Traducido por Herijo
Editado por Sakuya
Gunther y Nadje terminaron su conversación al mismo tiempo que terminamos de comer y limpiar.
Mientras Nadje estaba muy avergonzada, Gunther intentó sin éxito esconder su propia vergüenza detrás de un ceño fruncido. Un hombre alto vino con ellos y me hizo una reverencia en señal de disculpa.
—No se hizo con malas intenciones —dijo.
—No hay problema, más bien, ¿llegaron a un acuerdo? ¿Qué se hará con el registro de matrimonio? —respondí.
—Sobre eso… Acaba de llevarse a cabo.
—Oh… Ahn… Felicidades por tu matrimonio, Gunther.
Me tomó un rato responder porque fue demasiado de golpe, no esperaba que lo aceptaran.
Gunther respondió cortantemente con un “Hmph”. Luego, como si no pudiera contenerse por más tiempo, comenzó a explicar brevemente las circunstancias. El hombre alto ocasionalmente intervenía para complementar algunas partes de la historia; aparentemente, él es el padre de Nadje.
Al parecer, Gunther planeaba casarse con Nadje desde el principio. La que no pudo obtener el consentimiento fue ella.
Nadje tiene miedo a los hombres, incluso ahora solo puede hablar con aquellos a quienes conoce bien.
Con esto en mente, su padre ya había renunciado a encontrar un hombre para que se casara con ella, y ella incluso ya había pasado la edad para casarse. Los hombres de su edad de este o de los pueblos cercanos terminaron casándose con otras chicas debido al temor de cómo el padre de Nadje la sobreprotegía.
Sin que nadie lo notara, Nadje comenzó a abrirse a Gunther durante sus frecuentes visitas al pueblo.
El padre de Nadje terminó preocupándose porque Gunther era el único hombre cercano a ella, pero él era del ejército y se movía constantemente entre la capital, no sería sorprendente si Gunther tuviera relaciones extramatrimoniales.
Su padre sintió que si ella se acercaba a Gunther, sería completamente incapaz de superar su miedo, así que habló con Gunther el invierno pasado y le dio un ultimátum: si no estaba dispuesto a casarse con ella, entonces nunca debería acercarse a Nadje nuevamente.
Me sentí bastante abrumada, él protegía demasiado a su hija.
Gunther, siendo Gunther, decidió proponerle matrimonio. Me pregunto cuánto le importaron las opiniones de los demás al hacerlo; sin embargo, parece que obtuvo una buena reputación en el pueblo en los últimos años, como el hombre que formaba parte del ejército y rescató a Nadje en el pasado.
Su padre, al no tener expectativas de que ella se casara, no tenía nada preparado y dijo que solo si Gunther era realmente sincero con sus intenciones permitiría que se casaran.
—¿Crees que puedes simplemente casarte con una chica así cuando quieras? Nadje es pobre —había dicho su padre.
Gunther mostró cierta sorpresa y se rascó la cabeza. Había olvidado por completo la existencia de esa normativa, pues nunca había considerado la idea de casarse antes de conocer a Nadje. No obstante, en un gesto de sinceridad, firmó un certificado de matrimonio con anticipación, esperando que todo estuviera listo en el futuro para concretar la boda.
Lo que no anticiparon fue la acción de la madre de Nadje. A pesar de que no sabía leer, reconoció la inscripción matrimonial en el certificado firmado por Gunther y, emocionada porque había perdido la esperanza de que su hija se casara, hizo que Nadje lo firmara. Nadje, igualmente sin saber leer, no comprendió lo que estaba firmando y su madre llevó el documento al alcalde.
Esa cadena de eventos llevó a la sorprendente situación en la que ni Nadje ni Gunther eran conscientes de que el certificado matrimonial había sido enviado a mi dirección.
¿Y qué más puedo añadir? Todo esto suena a una trama dramática. Si estuvieran vestidos con ropas lujosas, bien podríamos estar ante una ópera cómica.
—En fin, si todas las partes involucradas están de acuerdo, entonces el asunto queda zanjado.
Gunther ha decidido discutir ahora sobre la fecha de la boda con la familia. Así que, con todo resuelto, opté por regresar a la Mansión.
Aunque el tema con Gunther está solucionado, aún queda pendiente otro asunto matrimonial complicado.
—¿Te encuentras bien? Luces agotada, pero contenta —interrogó Vanita.
Asentí en respuesta. Dada toda la agitación y el tener que abordar esta situación de matrimonio digna de una ópera, es lógico que esté fatigada. No obstante, las bodas son, inherentemente, una celebración de felicidad, y más aún tratándose de Gunther, quien no solo es mi subordinado directo sino también mi antiguo mentor. Era completamente natural querer bendecir su unión.