Traducido por Den
Editado por Nemoné
Este es el Gran Londres, una ciudad donde se reúnen todos los productos del mundo. Desde la mercancía de alta calidad hasta la basura sin valor, desde lo real hasta la imitación, y falsificaciones hechas con mano de obra magistral para ser más exquisitas que las originales y, sin embargo, misteriosamente, las personas en esta ciudad actúan como si solo existieran obras reales y genuinas aquí.
Las personas de aquí están separadas en clases por nacimiento y educación, y no importa cuánta riqueza o fama ganen en el camino, no podrán subir la escalera tan fácilmente. Esto es diferente al del Nuevo Mundo, como cuando los ricos pueden ir a la bancarrota y los vagabundos golpean una veta de oro una noche. Es un imperio astuto que protege de forma obstinada a su sociedad de clases como si nunca hubiera habido cambios, aunque fuera en esta época de cambios vertiginosos, como el funcionamiento de locomotoras y lámparas de gas que iluminan las calles oscuras. Era la primera vez que Lota venía a un país así.
Debido a la puesta de sol y la pequeña llovizna que caía del cielo, el color de las calles parecía borroso. Se podría decir que tenía una larga historia o que el lugar no estaba tratando de mostrar su sofisticada riqueza, pero Lota solo pensó que el lugar parecía viejo y rústico.
Llevaba una semana en Londres, donde la temperatura era baja y hacía un otoño inesperadamente frío, y el abrigo que compró inmediatamente en una tienda de ropa de segunda mano con parches cosidos por todas partes, la hacía parecer como una mendiga.
Su cabello recogido en una coleta estaba comenzando a deshacerse, pero en primer lugar, no le importaba su apariencia de manera normal.
Lota se apoyó contra la pared en la esquina de una calle esperando con un cigarrillo entre sus dientes, manteniendo su atención enfocada en un carruaje que se detuvo en el parque frente al edificio en diagonal frente a ella. Era un carruaje que había estado vigilando.
Le preguntó de forma casual al conductor sobre su destino y se apresuró a llegar al lugar antes de su llegada.
La figura que bajó del carruaje fue un hombre joven vestido elegantemente. Llevaba puesta una camisa blanca de cuello alto y una corbata blanca con un abrigo negro, y descendió elegantemente. Desde su sombrero de copa hasta el bastón que sostenía en la mano, se podía decir a primera vista que su ropa era de clase alta y de una alta calidad.
Lota dispersó el humo que se desprendía de su cigarrillo frente a sus ojos y entrecerró los ojos para confirmar el rostro del joven. Tenía una belleza elegante y pulida como la de un noble y el cabello de su frente era dorado. No había duda, era él.
Un joven que conoció en cierta ciudad del sureste de América, era el líder de una banda formada por niños callejeros de los barrios pobres de la ciudad. Escuchó que fue capturado y ahorcado. Había creído que era verdad, hasta que llegó a Londres. Porque lo había visto en esta ciudad. Y desde ese momento, investigó.
Conde de Ibrazel, Edgar Ashenbert. Cuando descubrió su nombre, pensó que era una persona completamente diferente.
Desde el principio, se rumoreaba que el joven había nacido como un aristócrata inglés, pero pensó que esa clase de persona no estaría en un lugar como los barrios pobres de Estados Unidos.
Sin embargo, en este momento, estaba convencida de que era él.
— ¿Ese bastardo incluso robó un título de noble?
Cuando resultó ser que era el Conde que estaba buscando, tuvo que reflexionar sobre cuál debería ser su próximo movimiento.
— ¿Lota, ese es el hombre que secuestró a Betty?
La figura que habló era un hombre con barba, alto y musculoso que estaba junto a ella.
—Bueno, no hay duda de que es el Conde Ashenbert.
—Entonces deberíamos capturarlo y hacerle confesar dónde está Letty.
—Bueno, espera un momento. Necesitamos investigar sus alrededores un poco más.
Todavía había alguien en el carruaje del que el joven rubio acababa de salir. Le ofreció la mano y dejó que sus ojos siguieran a una mujer que descendía lenta y cuidadosamente del carruaje.
Sí, quien lo acompañaba era una mujer bien vestida. Justo cuando la mujer descendió, puso sus brazos alrededor del cuello del hombre de forma amistosa y lo besó sin detenerse a comprobar quién estaba mirando.
Después de un beso apasionado, Lota vio a ambos desaparecer en el edificio y soltó un suspiro sobre cómo no había cambiado en absoluto.
—No puedo creerlo… ¡Ese mujeriego!
Pero quien levantó la voz no fue Lota.
Cuando Lota se giró, vio a una joven que acababa de salir de una librería cercana y estaba de pie frente a la vitrina.
Su edad rondaba los diecisiete o dieciocho años. Su cabello apagado y castaño rojizo estaba intacto y suelto, pero no estaba andrajoso ni mal cuidado, ya que brillaba y no tenía rizos. Era una chica normal que llevaba una ropa bien cuidada, sin embargo, no parecía ser de una familia aristócrata prestigiosa.
Su reacción fue la de alguien que acababa de ver a su amante teniendo una aventura.
Ese bastardo, incluso puso sus manos en una chica decente como esta.
Pero es el tipo que le gusta: linda y fuerte.
La chica debe haber sentido que estaba siendo observada y sus ojos se encontraron con los de Lota cuando se giró.
Debe haber recordado que gritó, porque abrió sus ojos verde dorado sorprendida y rápidamente se alejó avergonzada.
Un gato de pelaje gris salió corriendo tras ella.
—Qué pena. Probablemente llorará por su culpa.
— ¿Como Betty?
—Bueno, Betty no era el tipo de chica que lloraba por algo así.
—Pero era una verdadera llorona. Y lloraba todo el tiempo —argumentó.
—Sólo fingía —respondió Lota.
Lota dejó caer su cigarrillo al suelo, lo aplastó con el pie y se cruzó de brazos para pensar.
Entonces, ¿él es el Conde Ashenbert? ¿Y Betty supuestamente está con ese hombre?
En realidad, esa era la parte que Lota no podía creer.
No había duda de que Betty había estado locamente enamorada de él, pero después de descubrir sus malos hábitos con las mujeres, la recordó diciendo que deseaba que ese bastardo muriera.
Cómo coqueteaba con ella estaba bien, pero él no debería haber tenido ese apego emocional hacia Betty.
O tal vez, podría haber encontrado otro uso para Betty.
Si fuera así, entonces, Lota se sentiría bastante responsable de ello.
♦ ♦ ♦
—Lord Edgar, la señorita Carlton ha llegado.
— ¿Ya es esa hora del día?
Edgar regresó a casa al amanecer y acababa de levantarse y darse un baño.
El alcohol que había estado bebiendo desde la medianoche finalmente había desaparecido de su interior y su cabeza estaba comenzando a aclararse.
Intentó recordar cuáles eran sus planes para hoy.
— ¿Raven, cuál era el estado de ánimo de Lydia?
—Normal, señor —respondió Raven mientras ataba la corbata de Edgar que se estaba vistiendo.
Este joven de piel oscura era el ayudante de los Ashenbert y un leal sirviente de Edgar desde que estaban en Estados Unidos. Y aunque le preguntaba todos los días sobre el temperamento de Lydia cuando venía a trabajar por la mañana, no hacía ninguna expresión molesta.
En primer lugar, nunca le había mostrado una cara de disgusto a Edgar, ya que era el tipo que obedecía silenciosamente cualquier tipo de orden absurda que le ordenaran.
—Solo preguntó si regresó tarde a casa anoche.
— ¿Por qué surgió esa conversación?
—Porque justamente acababa de pasar a mi lado cuando llevaba su cambio de ropa.
Edgar arrugó ligeramente las cejas. Si se levantó tarde, podría significar que regresó tarde a casa. Era casi como si sospechara que había salido a jugar por la noche.
—Supongo que podría significar que quería verme lo antes posible —dijo eso para negar el mal presentimiento dentro de él.
—Tengo la sensación de que podría no ser eso —comentó Raven sin ninguna mala voluntad.
Edgar sabía que Raven no podía entender las delicadas funciones del corazón humano que tenían la característica de huir de lo malo y lo doloroso, pero independientemente de si era infantil, Edgar se sintió un poco ofendido y respondió con desquite.
—Es así. Últimamente, ha sido maravilloso con Lydia. Cuando la invito, ya no se muestra disgustada, e incluso cuando tomo su mano, no se enfada e incluso parece que se divierte cuando está conmigo, así que creo que nos hemos convertido un poco más en amantes.
—Eso es muy diferente de sus anteriores amantes.
Raven señaló esa parte bruscamente, sin embargo, Edgar dejó pasar su comentario.
—El domingo pasado, los dos fuimos juntos a la iglesia. Fui a una iglesia, escuché pacientemente la misa y pasé la hora del té en su casa después de eso. Lo estoy haciendo bien con su padre y, bueno, todavía no he mencionado el tema de nuestro compromiso, pero creo que he logrado demostrar mi sinceridad. ¿No es eso un cortejo puro y apropiado? Si las cosas siguen así, estoy seguro de que Lydia llegará a aceptar nuestro matrimonio.
—Uh, huh.
Raven respondió a medias, ya que parecía que creía que no fuera tan fácil.
Pero entonces, Edgar de repente se dio cuenta de que Raven respondería cualquier cosa cercana a la verdad que Lydia pudiera preguntarle.
Edgar pensó que un recordatorio sería una buena idea y volvió a mirar a su ayudante.
—Raven, resulta que anoche estaba jugando a “los siete puentes” en el club de Slade hasta el amanecer…
— ¿No cree que no debería ser Raven a quien debería poner excusas?
Quién apareció fue Ermine. Era la media hermana mayor de Raven, una sirvienta vestida con ropa de hombre. Interrumpió con un tono claro y cortante mientras se acercaba a Edgar.
—Había este pañuelo femenino en el bolsillo de su abrigo. ¿Qué debería hacer con esto?
—Tíralo… —replicó descuidadamente y se sentó en el sofá.
—Lord Edgar, ya que ha pedido la mano de la señorita Carlton en matrimonio, ¿no cortó sus lazos con otras mujeres? Para ganar su confianza, escuché que iba a limpiar sus actos.
—Los corté. Solo tuve una conversación agradable y animada con la dueña de ese pañuelo, no he hecho nada.
—Su mal hábito regresa de nuevo.
Ermine miró a su cara de niño que parecía que estaba siendo regañado por hacer travesuras.
—Es un mal hábito suyo excusarse y tomar decisiones tan irresponsables y despreocupadas. Lo hace genial cuando tiene relaciones con varias mujeres, pero cuando comienza a hacerlo bien con una, ¿por qué se vuelve tan ciego y descuidado?
Lo más probable es que lo que estaba diciendo era exactamente cierto, así que Edgar se irritó.
—No está pensando en que si se diera cuenta, estaría bien con que le odiara, ¿verdad?
— ¿Eres mi institutriz? —dijo para callar a Ermine. Tuvo un efecto inmediato.
Edgar se levantó, sintiéndose desanimado y miserable.
— ¿Cómo pasará su día de hoy?
Raven le hizo una pregunta de rutina cuando estaba a punto de salir de la habitación.
Es verdad, estaba tratando de recordar cuál sería su agenda para hoy.
Y después de recordarlo, Edgar sintió ganas de suspirar.
Planeaba invitar a Lydia a pasar el día juntos afuera. Para Edgar, que sentía que ambos estaban comenzando a llevarse bien, no debería haber ninguna razón para cambiar de planes.
Pero, por otro lado, siguió preguntándose si estaba bien que las cosas siguieran así. Si seguían trabajando juntos, seguramente iba a involucrar a Lydia en su amargo enfrentamiento. Y, sin embargo, cuando imaginó que podía abstenerse de persuadirla, simplemente sintió que no podía.
Incluso si Lydia no podía amarlo, quería que se quedara a su lado sin importar las medidas que tuviera que tomar. Incluso si racionalizaba cuál era el mejor beneficio para Lydia, al final, Edgar la ató a él usando un compromiso por su ego, y la obligó a quedarse.
Mientras hacía eso, también estaba haciendo cosas que serían malas si llegaran a los oídos de Lydia. No tenía derecho a actuar como un buen hombre y dudar.
—Seguiremos con el plan. Ermine, lleva a la ama de llaves a la habitación de Lydia.
♦ ♦ ♦
Las hadas odian la intrusión de los humanos. Y, sin embargo, desean interactuar con ellos. Anhelan la comida humana y solo cuando crees que robaron el ganado de alguien, engañarán a un viajero para que se pierda. Por otro lado, a veces traían buena suerte a los humanos. Era sorprendente el por qué las hadas querían una conexión con los humanos.
Incluso los Doctores de Hadas, especialistas en hadas, habían llegado a aceptar que era normal. Que era natural. Por eso el trabajo de un Doctor de Hadas era solucionar los problemas creados cuando los humanos y las hadas entraban en contacto, y no eliminar la conexión entre ellos.
Sin embargo, quizás a los humanos no les importaba si las hadas desaparecieran. En esta época del S. XIX, la mayoría de las personas en la sociedad consideraban a las hadas como seres de cuentos de hadas.
Pero, mientras las hadas deseen quedarse con los humanos, los Doctores de Hadas seguirán siendo el puente entre las dos especies. Incluso si se lastimaban por los trucos de las hadas que periódicamente acababan de forma amarga y eran desgarradoras.
—Un niño cambiado, eh… —murmuró Lydia en su oficina en la mansión Ashenbert mientras leía las cartas de las personas preocupadas por las hadas.
Lydia era la Doctora de Hadas privada del conde de Ibrazel (Reino de las Hadas), Edgar Ashenbert.
Al igual que su nombre, la familia Ashenbert gobernaba la tierra del Reino de las Hadas y debido a que las hadas han estado familiarizadas con la familia como el Conde Caballero Azul, había muchas hadas que todavía vivían en el Reino Humano.
Por eso surgían toda clase de preguntas que le pedían consejo a Lydia.
Normalmente, el conde usaría sus poderes mágicos para tratar con las hadas, pero como Edgar ni siquiera podía percibirlas, Lydia tenía que ocupar su lugar. Desde todas las residencias de la familia Ashenbert ubicadas por toda Inglaterra, Lydia recibía todo tipo de cartas en busca de consejo, pero los niños cambiados eran un asunto muy serio a diferencia de lo que había estado tratando hasta ahora.
— ¿Realmente es un niño cambiado?
Lydia se dio cuenta que un gato gris estaba sentado en el borde de su escritorio y le hablaba mientras se inclinaba para leer la carta.
—Según el contenido de esta carta, parece real.
Uh-huh, murmuró el gato de pelaje gris, Nico, mientras meneaba la cola de un lado a otro y se cruzaba de brazos.
—Hay un niño cambiado en una de las residencias del Conde Caballero Azul. ¿Esa clase de cosas no fue amonestada por uno de los anteriores condes en el pasado? No había habido ningún tipo de cartas con respecto a esa clase de cosas hasta ahora.
—Sí. Pero si es verdad, entonces tengo que darme prisa y recuperar a su bebé.
Un niño cambiado es cuando un hada roba un bebé humano y, a cambio, dejan un tronco, una piedra, un hada anciana o, a veces, un bebé hada.
Había muchas razones por las que las hadas querían un bebé humano; los encuentran lindos y desean criarlos ellos mismos o un demonio los obligó a traerlos como sacrificio.
En cualquier caso, desde los viejos tiempos, era normal poner encantamientos en la cuna del bebé para alejar las fuerzas oscuras y para que las hadas no lo robaran, pero en la actualidad, esas costumbres tradicionales se habían olvidado.
Primero Lydia necesitaba aprender sobre ese territorio todo lo posible. Sin embargo, esto se trataba de un territorio que era propiedad de Edgar. Tendría que preguntarle qué pensaba sobre esto, pero eso hizo que Lydia se deprimiera drásticamente.
— ¿Por qué demonios tengo que estar de mal humor cuando pienso en él…?
Recordó el incidente que ocurrió ayer.
Recordó a la mujer seductora que tenía un aire triste pero adorable. Y su beso…
Si ese era el tipo de beso que los amantes compartían, entonces cuando Lydia rozó ligeramente sus labios contra los de él, debe haber sido un beso dado a un bebé.
—Cálmate, Lydia. No debería sorprenderte que eso suceda ahora. En realidad, me sorprende más que no hayamos presenciado una escena tan obvia hasta ahora.
Tenía razón.
No hay nada entre Edgar y yo.
Incluso si vi esa escena, no hay nada por lo que debería estar molesta, se repitió a ella misma.
— ¿Qué es obvio?
Ante esa voz, Lydia se puso rígida rápidamente y colocó las manos sobre su regazo antes de darle tiempo para tomarla por sorpresa.
—Buenos días, Lydia estás tan hermosa hoy. Soy un hombre con suerte por poder verte todos los días.
Edgar entró en la habitación con una sonrisa encantadora en su rostro y se acercó a Lydia.
—Tu cabello todavía está mojado —señaló Lydia. Dijo eso insinuando lo tarde que había vuelto a casa anoche.
—No podía esperar hasta estar completamente listo, así que vine a verte lo más rápido posible.
—No tienes que rendirme ningún respeto. Solo descansa un poco si estás cansado.
—No estoy cansado en absoluto. Anoche me divertí un poco con un juego en el club de Slade.
Mencionó el nombre de un club de clase alta exclusivamente para hombres, posiblemente alegando que no había estado en contacto con ninguna fémina anoche.
—Escuché que hay esposas enfadadas con sus maridos que permanecen fuera todo el día y la noche en ese tipo de lugares y no regresan a casa. Pero, si te preocupa que eso suceda, entonces prometo que después de casarnos, no te haré sentir sola.
—No estoy preocupada y no nos casaremos. Eres libre de ir a cualquier club o a la casa de cualquier mujer todo lo que quieras.
— ¿Quizás estás equivocada? Solo tengo ojos para ti y he decidido que solo tú me excitarás.
— ¡Dije que no tienes que hacerlo!
No pudo evitar ponerse de mal humor, golpeó el escritorio con las manos y se inclinó hacia delante, pero entonces la besó en la frente.
S-Si pierdo la paciencia ahora, solo haré lo que él quiere.
Se lo repitió a sí misma en su cabeza y respiró hondo.
Recientemente Lydia finalmente comenzaba a entender que Edgar los interpretaría a ellos dos como una pareja de amantes felices y que se molestaban el uno al otro, incluso cuando tenían interacciones que hacían que Lydia se sintiera incómoda. Por eso cuando se le acercó demasiado y reaccionó demasiado personalmente, solo lo hizo más feliz.
—M-Más importante… Hay una cuestión de gran importancia sucediendo en una de tus propiedades.
Lydia mencionó tranquilamente un tema de negocios.
—Este asunto es mucho más importante. Escucha con atención, Lydia, necesito que te des prisa y vayas a Windsor conmigo. Vendrás conmigo, ¿verdad?
Como había puesto una cara tan seria, no pudo evitar preguntarle:
— ¿Qué pasó?
—Tenemos que darnos prisa, así que lo explicaré en el tren. Harriet te ayudará a prepararte.
Cuando Lydia dirigió su atención hacia la puerta, Harriet, la ama de llaves, sostenía un vestido y bloqueaba la salida con su cuerpo redondo.
Cada vez que Edgar vestía a Lydia, sus intenciones ocultas eran llevarla a lugares de reuniones y presumir de ella. No era nada importante.
—No voy; estoy ocupada con esto…
Lydia retrocedió un paso mientras luchaba por pensar en una manera de escapar, pero cuando se chocó contra alguien con la espalda, se giró para ver que detrás de ella estaba Ermine, quien la observaba.
—Lo lamento mucho, señorita Carlton. Por favor, siga la petición de lord Edgar.
Incluso si habló cortésmente, Ermine no mostró ninguna señal de permitirle a Lydia escapar mientras la agarraba de los hombros.
—Lydia, no te olvides de esto.
Justo cuando Lydia sintió que él levantaba su mano, ya había deslizado el anillo de piedra lunar en su dedo anular.
Era un anillo de compromiso que poseía la magia de un hada. Probablemente porque el poder de la piedra lunar se despertaba, una vez que se lo ponía, solo Edgar, que era reconocido como su pareja de “compromiso” por este anillo, podría quitárselo.
Sin embargo, esto debería haber estado al cuidado de Lydia, que lo había guardado en su casa.
— ¡C-Coblynau! ¡Tú hiciste esto! —gritó Lydia, que vio al pequeño hada minero encima de su escritorio, escondiendo su mano debajo de su sombrero triangular para rascarse la cabeza.
—Sí, señorita. Mi lord me dijo que le trajera el anillo.
Este hada se encargaba del mantenimiento de esta misteriosa piedra lugar y no entendía que el compromiso entre Lydia y Edgar era falso.
Tenía la esperanza de que su matrimonio estuviera preparado por el bien de la joya de piedra lunar que cuidaba.
—Bueno, todo debería estar bien. Al menos deberías usarlo cuando los dos estén fuera juntos —dijo el hada.
—Entonces, Lydia si me acompañas, te lo quitaré después.
— ¡Canalla…!
—Señorita Carlton, vamos a cambiarla rápidamente.
Harriet retuvo fuertemente a Lydia por los brazos, así que ahora era como un pez en una tabla de cortar.
— ¿Mi lord, podría salir de la habitación?
Cuando la ama de llaves estaba a punto de quitar la ropa de día de Lydia, Harriet se dio cuenta de que Edgar aún estaba en la habitación.
—Oh, entonces no puedo quedarme, ¿verdad?
— ¡Por supuesto que no puedes, pervertido! —gritó Lydia cuya rabia hirviendo finalmente había explotado.
♦ ♦ ♦
Después de dirigirse río arriba de las orillas del Támesis desde Londres, llegaron a un paisaje tranquilo rodeado de un bosque y agua. Esta ciudad tranquila y silenciosa era el hogar de un castillo de la Familia Real desde hace mucho tiempo y el paisaje de los árboles con colores otoñales que se reflejaban sobre la superficie del agua era una vista maravillosa que podía asombrar a cualquiera.
El clima era perfecto, Lydia llevaba un vestido azul del mismo color que el cielo de color azul irlandés, y cuando navegaron a través del agua en un pequeño bote para llegar al castillo noble ubicado cerca del río, su irritación también se había calmado.
Edgar explicó que un amigo suyo estaba organizando una fiesta para anunciar su compromiso.
Lydia decidió ocultar su irritación porque no podía tener el ceño fruncido en su rostro en una ocasión tan feliz. Le dirigió una mirada furtiva a Edgar. No sabía cuánto tiempo la había estado mirando, pero cuando sus ojos se encontraron, le dirigió una sonrisa alegre.
Lydia no pudo evitar sonreír y pensó que era por el pacífico y relajante rayo de sol. La luz brillante que bailaba a lo largo de la superficie del río hizo que todo pareciera un sueño.
Su pequeño bote navegó junto al muelle, que estaba ubicado en uno de los jardines de la finca donde un gran número de personas estaban disfrutando de una fiesta en el jardín, y los vestidos de las invitadas parecían flores floreciendo en el amplio césped.
Como Lydia se distrajo con los vestidos de colores brillantes de las invitadas a su alrededor, cuando volvió en sí, finalmente se dio cuenta de que estaba caminando con la mano apoyada en el brazo de Edgar.
Me tengo que soltar, pensó, pero era mucho más fácil para ella dejar su mano apoyada en él que caminar con un vestido que se arrastraba por el césped, así que decidió eso, oh bueno.
Cuanto más bajaba la guardia, más comenzaba a sentir que era natural estar con él. Se preguntaba si eso significaba que estaba cayendo en su trampa.
Últimamente, incluso su padre no estaba criticando a Edgar. Pero, entonces, una vez más, eso podría ser porque nadie mencionaba el tema del matrimonio frente a él.
—Esta clase de fiestas en el jardín son bastante agradables. El cielo y el viento nos están felicitando. ¿Qué quieres hacer en la nuestra?
Cuando miró su brillante cabello dorado y sus ojos color malva ceniza, Lydia realmente pensó por qué la estaba mirando con una cara tan feliz. Era como si sintiera tanta felicidad al estar con ella desde el fondo de su corazón. Y era como si realmente estuviera mirando a su amada.
—Tenemos que asegurarnos de que tus amigos hadas puedan asistir. Y preparar dulces de hierbas y mucha leche fresca.
—Sí…
— ¿En serio?
— ¿Eh? ¡Oh, no! Solo estaba pensando en algo ahora mismo.
—Qué mal. Mi corazón latía con fuerza en este momento.
Lo más probable es que el corazón de Lydia fuera el que latía rápidamente. Tenía la extraña sensación de que iban a comprometerse a este ritmo y que iban a celebrar una fiesta.
Últimamente, en ciertos momento por alguna razón, esta clase de sensación surgía dentro de ella. No sabía qué hacer con esta sensación de hormigueo que se estaba descomponiendo en lo más profundo de su corazón.
—Ellos dos son las estrellas de este evento —explicó Edgar.
Cuando le dijo eso, logró ocultar su nerviosismo y caminó junto a Edgar hasta un hombre y una mujer vestidos elegantemente.
—Felicidades por su compromiso —dijo Edgar.
—Gracias Edgar, me alegro de que hayas podido asistir.
Sorprendentemente su amigo resultó ser el hombre.
—Esta es mi prometida, Jane —dijo el hombre.
Cuando el hombre le presentó a la mujer que estaba a su lado, Edgar la saludó de forma normal y presentó sus respetos, y como ni siquiera mostró ningún indicio de estar coqueteando con ella, Lydia se extrañó.
Cuando lo pensó, creyó que sería indignante y descortés que coqueteara con la prometida de su amigo, pero porque su saludo fue tan breve y simple, por el contrario, la hizo sospechar.
—Entonces, Edgar, preséntame a tu prometida.
Espera un momento, Lydia entró en pánico. Parecía definitivo que ya era su prometida.
Sin embargo, llevaba un anillo de compromiso así que no podía negarlo, así que trató de esbozar una sonrisa y saludó a la pareja.
—Escuché que todavía no has anunciado tu compromiso oficialmente, ¿verdad? ¿Cuándo planeas hacerlo? —preguntó su amigo.
—Todavía no lo hemos decidido. A decir verdad, todavía no he conseguido la aprobación de su padre —respondió Edgar.
—Oh, cielos, ¿se opone? —cuestionó la futura novia.
—Sólo estoy esperando cuidadosamente el momento adecuado. Parece que no se puede confiar en un aristócrata tan fácilmente.
No es cualquier aristócrata, sino que no se puede confiar en “ti”.
—Puede que tengas razón; es fácil ser malinterpretado si tienes un gran historial de relaciones.
El suyo es realmente largo.
—Pero, creo que si me siento y tengo una buena conversación con él, mis sentimientos le llegarán. Lydia, prometo convencerlo, así que por favor cree en mí. Olvidémonos de los obstáculos en nuestro amor y compartamos su felicidad y disfrutemos el resto del día.
¡El obstáculo a mi amor eres tú!
—Oh, sí, por favor, diviértanse. Oh, señorita Carlton, también soy de la clase media. Los matrimonios entre diferentes clases sociales ponen nervioso a cualquiera, pero estoy segura de que a partir de ahora podremos ayudarnos mutuamente y darnos consejos. ¿Sería mi amiga?
— ¿Eh? Oh, sí…
La mujer tomó la mano de Lydia, por lo que no pudo negarse y asintió.
—Gracias a Dios. Entré repentinamente en la clase alta, así que me asustó la idea de no poder encajar.
Lydia sintió una punzada de culpa, y quedó exhausta al darse cuenta de que esto también era parte del plan de Edgar. Parece que arrastrar a la Lydia vestida así no era su objetivo principal.
Ciertamente estaba reduciendo el rango de opciones de Lydia. Así sólo le quedaba un futuro sin problemas si se casaba con Edgar. Incluso parecía que estaba preparando amigas de la clase alta para ella para que no se sintiera perdida.
—Oh, señorita Carlton, me encantaría poder presentarle a unas amigas.
Por el momento, parecía que Lydia iba a alejarse del Edgar manipulador. Por lo que decidió seguir a la mujer.
Mientras más seguían caminando, no pasó mucho tiempo hasta que salieron del lugar de la fiesta y entraron en un bosque.
Justo cuando se preguntaba por qué las amigas de la mujer estarían en un lugar como este, vio a dos hombres jóvenes sosteniendo copas de vino en sus manos. Parecía que ambos estaban bastante borrachos.
—Oye, están bebiendo demasiado.
La mujer habló a los dos hombres. ¿Qué? ¿Sus amigos no son mujeres?
—Oye, Jane, parece que trajiste a una amiga linda.
—Oye, señorita únete a nosotros para tomar una copa.
Uno de ellos se acercó a Lydia y la agarró del brazo. Estaba abrumada por el miedo y el asqueroso olor del alcohol.
—No, gracias. Si me disculpan, me iré.
Intentó regresar, pero no la soltó. Se volvió para mirar a Jane en busca de ayuda, pero de repente le dio la espalda y comenzó a alejarse.
Lydia se asustó.
—Señorita, diga algo a estos dos hombres. ¿No son sus amigos?
— ¿Por qué negarse? Deberías unirte a ellos. Parece que quieren disfrutar de la compañía de una mujer.
— ¿Q-Qué estás diciendo? ¿Por qué dices algo tan horrible…?
—No lo sé, hay algo que detesto de ti.
¿Eh?
Después de que la mujer desapareciera más allá de los árboles, la paciencia de Lydia alcanzó su límite y se giró para enfrentar a los hombres.
— ¡Dije que me sueltes!
—Definitivamente tienes mucha energía. Aunque no odio a una chica así.
El hombre puso su brazo alrededor de su hombro, haciendo que se asustara más y que, como consecuencia, le golpeara con la mano.
— ¡Ow! ¡Qué crees que estás haciendo!
El hombre al que había abofeteado se puso furioso y la empujó.
Lydia se golpeó contra un árbol cercano, lo que le asestó un golpe fuerte en la frente que la hizo caerse al suelo.
—Será mejor que se detengan en este momento —interrumpió una voz grave.
Cuando levantó la cabeza, vio que había un caballero frente a ella. Estaba erguido y levantó su rostro irritado, liberaba una presencia que haría retroceder a cualquier joven.
—Usar la violencia contra una mujer… ¿Han perdido su honor como caballeros británicos?
Miró a los dos hombres con ojos feroces, y debieron haber decidido que era imprudente causar una conmoción, por lo que salieron corriendo en la otra dirección.
El caballero se volvió hacia Lydia y habló en un tono de voz suave y completamente diferente.
— ¿Se encuentra bien, jovencita? ¿Está lastimada en alguna parte? Ahh, es mejor que se quede quieta por un momento. Iré a llamar a su escolta. ¿Cómo se llama su acompañante?
No quería llamar a Edgar. Sin embargo, no conocía a nadie más aquí. No podía causar más problemas a este caballero que conoció por primera vez.
—Lamento haberle causado problemas… Vine con el conde Ashenbert…
Cuando dijo aquello, vio que el hombre frunció un poco el ceño.
— ¿El conde Ashenbert? Disculpe, ¿pero cómo se llama?
—Soy Lydia Carlton.
— ¡Lydia! ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? —gritó una voz familiar.
Vio a Edgar corriendo hacia ellos, así que no sé dio cuenta de que el caballero estaba pensativo.
—Sí, solo me metí en un pequeño problema, pero este caballero me ayudó.
Cuando Edgar le dio las gracias al caballero, pasó su mano suavemente sobre la frente de Lydia con una mirada preocupada.
—Parece que tienes un rasguño. Vine a investigar porque Jane regresó sola a la fiesta, ¿qué demonios pasó?
—Puedo ver que le entregó a esta joven a sus compañeros —dijo el caballero.
Lydia pensó que la única razón por la que eso pasó era por culpa de este mujeriego delante de ella.
—Edgar has coqueteado con ella antes, ¿verdad? —preguntó.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Y le hiciste algo que la lastimó, ¿no es así? Por eso me hizo esto tan horrible…
—No hice nada. No he vendido mi honor para coquetear con la amante de un amigo —declaró Edgar.
— ¡Entonces por qué sucedería algo así! —gritó Lydia.
El caballero, que había estado escuchando su conversación, los volvió a interrumpir.
—‟Había soñado con casarme con un noble, pero cuando estaba segura que haber atrapado a uno, resultó ser el hijo menor. No sabía que ya había decidido irse a trabajar a Egipto. Ya es demasiado tarde ahora”. Eso fue lo que las damas estaban discutiendo antes.
Sintiéndose disgustada, Lydia soltó un suspiro profundo.
Incluso si era el hijo de una familia noble, cualquier hijo que no sea el primogénito necesitaba un trabajo para ganarse la vida. Así que había una gran diferencia entre el hijo menor y el mayor que heredaría el título de la familia, las tierras y la fortuna.
La mujer debe haber decidido que Lydia, que era de la misma clase media, tenía un futuro asegurado al convertirse en condesa y esa fue la razón por la que sintió ese “odio” hacia ella.
Edgar la ayudó a levantarse y logró no desvanecerse, pero al igual que su vestido manchado de vino, el humor de Lydia estaba en un estado miserable.
¿Tuve que pasar por una experiencia horrible como esta debido a una razón ridícula como esa?
Por eso no le gustaba ir a reuniones con mucha gente.
Cuando Lydia era más joven, las reuniones eran un lugar donde las personas murmuraban a sus espaldas. Sin embargo, después de venir a Londres y tener más oportunidades de conocer a gente nueva, debe haber bajado la guardia porque cuando Edgar la escoltaba, no había nadie que dijera cosas desagradables que pudiera escuchar.
—Conde Ashenbert, lamento que esto sea justo después de que el malentendido entre usted y su prometida se haya resuelto, pero tengo una pregunta que me gustaría hacerle.
Con una expresión dudosa, Edgar miró al caballero.
— ¿Qué ha sucedido con el matrimonio entre usted y mi nieta? —preguntó el hombre.
La sangre hirvió en la cabeza de Lydia otra vez.
— ¡Edgar! T-Tú, de todas las personas…
—Espera un momento, no sé de qué está hablando.
— ¿Exactamente a cuántas te has propuesto? —refunfuñó Lydia.
—Estás equivocada. Además, ¿puedo preguntar quién es exactamente? —preguntó Edgar después de volverse hacia el hombre.
Cuando el caballero se presentó, Edgar se puso rígido como si estuviera un poco sorprendido.
— ¿Su Excelencia el gran duque de Cremona? ¿No estaba exiliado en Holanda?
El Principado de Cremona era el nombre de un país del que incluso ella había oído hablar cuando estudiaba historia, pero sólo podía recordar que era un país pequeño del sur de Europa.
Si estaba exiliado, eso significaba que podría haber habido una revolución en su país o algo por el estilo. O, tal vez, podrían haber perdido una guerra. Recientemente se decía que había algunos movimientos políticos notables en los países europeos, y ha escuchado que hay bastantes nobles que huyeron a Inglaterra desde el continente.
—Está bien informado. ¿Escuchó eso de mi nieta?
—No conozco a su nieta. Cuando estamos en la sociedad, su nombre aparece.
—Joven conde, no creo que la sociedad londinense todavía hable de Cremona, que desapareció hace diecisiete años. He estado viviendo tranquilamente en Holanda hasta ahora. ¿Qué hizo con Charlotte? Después de que me enviara una carta ridícula diciendo que se casaría con ella, no escuché nada de usted. Y después de llegar a Inglaterra, está acompañando a una dama diferente como su prometida.
La voz del hombre mayor era tranquila, pero su tono de voz no ocultaba su ira hacia Edgar.
— ¿Carta? ¿Una carta mía?
—Cuando finalmente pudimos huir con nuestras vidas, Charlotte solo tenía tres años. Debería haberse dirigido a Estados Unidos con mi hija y su esposo, pero su barco naufragó y pensé que todos habían muerto. Sin embargo, me dijo en una carta que sólo había sobrevivido Charlotte, e iba a llevarla de regreso como su novia a su país.
Edgar de repente hizo una expresión bastante seria.
¿Algo le vino a la mente?
—En otras palabras, ¿no sabía que estaba viva hasta que leyó esa carta…?
—No habría forma de saberlo.
Edgar pensó por un momento y después volvió a hablar.
—Entonces, ¿por qué creyó que su nieta estaba viva con solo leer una carta?
—Había un sello con un anillo de cresta que sólo mi nieta debería haber tenido. ¿Cuál era el significado de enviar una muñeca de madera que llevaba un vestido de novia?
—Es una niña cambiada —susurró Lydia.
— ¿Una niña cambiada?
El gran duque miró a Lydia.
—Uh, es un cuento de hadas muy conocido en Gran Bretaña. Un hada roba un bebé humano y, a cambio, deja una muñeca de madera. Incluso hay casos en que cuando se llevan a adultos, hay ocasiones en que dejan reemplazos similares, por lo que creo que es el mismo caso con su nieta…
Porque cuando era magia de hadas, dejar un reemplazo en el Reino Humano permitía a las hadas mantener a su humano en el Reino de las Hadas.
Que de repente se mencionaran hadas en su conversación, hizo que el gran duque hiciera una mueca desconcertado.
—Es obra de un hada, dice. Esto debe ser una de sus bromas como el Conde Caballero Azul. Entonces, ha robado a mi nieta y lo hizo parecer como que fue llevada al Mundo de las Hadas. Cuando investigué esto, realmente había una niña llamada Charlotte en los Estados Unidos, y había evidencia de que fue secuestrada por alguien. Lord Ashenbert, su familia aparentemente es descrita por la sociedad londinense como una vinculada con las hadas. Me ha llevado tiempo descubrir que el nombre del Conde Caballero Azul en la carta era un noble llamado Lord Ashenbert que estaba en Inglaterra, ¿pero no cree que es descortés no hacerlo con su verdadero nombre?
Edgar parecía distraído, y no estaba claro si estaba escuchando el duro reclamo del gran duque.
En realidad podría saber de qué estaba hablando el hombre, sospechó Lydia.
Porque el hombre afirmó que su nieta estaba en Estados Unidos. Aunque Estados Unidos era un país grande, no podía pensar que Edgar se sorprendiera al escuchar el nombre del gran duque sólo por su estatus social.
Aunque era un gran duque, perdió su posición, por lo que era de extrañar por qué Edgar, que era el hijo perdido de una familia ducal, fuera más respetuoso con el hombre. Y además, antes de heredar el título de conde, Edgar le dijo que se había estado llamando a sí mismo Ashenbert. Usó ese nombre mientras estaba en Estados Unidos, así que podría haber existido la posibilidad de que lo usara para ganarse el favor de las mujeres.
Si sabía que la chica secuestrada era la nieta del gran duque, podría haberla utilizado ya que deseaba poder. Sin embargo, Edgar lo negó, alto y claro.
—De todos modos, no tengo nada que ver con su caso. Es lamentable que no pueda ayudarlo.
Intentó marcharse con Lydia. Sin embargo, el hombre puso su bastón en el suelo delante de sus pies bloquear su camino.
—Si no tenía ninguna intención de casarse con ella, ¿qué hizo con mi nieta? Será mejor que no haya hecho nada para que no la vea nunca más…
—Si se atreve a seguir haciendo más falsas acusaciones, lo aceptaré como un insulto.
Cuando dos nobles, que se preocupaban por el honor, comenzaban una disputa, no podía terminar con un simple intercambio de insultos. Lydia no podía entender como plebeya, cómo comienzan una pelea y se saltan la opción de usar los puños para saltar a matarse, pero podía entender que esta era una situación delicada que podía estallar en cualquier momento.
En pánico, Lydia empujó la espalda de Edgar.
—Um, por favor, discúlpenos. Le agradeceré en otra ocasión.
Cuando dijo eso, logró separar a Edgar del gran duque al alejarlo del lugar. Se sintió exhausta cuando se detuvieron a tomar un respiro a la orilla del río.
— ¿Por qué le hablaste así? Si fue un malentendido, entonces podrías haberlo explicado y haber aclarado todo, y entonces podría haber habido algo en que podrías haberlo ayudado.
Edgar se volvió insatisfecho.
—A nadie le gustaría involucrarse en los asuntos de otra persona.
—Dices eso, pero usaron tu nombre.
—Si fue hace dos años, entonces sucedió antes de que me convirtiera en el conde.
Lydia inclinó la cabeza.
— ¿Hace dos años? El gran duque de Cremona no dijo cuándo le llegó la carta.
—Lo dijo… ¿No lo escuchaste?
Edgar volvió rápidamente la cara hacia un lado y eso hizo que Lydia sospechara cada vez más de él.
Si no fue su malentendido, había algo que Edgar sabía sobre lo que el gran duque no mencionó. Decir que fue hace dos años fue demasiado preciso.
¿Se estaba escondiendo porque sentía un remordimiento?
¿Le prometió casarse con ella?
No pudo preguntarle, así que bajó la cabeza y guardó silencio.
Edgar se dirigió hacia el río y empapó su pañuelo en el agua.
—Lydia, me ocuparé de él personalmente. Ya tenemos enemigos.
Colocó el pañuelo frío contra su frente. El corte que consiguió cuando se golpeó contra el tronco del árbol ardió y le dolió.
Su cabello castaño cobrizo se desató y cayó sobre su rostro. Edgar acomodó los mechones con sus dedos y los colocó detrás de su oreja como si la estuviera peinando.
El toque de sus dedos le hizo sentir la piel de gallina. De la nada, la escena que vio ayer apareció en su mente. Debería haberse acostumbrado a su toque, pero no pudo evitar retroceder.
—No puedo entender bien a las personas. La razón por la que tuve que experimentar esto fue una estupidez y me estás ocultando toda clase de secretos.
— ¿Secretos?
—Realmente sabes lo que pasó, ¿no es así…? Sobre la princesa del gran duque de Cremona.
— ¿Sospechas de mí?
— ¿Hubo una gran cantidad de mujeres de las que te aprovechaste usando el matrimonio?
—Eres la primera a la que me propongo.
—Mentiroso. Incluso hoy, mentiste desde esta mañana.
— ¿Qué parte es una mentira?
Como si estuviera ofendido, Edgar frunció el ceño.
—Fue una mentira que estabas jugando en el club.
—Es verdad. Puedes comprobarlo con Slade.
—Es fácil hacer que alguien esté de acuerdo con tu historia.
— ¡¿Entonces qué tengo que hacer para que me creas?!
—No te creeré. Porque lo vi. Estabas besando a una hermosa mujer, y entraste en su casa.
Hubo un momento de silencio. Sin embargo, la expresión de Edgar no cambió, así que no pudo descifrar qué estaba pensando.
—Eso… fue un beso de saludo.
—No importa cuán infantil sea, incluso podría decir que no fue algo así.
—Eso sucedió de improviso, nada más que eso. Me fui de su casa inmediatamente después, y no he hecho nada más.
—N-No te estaba preguntando eso. ¡Porque no soy tu verdadera prometida!
—Pero estás enfadada.
Eso es verdad. No debería importarle y, sin embargo, era un misterio por qué estaba enfadada.
Incluso en lo que respecta a lo de ayer, la puso de mal humor por un momento, pero una vez se calmó, llegó a la conclusión de que no tenía nada que ver con ella. Y tenía la intención de olvidarlo, pero cuando de repente lo recordó, no pudo contener su irritación.
— ¿Es extraño que esté enfadada? Es descortés e inapropiado de tu parte hacer eso mientras intentas coquetear conmigo… Al final, significa que te estás burlando de mí.
—Voy en serio contigo. Pero en este momento, solo son sentimientos unilaterales. Hay ocasiones en las que incluso me siento solo.
— ¿Entonces estás diciendo que cualquiera funcionaría?
—Fue solo algo para que ella pasara el tiempo. Seguramente ya habrá olvidado mi nombre.
Cuanto más hablaba en su defensa, más no podía entenderlo y se frustraba más.
—Entiendo… ¡Simplemente eres alguien que no puede ser serio con nadie!
Dejando escapar aquello, Lydia apartó el pañuelo y comenzó a alejarse.
— ¿Por qué eres tan terca? Te muestro mis sentimientos serios y, sin embargo, ¿cómo se supone que debo demostrar mi seriedad más que ahora?
— ¿Qué quieres decir con terca? ¡No puedo ver tu sinceridad porque no tienes en primer lugar!
— ¡Lydia!
Tiró de su brazo fuertemente, sintió un poco de dolor, pero más que eso, sintió que Edgar estaba molesto con ella y eso de repente la preocupó y la puso nerviosa.
¿Dije algo horrible al declarar que no podía ser serio con nadie?
Pero Edgar era demasiado irresponsable y deshonesto. Hacía cosas que hacían que no creyera en él.
Incluso si intentó deshacerse de su agarre, no mostró señales de soltarla. Sus ojos color malva ceniza la miraron desafiantes. Lydia sintió que perdería si apartaba la miraba, así que le devolvió la mirada.
Inclinó su rostro hacia ella, a lo que apenas pudo hablar con voz temblorosa.
—Detente… ¿Haces esto mientras estás molesto conmigo?
Como si se diera por vencido, pero sin ocultar su irritación, Edgar soltó indiferente a Lydia.
—Yo… me voy a casa —murmuró mientras trataba de controlar sus nervios. Su vestido estaba hecho un desastre, así que no tenía el descaro de regresar a la fiesta.
—Está bien. Vayamos a casa.
—Quiero ir a casa sola.
—No puedo dejar que regreses sola desde Windsor.
—Entonces regresaré con Ermine.
A decir verdad, Lydia se sintió más nerviosa con eso, ya que parecía que Edgar la estaba vigilando, pero para que le quitara el anillo de piedra lunar, no quería seguir discutiendo con él.
Justo el viernes encontre esta traducción y me enamore :”v Muchas gracias por traer esta novela. Sin presión quiero arriesgarme a preguntar :”v ¿Cada cuando actualizan? OwO pa andar bien al pendiente.
Hola! Por el momento no se publicarán más capítulos, lo siento. Estoy esperando a tener muchos para que de esa forma vuelva a publicarse de forma quincenal. Por lo que toca esperar un poco más 😥 lo siento 🙁
Gracias por el capítulo, woow no se como va a resultar bien esta relación si él no deja sus lazos con otras mujeres.
Muchas gracias por el capítulo nuevo, son las mejores!!
Muchas gracias por leer ❤️~
Ay Edgar, tus acciones sólo alejan a Lydia… 😩
Gracias por el capitulo
Lamentablemente sí u.u Esta relación es lenta pero ambos aprenden a amarse y demostrarse su amor poco a poco. En los siguientes volúmenes podremos verlo 😊
Muchas gracias por leer ❤️