobre lo que aprendí en farmacia sin pensarlo.
Muchas de esas plantas podían convertirse en medicina, y había algunas que eran efectivas contra las enfermedades si se las hervía.
No lo sabía todo, pero recuerdo los conocimientos más prácticos. En cuanto a las hierbas medicinales que funcionan bien para las heridas, haría todo lo posible por enseñarlas en clase.
—Como pensé, las conoces muy bien… así que tu aprendizaje de la medicina no fue simplemente superficial.
—En este momento, me siento feliz de haber aprendido medicina. De lo contrario, no habría podido estar con usted de esta manera.
—Sí. Originalmente fue parte de tu educación como princesa heredera.
—Sí. Bueno, dadas las circunstancias actuales…
Su Alteza Rayford estaba fuera de escena, y ya no era necesario que yo me convirtiera en la princesa heredera.
Así que ahora estoy junto al señor Wilhelm y no había mayor felicidad que está.
Si no fuera por mis estudios de medicina y farmacia como parte de mi educación real, no podría ser profesora temporal de la Orden.
Incluso antes de eso, no habría podido tomar la prueba como caballero médico, y mi conexión con el señor Wilhelm no existiría.
Estoy bastante agradecida, aunque solo sea por ese punto.
El señor Wilhelm y yo paseamos un rato por el Parque Sur mientras admirábamos las flores.
Como era de esperar, no había mucha gente debido a la tarifa. De esta manera, no me separaría de él.
Un hombre y una mujer estaban tomados de la mano. También me gustaría tomar la mano del señor Wilhelm…
—Es un error de cálculo.
—¿Hmm? Carol, ¿qué pasa?
—No, no es nada, señor Wilhelm.
Había hablado en voz alta sin pensarlo.
Tenía el plan de hacerle tomar mi mano como medida de seguridad para no separarnos en la multitud.
Creí que habría mucha gente en el Parque Sur durante este tiempo. Sin embargo, el camino era más ancho de lo que esperaba y la gente escasa, por lo que tal preocupación era completamente inválida.
Buscaré cualquier razón para que podamos tomarnos de la mano.
Perdida en tales pensamientos, caminé junto al señor Wilhelm sin dejar de mirar las coloridas flores.
A veces, señalaba una flor y yo comentaba al respecto.
—Hice una nota en mi cuaderno que las raíces eran comestibles…
¿Había pensado que empobrecería y tendría que recurrir a comer raíces? Si tuviera que recurrir a ello, podría ir a mi casa cuando quiera.
—Descansemos un poco. Hemos estado caminando por un tiempo.
—Sí.
Con eso, nos sentamos uno al lado del otro en un banco instalado en un espacio un poco más amplio.
Parecía ser un lugar para relajarse ya que había muchos bancos similares alineados. Como pensé, había muchas parejas.
También estaban los que eran abiertamente íntimos en público. Que envidiable.
Yo también quiero tener intimidad…
Me gustaría que estuviéramos mucho más cerca, uno encima del otro.
Robé miradas fugaces a la persona a mi lado.
El señor Wilhelm dejó escapar un suspiro, abanicándose con la parte delantera de su suéter.
Aunque la estación se estaba volviendo más fría, parecía que tenía calor ya que no habíamos hecho nada más que caminar. Aunque yo me sentía bien.
Aparte de eso, lo que era más importante para mí ahora era cómo tener intimidad con el señor Wilhelm.
En primer lugar, intentaré acercarme un poco más.
—Hace calor. Carol, ¿tienes sed?
—¡¿Ehh?!
—¿Por qué estás tan sorprendida?
Me habló en el momento en que traté de acercarme un poco y me sobresalté.
De alguna manera perdí mi oportunidad debido a eso. ¿Qué tengo que hacer?
Definitivamente di una respuesta poco natural.
—N-No, señor Wilhelm.
—¿Es así?
—Entonces, ¿qué tal algo de beber?
—Ah, sí. Bueno, hay un puesto de comida y voy a comprar algo. ¿Hay algo que te gustaría?
—B-Bueno, algo dulce…
—Está bien. Espera un momento.
El señor Wilhelm se puso de pie y fue a comprarnos bebidas.
¿Ahora qué podía hacer?
Esperaré a que el señor Wilhelm regrese y me acercaré. Todo estará bien. no puedo rendirme después de un intento.
Aun así, el tiempo era bueno. Me alegro de poder salir cuando hay un clima tan agradable.
El puesto de comida parecía un poco abarrotado; él estaba hasta el final de la fila.
¿Debería unirme a la fila también?
—Espera —me dije.
Debería seguir lo que dijo y esperar.
En ese momento, un hombre que quizás era uno de los clientes se acercó al señor Wilhelm.
Me alegro de que fuera un hombre. Si hubiera sido una mujer, habría echado a correr.
Parecía ser un conocido porque comenzó a hablar con él. ¿Era acaso un oficial de la Orden?
Luego, compró nuestras bebidas y regresó con una en cada mano.
Junto a ese hombre…
—Perdóname Carol. Te hice esperar.
—N-No… está bien.
—Oh, mis disculpas. Permítame presentarle. Huh… Es un conocido mío, Edward.
—Un placer conocerte. Soy Edward Raul.
Era un joven que parecía ser unos años mayor que yo.
Sentí que había visto su rostro en alguna parte. Era un hombre guapo con cabello rubio y ojos azules. De alguna manera, sentí que había visto características de ese linaje recientemente.
¿Quién será?
Acepté la bebida del señor Wilhelm e incliné la cabeza a su vez.
—Un placer conocerte. Soy Carol.
—¿Hmm? ¿Ahh, por qué no me contaste antes, Wilhelm?
—¿Hm…?
Edward estaba empujando al señor Wilhelm con el codo. ¿Algo que no sabía? ¡Oh!
Ya veo, él no sabía que tenía una prometida. Es decir, yo.
Era lo que quería decir, ¿no? Debo causar una buena impresión aquí, saludar correctamente.
—¡Tienes una nieta tan bonita!
Todo está bien. Será mi enemigo jurado.
noooo que verguenza, por eso el estaba incomodo,, qie si lo veian crecia que era su hija o nieta , el es el triple de edad que de ella , joder … que mal amigo jodio todo …que feo nomas me hace sentir que una ves le dije a una señora que su nieto esta al frente del bus , ya los conocia de vista pero cuando me dijo que era su hijo me dio que pena que mas nunca le hable de nuevo ..