Dios de la Música – Capítulo 20: Conquista escolar involuntaria (1)

Traducido por Ichigo

Editado por Lily


Jung MinAh, que solía vivir en su casa, se sentía algo molesta por tener que compartir piso con otras chicas debido al proyecto del grupo musical. Le daba pena dejar de disfrutar de la comida que le cocinaban sus padres, pero no quería renunciar a esa oportunidad. Al final, con lágrimas en los ojos, hizo las maletas y se dirigió a los dormitorios.

Sin embargo, el verdadero sufrimiento acababa de empezar.

—Encantada de conocerte. Mi nombre es Lee SamSoon.

—S-Sí… Soy Jung MinAh.

Lee SamSoon, su compañera de habitación y coetánea, era un gran problema para Jung MinAh.

No soportaba su acento de la provincia de Chungcheong[1], que le parecía demasiado rústico.

—Yo usaré esta cama y tú usarás la otra, ¿está bien? Yo me acuesto a las once. ¿Y tú? Debes dormir temprano y levantarte temprano.

Para Jung MinAh, era la primera vez que escuchaba el ritmo lento de las palabras de SamSoon. Además, ella parecía estar tranquila con todo. ¿Cómo podía hablar tan despacio siendo una campesina? A Jung MinAh le costaba adaptarse a su acento y le dolía el cuello de tanto inclinar la cabeza.

Le desagradan los acentos. No sabía si reír o llorar. Solo conocía a Lee SamSoon por los rumores, pero cuando la vio en persona, no pudo evitar el disgusto. No había química entre ellas.

—¿Te gusta? ¿O no? ¿Por qué no dices nada?

—Ay, no sé.

Quizás alguien encontrara encantador su acento, pero Jung MinAh no podía soportarlo, carecía de elegancia.

¡¿Qué le pasa a esta mujer?! ¡¿Acaso pretende que conviva con ella de ahora en adelante?!

Cuando se dio cuenta de que tendría que compartir su vida con aquella campesina ruda, se sintió abatida. Su futuro le pareció sombrío.

Así comenzó el proyecto del grupo de chicas, con el visto bueno de todos.

Todo el mundo estaba ocupado. Las chicas seleccionadas se mudaban a sus dormitorios y practicaban según sus horarios personales, mientras que los empleados sufrían el cansancio por el exceso de trabajo. Las chicas recibían una atención esmerada desde el primer momento. KangYoon era muy riguroso con la gestión de las candidatas, a diferencia de JooAh, que se bastaba a sí misma.

—Están practicando bien…

♦ ♦ ♦

Una semana después, en una reunión, KangYoon sostenía el informe de cada equipo mientras discutía con el resto de directores.

—Lo dije al principio, pero vamos a entrenarlas con el trabajo en equipo como objetivo principal por un tiempo. Quizá no sepan mucho, pero tienen mucho orgullo y se pelearán a menudo. Tal vez no puedas evitar las discusiones, pero por favor, trata de orientarlas bien para que las superen después.

—¿Alguien tiene alguna otra opinión?

No había nada más que decir.

KangYoon les dio instrucciones claras pero breves. Les pidió que mejoraran su trabajo en equipo y que practicarán juntos con frecuencia. No se entrometería en el método que eligieran. Él confiaba en la forma de trabajar de los empleados, pero también esperaba que cumplieran el objetivo.

—Con esto concluimos la reunión.

KangYoon dio por terminada la reunión sin demora. No disponía de mucha información sobre el grupo de aprendices, así que no tenía sentido profundizar en el trabajo en equipo, que era un aspecto clave en esta etapa. No obstante, este tema se retomaría la semana siguiente.

Los asistentes salieron del despacho de KangYoon en tropel. Luego redactó un informe y se dirigió a la oficina del presidente.

—Bienvenido, jefe de equipo KangYoon.

La presidenta Lee HyunJi saludó con entusiasmo. Se trataba del primer informe tras la aprobación del proyecto, y se notaba que tenía grandes expectativas, aunque también algo de nerviosismo. Tomó un sorbo del café que le había servido su secretaria y se dispuso a ver el informe.

Tras leerlo, estampó su firma con satisfacción, dando el visto bueno.

—Está bien. Gracias por tu trabajo.

—Gracias.

KangYoon informó brevemente sobre el progreso. El entrenamiento se desarrollaría de esa manera en el futuro y se enfocaría en el trabajo en equipo, entre otras cosas.

—¿Cuándo podremos ver el resultado final?

—El tiempo estimado es de un año.

—¿No es un plazo muy ajustado?

Lee HyunJi inclinó la cabeza confundida, pues esperaba que el proceso durará dos o tres años. Si se trataba del KangYoon actual, era preferible que obtuviera un resultado seguro y estable, aunque le tomará más tiempo, que uno rápido. Quería saber por qué había dicho un año, cuando no tenía tanta presión por los resultados.

—Los cantantes solistas dominaban el mercado musical hasta principios de la década de los 2000, pero la situación está cambiando gradualmente. Los cantantes de grupo, sobre todo los jóvenes de entre 10 y 20 años, están desplazando a los solistas. Por supuesto, los cantantes solistas tienen más talento ahora, pero eso no durará mucho. Por eso, tenemos que adaptarnos rápido.

La presidenta se deleitaba con estas charlas con él. Le parecía que tenía una mirada aguda sobre la época. Ella compartía su visión, pero no lo dejaba traslucir.

—Entonces me iré.

—Por favor, trabaja duro.

KangYoon se encaminó a su oficina tras terminar el informe que parecía más una tertulia en el despacho de la presidenta.

—¡¡Señor!!

Sin embargo, cuando él creía estar solo en su oficina, se encontró con que había alguien más. Era Jung MinAh.

—¿MinAh? ¿Qué ocurre?

—Jefe de equipo. Necesito hablar con usted.

KangYoon sintió curiosidad. La expresión de Jung MinAh revelaba que tenía algo importante que decir. Parecía una persona con muchas cosas acumuladas. Le invitó a sentarse y se dispuso a escucharla.

—No me siento cómoda con SamSoon. No puedo compartir habitación con ella. Su forma de vida, su acento… No me cae bien. Jefe de equipo. ¿Podría cambiarme?

Solo había pasado un día desde que empezaron a vivir juntas. Sin embargo, Jung MinAh ya fue a buscarlo. KangYoon pensó que era ridículo, pero contuvo sus impulsos y le dijo:

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo en la residencia? No puedes pedir cambiar de habitación después de solo un día. Además, SamSoon no te ha hecho nada malo. Si no tienes nada más que decir, por favor, retírate.

Fue tajante con ella. Jung MingAh era una talentosa poco común. Pero no podía atender una petición tan egoísta como esa. Lo consideró como una diversión.

—Líder de equipo.

—Vete a entrenar.

KangYoon guardó silencio. No intentó consolarla. En esas situaciones, tenía que mostrarse firme. Eso pensaba. Sabía que ella estaba triste, pero por el momento, tenía que ver el panorama general.

Estaba a punto de terminar el informe cuando la puerta se abrió de golpe.

—¡¡He vuelto!!

KangYoon levantó la cabeza sorprendido y vio a una chica bajita que entraba con los brazos abiertos. Era JooAh. Suspiró como si se le hubiera escapado toda la energía.

—Podrías llamar a la puerta. ¿No crees…?

—Sí, sí, lo que tú digas. Qué alegría verte. Ah~. Qué raro se siente que me hagan reverencias. Me encanta verte después de tanto tiempo.

Cuando JooAh expresó su decepción, KangYoon se rió. A ella le gustaba actuar sin inhibiciones en lugares privados. Él, que apenas tenía trabajo pendiente, le preparó un té rápidamente.

—Gracias. Pero qué mal se te da hacer té.

—Ja, ja, ja, sabes lo que hiciste mal, ¿no?

—Te fuiste sin más después de comer, como en Japón. No dejaré de recordarte eso nunca.

JooAh deseaba seguir colaborando con KangYoon. Aunque había provocado un gran revuelo delante del presidente Won JinMoon, él no la despidió. Era la primera vez que sufría una humillación así y tuvo que resignarse, pero guardó un hueco para él en su corazón.

—¿Es culpa mía?

—¿Qué te crees? Haz lo que te dé la gana. Pero antes de eso, dame un CD con tu autógrafo.

—¿Un CD con mi autógrafo? ¿Para qué lo quieres?

El tema cambió y JooAh se sorprendió por su petición. Recordó que él ya le había pedido su firma la vez anterior. Ella se la había dado con más cuidado que a los demás. Le había firmado una foto única, así que no había más que decir.

—Es para mi hermana menor. Ella es tu fan. Tiene tu misma edad.

—Está bien, está bien. Pero, ¿sabes qué? Ahora mismo no te lo puedo dar, aunque quisiera. La tercera edición se ha agotado y estamos esperando la cuarta.

Eso era un inconveniente, aunque el álbum se vendiera muy bien. Gracias a eso, la compañía estaba muy contenta con las ventas.

—Está bien. Hazme el favor.

—Déjalo en mis manos.

Después de escuchar los consejos de KangYoon sobre su futuro, JooAh tomó nota de todo lo que él le decía. Le habló de cómo mejorar su actitud y de las personas con las que debía llevarse bien. Aunque ella se mostraba traviesa la mayor parte del tiempo, prestaba mucha atención a sus palabras.

Tras charlar un buen rato, miró el reloj y se levantó.

—Me tengo que ir. Mi avión sale pronto.

—Adiós. No te preocupes por el CD.

Él se quedó sin aliento cuando ella se marchó. Había sido como una tormenta.

—Ahhh… Siempre tan llena de energía…

Él sonrió al verla alejarse.

♦ ♦ ♦

Su grado cambió y al empezar el nuevo semestre, se sintió feliz de ir a la escuela. Se hizo amigos y amplió el círculo de personas con las que conversaba. Aunque no era muy habladora, era un gran cambio respecto al pasado, cuando se quedaba callada y se sentía invisible. Quizás por ese motivo, la cara de HeeYoon se llenó de alegría más que nunca.

—Límite N a 10…

Matemáticas. Una hora de terror en la que todos se quedan dormidos por las drogas soporíferas llamadas números y polígonos. HeeYoon resistió la tentación y se enfocó en la clase.

—No es fácil.

Era evidente que las matemáticas no eran sencillas. El profesor resolvía todas las preguntas, pero HeeYoon estaba atascada. Levantó la mano después de intentarlo varias veces.

—Disculpe, ¿puede…? —Fue justo cuando levantó la mano para preguntar.

Desde la ventana, se oyó un ruido estruendoso de un motor.

—¿Eh? ¿Qué coche es ese?

—¿Dónde?

El ruido ensordecedor del motor hizo que todos los alumnos se precipitaran a la ventana. El profesor, sorprendido, también se acercó como si hubiera recibido un impacto. Al otro lado, un coche rojo que solo se veía en la televisión cruzaba el campo deportivo de la escuela.

—¡Eso es un Borsche!

—Vete a la mierda. Apuesto todo lo que tengo a que si es.

Los fanáticos de los coches estaban eufóricos. ¿Qué hacía un coche tan caro aquí? ¿Habría algún magnate rico en la escuela? Se multiplicaban las conjeturas.

Al final, el coche se detuvo y bajaron un hombre y una mujer.

—¡Eh! ¡Es JooAh!

—¡Joder! ¡Es la auténtica JooAh!

La celebridad más sexy del momento. La primera celebridad que más admiraban y envidiaban los estudiantes: JooAh, se dirigía a la escuela.


[1]Chungcheong: es una provincia que se encuentra en el sudoeste de Corea.

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