Bebé tirana – Capítulo 4: El Demonio de Deblin (3)

—Niñera, ese no es el problema.

Ah, recuerdo los detalles de lo que dijo la niñera en el arrebato pasado días antes.

Pacífica Donovan.

Era la verdadera madre biológica de Oscar.

Me gustaría aprovechar este pequeño momento para profundizar en el pasado del emperador…

Esteban Ermano se casó dos veces en su vida, una fue un matrimonio político a instancias del difunto emperador para que Pacifica Donovan de la Casa Donovan formara parte del linaje Ermano. Después del nacimiento de Oscar, Esteban y Pacífica acordaron un divorcio, a lo que ambas partes aceptaron fácilmente.

Después del divorcio, la majestuosa Pacífica Donovan luchó contra la gran franja de oposición y obtuvo el apoyo de las masas convirtiéndose en la Duquesa de Donovan.

El siguiente matrimonio del emperador fue con mi madre biológica, Sianna Gardenia. Su matrimonio fue por amor y parecía eterno, pero como el destino quiso, falleció poco después de mi nacimiento.

Había pasado un mes desde entonces.

—Madre es… Madre es aterradora…

Oscar estaba al borde de las lágrimas, sus manos pálidas se aferraban firmemente al cochecito.

Oscar me llevó lejos de allí.

Oscar le restó importancia fácilmente a la frialdad del emperador como un viento fugaz, sin embargo, parecía pálido como un fantasma y congelado en su lugar, temeroso al ver a su madre.

Me asusté.

Era la hija de otra mujer con la que el emperador se casó poco después de su divorcio. La duquesa podría pensar que soy una monstruosidad. Y tenía sentido, también era lógico que le tuviera miedo. No creo que esté contenta de verme ni que yo tenga pensamientos positivos sobre ella, y aún más recordando los rumores sobre ella como una duquesa que sangre fría y carente de emociones.

—Su Alteza.

La niñera gritó, preocupada por el bienestar de Oscar. Se veía enfermo. Pero Oscar fingió no escuchar el llamado de la niñera y siguió empujando el cochecito hacia otra dirección.

A medida que pasaba el tiempo, la silueta de Pacífica Dovonan se alejó hasta que ya no veíamos su presencia.

—Whew…

—Hoo…

Ambos soltamos un suspiro de alivio al mismo tiempo.

♦ ♦ ♦

Habíamos terminado dando rodeos de regreso al Palacio, y de camino, de repente nos encontramos con ruidos atronadores de conmoción y gritos bulliciosos desde la distancia.

La niñera y Oscar se detuvieron de inmediato.

¿Qué es esta vez? 

Seguí su mirada y miré hacia el horizonte. En ese lugar, vi un grupo de caballeros vestidos con brillante armadura blanca. Era la primera vez que veía a tanta gente en un mismo lugar. Y para colmo, todos eran caballeros.

¿Pasó algo? 

Curiosa, incliné la cabeza hacia un lado, solo para que mi cuerpo cayera conmigo. Afortunadamente, las paredes del cochecito me retuvieron dentro para que no cayera y me golpeara contra el suelo. Eso sería devastador. Sacudiendo la cabeza, lo volví a intentar y corregí mi línea de visión.

— ¿Waa?

Parecían bastante ocupados y parecía que se dirigían hacia una sola dirección. Aunque parecía que estaban teniendo dificultades.

¿Qué impide que esos caballeros avancen? 

Miré a los caballeros sin comprender, cuando de repente, una figura única en el centro llamó mi atención.

¿Un niño pequeño…? 

No podía ver su rostro correctamente ya que la túnica negra cubría la figura de pies a cabeza. Pero sabía que era un niño pequeño. Podía sentirlo en las fibras de mis huesos. Me sorprendió. El chico era quien impedía que los caballeros avanzaran y ellos, apretando los dientes, tenían problemas para retenerlo en su lugar porque el joven tenía un aura oscura y amenazante alrededor de él. Cada vez que agitaba la mano, muchos grupos de caballeros caían violentamente.

— ¡Atrapenlo!

— ¡El flanco izquierdo está abierto! ¡Necesitamos apoyo!

Podía escuchar los fuertes gritos de los caballeros mientras trataban de contener al joven. Afortunadamente, estábamos lejos de ellos y no teníamos ninguna posibilidad de involucrarnos en ese caos.

Y como si el miedo circulara sus entrañas, Oscar rápidamente agarró el extremo de la ropa de la niñera y tiró con fuerza.

—Niñera, deberíamos ir por el otro lado.

La niñera, aturdida, rápidamente recuperó la compostura y asintió con la cabeza. Rápidamente agarró el cochecito y se volvió hacia la dirección opuesta.

Mientras tanto, nuestros ojos se encontraron.

Parecen sangre. 

Cuando miré sus ojos rojos como la sangre, sentí que el mundo a mi alrededor se detenía por un momento.

Una extraña sensación me invadió. El ruido estridente y ensordecedor de las personas estaba allí, pero para mí, sólo éramos nosotros, aunque fue breve.

—Vámonos rápido, Alteza.

La niñera, preocupada de que termináramos involucrados en la conmoción, rápidamente se movió en la dirección opuesta, pero al hacerlo, los caballeros dieron una orden estridente.

— ¡Sujétenlo! ¡Rápido!

— ¡Muévanse!

¿Qué está pasando? 

Unos cuantos gritos más ocurrieron antes de que los caballeros avanzaran rápidamente a su destino y desaparecieran gradualmente en la distancia. Aunque sólo fue una suposición, una mera conjetura. No pude decir ni pude ver qué estaba sucediendo ya que Oscar no me dejaba ver.

Al final, el cochecito no se movió ni un poco.

Levanté la cabeza y miré a Oscar observando a los caballeros con una expresión sombría en su rostro.