Traducido por Den
Editado por Yonile
—¿Qué?
—Según testigos, se liberó fácilmente de la restricción de maná, noqueó a los guardias y soldados, para luego huir.
—¿Cuál es su paradero?
—El rastro de sangre nos condujo hasta los arbustos cerca del Bosque del Norte, pero desde entonces ha desaparecido.
—¿Huyó al bosque?
Ahora que lo pensaba, hoy Mabel fue de paseo al lago que se encontraba junto a la entrada del Bosque del Norte.
Esteban se sintió aliviado de que el peligroso rehén que había escapado no se hubiera encontrado con ella.
—No se ha reportado ningún incidente en la barrera del castillo, por lo que todavía no ha escapado de aquí. Bloqueen las puertas y refuercen la vigilancia de la entrada. Asegúrense de aumentar diez veces más la seguridad en el palacio de Mabel al mismo tiempo que realizan la búsqueda. Nadie podrá entrar a excepción de aquellos con autorización.
El objetivo era evitar que Mabel estuviera en peligro.
Pero Gustav había sido más riguroso.
—Ya reforzamos por veinte la seguridad.
—Buen trabajo. Dijiste que perdieron el rastro cerca del Bosque del Norte, así que busquen alrededor de ese lugar.
—Sí, Su Majestad.
Y así terminó la discusión sobre el rehén fugitivo. Solo entonces Esteban pudo respirar tranquilo.
—Retírense todos…
Todos inclinaron la cabeza y abandonaron la habitación a la orden silenciosa del emperador. No obstante, solo Oscar vaciló y no se marchó.
—¿No irá, Su Majestad?
—No iré.
Esteban, con una sonrisa amarga, limpió el rostro sudoroso de Mabel con una toalla fría.
—¿No debería quedarse quien cuida al enfermo?
La niñera podría cuidarla. Oscar quería decírselo, pero se tragó sus palabras y salió de la habitación en silencio.
La fiebre de Mabel había bajado un poco desde que se tomó los antipiréticos. Su respiración también era mucho más estable.
Ya casi era hora de la medicina.
Esteban tocó la mejilla de Mabel con el dorso de su mano.
—No te enfermes, Mabel.
Era doloroso.
Aunque sabía que esta niña débil y pequeña se enfermaría una o dos veces más a medida que creciera, no estaba seguro de si podría soportarlo.
Había algo que Esteban, el noble con el territorio más extenso del continente y el poseedor de la mayor cantidad de tesoros, no podía lograr.
Muchas veces había intentado proteger completamente a sus seres queridos, pero fallaba una y otra vez.
—Sianna…
Recordó a su esposa, quien gimió de dolor por la fiebre y exhaló su último suspiro.
—No deberías haberme dicho que renunciara a ti por el bebé, Sianna…
—Pero… Su Majestad al final no rechazó mi solicitud…
—Porque fue tu petición…
—Mientes. Desde el principio… yo… tampoco habría renunciado al bebé… —respiró con pesadez —. El destino es tan cruel por alejarme así de ti, pero lo único que puedo hacer es disculparme…
Sin poder sostener por más tiempo la mano de Esteban, Sianna cerró los ojos.
—Lo siento, Evan…
Lo que quería no era la disculpa de Sianna.
Perderla siendo un “lo siento” sus últimas palabras y no un “te amo”, se convirtió en una herida que no se desvaneció. Al no crecer tejido nuevo sobre ella, poco a poco comenzó a infectarse. Al final, se convirtió en una cicatriz sin cerrar.
Así que quería proteger a la perfección a esta pequeñina y mantenerla a salvo de cualquier amenaza.
Pero realmente yo…
En ese momento, interrumpieron sus pensamientos.
—Heung…
Escuchó una voz quejumbrosa [1] y una pequeña mano tocó la gran mano de Esteban.
Fue una casualidad que rozara su mano como si lo estuviera buscando, pero fue suficiente para que una gran onda se extendiera por su pecho.
¿Qué estoy pensando?
Recuperó el sentido como si le hubieran echado un balde de agua fría. Esteban miró la zona que Mabel había tocado con su mano. Estaba caliente debido a la alta fiebre.
—Lo siento, Mabel…
Era tan doloroso verla resfriada que quería darse por vencido porque le aterraban las muchas cosas del porvenir. Tenía miedo de que Mabel también lo abandonara como Sianna.
Pero no debería. Los ojos azules de Esteban brillaron con resolución.
—Porque soy tu papá.
Por lo que…
—Te protegeré a toda costa.
Hará todo lo posible para proteger a Mabel ante cualquier amenaza. Incluso si tuviera que convertirse en un monstruo y matar a alguien, lo haría. A toda costa.
♦ ♦ ♦
Ese día… fue el más caluroso de todo el verano.
Estaba sola en una casa de 10m2. [2]
Como no había aire acondicionado, no tenía más remedio que depender de un ventilador, que apenas giraba y hacía un ruido crepitante, para liberarme del calor.
Yo, una niña de cinco años con un sistema inmunológico débil, había pescado un resfriado de verano, por lo que me tumbé frente al ventilador y cerré los ojos.
Estaba pagando el precio de bañarme con agua fría.
—Ahh…
Hacía tanto calor que estaba empapada de sudor, pero aun así tenía escalofríos.
¿Realmente voy a morir así…?
Ya ha pasado más de un mes desde que mi papá se marchó y no ha regresado. Mamá… nunca volverá.
No tenía a nadie que me ayudara. Hace mucho tiempo me di cuenta que tenía que valerme por mí misma.
Me puse de pie tambaleándome. Mientras todo me daba vueltas, busqué en el armario y saqué el antipirético. Aunque se había vencido hace mucho tiempo, simplemente me lo tragué porque no tenía la energía para ir a comprar medicinas ni el dinero para comprarlas.
—Ugh.
Quizás porque me lo tragué sin agua, me dolió y sentía que tenía algo atorado en la garganta.
Luego, me acurruqué frente al ventilador.
Poco después, la medicina comenzó a hacer efecto y me empezó a doler la barriga. Quizás fue porque la tomé con el estómago vacío.
En medio de eso, comencé a hacer comparaciones. Ahora se había vuelto un hábito.
¿Por qué mi mamá y mi papá no me quieren?
¿Por qué tengo que hacer todo yo sola cuando en otras casa alguien cuida de los niños?
¿Por qué la gente me mira con tristeza cuando camino por la calle? Y…
¿Por qué siempre estoy sola?
Eran preguntas sin sentido.
Preguntas que nadie respondía.
Pero quería encontrar las respuestas. Sin embargo, no sabía si esta soledad desaparecería.
Cerré los ojos y mi conciencia se nubló poco a poco..
Sentí la brisa tibia del ventilador… y poco después, solo tenía un vertiginoso mareo.
A pesar de que estaba quieta, mi entorno parecía temblar.
—… abel…
Escuché la voz de alguien. Era la voz de un hombre.
¿Quién es? No puede ser…
¿Papá…?
Un toque desconocido recorrió mi frente sudorosa y la secó con una toalla fría.
Me sentí bien, porque la toalla húmeda que me había puesto estaba fría.
Un líquido de sabor amargo entró en mi boca y me lo tragué tosiendo. Una toalla seca me limpió cuidadosamente la boca.
—No te enfermes, Mabel.
Pude oír una voz. La voz de un hombre adulto que me llamaba “Mabel”.
—Mejorémonos rápido y salgamos a jugar con papá.
Ah. Esto es un sueño.
Soñaba con alguien diferente a mí.
—Porque soy tu papá.
Mi nombre no es Mabel. Soy Yun Gyeo Ul… Y mi papá no está.
—Te protegeré a toda costa.
Entonces este no es mi papá.
Comencé a llorar. Fue muy acogedor haber experimentado solo por un momento algo que no podía tener.
Sabía que era un sueño, pero solo quería creer en él. No importaba lo decepcionada que estuviera después porque su toque fue muy cálido y estaba lleno de amor.
De todos modos, es un sueño. Todo lo que hagas en un sueño puede ser perdonado.
Así que espero no despertar de mi sueño por un poco más de tiempo.
♦ ♦ ♦
Abrí lentamente mis ojos.
La luz del sol, con la forma de una ventana, bañaba todo mi cuerpo. Me deslumbró, por lo que fruncí el ceño.
Cuando vi la intensa luz del sol, parecía que ya era más de mediodía.
Sin darme cuenta, me toqué la cara con las manos y descubrí que tenía un pañuelo en la frente. Seguía estando húmedo así que deduje que no había pasado mucho tiempo desde que me pusieron uno nuevo.
Seguramente mi cuerpo estuvo caliente y todo dio vueltas hasta que me dormí, pero ahora solo estaba un poco mareada y no sentía tanto dolor.
¿Es un resfriado de verano pasajero?
Tenía la sensación de haber soñado algo, pero no podía recordarlo. Creo que vi a mi papá….
Si es así, entonces fue una pesadilla. Quizás sea mejor que no lo recuerde.
—Uff…
De todos modos, ahora que me había curado del resfriado, podía respirar tranquila. Pero de repente sentí una incongruencia.
La habitación estaba extrañamente silenciosa. Por lo general, siempre hay una persona durante el día, pero todos se habían ido a alguna parte.
Era raro… Me volví a la derecha, sin poder creerlo.
El emperador estaba sentado en una silla en una posición incómoda; con los brazos cruzados y con los ojos cerrados.
Abrí y cerré los ojos por un momento porque pensé que estaba viendo alucinaciones. Pero él seguía estando allí.
¿Por qué estás aquí?
No era hora de la visita del emperador.
Quizás debido a mi minúsculo movimiento abrió lentamente los ojos. Los ojos azules, ocultos por los párpados, aparecieron poco a poco. Tan pronto como nuestros ojos se encontraron, el rostro inexpresivo y enojado rápidamente me sonrió afectuosamente.
—Te despertaste, Mabel.
Ya no me sorprendía ese cambio drástico en su expresión facial porque lo había visto muchas veces.
Lo que era más importante era porqué estaba aquí el emperador. ¿Dónde estaba la niñera?
Se acercó a mí mientras miraba a mi alrededor preocupada. Luego puso su gran mano en mi frente. Estaba fría, como esperaba.
—No te baja la fiebre.
Qué…
Parpadeé aturdida. De alguna manera, el torpe movimiento de su mano, que me tomaba la temperatura, me era un poco familiar.
Aunque estaba sorprendida, él se movió afanosamente.
Después de exprimir un pañuelo que había humedecido con agua fría, me lo puso en la frente y me limpió todo el cuerpo con uno tibio.
Finalmente me dio de comer personalmente la amarga medicina. La acepté tranquilamente, pero todavía no podía comprender la situación.
¿Dónde está la niñera y por qué me está cuidando el emperador?
Miré su rostro. No tenía buena cara, tal vez porque no durmió nada anoche.
Ah.
Lo recordaba vagamente.
Al final de los recuerdos de mi dolorosa vida pasada, alguien me estaba cuidando. Al parecer no fue un sueño, fue real.
—Huu…
Estaba a punto de echarme a llorar, pero me tragué mis lágrimas. Sin embargo, fue en vano porque comenzaron a brotar de mis ojos.
El emperador, sorprendido, me abrazó con delicadeza. El suave toque de las palmaditas que me daba estaba lleno de afecto.
—¿Mabel? ¿Sigues enferma? ¿Eh? —Su voz inquieta y preocupada era tan cariñosa que no podía detener mis lágrimas.
De verdad… ¿me quieres?
Me preguntaba si era digna de este amor… Pensaba que no me lo merecía. Porque era incómodo. Como había pensado en mis sueños, sentía que le había arrebatado algo que no era mío a otra persona.
Pero, la principal razón por la que no podía confiar en nadie era por mi inseguridad.
Me pueden abandonar incluso después de varios años juntos.
♦ ♦ ♦
No he salido desde que cogí el fuerte resfriado.
Qué bueno sería si solo fuera eso.
Un viento sofocante entraba por la pequeña abertura de la ventana que habían dejado abierta para ventilar. El olor de las flores de verano era muy intenso.
La niñera estaba bordando en silencio.
—¡Lalima cierra todas las ventanas! —la niñera le ordenó a Lalima al mirar por la ventana.
—Sí, señora.
No solo no podía salir, sino que ahora por alguna razón eran muy precavidos con las cosas que pudieran lastimarme.
Les ordenaron que ventilaran y cerraran rápidamente las ventanas como si fuera a ocurrir algo grave por tomar un poco de aire fresco durante mucho tiempo.
—Hm…
Tal vez fue por el emperador.
También retiraron el móvil que daba vueltas sobre mí, diciendo que era peligroso porque se podía caer. Asimismo se llevaron otros juguetes que podían ser peligrosos. Incluso la muñeca que me regaló mi doncella.
TODO.
Por eso, ahora me aburro mucho más que antes.
Por la noche, como no había nadie más en la habitación, me aburría menos porque podía moverme todo lo que quisiera, pero no había nada que hacer durante el día.
No obstante, era reconfortante que hubiera logrado escapar de la cuna y ahora me quedara en la cuna cama. [3]
Aunque es una cuna cama, ¿dónde está esto?
Dejando eso de lado, debía decir que era la alegría de mi vida poder rodar en secreto.
Mientras mataba el tiempo acostada sobre la cama aburrida, Oscar entró abanicándose con la mano.
—Ah, qué calor.
—Ha venido, Su Alteza. Le serviré un té frío de inmediato.
—Gracias, niñera.
Vino directamente hacia aquí. Oscar, que se sentó en la cama, me sostuvo en sus brazos.
Sin darme cuenta, volví rápidamente la cabeza hacia un lado y, entusiasmada, busqué algo.
¡Ahí está, Lissandro Donovan!
Mi escolta, y el estorbo, nos estaba mirando mientras escondía la mitad de su cuerpo en la puerta.
Lo miré fijamente.
—Mabel, ¿qué estás mirando? Ah…
Cuando dirigió su mirada hacia donde yo miraba, su semblante se oscureció. Con solo verlo así, sabía que no estaba pudiendo descansar bien de nuevo.
—¡¡Gadido!! —grité, señalando con el dedo a Lissandro.
En otras palabras, es como: “¡Vete!”
—Eso es injusto… —sollozó. Fingió llorar y desapareció completamente detrás de la puerta.
Entonces Oscar se echó a reír.
—¿Odias tanto a mi tío?
Es por ti, por ti.
—No odies tanto al tío —dijo, jugueteando con mi cabello, que había crecido bastante.
—¿Uh…?
—Solía jugar conmigo hace un tiempo, pero desde que asumió el papel de mi maestro académico y de esgrima, se ha vuelto estricto. Lo hace porque quiere que me vaya bien. No es una mala persona, Mabel.
¡Por quién crees que eché a Lissandro!
Si defiendes a ese hombre, ¿en qué me convierte lo que acabo de hacer?
[1] Una voz quejumbrosa manifiesta dolor, pena o sentimiento.
[2] Como podrán imaginar, una casa de 10m2 es muy pequeña y estrecha. Aquí una imagen de más o menos como sería.
[3] La cama cuna para bebé es también conocida como cuna convertible. Como su nombre indica se trata de un mueble que cambia y se adapta a las necesidades en distintas etapas. Todas las camas cuna para bebé tienen en común que podrán utilizarse desde el nacimiento hasta que hayan terminado su crecimiento. Esto hace que sean muebles con una vida útil muy larga y que queden más que amortizados con el tiempo. Además, luego podemos encontrar modelos que incluyen almacenaje, cambiador, escritorios integrados… las posibilidades son casi infinitas. Al ser más grandes que una cuna, el bebé puede moverse, rodar y estirarse con más libertad.
Muy interesante en espera de los próximos capitulos
Me da tristeza la vida anterior de Mabel, la descuidaron mucho, y el papá me da penita, tener que escoger entre tu pareja y tu hija neonata…
Muchas gracias por el capítulo.