Bebé tirana – Capítulo 9: ¿Es un conejo?

Traducido por Den

Editado por Yonile


Grandes hojas de loto flotaban en la superficie del agua, y todo tipo de flores de verano brotaban en la orilla del lago.

Era bonito…

Era una escena tan brillante que por un momento pude olvidarme por completo del calor. Mientras contemplaba el paisaje, apareció una sombra oscura sobre mis rodillas.

—Su Alteza, ¿vamos a ver al gatito?

Xavier me tomó en brazos con facilidad. Mientras me agarraba de su cuello, vi algo en la distancia.

Escondiéndose detrás de un árbol… estaba Lissandro.

Por un momento, le dirigí una mirada demasiado fría debido a que seguía deprimida por el recuerdo anterior, pero tomé la decisión de volver a ser fuerte.

¡No tengo más remedio que hacer esto, sino Oscar no podrá descansar!

Cuando le dirigí a Lissandro una mirada fulminante, hizo una expresión triste en su rostro y se escondió.

—Hoy también es como de costumbre, Su Alteza.

Cuando volví la cabeza, Xavier se rió y me dio unas palmaditas en la espalda. No hacía tanto calor como en la orilla del lago debido a la espesa sombra del bosque verde.

—¿Hoy no está?

Xavier miró a su alrededor y se adentró un poco en el bosque.

Fue entonces cuando…

—Miau.

La bestia divina apareció al mismo tiempo que escuchamos los maullidos de un gato.

—Su Alteza, ese es su gato favorito. Como esta vez ha venido Su Alteza, el gato también se acerca.

—Uung.

Un gato con pelaje dorado era realmente asombroso.

La bestia divina se acercó en silencio y sin miedo, como si me reconociera, y dio vueltas alrededor de Xavier.

—Creo que es más grande que antes

—Gadido.

—Sí. El gatito ha crecido mucho, ¿verdad?

Xavier se agachó para que pudiera ver a la bestia divina de cerca. Cuando extendí mi mano, el gato frotó su frente contra esta.

¡Qué lindo!

Aunque era más grande que antes, todavía era del tamaño de un gatito; no parecía un minino adulto.

Pero de repente sentí curiosidad al verlo alejarse de mi mano y torcer ligeramente el cuerpo.

—Hmm…

Una luz tenue bañaba a la bestia divina; era el gato de pelaje dorado que nació el mismo día que yo.

¿Realmente era una casualidad que cada vez que yo aparecía, siempre se mostrara, como si me reconociera?

Pensé que podría estar relacionado con “El Oráculo del Imperio Sagrado” que escuché la última vez.

Pero… no hay nada que pueda hacer en este momento.

—Euuu…

Por cierto, hace demasiado calor. Debido a eso, me quejé y enterré mi rostro en los brazos de Xavier. Él me secó el sudor con un pañuelo y sonrió avergonzado.

—Entonces, ¿vamos a jugar allí ahora? Pero antes, tiene que despedirse del gatito. Diga: “Ba ba~”

¿Realmente tengo que decir “ba ba~”?

No quería, pero Xavier sonrió amablemente y siguió esperando a que le dijera “ba ba”.

No tuve más remedio que agitar la mano hacia el gato divino y decir:

—Ba ba.

—¡Oh, muy bien!

Cuando Xavier continuó felicitándome, me sentí avergonzada sin ninguna razón en particular.

¿Por qué me elogian cuando no es nada importante?

Xavier sonrió mientras sacudía la cabeza. Pero en el momento en que se volvió para regresar donde estaban los demás…

“Ven de nuevo…”

Escuché la voz de alguien.

Volví la cabeza sorprendida, pero todo lo que pude ver fue la espalda de la bestia divina, que desaparecía lentamente en el bosque.

—¿Qué sucede? —Xavier sonrió como si no hubiera escuchado nada.

¿Escuché mal?

Debo haber escuchado voces a causa del calor. Inmediatamente después suprimí la voz extraña de mi cabeza.

Por cierto, ¿cuándo volveremos a la habitación? Cuando miré hacia la orilla del lago, la niñera y Lalima parecían ocupadas hablando de algo.

En realidad, no era una conversación: la niñera la estaba regañando mientras Lalima daba excusas de vez en cuando.

En cualquier caso, no creo que regresemos por el momento.

No se podía evitar. No tengo más remedio que sacrificarme por los pobres de esta sociedad que han salido de paseo después de mucho tiempo.

—¡Woooaaa!

Hice que Xavier diera vueltas alrededor de la orilla del lago.

Era divertido ver a Lissandro moverse a lo lejos cada vez que yo lo hacía.

Pero poco después, Xavier se tumbó en el suelo, exhausto. Me senté a su lado y puse ambos brazos en el suelo.

Nadie lo verá, ¿verdad? En ese caso, voy a practicar el gateo.Y comencé a practicarlo en secreto.

Solo me alejé un poco, pero la niñera captó mis movimientos con sus ojos de águila.

—Xavier, ¿estás vigilando a Su Alteza?

—Sí…

Su mirada estuvo clavada en mí por un momento, pero pronto cerró los ojos debido al cansancio.

Eres un hombre joven, tsk tsk… 

Estaba claro que le faltaba hacer ejercicio porque quedó agotado con solo correr por la orilla del lago.

Volví a gatear en secreto, pero algo salió repentinamente de la maleza cercana.

¿Qué es…? Miré por encima del arbusto y me sorprendí mucho.

—¡Kya…!

¡El demonio de Deblin! Era el niño que vi en mi primer paseo.

Pero estaba más desconcertada por la mala cara que tenía.

Todo su cuerpo estaba cubierto de sangre, como si se hubiera enfrentado a algo peligroso. Además, tenía los ojos cerrados con el ceño fruncido.

¿Está muerto?

Mientras lo miraba fijamente, pude ver su pecho subiendo y bajando rápidamente.

¿Por qué te desmayaste en un lugar como este?

Estaba segura de que el otro día fue atrapado por los caballeros y estos se lo llevaron a algún lugar. A juzgar por la situación, parecía como si hubiera escapado.

A lo sumo parecía tener la edad de Oscar. Su rostro, con los ojos cerrados y sudando frío, era pueril y apacible, lo que hacía que me sintiera incómoda.

¿Fue torturado o algo así?

Cuando lo vi la otra vez, me alarmó bastante su capacidad para derribar a los caballeros.

¿Pero no es demasiado torturar a un niño así?

Me gustaría limpiarle la sangre, pero mi situación tampoco era muy buena. Apenas podía gatear con este cuerpo.

¡Ni siquiera puedo hablar!

Me preocupaba que muriera desangrado si lo dejaba así.

—Xavier, ¿qué pasa si Su Majestad recoge hojas y se las come?

—Sí, lo sé —Xavier suspiró y se levantó.

¿Qué debería hacer?

¡Qué podía hacer con la persona moribunda frente a mí y Xavier viniendo desde detrás!

Era obvio que si descubrían que había escapado, lo llevarían de regreso a prisión y lo torturarían.

—Nuestra encantadora Alteza, no puede comer hojas.

La voz de Xavier se acercaba cada vez más. Cerré los ojos con fuerza.

¡Caray, no sé qué hacer!

Rápidamente recogí las hojas y las arrojé a la cara del niño. Tenía la intención amistosa de cubrirlo, pero…

¡Ah…!

Unos ojos carmesíes desorientados me miraron fijamente. Sentía que sus pupilas escarlatas me estaban hechizando.

Cuando sus ojos ausentes me miraron, me asusté y volví a mis sentidos.

Tenía que irme de ese lugar antes de que Xavier lo descubriera. Salí del arbusto lo más rápido que pude y gateé hacia Xavier.

—Waah, está cubierta de tierra. ¿Se divirtió?

—Abu.

Por alguna razón sentía un escozor en la espalda, pero abracé a Xavier en silencio.

Hice todo lo que pude.

Estaba preocupada por su herida, pero traté de olvidarme de eso.

♦ ♦ ♦

Tuvo un sueño.

Un largo sueño que ni siquiera podía recordar.

Pero siempre se sentía bien cuando le invadía la oscuridad.

Cada vez que perdía el control de su cuerpo, mataba a los humanos a diestro y siniestro y de forma temeraria. Llevaba a cabo una masacre.

Sus intenciones no se reflejaban en ninguna de sus acciones. Sólo mataba como si fuera un arma asesina nacida para aquello.

Pero algunas veces volvía en sí.

Y cuando se dio cuenta de que estaba confinado en una prisión con sellos mágicos y con sus extremidades atadas, inmediatamente trató de escapar.

Se estaba desangrando, pero no le importaba. Su poder de autocuración, la habilidad de un monstruo, también estaba más allá del alcance humano.

Habiendo derrotado fácilmente a los soldados que lo perseguían, adivinó sin problemas dónde estaba.

—El castillo imperial de Ermano.

De repente, recordó algo.

Cuando fue atrapado en el castillo imperial de Ermano, atacó sin piedad a los caballeros que trataban de controlarlo. En ese momento, había perdido el control y fue muy agresivo.

Pero entonces, su mente de repente se despejó.

Lo que vio cuando abrió los ojos lo sorprendió…

¿Un bebé…? 

Un pequeño bebé de ojos azules claro.

Sus mejillas regordetas estaban enrojecidas de un color bermejo[1] parecido a un zumo de frutas.

Al verlo, se sintió desconcertado, y al mismo tiempo interrumpió su recuerdo.

Probablemente se había desmayado.

Por un momento, me sentí libre de todas las restricciones que tenía. 

¿Qué demonios fue eso? 

Logró escapar y esconderse detrás de los arbustos. Pero, había perdido demasiada sangre, por lo que se sentía mareado.

Era una herida que sanaría después de un breve descanso.

Cerró los ojos y esperó a que su cuerpo se recuperara.

Pero en ese momento escuchó el crujir de los arbustos.

No obstante, simplemente cerró los ojos a pesar de la débil presencia que se acercaba.

¿Es un conejo? 

Era demasiado pequeño. Tanto que no había necesidad de matarlo.

Era una presencia que nunca supondría una amenaza para él.

El pequeño animal, que pensó que se iría pronto, sorprendentemente no se apartó de su lado.

Debe oler mucho a sangre. 

Cuando se preguntaba si sería mejor deshacerse de él o no…

De repente, algo le cayó en la cara. Cuando abrió los ojos por reflejo, vio un rostro a través de las hojas.

Dos mejillas regordetas. Un espeso cabello rosado que caía con suavidad. Y finalmente, ojos azul claro que por alguna razón lo miraban desconcertados

Este bebé… 

Y en ese momento, tan pronto como reconoció al bebé, su mente, que siempre había estado nublada, se aclaró.

Fue lo primero que sintió.

Las ataduras que me limitaban se han aflojado. 

Mientras estaba sorprendido, el bebé abandonó el lugar en brazos de su sirviente.

¿Qué es ese bebé…? 

♦ ♦ ♦

—Cada vez hace más y más calor, así que volvamos.

Ante las palabras de la niñera, se prepararon para regresar al palacio. Estaba exhausta y sin energía en los brazos de Xavier.

De alguna manera, fue un paseo laborioso.

Saludé y me despedí de la bestia divina y escondí al chico cubierto de sangre.

Pero estaba orgullosa por haber hecho demasiado trabajo para un bebé. No obstante, justo cuando estaban recogiendo todo…

De repente todo se oscureció frente a mis ojos.

—¿Ung?

Antes de que pudiera levantar la mirada, empezó a llover a cántaros.

—¡Kyaa! —Lalima y la niñera gritaron.

¿Qué? ¿Por qué tan repentinamente? ¡Justo hace un momento estaba soleado! 

Inevitablemente, las gotas de lluvia que chocaban contra el suelo con fuerza, me salpicaban.

—Ugh. ¡Su Alteza, espere un momento!

Xavier corrió, protegiéndome con todo su cuerpo, pero no pudo evitar que me mojara. Estando tranquilamente en sus brazos, pensé:

Solo es un aguacero, ¿por qué hacen tanto alboroto? No hay forma de que me resfríe en verano. 

Cuando regresamos apresuradamente a mi habitación, me bañaron y me pusieron ropa limpia.

Pensé que hacía un poco más de calor de lo habitual, pero creí que era porque salí afuera.

Sin embargo, esa noche hubo un problema.

Seguramente estaba funcionando la magia termoreguladora, pero todo mi cuerpo estaba caliente y se me cerraban los ojos débilmente.

—¡Oh, Dios mío! ¡Su Alteza!

La niñera, que me tocó la mejilla, rápidamente contuvo la respiración. En ese momento, cerré los ojos con fuerza y estornudé.

—¡Achu!

Creo que pesqué un resfriado de verano cuando ni los perros se engripan entre mayo y junio… [2]

♦ ♦ ♦

—Se ha… resfriado.

La atmósfera se volvió pesada, como si la voz seria del médico hubiera anunciado una muerte.

Madame Lupe, Xavier y Lalima, que llevaron a Mabel de paseo, no podían levantar la cabeza. Porque no tenían el coraje para enfrentarse al emperador enfadado.

Esteban miró a Mabel con ojos inquietos.

Era doloroso ver que dormía tranquilamente mientras exhalaba un aliento caliente de su cuerpecito.

Es tan pequeña… 

No importa cuánto se resfriara, le costaría sobrellevarlo. Era doloroso verla así, por lo que haría cualquier cosa para enfermarse en su lugar.

Esteban estrechó la mano de Mabel. Mientras dormía, su pequeña mano se abrió ligeramente y luego volvió a apretar el puño.

—Se ha tomado la medicina, por lo que le bajará la fiebre, Su Majestad. —le dijo el médico que le recetó el medicamento.

—¿Estás seguro?

—¿Eh? Sí… Se ha tomado el antipirético, por lo que…

Si pudiera matar a una persona con sus ojos, él estaría muerto.

Fue el primer príncipe Oscar, que estaba parado en silencio junto a él, quien salvó al aterrorizado médico.

—Su Majestad, como dijo el médico, tomó el medicamento, así que Mabel se pondrá bien pronto. Más bien, creo que ver a tanta gente dificultará su recuperación.

La mirada de Esteban se posó en Oscar.

¡S-Su Alteza, príncipe heredero! 

Todos observaron las miradas entre padre e hijo. ¿No saltaban chispas?

Pero no pasó nada preocupante.

En medio del silencio, el asistente Gustav entró corriendo.

—¡Su Majestad, un informe urgente…!

—Shh.

Hya. 

Gustav se apresuró a cerrar la boca ante la mirada fría del emperador.

Solo entonces se dio cuenta de que el lugar al que había entrado era el dormitorio de la princesa. Y Mabel estaba dormida.

Casi muero. 

Gustav bajó apresuradamente la cabeza para salvar su vida.

—Lo siento. Es un problema muy urgente que no pensé en el lugar donde entré.

Cuando Esteban negó con la cabeza, Gustav se acercó e informó en voz baja:

—El demonio de Deblin logró escapar.


[1] Bermejo es un color estándar rojo, semioscuro y fuertemente saturado.

[2] Ni los perros se engripan entre mayo y junio es una frase hecha que se utiliza en Corea para referirse a que la persona que se enferma de gripe en verano no es nada saludable. Básicamente Mabel dice que se ha resfriado, y por lo tanto, no es una persona con buena salud.

4 respuestas a “Bebé tirana – Capítulo 9: ¿Es un conejo?”

  1. Gracias, tengo la teoría de que la voz que escucha Mabel puede der del Gato ya que es una bestia divina, y me pregunto porque el niño demonio se siente mejor cuando está con Mabel? Es una incógnita que también quedará pendiente hasta que avance la historia, muchas gracias me encanto 🥰🥰🥰

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