Riko estaba fuera cuando Shi Xiaobai volvió al apartamento con Kali, ella se quedó un rato, pero se puso nerviosa cuando notó cómo él le miraba sin parar el pecho.
Siempre había ignorado a propósito sus picaduras de mosquito que habían dejado de desarrollarse. Como nunca le importaron las opciones de cómo la veía el sexo opuesto, nunca tuvo complejo de inferioridad. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 156: Planes de un Rey”
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—Es un placer conocerle, señor Alexis. Soy la única hija del marqués Monique, Aristia La Monique.
—Así que por fin puedo conocerla, señorita Aristia. Soy el hijo mayor del duque Verita, Alexis De Verita. Seguí leyendo “Emperatriz Abandonada – Extra II: La sombra que persigue a la luna (3)”
Sin embargo, él respondía a sus cartas todos los días sin mostrar ningún signo de molestia, e incluso cuando regresaba a Obelia de vez en cuando y estaba en la mansión, siempre estaba dispuesto a darle su tiempo.
Empezó a cambiar… Probablemente justo después de conocer a la princesa Athanasia.
—Creo que deberíamos volver a entrar. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 163”
Los dedos de Blain tensaron la cuerda del arco. Sus asistentes no se atrevieron a disuadirlo. Dada su horrible personalidad, los escuderos y cazadores temían que se soltara y contuvieron la respiración. Pero mientras todos los demás estaban paralizados, Ishakan se rió. A pesar de que su ojo podría ser atravesado por una flecha, parecía divertido, sus ojos brillaban.
—¿Puedes soltar la cuerda del arco? —preguntó con arrogancia—. Un bebé que solo hace lo que se le pide, y que siempre está apegado a la falda de su madre. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 64: Propuesta”
—Comprendo, ciertamente puede ser así.
El Marqués Rolentsor asintió en señal de acuerdo. Al ver que parecía corroborar su propuesta, Eric me lanzó una mirada llena de triunfo. Evité su mirada y en su lugar fijé la mía en mi cuchara.
—Entonces, ¿debemos llegar a un acuerdo para el próximo cachorro de draconis que llegue aquí? Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 175: Mirando al vacío”
Cuando Ergnade me convocó al comedor reservado para el personal de alto rango, Wiegraf ya me esperaba ahí, saludándome con una sonrisa y un gesto de la mano. Quizás por mi estrecha relación con los Einsbarks, me convocaron antes que a Eric o al Marqués Rolentsor.
—Eliza-dono, me complace ver que se encuentra bien.
—Un placer saludarle, conde Einsbark. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 174: Pisando una mina”
Aunque el verano estaba a punto de concluir, al llegar a la real fortaleza de Jugfena, parecía como si estuviésemos en pleno apogeo estival. Debido a la barrera que forman las montañas de Amon Nor al este, el aire caliente se estanca en la zona oriental de Arxia. Así que, no es de extrañar que Jugfena experimente temperaturas más elevadas que la capital. Aunque Kaldia también es más cálida que la capital, suele ser más fresca que Jugfena debido a las frías corrientes que ocasionalmente soplan desde las montañas de Amon Nor. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 173: Ahora que lo pienso…”
Al ver que el joven de pelo plateado tenía las ideas claras, Shi Xiaobai sonrió y dijo:
—Todavía le debe una promesa a Este Rey. Este Rey volverá en el futuro, así que cuida bien de él.
En este mundo, Chen Lingcun aún no se había dirigido a él como “Rey”. Deseó que se dirigiera con sinceridad como “Rey” la próxima vez, y no añadiera el maldito término “adorable” antes del saludo. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 155: Celebremos consiguiendo una habitación”
Mientras Shi Xiaobai reflexionaba, grandes cantidades de información se agolparon en su cerebro. Toda la información relativa a la técnica de [Masaje de Dios] fue metida a la fuerza en su cerebro en cuestión de segundos, permitiendo que la “habilidad ofensiva”, [Masaje de Dios], alcanzara el Reino de Fundamentos Arraigados.
No leíste mal, ¡es una habilidad ofensiva!
Mientras las aplicaciones parpadeaban sin parar en su cabeza, no pudo evitar titubear y decir: Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 154: Sentirás arrepentimiento”
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La confianza y la obsesión en sus ojos no se irían fácilmente. Sin embargo, yo estaba nervioso. Temía que su confianza ciega en mí desapareciera. Tenía miedo de que mirara a otra persona con sus ojos dorados.
Pensaba que había ganado perfectamente contra el mocoso zanahoria, pero aun así, ¿por qué no sabía que ella se había hecho daño con el entrenamiento? Estaba aterrorizado.
¿Por qué no me lo dijiste, Tia? ¿Por qué? Seguí leyendo “Emperatriz Abandonada – Extra II: La sombra que persigue a la luna (2)”
Y al momento siguiente, la voz que pasó por mi oído me dejó sin palabras.
—Podrías por favor, ¿prestarme atención a mí y no a esa quimera?
Cuando nuestros ojos se encontraron, sus ojos rojos brillaron con picardía.
—En el mejor de los casos, vine con el aspecto que a ti te gusta. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 162”
Hoy, Vanette se refugió en la habitación de la reina. Era un poco inusual esconderse aquí, pero como Mathilda, la reina y yo estábamos teniendo una merienda en esta habitación, no había problema.
Aunque creo que el plan de Vanette era tener una cita con Michael, pero… Bueno, debe haber sentido que estaba en peligro, así que decidió esconderse en su lugar. Seguí leyendo “Dinero de consolación – Capítulo 93: Nuestros futuros hijos”
No estoy segura de los detalles exactos del procedimiento que se llevó a cabo en la Cámara Alta de los Lores para su aprobación, pero parece que consintieron sin problemas el enviar a Eric al Fuerte Jugfena. Debido a lo breve del plazo, la notificación para Eric llegó de inmediato.
Por algún motivo, también me solicitaron acompañarlo al frente, por lo que pedí un descanso de la escuela noble. Incluso si los soldados esclavos del enemigo son derrotados o capturados, la cuestión de qué hacer con ellos en caso de ser capturados, si deben ser ejecutados o no, es probable que cause un fuerte golpe a la moral de los soldados de Arxia, ya que Arxia no permite la esclavitud. Aunque no quiero que nuestro principal contingente, el ejército real, sufra una pérdida de moral, no tengo claro cómo manejarán la situación, pero mi intención es lidiar personalmente con cualquier soldado esclavo que mi ejército de Kaldia capture en el futuro. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 172: De camino al Fuerte Jugfena”
Dos días después, luego de un reparador día libre, retomé mis labores en la escuela de nobles. Tras saludar cortésmente a quienes me rodeaban, por primera vez, fui voluntariamente a saludar a Sieghart.
—Buenos días, Sieghart. Lamento no haberte visto en la fiesta hace dos noches.
—Ahh, buenos días, Kaldia. De hecho… No asistí a la celebración de cumpleaños en la residencia del archiduque. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 171: Como manipular una discusión”
Los nobles ya estaban comenzando a regresar a casa, y era tarde en la noche con la luna alta en el cielo. Para recoger a Ratoka, abandonamos la fiesta y nos dirigimos a la puerta trasera. Para que el guardia de la puerta no nos notara, nuestro carruaje estaba estacionado a un lado del camino.
Bellway regresó primero. Necesitaba escribir cartas en mi nombre, para informar a algunos otros lugares sobre lo que el Marqués Freche acababa de contarme. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 170: El resultado final de 4 años de espera”