Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Yurina miró al niño frente a ella, sin poder ocultar su emoción. Tendría que bañarlo correctamente, pero ni siquiera la suciedad sobre él podría ocultar el blanco tan puro de su piel ni el rubio tan pálido de su cabello, siendo este raro incluso en la capital. Sin embargo, lo que llamó su atención fue algo más. Allí, entre sus enredados cabellos, se ocultaban sus ojos color rubí.

Ya era extraño que fuera tan rubio, pero esos ojos de un intenso rojo eran aún más inusuales. Incluso en este mundo, donde el color de ojos y cabello era tan diverso, encontrar un par de ojos carmesí era algo que no se veía normalmente. Debido a eso, la gente ignorante no sabía qué pensar al respecto y terminaba llamándolos «malditos». Sin embargo, había algo que ella sabía y era, de hecho, que esos preciosos ojos eran evidencia de haber sido bendecido por la diosa.

No cabía duda después de mirarlos. En un futuro, ese niño se convertiría en uno de los magos más grandiosos del Imperio. Solo por eso había pasado el último medio año de su vida buscándolo, revisando cada orfanato de la capital y de las provincias a su alrededor. En un punto, comenzó a preocuparse por la inminente llegada del invierno; sin embargo, su búsqueda había acabado. ¡Por fin, la persona en cuestión se encontraba frente a ella!

La diosa debe estar de mi lado.

En la historia original, el marqués Defrom era quien vendría a este orfanato para hacer caridad en el invierno, encontraría a este niño y lo llevaría con él, pero ahora eso no sucedería.

Seré yo quien se lo lleve.

Había esperado tanto por este momento.

—Ven conmigo.

Sus tranquilas palabras hicieron que la tez, de la mujer que la acompañaba, palideciera.

—Señorita, no puede hacer eso.

—Ven conmigo —repitió Yurina, ignorando las palabras de su niñera y acercándose a él—. Te protegeré. Si lo haces, no volverás a sentir tu estómago vacío y no tendrás que preocuparte por morir de frío.

—¿Por qué? —El niño se agachó y la miró cauteloso—. No creo en la caridad. ¿Qué diablos planeas hacer conmigo? ¿Planeas usarme como un juguete?

—¿Qué? —Ella se quedó atónita y solo atinó a sujetar uno de los botones en su pecho.

—A los nobles les gustan los niños que se parecen a mí, he visto a otros como tú.

Yurina estaba al tanto de que su apariencia atraía la atención.

Desde luego, es bastante atractivo.

Dentro de aproximadamente ocho años, siguiendo los hechos de la historia original, luego de graduarse de la Academia, mostrará su rostro de forma oficial en la sociedad y su apariencia será tan sobresaliente que capturará los corazones de tanto hombres como mujeres de todas las edades. Incluso ahora, si se le bañaba debidamente y se le vestía con ropa decente, se vería mucho mejor que cualquier otro chico noble de su edad. Sin embargo, aunque sus palabras eran demasiado para un niño, Yurina sabía que era dos años mayor que ella y entendía por qué hablaba así.

—¡¿Cómo te atreves a hablarle así a un noble?! ¡Señorita, no le preste atención y vámonos!

Estaba algo asustada, pero levantó ligeramente su mano para contener a su guardiana que trataba de llevarla de regreso al carruaje.

—Tienes razón, no estoy haciendo esto por pura caridad, es algo que no existe en este mundo. No endulzaré mis palabras ni te diré que hago esto por lo lamentable de tu situación; sin embargo, te aseguro que mi intención no es aquella impura en la que piensas. Sin importar cuán mayor seas, ¿por qué creerías que una niña como yo necesitaría un juguete? ¿Siquiera sabes el significado de eso?

El niño no respondió. Al ver sus tiernos labios titubear, parecía haber captado que las palabras de hace un momento las había escuchado en algún lugar, sin poder entender todavía su significado.

¿Debería enojarme o felicitar su atrevimiento?

Se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

—Si sigues usando tu lengua de una forma tan imprudente, podrías morir en un abrir y cerrar de ojos Tienes que cuidar a quién diriges tus palabras, no olvides que soy un noble. —Yurina se encogió de hombros mientras hablaba con una voz tranquila; era difícil discernir si sus palabras eran una persuasión o una amenaza.

—¿Entonces por qué? —preguntó de nuevo el niño, esta vez con un tono más bajo.

—Quiero invertir en ti.

—¿Invertir?

—Así es. —Cerró sus ojos un momento y pensó en el futuro—. Si te quedas aquí, podrías no sobrevivir este invierno y morir. Este, en particular, será más frío que los demás. —Sus palabras eran una verdad a medias. Era cierto que este invierno será tan severo con muchas personas que será considerado uno de los peores en la historia; sin embargo, ella sabía que él iba a sobrevivir. El marqués Defrom lo recogería y le daría un trato digno, pero Yurina debía engañarlo ya que su vida dependía de ello—. Así que ven conmigo, la familia Carthia te apoyará. ¿Qué piensas? ¿No crees que es una oferta mejor que la muerte?

—¿Por qué? ¿Qué ves en mí?

—Tus ojos color rubí. No sé si lo sabes, pero es el símbolo de la diosa. Históricamente, las personas que nacen con ese color de ojos, muestran un talento extraordinario para la magia. Hay un registro de que William, el archimago, también poseía esos ojos. —El que sus ojos fueran un símbolo de la diosa era un hecho poco conocido, solo se haría de conocimiento popular cuando él sobresaliera en la magia. Sin embargo, aunque de momento nadie estaba al tanto de eso, Yurina era consciente de ese hecho porque ya lo había leído.

—Entonces, ¿qué obtendrás de esta… inversión?

El niño sabía expresarse y eso le gustaba.

—Espero que en un futuro recuerdes que he elegido salvarte y, si llego a estar en peligro, espero que hagas lo mismo por mí.

—¿Qué pasa si no quiero?

—Bueno, es cierto que no puedo obligarte. —Lo miró y le sonrió gentilmente—. ¿Qué piensas de esta oferta?

Yurina Carthia podría tener la apariencia de una niña de diez años, pero el alma ahora dentro de ella tenía veintidós años. Por lo tanto, no era erróneo pensar que podría poner a este niño de su lado.


Lugiia
Hoolaa <3 Aquí Lugii, un placer trabajar con Melin en esta novela y, además, tenerlos como lectores. Esta es una novela de la cual he estado enamorada desde hace más de un año, así que es un honor estar en este proyecto. Qué disfruten <3

3 respuestas a “Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela”

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