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—Ha trabajado mucho, joven Allendis. Se irá en tres días. ¿Cómo van los preparativos?
—Bien, Su Majestad.
—¿Es así? Cada vez que le miro, me acuerdo de cuando era más joven. Seguí leyendo “Emperatriz Abandonada – Extra II: La sombra que persigue a la luna (5)”
Ante mis palabras, Lucas, que estaba observando la situación junto a mí, arqueó las cejas.
—Vaya, ahora me estás ordenando con naturalidad que use la lanzadera mágica.
—¡Puedes hacerlo fácilmente!
¡Porque es el chico más súper genio y guapo del universo, el Archimago Lucas! Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 165”
Hoy conduje a Eric nuevamente al hospital de campaña, aguardando fuera de la puerta mientras examinaba el informe de Ratoka sobre los prisioneros.
Tal como Vanita me informó, los niños esclavos parecían desconfiar mutuamente. Había algunos que temían tanto ser delatados por un infiltrado, lo cual provocaría la ejecución de sus amigos y familiares, que optaban por suicidarse en nuestras mazmorras. Su estado mental era extremadamente frágil. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 181: La rectitud de Eric”
Al este de las vastas llanuras de Jugfena se encuentra una llanura salpicada de pequeñas colinas, las cuales, desde la distancia, parecen islas flotantes. En estas colinas se erigen castillos, establecidos como bastiones defensivos. Tras sufrir varias derrotas, el ejército de Rindarl abandonó estas bases y durante poco más de ocho meses, hemos estado ocupando estas fortificaciones como nuestra posición avanzada. Actualmente, el otoño se cierne sobre nosotros. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 180: Flecha de fuego de tubo corto”
Esto es lo que sucedió justo mientras suspiraba mentalmente por Eric…
—¡¡¡Eeeek!! ¿¡Por qué, por qué está aquí el vampiro!? ¡¡¡Noooo!! ¡No quiero morir, no quiero morir!!!
De la nada, se escuchó un grito histérico desde un rincón de la sala de enfermería. Fruncí el ceño al ser llamada “vampiro”, mientras el médico acudía a investigar lo que estaba ocurriendo. Eric se quedó petrificado por el impacto durante un instante, con los hombros temblorosos, luego miró alrededor de la sala de manera desconcertada. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 179: Experiencia traumática”
Esta repentina aparición de la Elección Absoluta hizo dudar a Shi Xiaobai durante un total de… tres segundos.
Tres segundos más tarde, Shi Xiaobai hizo su elección, permitiendo que el tiempo corriera de nuevo.
Shi Xiaobai giró la cabeza para mirar a Wen Hezheng y frunció un poco el ceño. Aunque la elección era muy simple, la forma en que completó la misión de la elección necesitaba una planificación adecuada. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 159: Mozzie”
Shi Xiaobai tenía poco interés en el pequeño campo de entrenamiento. No tenía muchas ganas de escuchar la explicación del tío Calvo.
Menuda broma. ¡El camino de un Rey no necesita la guía de nadie!
Riko se quedó mirando de inmediato con los ojos muy abiertos.
¿De verdad preguntó si podía saltarse algo tan bueno? Cierto, la forma de pensar de Shi Xiaobai superaba sus expectativas. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 158: Fragancia y olor”
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—¿Por qué ha pedido reunirse conmigo en secreto, joven Allendis?
Después de agonizar durante algunos días y noches, solicité una audiencia secreta con el emperador. Pedí ayuda a mi padre, por primera vez en mi vida. Mantener mi reunión con el emperador en secreto era esencial para evitar que la facción de los nobles se enterara. Seguí leyendo “Emperatriz Abandonada – Extra II: La sombra que persigue a la luna (4)”
¿Tenía un lugar al que regresar?
Cuando pensé en eso, las lágrimas volvieron a asomarse a mis ojos. Mientras caminaba sin rumbo, las estrellas comenzaron a aparecer una a una en el oscuro cielo.
Mientras tanto, Jennette encontró a Claude de pie a la luz de la luna. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 164”
En épocas de guerra, el ejército de Arxia sigue básicamente una estrategia única y general.
Primero, resistir los embates del adversario. Segundo, esperar a que las fuerzas enemigas se retiren, sean derrotadas o aniquiladas, para luego lanzar un contraataque. Tercero, alcanzar rápidamente los objetivos preestablecidos, como la ocupación de puntos estratégicos. Es un enfoque bastante sencillo, respaldado por el vasto ejército permanente de Arxia. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 178: Condolencias”
En vez de desconfiar de la información que Vanita me proporcionó sobre su condición de soldado esclavo, lo que realmente cuestioné fue su relato personal. A pesar de la creciente oscuridad de mi habitación, continué meditando sobre sus palabras. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 177: En que confiar”
—Ah…
Casi al mismo tiempo, Ratoka también se percató de que al soldado esclavo le faltaba la pierna derecha, y ambos exclamamos al unísono.
Ahora que lo pienso, esta es la primera vez que me encuentro con alguien que ha perdido un brazo o una pierna. No he estado en el campo de batalla lo suficiente como para haber visto a un gran número de soldados heridos. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 176: Escuchando sus circunstancias”
Habiendo perdido la noción del tiempo en “Cogitación”, Shi Xiaobai solo se despertó cuando Riko le gritó que cenara fuera. Se sorprendió al darse cuenta de que había oscurecido.
Estiró su rígido cuerpo y, tras salir de su habitación, la vio a ella, que estaba sentada a la mesa del comedor, con aspecto austero. Había platos ya colocados. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 157: Gran Pervertido Shi”
Riko estaba fuera cuando Shi Xiaobai volvió al apartamento con Kali, ella se quedó un rato, pero se puso nerviosa cuando notó cómo él le miraba sin parar el pecho.
Siempre había ignorado a propósito sus picaduras de mosquito que habían dejado de desarrollarse. Como nunca le importaron las opciones de cómo la veía el sexo opuesto, nunca tuvo complejo de inferioridad. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 156: Planes de un Rey”
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—Es un placer conocerle, señor Alexis. Soy la única hija del marqués Monique, Aristia La Monique.
—Así que por fin puedo conocerla, señorita Aristia. Soy el hijo mayor del duque Verita, Alexis De Verita. Seguí leyendo “Emperatriz Abandonada – Extra II: La sombra que persigue a la luna (3)”