—Dije, finalmente estás caminando al mismo ritmo que yo —dijo Lucius I.
—¿Qué quiere decir, su alteza?
—Caminabas como si estuvieras huyendo de mí, pero ahora no lo estás. Seguí leyendo “El emperador y la mujer caballero – Capítulo 335”
—Dije, finalmente estás caminando al mismo ritmo que yo —dijo Lucius I.
—¿Qué quiere decir, su alteza?
—Caminabas como si estuvieras huyendo de mí, pero ahora no lo estás. Seguí leyendo “El emperador y la mujer caballero – Capítulo 335”
Dos meses habían transcurrido desde que Elise y las otras dos asumieron el rol de instructores de Emilia. En este período, se reveló la elección de la Sacerdotisa Shanaku, coincidiendo con la programación de la ceremonia de adviento de este año. Durante la velada, los sacerdotes del Templo Shanaku compartieron con Emilia los detalles de su primera tarea.
Aunque oficialmente los candidatos permanecían en secreto, mi conocimiento sobre ello probablemente se debió a mi papel como su protectora y, posiblemente, a mi responsabilidad en su educación, aunque no se especificaron los motivos. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 243: Anunciando las Tareas”
—¡Mal! Recuerda, las tazas en Arxia se diseñaron con asas por una razón. Si sientes que se inclina, probablemente sea porque tu dedo anular no está apoyando adecuadamente en la base del asa. Y no, no intentes sostenerla solo con tus tres primeros dedos.
—¡Entendido! Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 242: Rumores y Revelaciones”
El fornido joven soltó una carcajada y, tras un momento de silencio, el público estalló en gritos de júbilo.
¡Era el mismo resultado de siempre!
El adolescente rubio parecía escuálido, pero era muy poderoso. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 195: ¿Por qué un gordo tiene que ponerle las cosas difíciles a un ex gordo?”
Ayer, el emperador se fue a dormir temprano. Tan pronto como se despertó esta mañana, no fue inmediatamente a trabajar. En cambio, puso un gran esfuerzo en su piel y cabello. Mientras Lucius I estaba ocupado cuidando su régimen de belleza, su primo, el duque Luzo, y el marqués Seeze se vieron agobiados por el trabajo de dirigir el reino.
El duque Luzo con su cabello en retroceso de todo el trabajo… El marqués Seeze que encontró el castillo más cómodo que su propia casa porque no confiaba en su propia esposa… Estos dos hombres se estremecieron al ver el trabajo acumulándose en sus escritorios. Seguí leyendo “El emperador y la mujer caballero – Capítulo 334”
¡Ay! ¿El Sumo Sacerdote, está enfadado porque no he venido a visitarlo? Para ser sincera, había olvidado su petición.
—Lo siento —Incliné la cabeza, arrepentida.
No hubo respuesta. En su lugar, oí algo que crujía. Levanté la cabeza y vi que su mano blanca como la nieve, se extendía frente a mí. En su palma, había algo parecido a un chocolate negro redondo envuelto en papel a medio abrir. Seguí leyendo “Espada y Vestido – Vol 3 – Capítulo 4 (3): Secuestro y acuerdo de confinamiento”
El hombre recibió la misión de monitorear las acciones de David, el conde de Ramis. Todo lo que tenía que hacer era saber a dónde iba David y con quién se reunía. Este tipo de misión era muy fácil para él porque tenía la experiencia de hacer una vigilancia cercana donde su propia vida estaba amenazada. Se sentía insatisfecho porque la misión era demasiado fácil. Quería obtener misiones más peligrosas e importantes.
Entonces, pensó que si encontraba algo importante sobre el conde de Ramis, sería un gran impulso para su carrera. Sin darse cuenta, se acercó más y más al objetivo en unos pocos días. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 98: Por siempre (5)”
La promesa del conde Terejia de “Cooperar en todo lo posible” culminó en una organización veloz y eficaz. En mi día libre, tuve el placer de conocer a tres distinguidas invitadas en el dormitorio.
—Un placer, Señorita Kaldia. Es un honor estar aquí.
—El honor es mío. Agradezco su presencia hoy. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 241: Reunión de alumnas”
El crujir satisfactorio de la leña al ser partida resonaba en el aire. Preparé rápidamente otro trozo y, con un movimiento fluido, volví a levantar el hacha. Un primer golpe para clavarla en la madera y un segundo para partirla por completo facilitaban la tarea.
Aunque era una labor simple, estaba lejos de resultar monótona; más bien, encontraba un placer especial en ella. Curiosamente, reflexionando sobre ello, me di cuenta de que probablemente era la primera vez que partía leña en la capital. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 240: De vuelta al Inicio”
El público se quedó atónito, pero enseguida respondió con el mayor de los entusiasmos. Ya podían contar sus estrellas de la suerte por poder ver a esos dos dioses en persona, pero para verlos ser árbitros, podrían presumir de ello durante un año. No es cierto, ¡una década ni siquiera sería demasiado!
Sin embargo, si el público se enterara de la razón por la que el dúo se convirtió en árbitro, de seguro estallaría el caos. Eso se debía a que el anciano Dios de las Espadas había importunado a One-Pun para que presenciara de cerca la impresionabilidad de sus dos discípulos. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 194: ¿Quién debería recibir el Premio de la Academia a Mejor Actor?”
Tal como prometió, Pollyanna volvió a visitar a la princesa Luminae, pero tan pronto como entró, la niña la señaló y gritó:
—¡No!
Pero cuando Pollyanna se acercó, aunque la princesa volvió a decir que no, levantó ambos brazos, queriendo que Pollyanna la abrazara. Claramente, la princesa Luminae no sabía lo que significaba la palabra. Lo único que quería era que Pollyanna le diera un abrazo. La princesa esperó con impaciencia mientras miraba a la caballero. Seguí leyendo “El emperador y la mujer caballero – Capítulo 333”
Pasé el último mes viviendo extremadamente cautelosa. Melchior se había convertido en una amenaza tangible para Arxia y para mí misma. Tanto él como el asociado Nordsturm representaban las principales preocupaciones que debía vigilar de cerca.
Curiosamente, tras la ceremonia inaugural, Melchior desapareció sin dejar rastro. Nordsturm, por su parte, se mantuvo alejado de la Cámara de los Lores, apareciendo solo ocasionalmente con una expresión de agotamiento extremo, permaneciendo en silencio como si fuera una sombra más en el entorno. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 239: Descanso Obligatorio”
Tras mi regreso al dormitorio, lo primero que hice fue despachar algunos mensajes mediante pichones. Acto seguido, la señora Heideman me puso al corriente sobre los avances de Emilia en sus clases de etiqueta durante mi ausencia. Remití el plan de estudios actualizado al Marqués Rittergau esperando su aprobación, y después convoqué a Ratoka, una vez que el cuarto quedó vacío. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 238: Problema de Parentesco”
—Además, ¡ahora declaro! Que si no puedo terminar una batalla en tres segundos, ¡tomaré otras cien Píldoras de Condensación Psiónica para alimentar a los cerdos!
El lanzamiento de esta declaración fue tan asombroso que dejó boquiabiertos a todos.
Sacar cien Píldoras de Condensación Psiónica para recompensar a la persona que ganara más rápido. ¿Qué clase de acto extravagante era este? Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 193: Si Shi Xiaobai estuviera aquí”
Lo que vivió Pollyanna le pareció extraño. La palabra “vergüenza” no lo explica del todo. Lo más probable es que se sintiera cohibida y tímida, pero Pollyanna no podía entender por qué.
A medida que se sentía cada vez más incómoda, Pollyanna comenzó a comer más rápido. Comió como si peleara y atacó la comida con saña. Aunque fue un banquete increíble, desafortunadamente, Pollyanna ya casi no podía saborear nada y no le importaba. ¡Sabía que la única forma de escapar de esta situación era terminar la comida e irse! Seguí leyendo “El emperador y la mujer caballero – Capítulo 332”