Traducido por Shaey
Editado por Ayanami
Christina y Alberto le explicaron, a grandes rasgos, las instalaciones dentro de la iglesia. El tallado en el banco en el que se sentaban los creyentes, el diseño de los pilares, así como el techo, que tenía una mayor altura, en su parte central, para hacerse más alto y dar la impresión del camino al cielo. Tobías, caminó a lo largo de la catedral, desde la entrada de la iglesia hasta el altar y, justo antes de llegar al transepto[1] y, levantó la mirada.
Tobías se quedó quieto del otro lado del altar, y miró fijamente el vitral de la Diosa.
—Aah, eso es…la creencia de este país es la Religión de la Diosa
Con una cara, que parecía decir que acababa de recordarlo, murmuró las palabras que, de alguna manera, se sentían espinosas.
Christina, se dio la vuelta. Como guía, Christina caminó delante, seguida por Tobías y, detrás de él, estaban Alberto y Anna respectivamente.
Tobías, entrecerró los ojos y movió su mirada de la Diosa a Christina. Su mirada se arrastró desde su cabeza a sus pies, luego, se río sarcásticamente.
—Si mi señora se cubriera con un trozo de tela de seda, estoy seguro de que parecería la Diosa
La diosa, que estaba detrás del altar, tiene un largo cabello plateado que le llega a las caderas, viste un vestido de tela blanca y muestra una sonrisa arcaica.
Aunque diga que me parezco a la Diosa, no sé cómo reaccionar ante ella.
Tobías se volvió hacia Alberto.
—Poder hacer tuya a una imitación de la Diosa, es realmente envidiable
—…
Khu, una voz tensa parecía casi escapar de su boca.
Al parecer, para Tobías, esas palabras eran palabras de alabanza. No importa lo arrogante que sea su forma de hablar, debería ser así. Eso es lo que ella trataba de creer, sin embargo, no importa que, siempre se sentía una sensación de ridículo en su voz.
En el Reino Sechs, ¿este tipo de actitud es algo natural?
Alberto frunció un poco el ceño, pero Anna, que estaba a su lado, frunció el ceño y empezó a inclinarse hacia delante, por lo que, rápidamente, le agarró el hombro.
— ¿Humph? —Anna resopló y miró con desprecio a Alberto, mientras él la reprendía con su mirada, y luego respondió suavemente a Tobías.
—…La imitación es una expresión tan inusual. Deseo casarme con ella, sólo porque no amo a nadie más que a ella en este mundo
Tobías levantó ligeramente las cejas y se río.
— ¿De verdad? La señorita Christina seguro que es afortunada de tener un prometido tan amable. De todos modos, parece que soy malo para elegir las palabras.
Se rió y se volvió hacia Christina. Su pelo escarlata, fue golpeado por la luz y se volvió rojo brillante. Sus ojos de jade seguían mirando su rostro rígido como si la ridiculizara.
—Aah, es cierto. Precisamente, el tipo de mujer que, a menudo, hace ese tipo de expresión.
— ¿Mujer…?
No se detuvo en sólo [imitación], sino ahora también mujer; Los ojos de Christina se abrieron de par en par.
Para estar al lado de Alberto, que es el futuro rey, había decidido no ser una mujer que se sacudiera por cada pequeña cosa. Por eso, aunque le lanzaron palabras duras durante su primer encuentro, trató de no darle importancia, sin embargo, hacia esta persona ── podría ser difícil.
Viendo que Christina apretaba sus labios con firmeza, se río.
—Aah, estoy siendo descortés. No se trata de mi señora, sino de otra persona. Tengo una mujer que me interesa, pero, tal parece que me odia. No importa lo que diga, ella pondrá una cara dura como la de Milady ahora, así que lo dije inconscientemente.
El corazón de Christina saltó.
Tobías pasó al lado de Christina, mientras la miraba. Subió las escaleras hasta el altar y murmuró a través de su espalda.
—Es una mujer que tiene un hermoso cabello, diferente al de la señorita Christina. Quiero hacerla mía, pero ella me ignoró impertinentemente y se dijo que escogió a otro hombre. No sé qué es lo que no le agrada, aunque planeo apreciarla como mi concubina.
—Se trata de Irene.
Christina, finalmente, lo entendió.
Con esa forma de hablar, es difícil ver que le tiene algún tipo de afecto. La razón por la que Irene huyó al Reino de Noin, no fue otra que su fracaso en la elección de sus palabras.
Aún con el hombro agarrado y reprendido por la mirada de su hermano, Anna resopló.
Christina tuvo la corazonada de que el temperamento de Anna iba a mostrarse plenamente, así que, rápidamente, volvió su mirada hacia Alberto. Es mejor que la detenga, fue lo que intentó decir, pero él miró despreocupadamente a su hermana.
— ¡Oh, ¡qué patético eres! Al no poder mover ni siquiera el corazón de una dama, estoy segura de que el que dirigirá el reino en el futuro no serás tú, qué rein…ugg
Después de que Ana casi terminara de decir todo, Alberto le tapó la boca. Tobías se dio la vuelta con una sonrisa mansa en su cara.
—Bueno, me disculpo por su mala educación. Mi hermana todavía no tiene suficiente conciencia de ser una princesa, ¿lo ves?
Aunque lo dijo sonriendo, Christina frunció el ceño desconcertada. Si es Alberto, debería haber sido capaz de bloquear su boca antes.
Tobías miró fríamente a Anna y se río.
— ¿Estás diciendo que sólo porque no puedo mover el corazón de una mujer no estoy en condiciones de ser el rey? Desafortunadamente, parece que el príncipe heredero seré yo.
—…
Anna abrió bien los ojos y arrancó la mano de su hermano de su boca. Como era de esperar, Christina miró fijamente a Alberto.
— ¿En qué estás pensando?
Era evidente que Alberto no había puesto fuerza en su mano a propósito; al recibir la mirada de reproche de Christina, se encogió de hombros.
Anna se animó y levantó la voz.
— ¡Si ese es el caso, entonces, tu padre debe ser un débil mental! ¡Tener un hombre que se burla de una mujer que ocupó la mitad de la población para estar en la cima, como si alguien así pudiera dirigir un reino! ¡Incluso la estupidez tiene su límite!
—…
La cara de Christina se volvió pálida.
Tobías miró a Anna con una cara seria.
No importa lo que pase, ella dijo demasiado.
— ¿Qué hacer? No, ¡qué estás tratando de hacer!
Preguntó con los ojos a Alberto, quien parecía perdonar el comentario de Anna, luego, miró a Tobías con una ligera sonrisa amarga.
—Aunque creo que las palabras de mi hermana tienen algo de verdad, sin embargo, me disculpo por su forma tan descortés de hablar, Su Alteza Tobías.
—…Tiene algo de verdad, ¿no?
Las palabras que murmuró profundamente, mostraron su irritación.
Entonces, Tobías mostró una sonrisa distorsionada.
—Aunque encuentro las palabras de Su Alteza la Princesa considerablemente descorteses, dependiendo de la respuesta de Su Alteza Alberto, puedo perdonar y olvidarlo.
— ¿Qué deseas?
La presencia de Alberto pareció cambiar al instante. Al igual que cuando estaba al mando del ejército, era una presencia fría que lo cubría, de alguna manera, cuando le pedía que respondiera.
Tobías frunció el ceño al ver el cambio de Alberto, sin embargo, continuó sus palabras, sin dudar.
—Trae aquí, a mi mujer, que se escapó a este reino.
Anna, que abrió la boca, palideció emocionalmente con una expresión como si dijera que había hecho algo terrible; mientras Christina se estrujaba el cerebro, buscando una forma de suavizar las cosas.
Sin embargo, Alberto preguntó tranquilamente y sin pausa.
—Cuando dices tu mujer, ¿puedo interpretarlo como tu amante? Me disculpo, pero percibo que no hay ninguna mujer amante de Su Alteza Tobías en este reino.
—…
Tobías frunció el ceño profundamente y miró a Alberto. Recibiendo la mirada de Alberto, la cual, no mostraba ningún signo de flaqueza, Tobías frunció el ceño. Pareció darse cuenta de algo, mientras suspiraba, rozó sus largos mechones de forma provocadora y escupía las palabras.
— ¡Irene Düker! ¡Trae a esa mujer aquí!
Dentro de la iglesia, donde el sonido resonaba con gran fuerza, resonó la arrogante demanda de Tobías.
[1] Transepto: la palabra transepto se utiliza comúnmente en la terminología arquitectónica religiosa para designar la nave transversal que en las iglesias cruza a la principal ortogonalmente. También designa, más genéricamente, a cualquier nave o corredor que cruce de manera ortogonal a otro mayor.