Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 5: Un niño herido (5)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


♦ ♦ ♦

Dave entró en la habitación junto con el marqués; tenía un impresionante cabello escarlata pálido y pecas en la nariz. Por su apariencia, podía tener poco más de veinte años, cerca de los treinta.

Se alejó del marqués para poder observar a Raynard, no sin antes arrodillarse ante Yurina.

—Ha pasado un tiempo, señorita.

Había recibido su título como caballero en reconocimiento de sus habilidades mágicas. A diferencia de otros magos, quienes eran conocidos por ser excéntricos, su personalidad era bastante común.

Cuando ella extendió su mano, él fingió besar el dorso de esta. A excepción de Yurina, todos en la mansión sabían que ese saludo cortés era exclusivo para ella.

—Así es, Dave. Como ya eres consciente de la petición de mi padre, te presento a Raynard, a quien he traído a casa hoy —respondió Yurina mientras tomaba la cabeza del niño y la bajaba, obligándole a mostrar respeto a través de una reverencia.

El niño terminó inclinándose de mala gana, pese a que intentaba incorporarse. Dave lo miró y frunció un poco el ceño, luego sonrió, devolviendo su atención hacia la niña.

—El marqués desea que averigüe si el joven tiene algún talento. ¿Puedo revisarlo?

Yurina asintió y el mago tomó la mano del niño, el cual al principio se resistió poniendo una cara desagradable, pero se mantuvo callado como si supiera que no podría hacer frente a un hombre adulto.

Pronto, una luz brillante fluyó de su mano a la de Ray, viajó desde sus brazos hasta sus hombros y finalmente a su cabeza.

Después de un largo tiempo, la luz volvió a su dueño, fluyendo por el mismo camino por el que llegó. Cuando se desvaneció por completo, el rostro del hombre brilló con codicia, dejando a un lado su tono cortés.

—¡Señorita! —Olvidando por completo que el padre de la joven aún se encontraba en la habitación, tomó la mano de la niña—. ¡Por favor, deje que me encargue del joven Raynard!

—No. Si quieres un discípulo, busca a alguien más. —Había tenido la reacción que esperaba, así que no le preocupaba desairarlo.

Ray tembló ante las palabras de Dave, se sentía como si estuvieran pidiendo el permiso de su padre para poder casarse con él.

La mano del hombre no dejó de sujetar la de la niña, incluso parecía haber endurecido su agarre.

—¿Podría pensarlo antes de darme una respuesta definitiva?

—Hm… —comenzó a decir Yurina, retirando su mano del agarre que la sujetaba—. No puedes. Jamás.

—¡Demonios! ¿Por qué no? —Estaba tan emocionado que gritó sin darse cuenta, recordando la presencia del marqués a sus espaldas—. Quiero decir… ¿Por qué me rechaza tan rápido? Puedo ofrecerle una buena educación, incluyendo todo lo que sé. Este niño progresará en unos años con una enseñanza intensiva.

—Ray será enviado a la Real Academia Mágica de Cron.

—Puedo enseñarle mejor que un profesor de la Academia. Yo también estudié allí y le aseguro que la mitad de sus profesores actuales no obtuvieron mejores calificaciones que yo.

—Mi decisión sigue siendo la misma.

No parecía fácil hacer que Dave se retractara. Hasta los momentos, no había tenido ningún estudiante, así que Yurina asumió que no estaría interesado, pero parecía que ahora había cambiado de opinión.

Tras darse cuenta que no podría convencerla, se sintió derrotado. No podía digerir tanto rechazo.

—Señorita, ¿acaso cree que soy inferior a ellos? Solo para que lo sepa, tengo bastantes solicitudes de personas que desean ser mis discípulos.

—No se trata de eso, sé mejor que nadie que eres un mago más que capaz, Dave; sin embargo, quiero que tenga una educación más integral, no solo magia. Es por eso que quiero que ingrese a la Academia.

—Eso también podríamos hacerlo aquí con un tutor.

Ella volvió a negar con la cabeza.

—¿Qué noble aceptará enseñar a Ray sabiendo su origen? Aun si es la familia Carthia quien lo respalda, ningún aristócrata se ofrecerá. Sé que reconoce su talento y por eso desea enseñarle, pero los demás no lo verán así.

—Les explicaré su situación.

—Además, también considero que será mejor que él interactúe con niños de su edad, así no tendrá que sentirse intimidado al estar rodeado de nobles adultos. —Era una buena excusa, pero no era la razón principal para enviarlo a la Academia.

En la novela, Charion asistió a la Real Academia Mágica de Cron.

Al igual que en la obra, posee un talento natural y probablemente aún aprendiendo de Dave, podrá perfeccionar sus habilidades, pero no quería arriesgarse más de lo necesario con algo que no estaba segura.

¿Qué sucedería si la razón por la Charion fue tan hábil, se debía a las enseñanzas de la Academia? Si Ray no asiste, podría no obtener las mismas habilidades.

¿Qué sucedía si no era capaz de protegerla del marqués Defrom? Además, aún tenía un problema mayor.

Lydia Defrom.

En su vida pasada, había leído suficientes novelas románticas y creía tener buenos instintos al respecto.

Estaban los protagonistas que se convertían en villanos, los personajes de apoyo, los villanos, entre otros. Había múltiples tipos de personajes en esas historias. En general, las heroínas contaban con una variedad de personajes secundarios que las apoyaban; sin embargo las villanas y los extras, nunca se sentían tranquilos incluso cuando llegaban a tener éxito al interponerse en sus banderas de romance.

Ella no podía evitar tener esas mismas preocupaciones y era natural tener esa sensación de que, si llegaran a conocerse la heroína y uno de sus intereses amorosos, caerían enamorados.

¿Qué pasaría si Raynard se llegaba a encontrar accidentalmente con Lydia y se enamoraba de ella como en la novela? Todo lo que había planeado habría sido en vano. Él podría cambiar de lado y matarla justo como estaba escrito.

No puedo dejar cabos sueltos.

Dave miró a Yurina y supo que no lograría hacerla cambiar de parecer, incluso si la amenazaba, así que cambió su objetivo hacia el niño, esperando que fuera un oponente más sencillo. Sin embargo, Raynard se hizo a un lado rápidamente, se colocó detrás de la joven y la tomó del brazo, como si ella fuera su salvación. No pudo evitar ver la escena sin suspirar.

—Si esa es su decisión final, señorita, entonces no seguiré insistiendo. ¿Me permitiría instruirlo hasta que tenga edad para ingresar en la Academia?

—Estaría muy agradecida si lo hiciera, incluso planeaba preguntárselo.

—Dave, ¿consideras que este niño será capaz de ser admitido en la Real Academia Mágica de Cron? —preguntó el marqués Carthia, interponiéndose entre su hija y el mago. Ya que bloqueó la visión de Yurina, ella tuvo que mover su cabeza a un lado.

—¿Admitirlo? Marqués, ¿está preguntando si él podría entrar ahora mismo? Desde luego que sí. Es más, estoy casi seguro que el propio decano podría venir en persona para matricularlo. —Sus palabras contenían una inmensa pasión, haciendo que sonara con un claro énfasis—. Al principio no sentí ningún tipo de maná viniendo de él; sin embargo, después de observarlo con mucho cuidado, pude darme cuenta que él inconscientemente estaba atrayendo el maná para sí mismo. Es algo difícil incluso para un mago entrenado y aun así el joven Raynard lo estaba haciendo como si fuera un acto simple, como respirar. Por esa razón nadie más había encontrado a este niño antes. Señorita, ¿dónde dijo que encontró al joven Raynard?

—¿En el orfanato del barón Jay…?

—Oh, el barón Jay… es un hombre que adora su vida de noble pero que no tiene mucho cerebro, es lógico que no se diera cuenta de lo que ocurría en sus propias tierras…

Ella se quedó atónita al notar que Dave podía ser tan mordaz.

¿Cómo puede decir eso de un noble?

Cada vez que se topaba con él, lo veía como un hombre alegre y tranquilo, no lo creía capaz de tales palabras.

—Pero… ¿Cómo es que la señorita sabía que él poseía tal don? —cuestionó Dave a Yurina, haciendo que recuperara la compostura.

—Bueno… Recientemente, había estado visitando los orfanatos de la capital y, un día, escuché una historia acerca de un niño que había recibido la bendición de la diosa. Este niño nació con unos ojos tan rojos como rubíes y, cuando creció, se convirtió en el archimago William. —Todo esto era una clara mentira, jamás había escuchado que alguien dijera algo como eso; sin embargo, no creyó que fueran a descubrirla. Dave no tendría porque ir a preguntar persona por persona si eso era verdad y la información de William era real.

Sí, encontré a Ray en un orfanato porque lo estaba buscando. En mi otra vida, leí una novela que trataba sobre mí. En ella, Ray se convertía en un increíble mago tan famoso que no solo era conocido en el Imperio, si no también en los reinos vecinos. Además, la villana de la novela, la cual era Yurina Carthia, moría a manos de él.

En lugar de confesar una verdad inverosímil, una mentira era más creíble. En su situación, inventar historias y fingir inocencia como una niña ingenua resultaba más plausible.

De todos modos, pronto la historia de los ojos rojos se hará popular cuando él sea reconocido.

Yurina saltó frente a Dave para tomar sus manos.

—¿No es asombroso, Dave? Cuando escuché esa historia la primera vez, me reí bastante, porque es imposible que alguien tuviera un par de ojos rojos, ¡pero luego me encontré con Ray y los vi! ¡Entonces, supe de inmediato que él tenía que ser un gran mago! ¿Por qué me ves así? ¿No crees que pueda ser posible? ¿Soy rara? —Yurina se esforzó por actuar como una niña inocente mientras al mismo tiempo también alteraba su voz; debía recordarles que solo tenía diez años.

—No, en realidad eres increíble, señorita —respondió Dave y se rió de Yurina mientras ella lo miraba con sus grandes y brillantes ojos. Luego, acarició la cabeza de la niña con su mano ante la mirada confusa del joven Raynard—. Al parecer, por un momento, olvidé que no hablaba con una mujer adulta, si no con una niña.

—No soy una niña, ya tengo diez años. —Yurina infló sus mejillas para lucir algo molesta mientras a su espalda escuchaba que alguien dejaba de respirar ante la sorpresa.

—Sí, ya eres bastante mayor, señorita, pero volviendo al tema, tiene razón, Raynard parece haber sido bendecido por la diosa, aun es algo pronto para decir cómo es que la bendición afectará sus poderes, así que debo volver para escribir una recomendación para la Academia.

—¿Escribirás una carta de recomendación?

—Por supuesto, es lo menos que puedo hacer. Es desgarrador que no pueda tomarlo como mi discípulo, pero en verdad quiero ver qué tan lejos puede llegar con su talento. —Tras decir aquello, hizo una reverencia ante el marqués para despedirse y salió de la habitación.

Después de ver la actitud infantil de su hija, el marqués no paró de sonreír y le acarició las mejillas con cariño.

—De verdad ya no soy una niña…

No pudo evitar reír en voz alta ante las palabras de su hija.

Ella se cruzó de brazos y fingió indignarse, incluso emitió un pequeño suspiro de forma gutural.

—Oh, ¿te he hecho enfadar?

—No, solo un niño se enfadaría por eso…

Una vez más, Raynard hizo ruidos extraños tratando de controlarse, pero solo hizo que ella se sintiera avergonzada.

Debería detenerme.

Intentó controlar sus expresiones faciales y relajó sus brazos.

—Por cierto, ya te confirmaron que Ray es valioso, padre. Ahora puedo patrocinarlo, ¿verdad?

—Así es, te di mi palabra. —El marqués era un hombre de honor que cumplía con lo que prometía, así que, de ahora en adelante, ese niño estaría bajo su patrocinio—.  Avísame cualquier cosa que necesites —añadió, besando la frente de su hija y se retiró.

Tan pronto como dejó la habitación, Yurina sonrió como una niña que había recibido justo lo que quería de navidad. Por un momento, un silencio incomodo llenó la habitación, hasta que Ray decidió romperlo.

—¿De verdad podré ser un mago?

—¿No escuchaste a Dave?

—¿Es un gran mago?

—Sí, es muy reconocido en el Imperio.

Raynard guardó silencio por un momento, luego preguntó en voz baja:

—Entonces, ¿me quedaré aquí ahora?

—Así es, en un momento una doncella vendrá para mostrarte tu habitación. No tienes que preocuparte por volver al orfanato.

—Uh… —El silencio volvió a reinar en la habitación un momento antes de que a él se le ocurriera otra cosa para decir—: Por cierto…

—¿Sí?

—¿Ya no eres una niña? —preguntó, imitando el tono de voz que tenía Yurina hace un momento. Ella se quedó sin palabras, impactada y confundida ante su improvisto comentario.

Ese niño estaba burlándose de ella, avergonzándola hasta el punto en que sus mejillas se sonrojaron.

—Ray, cállate.

—Está bien…

Así, una vez más, el silencio volvió a envolverlos.

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