El Secreto de la Belleza – Capítulo 11: Guerra

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Tulskas


El reino Lakshurusu declaró oficialmente la guerra al reino Aullène 10 días después de que el conde Rosenberg le advirtiera a Julius.

—¿Finalmente comenzó?

—Sí.

Al momento en que terminaron de hablar, llegó un mensajero. Recibieron información de que un ejército de aproximadamente 6000 hombres se acercaba desde la frontera norte.

Las principales tropas son comandadas por el segundo hijo, el señor Hedwig von Lakshurusu. Tiene 40 años, pero es excepcional en el uso de la espada y tiene una posición prestigiosa. Además, es muy conocido en el reino Aullène.

Había 2000 guardias fronterizos en contraste con el ejército de 6000 hombres y aunque enviaron refuerzos, la diferencia en poder aún es evidente. Por lo tanto, para ganar tiempo para que se formase el ejército especial, se limitarían a defender la fortaleza.

Al mismo tiempo, se emitió una orden para la formación del ejército especial dentro del reino.

Los ciudadanos, que no sabían de la guerra, causaron un alboroto ante el repentino aviso. Por otro lado, los nobles ya sabían algo sobre la guerra por los rumores que escucharon, por lo que solo unos pocos se sorprendieron.

—¡Mira esta espada! ¿No es maravilloso el diseño? Si llevo esto al campo de batalla, todos se fijaran en mí.

—Hmph, ¿será útil una espada que parece a punto de romperse? No se compara con la pesada lanza que traje.

—Eso no es cierto, ¿cómo destacarías con una lanza tan pesada? Mi armadura será el foco principal en el campo de batalla en comparación con eso.

Julius y los demás se volvieron hacia donde proviene la ruidosa voz y vieron a un hombre noble alardeando de su llamativa armadura. Sus ojos brillan, mirando las apariencias de los demás mientras presume. Su deseo de dominar estaba rezumando de él.

Esta guerra es la única oportunidad para las familias de bajo rango, como la casa del vizconde y la casa del barón, o para los segundos y terceros hijos.

Aquellos que no tienen éxito en su casa pueden ganar prestigio acumulando logros en una guerra. Al hacerlo, otra casa podría darles la bienvenida como yernos y, si no tenían un sucesor, algún día tendrían la oportunidad de sucederla y ser reconocidos.

Por lo tanto, gastan una gran cantidad de dinero en equipos caros para participar activamente en la guerra. Ya que están más enfocados en ser el centro de atención, el equipo que traen se centra en la apariencia más que en la practicidad.

Obtener la gloria es más importante para ellos que la guerra misma. Se puede decir que su elección de equipo no es incorrecta. Sin embargo, es claro para Julius y Maxian, quienes no tienen experiencia en la lucha, que el equipo del que ellos se jactan es inútil.

No tiene sentido ganar prestigio si mueren, pero aquellos que se quedaron atrapados en el futuro inmediato no se dieron cuenta de esto.

Los dos continuaron su conversación mientras miran con indiferencia a las personas que se jactan.

—¿Quiénes participan de la casa del marqués Evryac? No me dirás que nadie vendrá, ¿verdad?

—Mi padre lo hará. En nuestro caso, él recibió el papel de Comandante de uno de los ejércitos especiales. No tuvimos elección. Mi hermano y yo no necesitamos participar.

—Ya veo. ¿Entonces el marqués Evryac es uno de los Comandantes? Bueno, no es extraño ya que es un marqués.

Por otro lado, los nobles de alto rango no necesitan ganar más prestigio, así que dudaban en participar.

Por supuesto, hay algunas casas que no requieren más prestigio, pero no importa cuánto duden, todavía existe el problema de su dignidad, por lo que solo algunas decidirían en verdad no participar. Sin embargo, es cierto que se diferencian de los nobles inferiores que participan en la guerra para ser el número uno.

Además, a los nobles de alto rango como duques y marqueses se les pidió que fueran los Comandantes, por lo que también hay casos donde los participantes ya están decididos.

En este caso, el duque sería el Comandante en Jefe. Y parte del ejército será comandada por el padre de Maxian, el marqués Evryac.

Por eso, Julius llegó a la conclusión de que Maxian y su hermano mayor no necesitaban participar.

—¿Así que el jefe de la casa Rosenberg también irá después de todo?

—No, planeo participar.

—¿Qué…?

Maxian le hizo a Julius la misma pregunta a cambio, pero cuando escuchó la respuesta, se sorprendió tanto que se congeló.

Él había esperado que el conde Rosenberg participará debido a su edad y que Julius, como el próximo jefe, dirigiera la casa en su ausencia. La verdad resultó ser lo opuesto, la persona por la que él tiene sentimientos estará participando.

Estando enamorado de Julius, no piensa que sea bueno que vaya a un lugar tan peligroso.

—¡¿Por qué demonios irás?! ¡No es necesario que lo hagas, ¿verdad?!

—Mi razón no difiere de las personas que se jactan de sus equipos por allá. Quiero prestigio al acumular logros de batalla, así que pedí participar.

—E-Eso es…

Julius, que quiere parecer más importante para poder casarse con la señorita Emilyn, mira a lo lejos con vergüenza. No se dio cuenta de que su mejor amigo, que está justo a su lado, palidecía.

—¡No puedes! ¡Es peligroso! Porque tú eres… —¡Una chica…! 

Maxian se tragó lo que estaba por decir.

Esas son palabras tabú que nunca deben aparecer si uno quiere asociarse con la persona llamada Julius. Si las menciona en voz alta, definitivamente no podrá quedarse a su lado.

¿Cómo interpretó Julius la oración que había sido cortada a mitad de camino? Julius mira a su irritado amigo, sonrió amargamente y lo tranquilizó.

—¿Estás preocupado por mí? Aprecio eso, pero está bien. Tengo confianza en mis habilidades con la espada.

—Sé que eres fuerte. Aun así, no puedo sentirme aliviado. Oye, no puedes forzarte a participar en esta guerra. Seguramente, la señorita Emilyn no querría que lo hicieras.

—Lo siento Maxian. Ya está decidido.

Julius sonríe suavemente para tranquilizar a su amigo, quien discute con vehemencia. Su expresión es tranquila, pero su voz firme. Maxian sabe que no cambiará su decisión.

Su rostro enrojeció levemente al ver la cara sonriente de Julius y tomó una decisión a escondidas.

♦ ♦ ♦

La noticia sobre la participación de Julius Rosenberg en la guerra viajó rápidamente a través de la red de información del escuadrón de protección.

En un parpadeo, todas las señoritas del reino lo saben, y sus reacciones se dividen en dos:

—¡El joven Julius luchará elegantemente en el campo de batalla!

—Definitivamente ganará muchos logros de batalla.

—Oh, ¿sería imposible mirar su figura en el campo de batalla?

Por un lado, están aquellas señoritas que piensan en la valiente figura de Julius en el campo de batalla. Es imposible para ellas ver a Julius luchar con sus propios ojos ya que no hay razón alguna para que salgan al campo de batalla.

—¡Ah, estoy preocupada! ¡La vida del joven Julius está en peligro! Podría recibir una grave lesión. ¿Qué haré si recibe una cicatriz en su hermosa cara?

—¡¿Acaso estará bien?! ¡Sería una gran pérdida para el reino!

—¡Todas, junten sus manos y roguemos a la familia real que no permita que el joven Julius participe en esta guerra!

Del otro lado, están aquellas ansiosas por que Julius fuera a un lugar tan peligroso.

No había garantía de seguridad cuando uno sale a la guerra, así que claramente, hay personas preocupadas por él. Sin embargo, si actúan según sus sentimientos y protestan, irían demasiado lejos.

Por cierto, interferir con la participación de Julius en la guerra era una violación del mandamiento: “No causarás problema alguno al joven Julius”. Quienes se opongan a su participación, serían incautadas.

Ambos grupos hablaban sin parar. Esto es una prueba de lo popular que es Julius.

♦ ♦ ♦

Al mismo tiempo, el príncipe escuchó que Julius participará en la guerra y egoístamente quiso ir también. Fue capturado por la gente de los alrededores.

—¡Si Julius Rosenberg va a la guerra, yo también lo haré!

—¡Por favor, deténgase, Su Alteza! ¡Tal cosa no será aprobada!

Por supuesto, a la persona sucesora del trono no se le permite participar. Pero él, que arde en rivalidad contra Julius, continúo enfurecido sin darse por vencido.

—Gah, ¡déjenme ir! ¡Incluso las mujeres pueden ir, ¿por qué yo no?!

—¡¡¡Porque eres el príncipe heredero!!!

Sharon
Hagamos un minuto de silencio por todos los sirvientes de Palacio que realmente, realmente necesitan un aumento de sueldo por lidiar con ese príncipe XD

Akatsuki
xD

3 respuestas a “El Secreto de la Belleza – Capítulo 11: Guerra”

  1. Parece que el príncipe necesita reflexionar en su habitación especial sobre la guerra, esa que tiene unos lindos barrotes en la ventana y la puerta (con llave) para que el guardia o los otros empleados puedan ir al baño cuando se necesite

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