Traducido por Herijo
Editado por Sakuya
A pesar de que queda menos de un mes para que finalice el descanso de primavera de la escuela, dado que ha llegado una carta de la familia real con el mensaje de “Apresúrese y visite el castillo”, debo llegar lo más pronto posible.
Sí, ese es el deber de un noble.
Para cumplir con ese deber, es natural usar un animal cuyas patas son las más rápidas.
Por lo tanto, se decidió que montaría a Rashiok al castillo real acompañada solo por Claudia, quien resultó ser completamente inútil en la preparación y los arreglos. Naturalmente, quiero desquitarme por esta convocatoria tan abrupta.
Avanzamos por la carretera donde la gente nos abría paso, y las personas alrededor del camino, normalmente concurrido, nos evitaban voluntariamente.
Fue un viaje increíblemente placentero, si ignoramos los gritos continuos aquí y allá. Como pensé, debería abstenerme de montar a Rashiok al castillo real en lo posible…
—Por favor, adelántese, Conde Einsbark.
La puerta de la sala de audiencias se abrió y nos instaron a entrar.
¿Qué diablos se discutirá? Aunque entendía que era un llamado real, nunca esperé que me convocaran oficialmente para presentarme ante el rey.
Si tal oportunidad llega a un noble de baja clase, serían ceremonias de cortesía necesarias para cosas como otorgar recompensas por un retorno triunfal o conceder una medalla de honor, entre otros. En cierta medida, tengo experiencia en todas ellas, pero… en la situación actual, no tengo idea alguna.
Por alguna razón, a pesar de que había un mandato imperial del rey esta vez, el lugar no era el castillo Arktoria que usualmente se usa para asuntos políticos, sino que usamos el salón del palacio Farudaru, que es el castillo de la familia real.
El deslumbrante salón de audiencias del castillo Arktoria fue originalmente creado para sostener audiencias con invitados del estado, y costaba la cantidad de oro necesaria para celebrar una fiesta nocturna a pequeña escala solo para usar la sala.
En lo profundo de esa sala de audiencias, estaba Su Majestad el Rey sentado en un trono hecho similar a una plataforma escalonada, y junto a él, estaba el Archiduque Dovadain, y el Marqués Rittergau se encontraba justo debajo de la plataforma. Al ver que las tres personas, responsables de tomar decisiones en la corte imperial, estaban ahí, sentí un escalofrío misterioso. Fue un presentimiento profundamente inquietante.
Como no quería ser considerada irrespetuosa, dirigí cuidadosamente mi atención a Su Majestad, quien estaba sentado en la plataforma, avancé y me arrodillé.
—Eliza Kaldia Einsbark ha llegado y humildemente se presenta para responder al llamado de Su Majestad.
—Has venido. Puedes levantar la cara, Conde Einsbark. Hay algo que me gustaría pedirte que hagas.
Aunque estaba un poco desconcertada por su franqueza al ir directamente al grano, hice lo que me dijeron y levanté la cara.
Al levantarla, algo entró en mi campo de visión por un momento. Parecía algo que no podías ver… sentí que era una existencia que no quería ver. Observando el vestido que tenía un color similar al estandarte detrás del trono, en el momento en que me di cuenta, ya era demasiado tarde.
¿Por qué la heroína del juego otome estaría esperándome junto con el rey?
—Permíteme presentarte. Esta es Emilia Yuriel De La Rindarl, hija del Archiduque de la Unión Rindarl, nuestro país vecino, quien está en nuestro país como estudiante de intercambio en este momento. Me gustaría que te encargaras de asegurar que Emilia no sienta ningún tipo de incomodidad dentro de la institución de estudios.
Eh… espera, ¿eso significa que quiere que cuide de la heroína? Sin embargo, ¿ese papel no estaba destinado a esas cuatro personas en el juego…?
La visión futura que había decidido aproximadamente para los próximos dos años se desmoronó en mi mente.
O, más precisamente, no entiendo el propósito. Escogerme a mí, que soy famosa por mi mala reputación en el ejército de Rindarl.
Aún se desconoce si Emilia (la heroína) sabe de mí, pero en caso de que ella lo supiera, mi primera impresión sería mala.
¿O era ese el propósito desde el principio?
Escogerme sería equivalente a humillar a la princesa rehén del país derrotado…, algo así.
Nunca pensé que Arxia tratara a Rindarl de esta manera, pero dado que el odio hacia Rindarl ha ido en aumento entre los nobles, la posibilidad no es inexistente.
—Soy Emilia Yuriel De La Rindarl. Encantada de conocerla.
Emilia dio un paso adelante en relación con las palabras del rey, luego pronunció su nombre con una voz que no podía ocultar su ansiedad y me saludó. Fue un saludo al estilo de Arxia,… aunque todavía bastante inexperto.
Rápidamente corregí la expresión de disgusto que apareció en mi rostro. De todas las personas presentes en la corte imperial en este momento, yo soy la de rango más bajo. No se ve bien que yo, de un rango tan bajo, reciba una reverencia tan respetuosa de ella, que es hija de un archiduque de otro país, independientemente de las conjeturas detrás de ello.
Cuando dirigí mi mirada hacia el Marqués Rittergau, él asintió levemente. ¿Es eso? ¿Incluso tengo que cuidar de su… etiqueta?
—Humildemente acepto este encargo oficial.
Después de un momento de silencio, logré pronunciar esas palabras. Bueno, no tengo otra opción que decir esas palabras.