Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 6: Un niño herido (6)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Yurina le dijo que no se preocupara, pero la verdad era que todavía tenían una gran montaña que superar.

Respiró hondo y miró fijamente la puerta cerrada frente a sus ojos: la habitación de la marquesa Carthia. Luego, volvió a mirar al joven a su lado.

—Ray —dijo Yurina, empujando el brazo del niño.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 5: Un niño herido (5)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Dave entró en la habitación junto con el marqués; tenía un impresionante cabello escarlata pálido y pecas en la nariz. Por su apariencia, podía tener poco más de veinte años, cerca de los treinta.

Se alejó del marqués para poder observar a Raynard, no sin antes arrodillarse ante Yurina.

—Ha pasado un tiempo, señorita.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 4: Un niño herido (4)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Por un momento, Yurina olvidó que el niño frente a ella era tan solo un jovencito de doce años y lo admiró en silencio.

La ropa hace milagros.

La primera vez que lo vio, había creído que lucía bastante bien a pesar de ser un plebeyo, pero ahora que lo tenía frente a ella, después de haberse arreglado, estaba claro que tenía todo el porte de un joven noble. Se había lavado correctamente y estaba vestido con las prendas de su hermano.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 3: Un niño herido (3)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Raynard, que había vivido durante doce años como «Tom», se tambaleó y miró fijamente a las doncellas que se acercaban a él.

—¡No se acerquen!

—Pero…

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 2: Un niño herido (2)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


¿No convivió con los otros niños? Lo miró por un momento mientras ladeaba su cabeza y pronto se convenció de que ese parecía ser el caso.

Tenía una personalidad tan dura y directa que no había forma en que pudiera haber hecho amistades y guardárselas en secreto. Era un hecho del que podía estar convencida. Sin embargo, aunque su atención se había desviado un momento hacia sus «amistades», tenía que lidiar con esa actitud arrogante con la que le había hablado a pesar de que sabía que era una noble.

¿Acaso no teme que le corten la lengua como castigo por despreciar a un noble? Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 2: Un niño herido (2)”

Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 1: Un niño herido (1)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Una fría noche de diciembre, después de haber nevado de forma excepcional, Senna murió.

La causa fue un accidente de tráfico que acabó en un choque y fuga. El automóvil resbaló sobre la carretera congelada y golpeó a la joven mientras cruzaba el paso peatonal. Quizás, si el conductor se hubiera detenido a llamar a una ambulancia de inmediato, en lugar de escapar, Senna podría haber salido con vida de aquel percance. Sin embargo, todo sucedió en una calle poco transitada, a altas horas de la noche, por lo que no hubo nadie que viera el accidente.

Cuando una persona finalmente se percató de lo que había pasado y la llevó a la sala de emergencias, era demasiado tarde. Sus acciones fueron en vano.

Antes de cerrar sus ojos, tuvo la suerte de ver por última vez los rostros de su familia. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 1: Un niño herido (1)”

Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Yurina miró al niño frente a ella, sin poder ocultar su emoción. Tendría que bañarlo correctamente, pero ni siquiera la suciedad sobre él podría ocultar el blanco tan puro de su piel ni el rubio tan pálido de su cabello, siendo este raro incluso en la capital. Sin embargo, lo que llamó su atención fue algo más. Allí, entre sus enredados cabellos, se ocultaban sus ojos color rubí.

Ya era extraño que fuera tan rubio, pero esos ojos de un intenso rojo eran aún más inusuales. Incluso en este mundo, donde el color de ojos y cabello era tan diverso, encontrar un par de ojos carmesí era algo que no se veía normalmente. Debido a eso, la gente ignorante no sabía qué pensar al respecto y terminaba llamándolos «malditos». Sin embargo, había algo que ella sabía y era, de hecho, que esos preciosos ojos eran evidencia de haber sido bendecido por la diosa. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela”

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