Traducido por Ichigo
Editado por Anyi
A primera hora de la segunda mañana, un ligero y sencillo coche de caballos se detuvo ante las puertas traseras de la finca del Primer Ministro. Los sirvientes que vigilaban el jardín trasero sentían curiosidad, al punto en que casi dieron un paso adelante, cuando un joven salió repentinamente del carruaje. Tenía una apariencia brillante, atractiva y elegante, y aunque su ropa era ordinaria, no ocultaba su elegante porte.
Al ver llegar al primer rango escolar, los sirvientes tuvieron un momento difícil. Hace un mes, el maestro usó como pretexto el examen imperial para trasladar a Guan Xiu Wen a un patio exterior. Cuando se convirtió en el primer rango escolar, se les ordenó no dejarlo ingresar al patio interior sin previo aviso. Ahora con la ausencia del maestro, se preguntaban cómo harían para hacer cumplir el mandato. Al ver la naturaleza amistosa y cálida del joven, pensaban que las precauciones del maestro contra él eran demasiado injustas.
Justo en medio de ese dilema, el ama de llaves salió, y al ver a Guan Xiu Wen, se sorprendió; soltando una risa ligera, se acercó hasta llegar frente a él para darle una pequeña reverencia.
—Esta vieja sirviente aún no ha felicitado al caballero Guan, qué falta de respeto de mi parte… —Su voz era en absoluto sentida, sincera y conmovedora.
—¿Cómo es eso? —Guan Xiu Wen se apresuró hacia adelante, su rostro llevaba una sonrisa amistosa y pura—. Todavía no le he dado las gracias por cuidar de mí antes.
Los dos intercambiaron cumplidos por un largo tiempo, ambos con sentimientos de reticencia.
—Me gustaría entrar en el patio interior para agradecer a la señora sus cuidados —mencionó Guan Xiu Wen con un tono que no dejaba mostrar sus intenciones—. No sé si puede hacerme un favor.
El ama de llaves dudó un poco al recordarlas órdenes del señor Primer Ministro. Al observar que Guan Xiu Wen era un joven amable, de apariencia inocente, puro y elegante, por lo que supuso que no causaría ningún daño. Además, recordó que fue la señora quien lo trajo a la residencia; era natural que quisiera agradecerle.
—Caballero Guan entre, y tenga cuidado que otros lo vean. La señora está descansando en la sala de estudio de las cámaras traseras —habló en voz baja, mientras su corazón se relajaba.
Sonriendo mientras asentía en agradecimiento, Guan Xiu Wen pasó por delante de los sirvientes, y se dirigió hacia el patio trasero.
Ya que conocía la finca del Primer Ministro como la palma de su mano, tomó un camino tranquilo y aislado, y se las arregló para no encontrarse con nadie. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba en la entrada del lugar indicado.. Desde el otro lado de los macizos de flores, vió a dos criadas salir de la sala del estudio, cerrando con mucho cuidado las puertas, pero se sorprendió al darse cuenta que no las reconocía.
Al verlas alejarse, Guan Xiu Wen subió los escalones y al empujar las puertas, su rostro se iluminó con una sonrisa. Estaba a punto de hablar, pero encontró que el lugar estaba en completo silencio.
La sala de estudio era tranquila y refinada. En el sofá de madera de palisandro, Gui Wan estaba profundamente dormida, en una paz tan indescriptible, que el aislamiento hacía parecer que el lugar se había convertido en una dimensión por completo diferente.
Silenciosamente se acercó al sofá, y se inclinó para contemplar con atención a la bella durmiente de Gui Wan. Los ojos que con normalidad lo miraban estaban cerrados en este momento, como un nenúfar, su sonrisa por lo general vista cuando está despierta se encontraba oculta, haciéndola parecer cada vez más bonita y tranquila. Al observarla, un deseo surgió en su corazón. Acercó su mano al rostro con el que soñó muchas veces, y sintió una sensación maravillosa que lo dejó sin aliento por un momento. Su corazón latía con fuerza, mientras acercaba su rostro al de Gui Wan, al punto en que podía sentir su suave respiración, haciendo que sus latidos se volvieran más rápidos. Incapaz de contenerse, bajo su cabeza, besando ligeramente su cabello, ojos y nariz. Sorprendido al darse cuenta de lo que estaba haciendo, levantó de inmediato su cabeza, y en ese momento, le pareció escuchar como fluía su propia sangre.
Gui Wan, sumida en un profundo sueño, no se despertó; entre sus cejas se mostraba el rastro de su cansancio. Queriendo ayudarla a borrar todo rastro de problemas, acercó su mano al rostro de ella, pero sin llegar a tocarla, vaciló y se acercó a sus labios un poco separados. Le era difícil controlarse ante estos labios más encantadores que las flores de melocotón, así que depositó un beso en ellos. No se atrevió a molestarla un poco más, así que solo besó con ligereza los labios de Gui Wan, como si estuviera haciendo un voto…
Este podría ser quizás el único voto que había hecho en su vida…
Sentado tranquilamente al lado del sofá, se había olvidado la hora. No podía apartar sus ojos del rostro con el que siempre había soñado y anhelado. En un principio solo quería preguntarle acerca de lo sucedido ayer, él solo quería escuchar su voz, olvidando su intención inicial para visitarla, estaba inmerso en ese lugar, incapaz de apartarse.
La vieja ama de llaves se acercó a la entrada de la sala de estudio, y al observar por las puertas entreabiertas, la escena la sorprendió en gran manera hasta el punto en que su voz no podía salir. Aquel joven, tranquilo sentado al lado de la señora sin moverse, con sus ojos llenos de infinita ternura, tan encaprichados… El ama de llaves mostró una mirada en extremo severa, y no se atrevió a hacer un solo movimiento al estar insegura de cómo proceder.
Justo en ese incómodo momento de vacilación y pánico, el joven se levantó de repente, y se asomó. Sin darle tiempo de esconderse, se encontró con sus ojos. Era tan extraño, hace un momento estaban llenos de ternura, pero al entrar en contacto con la mirada de ella se enfriaron mostrando una ferocidad afilada, haciendo que la mujer quedara congelada en el momento en que la miró.
El joven se dirigió a la puerta con pasos ligeros. Consternado, giró la cabeza para ver la figura en el sofá una vez más mientras empujaba con suavidad las puertas, y le hacía un gesto de silencio al ama de llaves. Sabía que la sirvienta lo seguiría al salir, por lo que decidió esperarla en el centro del patio. Solo entonces el ama de llaves reaccionó, acercándose a él con pasos apresurados, pero las palabras no salieron de su boca.
—La nieta del ama de llaves Lou es de verdad linda e inocente… —habló Guan Xui Wen de repente, mirando al ama de llaves con una aparente sonrisa.
Sin entender por qué mencionaba algo así de repente, el ama de llaves lo miró con sorpresa, preguntándose si realmente era el Guan Xiu Wen que conocía. Tan frío como el hielo, despiadado y misterioso…
—Aunque no sea por tu bien, al menos ten en cuenta a tu familia. Lo que acabas de ver, olvídalo todo —susurro Guan Xiu Wen al oído del ama de llaves.
Dicho esto, antes de darse la vuelta para marcharse, miró al ama de llaves sonriendo con un significado oculto.
La vieja mujer se quedó sola en el patio, enfrentándose a una lucha interna. Debería contarle al primer ministro sobre el asunto, que él decida que hacer al respecto, pero al final, no dio ni un solo paso.
—La nieta del ama de llaves Lou es de verdad linda e inocente…
Esas palabras permanecían con viveza en su mente, impidiéndole actuar. Lo que había dicho este joven era cierto, tenía que considerar a su familia. Por ello, durante mucho, mucho tiempo, siguió de pie en medio del patio…
Al salir de la finca del Primer Ministro, Guan Xiu Wen aún tenía esa sonrisa significativa. Incapaz de ocultar sus sentimientos, se acercó al carruaje de caballos, miró al lugar del que acababa de salir y pensó por un largo momento antes de girarse para subirse al carruaje .
—Vamos —le ordenó al cochero.
El carruaje se alejó con lentitud. El cochero era un hombre honesto y sencillo de más de treinta años, y nunca había cuestionado los asuntos de su amo, su carácter era en particular directo.
—Caballero, ¿regresará a su finca? —preguntó.
El emperador le había otorgado una residencia oficial, y aunque la construcción no se había completado, él ya se había mudado.
—No es necesario —respondió una voz clara y aguda que provenía del carruaje—. A la residencia del emisario Nu.
Volviéndose sorprendido, el cochero había querido decir algo, pero al final no lo hizo. Era mejor no preguntar, no hablar, y no decir demasiado de los asuntos del maestro. Esos eran los fundamentos de ser un sirviente.
—¿Cuándo se renovará por completo la finca de los eruditos de primer rango? —preguntó Guan Xiu Wen de repente. Su voz era plana, incapaz de distinguir los tonos altos y bajos.
—Todavía faltarían otros dos meses —respondió el cochero de manera respetuosa, antes de volver a abrir la boca—: Caballero, en el patio, ¿qué flores va a plantar? ¿Qué tal granadas? Es casi verano, las flores de granada se verán bien, e incluso se pueden comer frutas de granada…
—Plantas de flores de ciruelo. —Una frase fría, cortó su conversación.
—¿Flores de ciruelo? El invierno ya ha pasado ¿qué es tan bueno en eso…? —preguntó el cochero sorprendido.
Al ver que no obtenía la más mínima respuesta, supo que decir más sería inútil. Lo que el caballero hubiera decidido, nadie podía cambiarlo.
Escuchó las palabras del cochero, pero Guan Xiu Wen no le prestó atención. ¿Qué flores plantar? Por supuesto, flores de ciruelo… Extendió su brazo para tomar una caja y la abrió en silencio. Miró algo distraído al pergamino que se encontraba en el interior, y sonrió de forma inconsciente.
Pensó durante mucho tiempo, y al momento de cerrar la caja su sonrisa desapareció. Al pensar en Gui Wan quien durmiendo con comodidad a la luz del día, se dio cuenta que ella debió haber tenido un encuentro con el espía de los Nu. Concluyó que ellos se estaban moviendo con tanta rapidez porque les había dado pistas precisas para encontrar a la persona del cuadro. Algo pasó por sus ojos, su cuerpo se volvió oscuro mientras murmuraba:
—Todavía hay muchos asuntos que atender…
Acarició con ligereza la caja. Guan Xiu Wen cerró los ojos, sus pensamientos estaban lejos a la deriva…
Ya sea Lou Che o los Nu, nadie tenía el poder de poseer ese pergamino. Agarró con fuerza la caja, tan fuerte que incluso sus nudillos se pusieron un poco blancos…
♦️ ♦️ ♦️
Un bosque de bambú de color verde esmeralda, tallos altos como el jade quebradizo, y un aire con fragancia pura, húmeda y ligera, al mismo tiempo que era legeramente helado. Tal sensación era refrescante para el corazón.
Un edificio alto se levantaba en medio del bosque, de los aleros colgaban cuerdas de cortinas de cuentas; ya sea en términos de estilo o de forma, todo difería mucho del Imperio Celestial. Una figura se vislumbraba a través de las cortinas, y aún sin acercarse, ya se podía escuchar una voz cálida y radiante. Congelado en el lugar, los pasos del joven vacilaron. Nunca esperó que esa persona estuviera ahí. Se detuvo, dudando si debía entrar o no.
La persona que estaba dentro dejó de hablar de repente, y las cortinas que colgaban de las puertas se levantaron.
—Así que es Xiu Wen quien ha venido —dijo en un tono profundo y conmovedor.
Su rostro refinado tenía una débil sonrisa bañada por la brisa primaveral. Lou Che se encontraba en ese lugar, con una apariencia de noble elegancia. Solo Guan Xiu Wen sabía que dentro de sus ojos sonrientes se escondían rastros de hostilidad y un frío mordaz.
—Maestro.
Sosteniendo la caja, Guan Xiu Wen estaba en una posición inconveniente para inclinarse correctamente y solo podía doblar su cuerpo un poco. Él no pensó que esa persona se presentaría en la residencia del emisario Nu. Sorprendido por la situación, respiro profundamente y su estado de ánimo volvió a la normalidad. Ocultando sus pensamientos, mostró una mirada que era tan pura como el agua.
Se rió por lo bajo y ni él sabía el significado de esa risa, mitad juguetona, mitad burlona.
—No pensé que al que esperábamos, sería usted, creí que se trataría del príncipe Duan…
Su corazón se estremeció, sabiendo que detrás de sus palabras se escondían malas intenciones, Guan Xiu Wen sonrió de manera humilde.
—Estoy aquí para devolver la pintura por órdenes imperiales, y de casualidad haciendo una visita al emisario Nu. —Aclarando sus objetivos, redujo las dudas de la oposición.
Lou Che dejó caer las cortinas y regresó adentro. Guan Xiu Wen ya no podía retroceder, y solo pudo seguirlo. Desde las mesas donde estaban sentados Lou Che y el emisario Nu, un aire cálido y claro flotaba, la fragancia del té inundaba las narices de los presentes. Sin decir nada, se aferró a la caja y se sentó en silencio al lado de Lou Che.
—Acabo de empezar a discutir el asunto de la invasión nocturna de ayer con el emisario. Ya que has venido, también podrías decirnos tu opinión —habló Lou Chen directamente, sin importarle si Guan Xiu Wen ya se había sentado.
El rostro del emisario parecía un poco antinatural, Guan Xiu Wen le echó un rápido vistazo, y siguió actuando modesto y respetuoso. Luciendo como si no supiera nada.
—¿La finca del maestro estaba bajo ataque? —preguntó, sorprendido—. ¿Quién sería tan audaz?
Al escucharlo, Lou Che comenzó a reír, la insolencia estaba revelada en su suave elegancia y su risa estaba llena de frialdad. En medio de esa risa, el emisario Nu mostró un ligero cambio en su rostro. Guan Xiu Wen sonrió, pero no dijo nada, solo que sus puños cerrados ya estaban sudando.
—De verdad digno de ser mi pupilo… —dijo esa frase riendo, sin dejar claro si era un elogio o un comentario despectivo.
—El primer ministro Lou no vino aquí solo para discutir este asunto, ¿verdad? —habló el emisario Nu con firmeza, mirando a los ojos de Lou Chen, rompiendo el punto muerto al que había llegado la conversación al ser incapaz de seguir soportando la atmósfera espeluznante.
Retirando con brusquedad su sonrisa, Lou Che volvió a su carácter elegante y gentil. Sin prisa por responder a la pregunta, levantó la taza de té, y tomó ligeramente un trago. Solo cuando parecía estar disfrutando del té, respondió con tranquilidad:
—No he venido por el asunto del ataque nocturno, sino por el significado de este. Era inevitable que le diera una visita.
Habiendo dicho eso, vio a Guan Xin Wen de reojo. La luz en sus ojos era impactante.
Ni el emisario ni Guan Xiu Wen se atrevieron a hablar de manera precipitada, y solo pudieron esperar sus siguientes palabras.
—Emisario, ha venido de lejos, su sincera solicitud de acuerdo de paz es visible. Como un país grande e impresionante, nuestro Imperio Celestial, como se espera, lo abrazaría… —Dejando su taza de té, Lou Chen miró al emisario Nu. Una vez confirmó que la expresión del otro hombre se había suavizado, continuó—: Se dice que la Tribu Nu sufrió un gran desastre natural durante el invierno este año, con innumerables bajas de caballos y ovejas, incluso los cultivos se vieron afectados…
Al escuchar eso, el rostro del emisario Nu palideció, murmurando con amargura en respuesta:
—Eso es una exageración, el desastre de este año no es grave.
—Su respuesta ha aclarado mi duda. Pensaba que estaban solicitando el tratado para recibir ayuda; debe hacerles falta fuerza de combate.
La cara del emisario Nu no se veía nada bien. Incluso Guan Xiu Wen estaba sorprendido: nunca imaginó que la razón por su pedido fuera esa.
El emisario recibió en secreto una gran sorpresa. De hecho, se hizo la solicitud de paz porque el desastre de ese año fue demasiado grande, y todos habían sufrido graves pérdidas. La disminución repentina de los caballos de guerra puso a los Nu en una situación difícil, dejándolos en desventaja en las batallas. La búsqueda de la solución era también un movimiento reacio en esta situación de desamparo.
Tras un largo silencio, el emisario habló con fluidez en chino Han:
—Nuestra tribu puede estar sufriendo un desastre natural, pero aún no es tan grave. El primer ministro Lou no debe preocuparse en absoluto.
Al escuchar esto, cientos de pensamientos pasaron por la cabeza de Guan Xiu Wen. Miró al emisario y a Lou Chen, dudando acerca de qué debería hacer.
Lou Che permaneció impasible, desviando con indiferencia a otro tema.
—El intruso que apareció en mi finca anoche no tenía ninguna intención maliciosa. Es solo que, justo al final cuando huyó de la escena, usó “veneno de insecto” de los Nu. —Levantó los ojos para observar la expresión del emisario, mientras seguía hablando—: Mi esposa se asustó y no pudo volver a dormir…
Sus palabras al mencionar a Gui Wan revelaban ternura, su voz se volvió suave y clara.
—Eso debe ser un malentendido —aclaró de inmediato el emisario Nu.
—Yo también creo que es un malentendido, por lo tanto no pienso seguir con ese asunto. —Lou Che se levantó y se dirigió a la ventana para observar el paisaje del exterior—. Las razones privadas de los Nu para el acuerdo y el ataque nocturno, puedo ignorarlas. El pueblo espera que los Nu y nuestro país lleguen a un acuerdo amistoso.
Al oírle, el emisario Nu suspiró aliviado; sin embargo, también entendió que Lou Che parecía querer establecer una condición para su silencio. Le prestó toda la atención, escuchando con atención por cualquier significado oculto.
Volviéndose a mirar a las dos personas de dentro, Lou Che agregó riendo:
—El emisario Nu nos ha dado tres grandes regalos, así que nosotros también les daremos grandes tesoros a cambio; al príncipe Nu le gustan las bellezas del Imperio Celestial, por lo que seleccionaremos grandes bellezas de todo el país para regalar a la Tribu Nu. En cuanto a ese cuadro, creo que el príncipe Nu lo hizo por capricho.
El emisario Nu se congeló en el acto, levantando sus ojos hacia Lou Che. Sin pretenderlo, comenzó a soltar lo que estaba pasando por sus pensamientos.
—El Primer Ministro Lou quiere decir…
—Xiu Wen. —La repentina llamada hizo que Guan Xiu Wen se asustara en secreto, y no pudo reaccionar al ver a Lou Chen acercarse a él—. Dame la pintura.
No sabía si entregar o no la caja que sostenía con fuerza. Estabilizó sus sentimientos, y al final, solo pudo pasarla con impotencia.
Lou Che extendió la mano para aceptarlo, y no dudó en sacar el pergamino de inmediato. Desenrrolló el cuadro con lentitud, y tanto Guan Xiu Wen como el emisario Nu giraron la cabeza para ver la pintura. Lou Che suspiró, alabando la pintura tan realista y vívida, como si Gui Wan hubiera descendido al papel. Él no podía dejar de sospechar en secreto que el principe Nu había visto a Gui Wan.
Al ver la pintura, el rostro de Guan Xiu Wen parecía complicado. La angustia se reflejó en sus ojos, y no pudo contener su inquietud por completo. Estirando la mano hacia el té recién preparado de la mesa, con un movimiento descuidado lo derramó en su mano. Sin embargo, no se había dado cuenta de sus acciones.
Observando el cuadro durante mucho tiempo, los ojos de Lou Che no se apartaron cuando habló:
—La persona del cuadro es mi esposa.
Las dos personas, no se sorprendieron en absoluto. Uno de ellos lo sabía desde hace mucho tiempo, y el otro había espiado en la finca del Primer Ministro para verificar la identidad de la persona en la pintura, pero escuchar a Lou Che decirlo en persona hizo que los dos recibieran un pequeño shock. Lou Che lo había negado en la corte imperial; debía tener una razón para admitirlo ahora.
—A partir de ahora, espero que ya no haya nadie que utilice un retrato de mi esposa en busca de alguien. Este retrato fue creado por capricho, quémalo.
Se acercó al alféizar de la ventana lentamente, sacó un mechero y encendió una esquina. Las llamas subieron y consumieron el rollo; en un abrir y cerrar de ojos, el cuadro se había reducido a cenizas.
Los tres tenían los ojos muy abiertos mientras veían como el cuadro desaparecía entre el fuego. El emisario Nu también tenía una sensación de pesar, el príncipe le había ordenado buscar a la belleza del cuadro, pero parecía que solo podía volver con fracaso. Frente al gentil y elegante Primer Ministro Lou, tenía la sensación de que no había nada que pudiera hacer.
Girando la cabeza para observar la variada expresión de sus acompañantes, Lou Che habló con una elegante sonrisa:
—Ese cuadro ya no existe, y no se hablará de eso a partir de ahora. Los Nu también podrán llegar a términos amistosos con el Imperio Celestial. Estoy seguro que esto beneficiará a ambos lados, ¿no es así?
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Ese día, el emisario Nu le anunció su partida al emperador, pero no volvió a mencionar el asunto de la pintura. Salió de la Ciudad Capital de regreso a su pueblo llevando como regalo algunos tesoros y cinco bellezas del Imperio Celestial.
El emperador estaba eufórico, sintiendo que los asuntos problemáticos se resolvieron con facilidad. Todos en la corte imperial estaban radiantes de gran alegría.
—Señor erudito de primer rango, por favor espere…
Guan Xiu Wen se sorprendió al ver a la persona que lo llamaba y mostró una expresión de alerta. Nunca pensó que sería el príncipe Duan, y aunque no podía discernir sus intenciones, no tenía otra opción más que detenerse y esperar.
El príncipe Duan se apresuró y caminó al lado de Guan Xiu Wen. Mientras salían del salón de actos, comentó de manera agradable:
—Usted es alguien joven y prometedor, con pensamientos distinguidos y dignos de ser alabados. Se ha ganado mi admiración.
Aunquesus palabras eran halagadoras, Guan Xiu Wen seguía siendo cauteloso, pues no sabía lo que el príncipe Duan estaba tratando de lograr.
Al ver la cautela en los ojos de Guan Xiu Wen, el príncipe Duan rió por lo bajo, y bajó la voz cuando habló::
—Parece que el señor erudito de primer rango tiene dudas sobre mi presencia. Ah, solo hablo con sinceridad..
—Agradezco el aprecio de su alteza… —respondió con una sonrisa modesta, decidiendo no revelar ninguna emoción en particular.
—Desafortunadamente, ah… —Un sonido de un suspiro atrajo la atención de Guan Xiu Wen, y cambió a un tono más lamentable—. El primer ministro Lou no parece ser capaz de aceptarlo, ah.
La sonrisa parecía más densa, Guan Xiu Wen parecía más relajado y despreocupado.
—El príncipe Duan debe estar bromeando, el maestro me ha dado la gracia del renacimiento, tal gracia no es diferente a la de los padres. ¿Cómo podría albergar envidia?
Al ver su suave y clara sonrisa, el príncipe Duan tampoco pudo evitar pensar que era digno de elogio. A tan corta edad, ya había aprendido a ocultar sus sentimientos; presentía que, dentro de unos años, también se convertiría en un poderoso ministro. Por desgracia, ahora mismo seguía siendo puro y tierno.
—Soy yo quien ha hablado fuera de lugar, por favor, no se moleste —habló el príncipe Duan con seriedad.
Las dos personas rieron superficialmente, y sus miradas se fijaron en los carros de caballos estacionados fuera del palacio.
—Ahora que lo pienso, hoy sí que fue extraño. Ese emisario Nu no mencionó nada y simplemente se fue, ¿no tiene curiosidad el señor erudito de primer rango? —mencionó el príncipe Duan involuntariamente.
—No tengo intenciones de ser curioso…
—Es en verdad humilde —rió el príncipe Duan—. Es justo que llegue a entender toda la historia en esto.
Sin la más mínima intención de ceder, Guan Xiu Wen mostró una mirada inocente.
—De verdad no entiendo lo que su alteza quiere decir.
El príncipe Duan tampoco se molestó. Lleno de intenciones ocultas, dijo con ligereza:
—La pintura que el emisario Nu trajo, creo que sabe mejor que yo, quién era. —Al no recibir ninguna respuesta, el Príncipe Duan agregó de inmediato—: Nosotros, los hombres honestos, no hablamos con palabras turbias. Tengo un humilde regalo para usted. Por favor échele un vistazo.
Habiendo dicho eso, sacó de sus mangas un pergamino. Cuando se lo mostró, se dio cuenta que los ojos de Guan Xiu Wen destellaban con incertidumbre.
Las manos de Guan Xiu Wen temblaron ligeramente y casi no se atrevió a tomar esa pintura. Su corazón latía con velocidad, teniendo la sensación de que alguien había visto a través de él. El príncipe Duan sonrió mientras le daba la pintura, la cual desenrrolló con lentitud.
Nunca pensó volver a ver la pintura que fue quemada frente a sus ojos. Guan Xiu Wen casi había olvidado respirar; mirando de manera fija la pintura, su corazón latía con una fuerza abrumadora.
Al ver su reacción, el príncipe Duan no hizo ni un solo movimiento. De hecho, ese día en la asamblea de la corte, ese joven erudito de primer rango había mostrado una mirada de amor momentánea al ver la pintura que él pudo notar. Aunque la había ocultado muy bien, no pudo encubrirla por completo de sus ojos suspicaces.
—Cuando el pintor del palacio imperial estaba copiando la pintura, le dije que produjera una extra. Nadie más sabe sobre esto, puede estar seguro de eso —habló el príncipe Duan con tranquilidad.
Guan Xiu Wen controló sus emociones. Sus ojos se volvieron frío, y con un rostro inexpresivo preguntó:
—Príncipe Duan, ¿cuál es el significado de hacer esto?
Extendiendo la mano para acariciar su hombro, indicando que se relajara, el príncipe Duan le habló en un tono ameno.
—Señor erudito de primer rango, no debe preocuparse, no hay ningún otro significado detrás de esto, sólo que me pareció que en realidad le gusta esta pintura, así que se la he regalado.
No respondió. Sabía que no sería fácil averiguar sus intenciones, así que esperó con tranquilidad que siguiera hablando.
—La pintura de verdad es buena, pero no importa, no puede ser mejor que la persona real, ¿verdad? —dijo de manera burlona, sin vacilar—. He oído que el hermano mayor de la señora Lou se está transfiriendo a un puesto en Jin Yang, ella quiere enviarlo lejos hasta Chen Zhou; el camino de regreso del emisario Nu resulta estar en una ruta similar.
Su comentario parecía estar relacionando dos asuntos irrelevantes entre sí.
Guan Xiu Wen estaba aturdido, y aunque sus ojos miraron con ferocidad al príncipe Duan, se mordió los labios para permanecer en silencio.
Al príncipe Duan no le importaba, y continuó diciendo:
—¿Al señor erudito de primer rango le gusta mi regalo?
Deteniendo sus pasos, obligó a Guan Xiu Wen a detenerse también.
—Lo que ambos queremos, aunque no es lo mismo, el método para conseguirlo es el mismo. ¿Está usted dispuesto a colaborar conmigo o no?
Los pensamientos de Guan Xiu Wen fluctuaron, y eran todo un caos. La persona delante de él, no era alguien que pudiera ser tratada fácilmente. Lou Che era peor. ¿Cuántos años más tendría que esperar para el momento oportuno para actuar…?De repente, un rostro dormido apareció en su mente, provocando una infinita ternura, miles de pensamientos parpadearon más allá de su mente.
Después de un largo momento de silencio, Guan Xiu Wen guardó la pintura en su manga, y revelando una sonrisa suave, se inclinó un poco hacia el príncipe Duan.
—El regalo de su alteza en realidad me ha dado un sentido muy apasionado y pesado de la justicia, ¿cómo podría rechazar sus buenas intenciones?
Al escuchar esto, el príncipe Duan se rió fuertemente, alabando una vez más.
—El erudito de primer rango es un talento de la época actual, además posee un pesado sentido de la rectitud. De verdad es digno de ser elogiado, ah.
Al escuchar sus elogios con motivos ocultos, Guan Xiu Wen también se rió con una voz crujiente y agradable; las dos personas se rieron con la armonía incomparable dentro de este camino de los funcionarios con escasez poblado, sin embargo, bajo esas risas, habían otras intenciones.