Categoría: Un matrimonio erróneo: Una generación de consejeros militares

Empujó suavemente la puerta abriendola, nadie estaba dentro. Encogiéndose de hombros quería irse, de repente Gu Yun anhelaba ver a Bing Lian nuevamente, esa es de hecho, una buena espada haciendo que las personas anhelen sostenerla otra vez. Dado que el patio estaba vacío, echar un vistazo debería estar bien, ¿verdad?

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Mirándolos ahora, como antes, sin mostrar la más mínima emoción, su rostro muy indiferente, Gu Yun, con una voz clara y resonante, dijo con desprecio: —Después del ejercicio de calentamiento, ya deberían haber podido determinar sus capacidades y posición, durante los próximos quince días, soy su entrenador del ejército, mi nombre es Qing Mo, pueden llamarme más tarde jefa o entrenadora del ejército.

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Al amanecer, el sol naciente acaba de empezar a brillar con los primeros rayos de la luz de la mañana, el calor de un verano seco parece haber alcanzado ya, en el enorme campo de entrenamiento, mil soldados están ordenadamente alineados en formación, el lugar es bullicioso y lleno de gente, sin embargo, es completamente silencioso, lo que demuestra la buena disciplina del ejército de la familia Su.

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El rostro de Su Yu estaba rígido, de hecho, aceptó su libertad de movimiento dentro de la Mansión del General, pero es un teniente general del ejército, ¿cómo puede tolerar que una mujer le grite? La furia de Su Yu se elevó alto, señalando a Gu Yun, con un tono muy desagradable gritó de vuelta: — ¡Este es el campo de entrenamiento militar! Un lugar donde los hombres luchan hasta derramar sangre, una mujer no está calificada para venir aquí, ni se le permite mirar voluntariamente!

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Después de que Su Yu se fuera en una rabieta, Gu Yun dejó a un lado el pepino medio acabado que ella sostenía en su mano, se levantó y estiró su cuerpo. Justo ahora tenía que comer apresuradamente. Ella realmente necesitaba tal alimento, como en esta era todavía no hay proteína en polvo disponible. Con el fin de proporcionar suficientes calorías para acelerar el crecimiento muscular, incluso si causan algunos problemas no tenía otra opción, porque a toda costa, ella debe comer todos estos alimentos ricos en proteínas. Sin embargo, mirando su cuerpo delgado, el humor de Gu Yun se hundió. ¿Cuándo podrá hacer que su cuerpo sea como antes?

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Después de medio mes. Detrás de la montaña, en el campo de entrenamiento de la Mansión del General. Al mediodía, el sol en verano ya es intensamente caliente, la zona central del campo de entrenamiento no tiene ningún lugar para refugiarse a la sombra, un millar de soldados después de un ejercicio de seis horas, podían finalmente tomar un descanso. Debido a que todavía hay ejercicios de batalla en la tarde, los soldados no regresaron al campamento de la montaña para descansar, en pequeños grupos de tres y cuatro se escondían en la sombra, disfrutando del aire fresco, se escuchaban sonidos de risa de vez en cuando.

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Mientras Gu Yun caminaba hacia la puerta, sus pasos se detuvieron en el momento.

¡Hay alguien ahí! Se retiró dos pasos atrás, la puerta se abrió con un chasquido, dos soldados altos, vestidos con trajes antiguos entraron. Seguí leyendo “Una generación de militares – Capítulo 1: El alma viajó a una era diferente (3)”

La habitación estaba en silencio de nuevo, Gu Yun todavía estaba fuertemente atada, sólo el pañuelo rojo que cubría su rostro fue quitado. Mirando las cortinas blancas de la cama, Gu Yun quedó atónita. ¿Quién puede decirle finalmente qué sucedió exactamente? Allí en la cama, Gu Yun respiró profundamente unas cuantas veces para calmar su inquieto corazón. Ese hombre insensible no debería estar de vuelta esta noche, ella debe liberarse de su situación actual, ¡por lo menos primero debe desatar la cuerda!

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Al caer la noche, el interior de la sala de recepción de la Mansión del General estaba iluminada con velas. Dentro de esta espaciosa habitación, aparte de un conjunto de rústicos y enormes sillas de caoba, había dos hombres, uno sentado, el otro de pie, uno relajado y el otro inquieto. El joven impacientemente caminaba arriba y abajo en la habitación. Después de varias idas y vueltas, finalmente no pudo soportarlo. Miró hacia el hombre delgado sentado inmóvil como una montaña en el lateral, y preguntó: —Segundo hermano mayor, tirar a esa mujer dentro de la habitación del hermano mayor, ¿está bien?

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Descartando las palabras de Feng Er como si fueran normales, un misterioso relámpago blanco se derrumbó, la brillante luz brilló en la cara de Feng Er, Qing Ling vio su insistencia y determinación.

Apretando fuertemente las manos de Qing Feng, Qing Ling de repente se sintió aliviada y repentinamente se rió ligeramente: — ¡Sí! La hermana mayor te acompañará. De todos modos, seguir viviendo ya no tiene sentido para mí. ¡Tal vez sea una especie de alivio no pensar en todo lo que enfrentaremos en el futuro! Seguí leyendo “Una generación de militares – Prólogo: Sangriento disco de trigramas (3)”

Zhuo Qing sacó casualmente la pluma fuente que ella utilizó para arreglar su cabello, inmediatamente su largo cabello colgó hasta su cintura, se sentó cansadamente en el sofá, entrecerró los ojos como si tuviera algo en mente, preguntó ociosamente: —Ayer , ¿Hubo alguna emoción en los resultados de la competencia provincial de artes marciales?

— ¡No! —Para sacar este tema, ella inmediatamente se enojó, tantos casos, sin embargo, el líder del Departamento quería que ella también participara en la competencia provincial, es la número uno cada año en el equipo femenino, ¡nadie puede ser un rival para ella! Zhuo Qing parecía cómoda y parecía estar cayendo dormida, Gu Yun ligeramente le dio unas palmaditas en el hombro, se rió bajo: — ¡puedo decir señorita alta y poderosa, que estoy aquí y tienes un caso para explicar me! Seguí leyendo “Una generación de militares – Prólogo: Sangriento disco de trigramas (2)”

La luna estaba excepcionalmente brillante esta noche, ésta estaba cubierta con una capa de sangrientas nubes rojas que provocaba que la original luz elegante de la luna, parezca  como algo sombrío y escalofriante, incluso el aire también parecía oler suavemente a sangre. A las dos de la madrugada, todo era silencio, solo se podía escuchar el amable sonido crujiente de las hojas. Nadie prestó atención a la apariencia tan extraña que el cielo tenía esa noche. Seguí leyendo “Una generación de militares – Prólogo: Sangriento disco de trigramas (1)”