Beatrice – Capítulo 5: Marcar a una esclava del placer

Traducido por Den

Editado por Sakuya


— ¡Jajaja! Aunque, lo comprobaré más tarde. Primero, necesito hacer otra cosa. Por favor, si me disculpa, mi lady —cuando Leo dijo eso, los espectadores asumieron que se iría, pero en lugar de soltarla, agarró el corpiño[1] de Beatrice y lo rasgó.

Chloe, ahora expuesta, se cubrió el pecho todo lo posible con las manos mientras miraba a Leo, enfada y humillada.

—Mi princesa, ¿o debería llamarte mi esclava? —se rio y continuó. —Los esclavos especiales están marcados con un sello. ¿Lo sabías?

Mientras pronunciaba esas palabras sarcásticas, caminó lentamente hacia el fuego abrasador. Sus gestos eran lentos a propósito, como los de un león mientras cazaba a su presa.

El hombre sacó una brocha de hierro en un lugar de entre la leña, cuyo color brillante y caliente parecía arder en sus ojos. Leo miró a Chloe con una mirada depredadora, como si fuera una fruta madura lista para ser arrancada.

Sus ojos se encontraron.

Los bordes de la boca de Leo se curvaron en una sonrisa. El miedo invadió el cuerpo de Chloe mientras notaba la sinceridad en su cruel sonrisa.

¡El caballero loco en realidad tenía la intención de marcarla con una barra de hierro caliente!

Leo recogió la barra de hierro y se acercó a Chloe, la barra dejaba restos en el suelo detrás de él. Con cada paso, el corazón de Chloe parecía encogerse aún más.

La miró directamente a los ojos, haciendo que las pupilas de Chloe se dilataran cuando el miedo que le recorría el cuerpo se intensificó. Inconscientemente comenzó a retroceder gateando mientras él se acercaba lentamente. Se quedó boquiabierta, sin embargo, tenía demasiado miedo para dejar escapar algún sonido.

¡Por favor, no te acerques más!

Mientras retrocedía, una piedra pequeña que sobresalía del suelo le obstruyó el paso, haciendo que cayera de espaldas. No obstante, no sintió nada, ni siquiera dolor.

Después de todo, las pequeñas punzadas de dolor no eran nada en comparación con la horrible escena de Leo acercándose a ella con una barra de hierro caliente.

Era su primera vez siendo sometida a tal horror. Incluso durante su tiempo como esclava en Elpasa, nunca experimentó algo así.

Los caballeros observaban el espectáculo frente a ellos con la mirada más emocionada en sus rostros, mientras las doncellas temblaban en un rincón de la mazmorra, haciendo todo lo posible para apartar la mirada.

Chloe, que una vez más se alejaba de Leo gateando, sintió la dura superficie de una pared chocar contra su espalda. La desesperación la inundó como una ola helada al darse cuenta de que no había ninguna escapatoria de la situación.

De repente, la pared detrás de ella habló.

—Leo, es suficiente. Los esclavos de guerra pertenecen al palacio imperial hasta que se les asigne un territorio o caballero. No importa lo que sea, no puedes simplemente marcarlos como esclavos sexuales sin permiso.

La “pared” resultó ser Evan. Sin embargo, en lugar de sorprenderse por la presencia de Evan, Chloe se concentró más en lo que acababa de decir.

¿Iba a marcarla como su esclava del placer?

Elpasa no tenía ninguna distinción entre sus esclavos. Como una antigua esclava, nunca fue marcada como una tampoco. En estos términos, Elpasa, en comparación con el Imperio Nosteros, era bastante indulgente con sus esclavos.

Desafortunadamente, el Imperio Nosteros no creía en la misericordia.

Como Nosteros era conocido por librar guerras, elaboraron leyes extremadamente estrictas para los esclavos y tratar con las personas de los países que conquistaron. Era una barbaridad, pero facilitaba mucho el trabajo del noble de manejar al esclavo.

Si hubiera grabado esa marca en su cuerpo, se habría convertido en un juguete para cada uno de los hombres en ese lugar.

— ¡Bueno, eso no es divertido!

Inesperadamente, Leo tiró a un lado la barra sin ninguna objeción. Aunque sí miró a Evan insatisfecho mientras se cruzaba de brazos.

—Solo déjame tomarla —pausó, luego examinó con su mirada significativa su rostro. —Me pregunto qué pueden hacer esos labios.

Chloe giró la cabeza ante las palabras de Leo. Cada una de las palabras que salían de su vulgar boca, la hacían sentir asqueada. Miró a Evan con la esperanza de ser rescatada, no obstante, él no tenía ningún interés en Chloe y respondió a Leo sin ningún cuidado en el mundo.

—No. Si esperas un poco más, pronto se te asignará una esclava, así que solo déjalo pasar por ahora. —Evan se negó, familiarizado con la naturaleza del hombre frente a él.

Leo miró lascivamente a Chloe con un chasquido de sus labios. Todo su cuerpo estaba nervioso por su mirada lujuriosa. Sus ojos ardían de lujuria, pero se contuvo lamiéndose de forma pesarosa los labios.

Se agachó al lado de su mano y sonrió mientras agarraba su barbilla, acercando su rostro a él. Su aliento nauseabundo golpeó su rostro mientras le acariciaba la mejilla con rudeza, como si la abofeteara.

—Lo oíste, ¿verdad? Solo tenemos que esperar un poco más.

Chloe no pudo responder a sus aterradoras palabras. Su toque la estaba lastimando, pero no podía hacer nada más que tratar de evitar su mirada para no provocarlo más.

Leo bajó la mirada hacia su figura de muñeca, que parecía sin vida debido a la falta de resistencia que ponía. Su silueta temblorosa era bastante linda, pero un oponente aburrido que no soltaba ningún grito ni se resistía, no era divertido.

Con un repentino tirón, agarró su largo cabello y acercó su oreja a sus labios. Una aterradora sensación le recorrió la espalda cuando escuchó su voz susurrar en sus oídos.

—Me gustan las mujeres rebeldes, señorita de la realeza. Así que no seas tan dócil.

Tan pronto como dijo esto, Chloe movió la boca casi instintivamente.

— ¡Por favor, no me hagas esto…!

Al escuchar su voz aterrorizada, Leo se rio suavemente.

—Y creo que gritarás bastante bien —justo cuando pronunció esas palabras, le mordió la oreja, con fuerza.

— ¡Arg! —Chloe dejó escapar un fuerte grito. Al mismo tiempo, Leo la pateó con todas sus fuerzas, sin embargo, las orejas de Chloe dolían mucho más que su cuerpo. Su mordida definitivamente debe haber dejado una marca. Se llevó la mano a la oreja, no había sangre, pero parecía que iba a caerse en cualquier momento.

— ¡Jaja!

Las lágrimas se deslizaban por su rostro mientras veía al hombre bárbaro darle la espalda con una risa estruendosa.

Finalmente se dio cuenta de su posición como una “esclava de guerra”. Después de experimentar esto, comenzó a preguntarse si realmente era mejor sobrevivir. Ahora todo lo que podía hacer era esperar que el mañana nunca llegara. De este modo, se derrumbó, incapaz de librarse del miedo de la experiencia traumática que acaba de experimentar.

Den
Leo, te odio. ¿Y ellos se suponen que son caballeros?

♦ ♦ ♦

Después de una larga noche, el sol finalmente salió, cubriendo la tierra con un tono rojizo.

Sin embargo, Chloe no había pegado ojo. Se quedó quieta en un rincón de la mazmorra y observó cómo los caballeros se agitaban. Mientras estaba sentada congelada, como una muñeca mirando a la nada, un grito poderoso resonó en sus oídos, rompiendo el silencio sereno.

— ¡La encontramos!

Los caballeros que estaban despiertos hasta ahora, intentando luchar contra su somnolencia, de repente se despertaron y sacudieron la cabeza en dirección a la voz, curiosos por ver de qué se trataba la conmoción. Algunas de las doncellas que dormían dentro de la mazmorra también se despertaron.

— ¡Encontré a la última princesa, jefe!

El caballero que gritaba, de repente estuvo a la vista de Chloe, arrastrando detrás de él la figura que se resistía de la primera princesa, Alicia.

Se sorprendió.

Alicia siempre despreció a Beatrice, incluso fue tan lejos como compararla con un simple insecto. Pero, había desaparecido la mirada arrogante y llena de desdén, y ahora había sido reemplazada por el rostro de una mujer asustada por su vida.

Chloe cerró los ojos cuando Alicia, que normalmente era conocida por su formidable temperamento, fue arrastrada bruscamente.

Los otros caballeros los rodearon, creando un alboroto. Pero, no fue Evan quien apareció para comprobar la situación.

— ¿Dónde la encontraron?

Chloe lo reconoció al instante por su voz.

E-Es él. 

Instintivamente, apartó los ojos de la escena para evitar atraer la atención del hombre. Solamente su apariencia era suficiente para asustar a todos. Todas las doncellas atrapadas en la mazmorra temblaron de miedo. Sabían cómo se desarrollaría esta escena. Las cabezas de la familia real que estaban colgando en las puertas del palacio eran pruebas suficientes.

—La encontré escondida en el almacén del palacio. Se escondían hábilmente bajo la nieve.

Alexandro miró a la princesa Alicia con ojos fríos e indiferentes. Al igual que las otras hijas de la familia real de Elpasa, era una hermosa dama con cabello rubio platinado y ojos azules. Alexandro, convencido de que era la verdadera princesa, dio una orden concisa.

—Decapítenla y cuelguen su cabeza en las puertas del castillo.

Alicia no pudo soportar su indiferencia hacia ella. Cuando le dio la espalda fríamente, como si no significara nada para él, ya no pudo reprimir su ira.

Hace unos años, su padre, el entonces rey de Elpasa, había propuesto un matrimonio entre Alicia y Alexandro. Duncan Graham también lo había aceptado. Sin embargo, por alguna razón, la propuesta de matrimonio terminó en vano.

Incapaz de contenerse por más tiempo, Alicia comenzó a gritar.

— ¡Bastardo! ¡¿Cómo pudiste conspirar con Gilbert y apuñalarnos por la espalda de esa manera?! —pero Alexandro no se molestó por sus palabras y continuó alejándose. De todas formas, la princesa se convertiría en un cadáver pronto. Ni siquiera tenía una pizca de interés en lo que tenía que decir.

Pero incluso después de ser ignorada, la princesa Alicia no dejó de hablar.

—Tu padre es un traidor que comenzó un alzamiento y ahora actúa como un emperador, ¡¿verdad?! ¡Tus métodos son prueba de que la sangre es más espesa que el agua![2] ¡Eres exactamente como el insecto de tu padre!

Esta vez, Alexandro se dio la vuelta y se acercó a la princesa Alicia. Chloe, que no podía evitar observar la escena que tenía lugar, se cubrió la cara con las manos. Incluso si tenía las manos desnudas, su aura era mucho más opresiva en comparación con cualquier caballero armado.

—No entiendo por qué te quejas —tan pronto como Alexandro la enfrentó, Alicia cerró la boca. Aunque le dirigía una mirada penetrante, sus rodillas todavía temblaban de miedo. Pensó en todo esto como un último intento de lastimarlo antes de morir, pero de hecho, la diferencia entre su vida y su muerte dependía de una sola palabra de este hombre.

— ¡Solía haber una propuesta de matrimonio entre nosotros!

— ¿Alguna vez has hecho algo por tu reino aparte de suplicar por un matrimonio? Piensa en esto como tu último deber como miembro de la realeza.

Era increíblemente desalmado hacia la mujer que podría haberse convertido en su esposa.

—Además, culpa a tu país indefenso por este desastre si quieres culpar a alguien.

Ante su último comentario, la princesa Alicia miró al hombre con todas sus fuerzas. Mientras miraba su expresión fría y oscura, carente de cualquier calidez, le escupió en la cara como último acto de coraje.

Todos se sorprendieron ante la interacción entre Alicia y Alexandro. Los ojos de las doncellas se abrieron de par en par por la sorprenda ante el comportamiento inesperado de la princesa. Incluso los caballeros que estaban junto a Alexandro se congelaron por la sorpresa. Nadie se atrevió a abrir la boca y romper el tenso silencio.

Alexandro dirigió una mirada feroz a la princesa Alicia. Finalmente, desvió la mirada y evitó mirarlo a los ojos. Nadie podía entender lo que estaba sintiendo por su inexpresivo rostro. Cuando un silencio denso cayó sobre ellos, Alicia finalmente se dio cuenta de las consecuencias de sus acciones y lo lamentó de inmediato. No obstante, era demasiado tarde. Su fría voz resonó en sus oídos como un fuerte trueno.

—Cambié de opinión.

Sorprendida, la princesa Alicia lo miró con ojos desesperados. Pudo ver sus ojos mirar directamente a los suyos, decididos. Su expresión se puso rígida cuando se percató de la verdad.

— ¡Suéltame!

Luchó frenéticamente contra el fuerte agarre de los caballeros que la mantenían cautiva. Se estremeció de miedo al pensar en el castigo que le infligiría. Luchó en vano y su cuerpo se derrumbó en el suelo, exhausto.

—Oh no…

Mientras Chloe observaba la escena, envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo tembloroso, obligándolo a detenerse. No quería ver la escena en absoluto, pero no podía evitar prestar atención.

—Tráeme mi espada.

Limpiándose bruscamente la cara, aceptó la espada de uno de los caballeros y apuntó el filo de la hoja hacia su cuello.

—Por favor, sálvame…

La princesa Alicia estaba temblando, aterrorizada hasta el punto de no poder articular ni una palabra. Su despiadada espada talló suavemente una herida, comenzando por su esbelto cuello y terminando justo en su clavícula. Un fino rastro de sangre fluyó por su ahora blanco y desnudo torso.


[1] El corpiño es una prenda de vestir muy ajustada al cuerpo, sin mangas y que llega hasta la cintura. Es una prenda parecida al corsé, y puede ser interior o no.

[2] Significa que su lealtad a su familia es mayor que su lealtad a cualquier otra persona, por lo tanto, sus acciones siempre tenderán a estar relacionadas con su familia. Esta frase en español también se conoce como “La sangre tira”.

Den
⊙▂⊙

Una respuesta en “Beatrice – Capítulo 5: Marcar a una esclava del placer”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido