Dama a Reina – Capitulo 93: En el momento en que te vi, me enamoré de ti

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Tratar con todos los asistentes fue una tarea considerablemente agotadora. La duquesa Ephreney aún no había superado su propio dolor y tenía que recibir las condolencias sin sentido de los demás.

La duquesa Ephreney entró en su habitación, luciendo exhausta. La muerte de su hijo se sintió aún más definitiva cuando terminó el funeral, se sentía agotada y peor aun, deprimida.

De repente alguien tocó suavemente a su puerta, la duquesa respondió con voz débil:

—¿Quién es?

—Soy yo, duquesa. —Era la voz del mayordomo—. Ha llegado un paquete.

—¿Un paquete?

El mayordomo entró y le entregó el paquete. La duquesa examinó cuidadosamente su exterior. Para la duquesa Ephreney, era lo único que decía, ni siquiera tenía remitente. Después de despedir al mayordomo y a todas las sirvientas, abrió el paquete.

—¿Qué es esto?

En el paquete había diecisiete cartas. La duquesa Ephreney comenzó a leer la primera.

Querida Jaony.

—¿Jaony…? ¿Quién es esa? 

Ella no conocía a ninguna Jaony, reflexiono un momento sobre eso, pero nadie le vino a la mente. Ella continuó leyendo desde la segunda línea.

¿Estas esperando? Felicidades. Parece que este es el primer paso hacia nuestro plan.

Aunque la duquesa también tiene un hijo, es enfermizo, por lo que no es como si estuvieras en la ruina. Si da a luz a un niño, entonces tendrás una oportunidad.

Como prometí, te ayudaré a convertirte en la dama de la familia Ephreney, tanto física como espiritualmente. Siempre que me ayudes. Trata de mantenerte saludable, espero que todo salga bien si surge algo.

Quema esta carta en cuanto la leas.

Tuya, Rose.

—¡Hah…!

La duquesa Ephreney analizó toda la historia detrás de esa carta.

Entonces “Jaony” es el apodo de Jaenory, y la “Rose” debe ser…

—Marquesa Ethylaine, ella…

Sin que ella pudiera evitarlo, todo su cuerpo comenzó a temblar arrugando el papel en el momento.

Entonces ella la ayudará a convertirse en la dama de la casa Ephreney, ¿eh? ¿Quiere usurpar mi lugar, a mí, la legítima descendiente de sangre de la familia Ephreney? Parece que ambas planearon matarme junto con mi hijo.

Una risa incrédula salió de la boca de la duquesa. A juzgar por la firma de la marquesa Ethylaine al final de la carta, esto no era falso.

Ella inmediatamente comenzó a leer la segunda carta. Felicitaba a Jaenory por el nacimiento de su hijo. La tercera y cuarta letras no contenían nada importante. Fue en la quinta carta que confirmó una de las sospechas de la duquesa Ephreney.

Querida Jaony ha pasado un tiempo.

Hoy, finalmente me encontré con el duque Ephreney.

Finalmente descubrió que sabía lo que sucedió con la depuesta reina Alisa. ¡La carta enviada a la reina Alisa sobre Janet está en mis manos! ¡Deberías haber visto la expresión de su cara! No tiene precio.

Si Su Majestad el emperador lo descubre, no podrá perdonar al duque. Intentará vengarse de cualquiera que esté directamente relacionado con la muerte de su madre biológica.

El duque es plenamente consciente de ese hecho, y es por eso que no puede hacerme nada. Por supuesto, existe la posibilidad de que intente deshacerse de mí, pero no es tan tonto como para tratar de eliminar a la amante favorita del emperador. Además, los guardias del palacio me están protegiendo, entonces, ¿de que tengo que preocuparme?

Me pondré en contacto contigo si surge algo. 

Recuerda quemar esta carta.

Tuya, Rose

—¡Entonces es por eso que la marquesa Ethylaine…!

La duquesa Ephreney asintió con la cabeza en comprensión. Siempre pensó que era extraño que su esposo repentinamente decidiera adoptar a la hija de un simple barón de la noche a la mañana, pero pensar que era por esta razón. La duquesa no pudo deshacerse de la expresión absurda en su rostro.

El asunto al que Rosemond se refería era en realidad algo con lo que la duquesa Ephreney también estaba familiarizada. No había forma de que ella no lo supiera. Después de todo, ella fue quien alentó y ayudó a su esposo a que lo hiciera.

El duque Ephreney, que originalmente era hijo de un marqués, deseaba un puesto más alto, y la forma más rápida de hacerlo era incitar a la celosa reina Alisa a cometer traición. A partir de ahí, podría tomar el cargo de canciller de la duque Oswin, la familia de la reina Alisa. Todo eso fue posible por que la reina estaba cegada por los celos.

La duquesa Ephreney se enteró del plan de su esposo y lo ayudo. Como era por el bien de la familia, no tenía motivos para negarse. Junto con su esposo, la duquesa Ephreney continuó abriendo una brecha entre la reina y la concubina, la madre de Lucio, y finalmente causó que Alisa despreciara a Janet.

Al final, la reina Alisa fue destronada y el duque Oswin se aisló de la sociedad. Naturalmente, el puesto de canciller se le otorgó a los Ephreney, que eran los más altos de todas las familias de marqueses, y finalmente se les otorgó el título de duque unos años más tarde en reconocimiento a sus distinguidos servicios.

¡Pero pensar que Rosemond sabía eso! A juzgar por lo que se decía en la carta, Rosemond se enteró no del duque, si no por otra fuente. La duquesa se mordió las uñas nerviosa.

De todos modos, Rosemond recibiría su castigo en el juicio, y si no sucedía nada más, sería sentenciada a muerte. Todo lo que la duquesa tenía que hacer era quedarse callada hasta entonces. Si no, entonces ella misma mataría a Rosemond. No era como si alguien intentara investigar la muerte de una persona que ya está en el corredor de la muerte.

La duquesa Ephreney continuó con la siguiente carta, nada fuera de normal. Era lo mismo para la siguiente carta, y la siguiente… Justo cuando comenzaba a acostumbrarse a la mediocridad, algo llamó su atención.

La duquesa Ephreney es bastante lamentable.

Ella se congeló al leer esas palabras. ¿Lamentable? ¿Yo? Ella rápidamente continuó leyendo el resto de la carta.

Hablando francamente, no hay nadie tan lamentable como ella.

Aunque tiene la sangre de la familia Ephreney corriendo por sus venas, tuvo que cederle su propiedad a su esposo porque es una mujer. Peor aún, su esposo ni siquiera tiene el mismo estatus que ella: no es más que un humilde barón.

A pesar de lo devota que es con su esposo y su familia, él fue seducido por las tentaciones de una prostituta e incluso tuvo un hijo con ella.

Esto es probablemente algo que no sabes, pero el duque Ephreney embarazo a la duquesa Ephreney al violarla. Por supuesto, la duquesa no sabe de este hecho y sigue creyendo que ella lo eligió hasta el día de hoy. Aunque el que tomó la decisión no fue ella, sino él.

La carta cayó al suelo. Los dedos de la duquesa Ephreney temblaban.

—¿Cómo…? ¿Cómo ella…?

La cara de la duquesa se puso pálida por la conmoción y la ira. Ella enterró las uñas en su rostro sin hacer ningún movimiento por recoger la carta que cayó debajo de la silla. Eso sucedió hace veinte años, ni siquiera lo recordaba ahora.

 ♦ ♦ ♦

—Lady Izu.

Al escuchar que alguien la llamaba, Izu Ephreney miró hacia atrás. Un hombre rubio y apuesto la había llamado. Sintiendo que su corazón latía salvajemente en su pecho, ella respondió:

—Si buen señor. ¿Qué sucede?

En ese momento, no había pasado mucho tiempo desde la coronación del nuevo príncipe heredero. Todo el reino estaba de buen humor, y los nobles pasaban las noches borrachos de placer. Izu Ephreney, la hija de un marqués, no era la excepción.

—Se te cayó el pañuelo —dijo el hombre cortésmente mientras le tendía un paño blanco. La cara de Izu se puso roja cuando aceptó el pañuelo.

—Gracias señor. Puedo ser bastante torpe.

—No, me alegro de haber sido yo quien lo encontró.

—Oh, en lugar de eso… ¿cómo sabe mi nombre?

Ante su pregunta, el hombre puso una sonrisa amable.

—Escuché que la hija de los Ephreney es una mujer de belleza incomparable, y con solo verte supe que eras tú.

—Oh por los dioses. —Al escuchar el cumplido del hombre, su rostro se puso más rojo—. ¿Pero quién eres? No creo que nosotros…

—Ah, me disculpo por no presentarme. —El hombre se inclinó cortésmente—. Soy James Newton Le Hedwig.

—Soy Izu Catia La Ephreney. ¿Eres quizás el hijo del barón Hedwig?

—Sí.

—Ah.

Izu por dentro estaba decepcionado. Era un hombre apuesto y amable, pero tenía un rango inferior. Ella nunca podría casarse con alguien como él. No había forma de que su padre lo aprobará. Hizo un esfuerzo por ocultar la decepción de sus rostro.

—En cualquier caso, gracias, señor. Espero que disfrute el resto de la fiesta…

—Espera, mi señora.

Ante las palabras de James, Izu se detuvo. Con una expresión extraña, ella miró al hombre más alto.

—Si aún no has adquirido un compañero —comenzó James con una sonrisa amable—. Lady Izu, ¿sería tan amable de ser mi pareja de baile?

—Ah…

Izu, incapaz de negarse, asintió levemente. Era obvio que ella se sentía atraída por él en ese momento.

—Esta bien. —La sonrisa de James se hizo diez veces más brillante.

—Es un honor, mi lady.

Las mejillas de Izu se sonrojaron. La pareja luego comenzó a bailar juntos. James bailó como si hubiera recibido un entrenamiento extenso sobre el baile y guió a Izu por la pista como a una experta. Ella que confiaba en sus habilidades de baile, se impresionó con sus pasó y eso solo hizo que se sintiera aún más atraída por él. Cuando terminó el baile, Izu se despidió de él, con el rostro radiante.

—Hoy fue muy divertido, señor.

—También pasé un tiempo maravilloso, lady Izu. —Mantuvo una amable sonrisa hasta el final—. ¿No tienes sed? Te traeré un cóctel. Por favor, espere un momento.

—Ah gracias.

Izu asintió antes de dirigirse hacia un área más remota.

Es un hombre considerado. Hubiera sido agradable si perteneciera a una familia de un estatus mayor… 

—¿En qué estás pensando, mi señora?

James había regresado. Izu dio una suave sonrisa antes de responder.

—En algunas cosas.

—Parece que hay mucho en que pensar.

—Solo un poco.

Dicho esto, Izu tomó un sorbo del cóctel que James trajo. Era dulce y refrescante en su garganta.

—Tengo muy baja tolerancia al alcohol. No quiero que me veas cuando estoy borracha.

—Por favor, no se preocupe, mi lady.

James le dio una sonrisa encantadora antes de inclinarse para susurrarle al oído. Quizás fue porque él también bebió un poco de alcohol, pero su aliento se sintió caliente en el lóbulo de su oreja. Izu sintió que todo su cuerpo se estaba convirtiendo en papilla y comenzó a tambalearse. James la atrapó de inmediato.

—Por favor tenga cuidado, mi lady. No es un cóctel fuerte…

—Pensar que estoy borracha con un solo cóctel, pero parece que ya no soy tan joven.

—Por favor, no digas esas cosas —protestó James mientras sacudía la cabeza—. ¿Vamos a la terraza? —sugirió el hombre.

—Bien.

Los dos comenzaron a dirigirse hacia la terraza y se sentaron en el banco mientras terminaban sus cócteles. Una sensación cálida y agradable comenzó a burbujear dentro de Izu, supuso que se debía al alcohol o quizás se trataba del hombre a su lado.

—Hace un poco de calor —murmuró.

—¿Tienes calor?

—Mi cuerpo… se siente caliente… ¡ngh!

Fue entonces cuando ella gimió. Ah, esto era extraño. Su cuerpo no se sentía como si fuera el suyo esta noche. Un calor comenzó a acumularse dentro de su vientre…

—Mi cuerpo se siente extraño —expresó, con voz temblorosa.

—Oh querida —murmuró James con una voz lamentable—. ¿Dónde sientes incomodidad?

—Es que… solo…

—Parece que te agotó el bailar tanto. —Con voz preocupada, James puso una mano sobre su cuerpo—. Te daré un masaje para relajarte.

—¡Está bien!

James de inmediato acarició su piel con el pretexto de darle un masaje a su cuerpo. En realidad, el cóctel que James le había dado tenía un afrodisíaco. Ignorante de la situación, Izu parecía a punto de llorar mientras susurraba.

—Es extraño. Mi cuerpo se siente… demasiado caliente…

—Mi lady.

Fue entonces cuando James la llamó y ella lo miró con los ojos enrojecidos.

—Te amo —susurró James.

—¿Qué?

Al escuchar la repentina confesión, Izu emitió un sonido de sorpresa, se había olvidado completamente del calor que inundaba su cuerpo. Con voz tímida, continuó.

—Para ser honesto, en el momento en que te vi… Me enamoré de ti.

—Pero, solo tenemos… ¡aah!

Izu no pudo terminar su oración cuando James presionó sus labios contra los de ella. Sus pensamientos se nublaron al sentir la suavidad de sus labios, y pensó que había perdido la cabeza al sentir su cuerpo cerca del suyo. Fue entonces cuando comenzó a sentir que su conciencia se desvanecía.

—Ah… mi lord… espera…

Con esas palabras, Izu perdió el conocimiento.


Kiara
Pues ni tan buena no salio la duquesa... bueno si tenemos en cuenta la época la mujer siempre debe apoyar a su esposo

23 respuestas a “Dama a Reina – Capitulo 93: En el momento en que te vi, me enamoré de ti”

  1. La vida de la duquesa es una tragedia espero que heche a ese aprovechado y a esa prostituta que no le sigan viendo la cara aunque la doña resulto ser tremenda fichita tambien

  2. Al fin se terminó, lo que más me gusta de esta historia es que nadie es totalmente bueno o malo, obviamente Rosamond es más mala que buena, pero al final lo que la terminó fue su ambición, deseaba mucho más de lo que podía tener, en la propia novela ella dice que amó a Lucio. Patricia es lejos mi protagonista favorita, porque ella se aferra a sobrevivir tenía que condenar a Rosamond tenía que hacer caer al duque ese todo por sobrevivir y que su familia no sufra. Gracias por el capitulo.

  3. Muchas gracias por la traducción uwu

    Aunque la Duquesa accedió a apoyar a su marido queda claro que no tenía otra opción. Debía hacerlo sí o sí. Esperemos que esos tres inútiles reciban su merecido.

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