Dama Caballero – Capítulo 74: Nuestra primera noche

Traducido por Kiara

Editado por Gia


Elena, sintiéndose agotada por reunirse con muchos invitados en la recepción, regresó a la esquina donde Carlisle la esperaba. Sin embargo, sus ojos seguían fijos en Mirabelle y Glenn, por lo que cuando Carlisle habló, se le escuchaba notablemente molesto.

—¿Dejas al novio solo en el primer día de matrimonio?

Elena volvió su mirada hacia un Carlisle de aspecto descontento, pero su argumento era inválido. La mayoría de las personas que se encontraban ahí, estaban ansiosas por escuchar cada una de sus palabras, pero la atmósfera abrumadoramente hostil que exudaba los mantenía alejados.

—Pensé que querías estar solo. ¿No es por eso que intimidas a todos?

—Es cierto que no quiero que otros se acerquen a mí, pero eso no significa que quiera estar solo. Quiero estar contigo.

Le sorprendió por su franqueza. A pesar de su petulancia, él ansiaba su compañía después de todo. Elena vaciló por un momento; luego, suavizó su expresión.

—No me di cuenta de que estabas esperándome. Dijiste que querías presentarme a algunas personas, ¿verdad? ¿Vamos a verlos antes de que termine la recepción?

La tarea más importante de la recepción era fortalecer sus posiciones como príncipe heredero y princesa heredera. Carlisle sonrió y habló en voz baja.

—A veces siento que estoy siendo entrenado por ti.

—¿Entrenado?

—Sí. Hablas en un tono tan suave, como si todo estuviera bien.

¿Entonces no esperaba que todo saliera bien? ¿Por qué?

Miró a Carlisle, confundida, pero él se levantó de su asiento sin ninguna explicación y le tendió el brazo para que lo tomara.

—Solo hay una persona importante a quien tenemos que ver. Después, podremos salir de aquí —mencionó Carlisle, luego, repentinamente, se inclinó cerca de ella, susurrando para que solo Elena pudiera escuchar—. Esta noche es nuestra primera noche juntos.

Los ojos rojos de Elena se abrieron. Los términos del contrato de matrimonio establecían que no compartirían una cama hasta que ella se convirtiera en emperatriz.

—¿Qué estás…?

Pero antes de que Elena pudiera terminar su pregunta, Carlisle le tomó la mano con una mirada traviesa y la apartó. Tardíamente, se dio cuenta de que Carlisle debía haberle jugado una broma. Pensándolo bien, que fuera su primera noche no significaba que dormirían juntos.

Me asustó.

Elena miró a Carlisle delante de ella. Estaba decidida a no dejarse influenciar por él, pero podía sentir que, lentamente, estaba caminando por un sendero que él había trazado.

Y el mayor problema era que, poco a poco, se estaba acostumbrando.

♦♦♦

Carlisle la llevó a conocer a un anciano y un niño, el cual parecía ser su nieto. Elena los miró con curiosidad, debido a que no los reconoció.

—Es un placer verte de nuevo, señor Krauss.

Los ojos de Elena brillaron cuando reconoció el nombre. Si tenía razón, la persona que tenía delante era el conde Evans, jefe de la familia Krauss, y su nieto, Harry, su sucesor. Ambos se inclinaron respetuosamente.

—Salve al Príncipe Heredero y a la Princesa Heredera. Gloria eterna al Imperio Ruford.

Carlisle les hizo un gesto para que levantaran la cabeza y Elena abrió la boca con calma para hablar.

—Es un placer conocerte. Soy… —estaba por presentarse como Elena Blaise, pero recordó que ahora tomaba el apellido de su esposo. Después de una breve pausa, ella sonrió y continuó—: Soy Elena Ruford, hija de la Familia Blaise.

El conde Evans le dedicó una sonrisa de bienvenida.

—Sí, Su Alteza. La vi en la boda. Soy el conde Evans, jefe de la Familia Kraus y este es mi nieto, Harry. Felicidades por su boda una vez más.

El saludo fue correcto. Los nobles de sociedad eran insignificantes en comparación con esta poderosa familia de comerciantes. Elena podía asumir con seguridad que el conde Evans era un hombre extraordinariamente inteligente y astuto.

¿Cómo puedo llevarlo al lado de Carlisle?

El conde Evans fue muy codiciado en el ámbito político. Hasta ahora, se había mantenido un ambiente neutral durante la lucha de poder entre el emperador y la emperatriz, pero estaba claro que el equilibrio se inclinaría para quien atrajera a Evans a su lado. Era, al mismo tiempo, el aliado más deseado y el enemigo más temido.

Harry, quien se encontraba al lado de su abuelo, había estado observando en silencio a Elena y Carlisle antes de hablar.

—Su historia de amor ha sonado lo suficiente como para causar dolor de oídos. El Príncipe Heredero no solo le dio a la Princesa Heredera un vestido de novia con diamantes, sino que otros jóvenes nobles se han quejado de que tampoco ha habido dote.

Elena miró a Harry inquisitivamente y él sonrió mientras le explicaba.

—Todas las mujeres comparan a los hombres con el romántico Príncipe Heredero y el resto de los hombres no están para nada contentos.

—Ah…

Elena entendió las palabras de Harry perfectamente. Los actos realizados por Carlisle, ocasionaron que la popularidad de este se alzara por los cielos entre las mujeres nobles, por lo que el resto de los hombres se sentían cohibidos. Después de evaluar nuevamente la situación, Elena tomó firmemente el antebrazo de su esposo. Carlisle se puso ligeramente rígido ante su toque, pero su expresión no cambió y nadie más se dio cuenta.

—Mi esposo ha sido bastante generoso conmigo. Realmente lo aprecio.

Elena sonrió tan ampliamente como pudo. Logró recordar los detalles sobre la familia Krauss sin dificultad. El conde Evans solo amó a una mujer durante toda su vida y cuando falleció, vivió solo sin tomar a ninguna otra, incluso después de que su esposa falleciera. Probablemente, Carlisle causaría una mayor impresión si fuera presentado como un amante devoto en lugar de un casanova.

Harry continuó hablando en tono agradable.

—Supongo que el rumor también era cierto. ¿Cómo fue la propuesta, Alteza?

El conde miró a su nieto por el atrevimiento de su pregunta.

—Oh, es grosero preguntar algo así. No hay razón para buscar información personal —refutó el conde se volvió hacia Carlisle y Elena con una expresión culpable—. Mis disculpas. Es un niño curioso, así que, por favor, comprenda.

Elena rápidamente sacudió la cabeza.

—De ningún modo. Es algo en lo que todos sienten curiosidad. No podemos ocultarlo.

A pesar de mostrar una apariencia relajada, estaba calculando internamente qué decir. Había estado debatiendo cómo ganarse el favor de Evans y, afortunadamente, el interés de Harry en su historia de amor le brindó una oportunidad de oro.

Sin embargo, ella y Carlisle nunca habían tenido una propuesta adecuada, debido a que estaban obligados por un matrimonio por contrato. Para Elena, el momento fue cuando salvó la vida de Carlisle y le pidió que se casara con ella, pero necesitaba una historia más plausible que satisficiera la fantasía de la gente.

—Hmm… mi primer indicio de que preparó algo fue cuando me reuní con él y encontré el lugar iluminado con una miríada de velas.

La expresión de Harry mostró con interés en contraste con la moderación de Evans.

—Era un lugar muy hermoso con lagos artificiales a un lado y jardines al otro. Desde ahí, caminamos por el sendero y observamos las estrellas en el cielo… y en un momento, él me tendió un anillo.

Harry dio una exclamación involuntaria.

—Oh…

Las propuestas románticas eran raras en la sociedad aristocrática en donde los matrimonios políticos eran comunes. Harry no era el único cautivado; Evans también pareció sorprendido, aunque fingió no estarlo.

Carlisle parecía estar escuchando con el mayor interés, mucho más que los demás.

—Y luego me dijo… me dijo que sería el único compañero que tendría. Después, se propuso. Es algo vergonzoso tratar de poner esto en palabras.

De hecho, había un ligero sonrojo en la cara de Elena. Tenía que inventar algo que nunca había sucedido y había comenzado a divagar. Afortunadamente, nadie pareció notar algo extraño, por lo que Elena dio un suspiro de alivio. Al contrario de lo esperado, el conde  respondió primero a Carlisle.

—Teniendo en cuenta tu historia en la batalla, nunca pensé que hubiera un lado tan romántico en ti.

Carlisle miró a Elena y sonrió levemente.

—Es lo mismo cuando todos se enamoran. ¿Por qué sería diferente para mí?

El impacto parecía aún mayor cuando Carlisle dijo esas palabras sobre él mismo. Estaba jugando su papel mejor de lo que Elena esperaba.

Harry asintió con aprobación.

—No sabía que responderías mi pregunta con tanta gracia. Gracias, Alteza.

—De ningún modo. Solo contaba lo que sucedió. Ven a visitar el palacio de nuevo alguna vez. Si tienes curiosidad, te contaré más sobre la equitación y la lucha con espadas —expresó Elena.

Carlisle frunció el ceño suavemente, pero Elena aún tenía una leve sonrisa. Harry asintió con la cabeza, como si estuviera bastante satisfecho con la sugerencia.

—Muy bien. Te visitaré en algún momento si no te importa.

—Absolutamente. Te estaré esperando con una  comida deliciosa.

Elena ya había invitado a muchas personas al palacio, pero Harry definitivamente sería el invitado más valioso.

Mientras tanto, el conde Evans miraba a Elena con una expresión indescifrable. Carlisle miró la hora.

—Es hora de que nos retiremos, señor Krauss.

Ante sus palabras de despedida, Evans se inclinó cortésmente hacia Carlisle.

—Espero nos veamos de nuevo, Su Alteza.

—Muchas gracias, Su Alteza —dijo Harry.

Carlisle terminó la conversación, pero Elena no pudo evitar sentirse decepcionada. Había logrado avanzar considerablemente para una primera reunión, pero quería hablar más. Sin embargo, uno tenía que reconocer cuándo es el momento perfecto para retirarse.

—Bueno… te veré de nuevo.

Elena salió de la sala de recepción todavía agarrada del brazo de Carlisle. Había muchos nobles reunidos en la fiesta, pero Carlisle decidió que deberían irse después de reunirse con el conde Evans. Elena ya había visto a todos los que quería y no trató de detenerlo.

Y así completaron el acto final de la boda: la recepción.

♦♦♦

Evans habló con su nieto mientras miraba las figuras de Carlisle y Elena, las cuales desaparecían gradualmente.

—¿Por qué hiciste esa pregunta de repente?

—¿No tienes curiosidad, abuelo? ¿Es realmente un asunto romántico o político?

—¿Qué tiene eso que ver con nosotros?

—Cuando la princesa hablaba, escuché atentamente.

El conde Evans no lo criticó. De hecho, estaba sorprendido por el lado romántico de Carlisle, y la imagen de Elena no era tan mala como pensaba. Pero eso fue todo. Eran miembros de la Familia Imperial, nada más.

—No salgas de tu camino para ser amigable con la realeza. Serás arrojado a un desorden innecesario.

—¿No confías en mí? Me encargaré, abuelo.

Una sonrisa juguetona se ensanchó en la cara de Harry. Su maldad probablemente se debió a su corta edad, pero no era tan inmaduro para actuar sin pensar de antemano. Si lo hiciera, nunca habría sido preparado como el próximo sucesor de la familia Krauss. Él era un genio. Evans tenía una profunda fe en las ideas del joven Harry, por lo que dejó que se ocuparse del asunto.

—Haz todo lo que quieras, siempre y cuando no hagas daño a los Krauss.

—¡Sí!

Ambos hombres miraban en la dirección donde Carlisle y Elena desaparecieron, con diferentes ideas arremolinándose en sus mentes.

♦♦♦

Elena, repentinamente, se dio cuenta de que todavía estaba agarrando el brazo de Carlisle y rápidamente lo soltó.

—O-Oh… lo siento.

—Si te disculpas por sostener mi brazo, no lo hagas. Personalmente, me gusta más que lo hagas.

Elena lo miró al escuchar su tono juguetón. Ahora que lo pensaba, se habían alejado bastante del vestíbulo de recepción.

—¿A dónde vamos?

—¿A dónde vamos? Vamos a nuestra habitación —indicó Carlisle.

De repente recordó que tenía que compartir una cama con Carlisle a partir de hoy. Ella lo anticipó, pero se le había olvidado con la planificación de la boda. Después de superar varios desafíos, uno por uno, ahora sentía que se enfrentaba al jefe final. Su semblante se ensombreció.

Esto es serio.

Había estado conociendo gente todo el día y todo su cuerpo estaba agotado por la pérdida de energía. Sin embargo, una noche con Carlisle… era diferente a todo lo que había hecho hoy.

Con un silencio tenso, Elena y Carlisle finalmente llegaron a la habitación en el palacio del príncipe heredero.

Carlisle se adelantó primero, abrió la puerta y la habitación apareció a la vista.

—¡Ah!

La boca de Elena se abrió, de forma involuntaria.

Ya había visto la habitación de Carlisle varias veces, pero ahora se había transformado en la suite de luna de miel perfecta. Había pétalos rojos esparcidos por la habitación, una botella de vino sobre una mesa e incluso la iluminación parecía sugestiva.

Elena tomó la escena con los ojos muy abiertos. Finalmente, Carlisle habló con una voz baja.

—Adelante.

—¿Qué? —cuestionó Elena con un tono seco.


Kiara
ay, ay, aaaah ¿pasará o no pasará? Elena está como que no quiere y Carlisle diciendo ella paca chiquita. Este hombre me mata

3 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 74: Nuestra primera noche”

    1. Muchas gracias por el capítulo, Elena, me permito recordarte que tú firmaste un contrato, así que, déjate querer chiquita, kukuku.
      Saludos

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