Traducido por Den
Editado por Meli
En épocas pasadas, el señor de la tierra poseía todos los derechos con respecto a esta y los residentes que vivían allí, por lo que no habría dudado en usar la fuerza para reprimir una rebelión.
Era como el rey de un pequeño país, por lo que tenía su propio ejército. Sin embargo, en Inglaterra, donde las guerras civiles cesaron hace mucho tiempo, se preguntaba cuántos nobles tenían un ejército privado. De cualquier forma, Edgar no poseía algo tan conveniente como eso.
No obstante, ya fuera suerte o no, conocía una forma más poderosa de luchar que la de los nobles de antaño. Sabía el arte de la caballería y también empleaba métodos que no eran justos en lo absoluto. El objetivo era ganar.
Igual que un noble de la Edad Media, tenía atada a su cintura y dentro de su capa, la espada de las Merrow. Pero la imagen no se ajustaba con el rifle de pirata en su hombro y su ropa coordinada; desde su sombrero de copa hasta la punta de sus zapatos, parecía que acababa de regresar de un baile nocturno.
Dios bendito, ese era un atuendo absurdo. Nadie podría saber quién era.
Sin embargo, en este momento no era el líder de una banda como en el pasado, sino un noble que estaba luchando.
Usó a los piratas para irrumpir en las casas de los aldeanos hostiles y, sin darles la oportunidad de defenderse, los sometió mientras dormían. Solo restaban más o menos diez hombres que se habían atrincherado en la residencia del alcalde.
Descubrió que solo una parte de los aldeanos unió fuerzas con el falso lord para lucrar con las fluoritas. Los que no intervinieron, habían estado desconfiando del alcalde y de los otros. Incluso algunos, se convirtieron en los informantes que le proporcionaron información a Edgar, con la cual pudo reprimir de forma eficiente la rebelión de su oponente. Con estos datos y los obtenidos en la etapa de exploración, sabía los nombres de aquellos que se resistirían hasta el final.
No obstante, los últimos rebeldes no mostraban signos de rendición. No sería difícil entrar, pero existía la posibilidad de que, en la desesperación, optaran por contraatacar.
Edgar todavía estaba analizando las condiciones desde afuera del edificio, porque el grupo parecía haber traído la pólvora que usaban para extraer las fluoritas.
El cielo apenas comenzaba a aclararse. En poco tiempo, iba a amanecer.
—Lord Edgar, hemos encontrado las fluoritas que enterraron en los terrenos baldíos de la granja. Es una gran cantidad —Raven le susurró al oído.
—Entonces supongo que podrían funcionar como evidencia. ¿Y las Freya?
—No estaban. No obstante, según el informe de un aldeano, hace poco presenciaron la extracción de una del tamaño de un puño cerrado. Se dice que han pasado cientos de años desde el hallazgo de algo así, por lo que todo el pueblo estuvo muy eufórico.
Esa preciosa Freya la podría estar escondiendo el alcalde. O quizás ya estaba en manos del falso lord.
—Al diablo eso de que la veta minera se había secado. Les enseñaré qué es lo que sucede cuando me robas algo.
Edgar estimó que los piratas comenzaban a aburrirse, por lo que decidió empezar a dar sus amenazas.
—¿Pueden escucharme? —dijo frente al edificio que pertenecía al alcalde—. Las fluoritas han regresado a mis manos. Aunque es una cantidad mucho menor a la de los últimos años. Escuché que la cantidad que vendían se almacenaba como monedas de oro bajo sus tarimas. No sirve de nada intentar esconderlas. ¿Por qué no se rinden y salen?
Por supuesto, no hubo respuesta.
—Bueno, está bien. Ya que parece ser una pérdida de tiempo seguir resistiéndose, me retiraré. Oh, sí, daré a conocer que todas sus fechorías fueron descubiertas y que cometieron un suicidio colectivo, o que se pelearon y se mataron los unos a los otros.
Creyó haber visto alzarse una leve conmoción entre las sombras más allá del cristal de la ventana que tenía las cortinas corridas.
—Adelante, arrojadlas. —Edgar señaló las antorchas encendidas que sostenían los piratas.
—¿Estará todo bien?
—Ya es de madrugada. Ya no deberían necesitar luz.
Mientras los hombres dudaban, Raven les arrebató la antorcha.
—Se dice que las fluoritas liberan una luz hermosa muy distinta a la de una llama. ¿No quieren ver de qué color brillan las fluoritas que sólo se pueden encontrar aquí de entre todo el mundo? —Entrecerró los ojos y sonrió, parecía decidido a incendiar una casa y a la gente dentro solo para poder ver el brillo de esas piedras preciosas.
Al mismo tiempo, Raven, con un rostro inexpresivo, se preparaba para arrojar una de las antorchas. Pero justo en ese momento, de la puerta principal salieron de forma estrepitosa varios aldeanos.
—¡E-Espere un momento, nos rendiremos!
—Solo estábamos haciendo lo que nos dijo el alcalde. No sabíamos que ese señor era un impostor…
—Yo estaba obteniendo una parte de las ganancias, pero me dijeron que si nos atrapaban, seríamos convictos, por eso nuestra única opción era resistir hasta el final. Por ese motivo nos atrincheramos aquí…
—Pero… ¡conde, no quiero morir! Por favor, perdóneme…
—¿Y el alcalde? —preguntó Edgar con voz firme y fría.
—Se escapó. Al parecer había un pasadizo secreto y antes de que nos diéramos cuenta ya había desaparecido.
Los piratas se apresuraron a ingresar, rompieron los cristales y la puerta. Por todo el lugar se podían escuchar voces enfurecidas que gritaban con el objetivo de atrapar al alcalde.
Edgar entró después de observar cómo encontraban y se llevaban algo similar a la pólvora. Los piratas habían reunido en un solo lugar a los hombres restantes, los cuales no mostraban signos de tener fuerza alguna para luchar.
—Oye, sir John… Quiero decir, uh… Edgar. —Pino frunció el ceño cuando Edgar lo miró—. ¿Qué vas a hacer con ellos?
—Escucharé lo que tengan que decir en la residencia.
—Pero después de todo, no hay señales del alcalde.
—Haré que encuentren ese pasadizo secreto.
—Oh, sí, tu prometida se ha llevado a Lota a alguna parte —dijo Pino justo cuando Edgar iba a descender al sótano por las escaleras construidas en la parte trasera de la cocina.
—¿Lydia? ¿A dónde? —Se detuvo en seco.
—No lo sé. Dijeron que encontraron algunas pistas sobre el paradero de Betty.
—¿Solo ellas dos?
—Aunque quería ir con ellas, Lota me dijo que vigilara este lugar —contestó malhumorado.
Era tan grande como un oso y con un rostro peludo, pero la parte de él que confiaba en Lota era como la de un niño.
—No has cambiado.
Pino frunció el ceño como si le molestara que lo trataran como un tonto.
—En el pasado, siempre seguías a Lota a todas partes. Escuché que los hombres de tu capitán y los tuyos querían convertirte en su heredero, ¿no es así? También oí que tu debilidad era tu creencia y confianza tan ciegas en Lota.
Eso debe haberle subido la sangre a la cabeza a Pino ya que estiró el brazo para tratar de agarrar a Edgar del cuello de la camisa, pero Raven le terminó retorciendo su extremidad.
Chasqueó la lengua mientras retrocedía; ahora estaba aún más molesto.
—Puedes ver cómo Lota está más capacitada para ser la capitana… Es una mujer que tiene más agallas que cualquier hombre y no perdería en una pelea. Todos confían en ella.
—Incluso si es así, creo que el capitán no planeaba convertirla en el nuevo capitán. Bueno, mientras tú confíes en ella, eso significa que ni siquiera ella podrá vivir como quiere.
—¿Como quiere? No hables como si Lota estuviera pensando que no quiere ser una pirata. No sabes nada.
—Aunque soy alguien ajeno a vuestros asuntos, puedo decir que todavía no eres un adulto. Incluso sobre Betty… bueno, a quién le importa, no es necesario decirlo ahora. —Continuó su camino hacia las escaleras.
—Oh, sí, también había un hombre desconocido que estaba con Lydia. —Arremetió Pino, descargando toda su ira. Edgar se paralizó y él sonrió—. ¿No es uno de tus camaradas? Parecía bastante cercano a Lydia. Ya que no dudó en ir a su habitación.
—De casualidad, ¿tenía cabello negro ondulado y era alto? —preguntó mientras giraba y apretaba el puño con fuerza.
—Sí, eso. Era una cara bonita que no perdería contra ti.
—Eso ni siquiera está cerca de ser un rival para mí.
—Hmm, oh, ¿en serio? Bueno, hay más de un montón de mujeres, así que incluso si te arrebataran a Lydia, supongo que sería fácil volver a buscar a alguien que pretendiera ser tu amante.
No, eso no es cierto, Lydia no es así, pensó para no estampar su puño en la cara de Pino. Sintió esa oposición hacia él mismo en su interior.
Se dio cuenta de que no estaba en posición de discutir con Pino con respecto a Betty. Sin embargo, Betty y él eran muy parecidos.
Edgar era más serio que nunca con Lydia. Era valiosa y estaba pensando en casarse con ella…
—Lord Edgar, hay una puerta secreta.
En ese momento, la voz de Ermine fue como un salvavidas para él. Apartó la mirada de Pino y se adentró en las profundidades del sótano.
♦ ♦ ♦
—¡Kelpie, tienes que regresar! ¡Debo regresar para rescatar a Lota y Nico! —protestó Lydia, todavía aferrada a la crin de Kelpie, pero él no dio media vuelta en absoluto.
—El Wyrm nos encontrará.
Las vibraciones retumbantes que sacudieron la cueva cesaron, Kelpie se detuvo y se puso de pie, había corrido sin ningún destino en particular y no podían saber dónde estaban.
—Mira, estamos perdidos. —Lydia se bajó de su lomo y entrecerró los ojos para inspeccionar su entorno oscuro.
Habían salido de las mareas del océano, lo que significaba que habían entrado al territorio del Wyrm.
Tal vez porque era el Reino de las Hadas, podía ver un poco su entorno, a pesar de que no había ninguna luz artificial y estaban dentro de una cueva.
—Todo está bien, si vamos en la dirección en la que sienta el agua, saldremos al mar. —señaló Kelpie, quien se transformó en un hombre joven—. Por aquí —dijo.
—Espera —dijo Lydia y se detuvo—. Si vamos en la dirección opuesta al mar, entonces ¿eso significa que estamos en el nido del Wyrm?
—No estás planeando ir hasta la entrada del nido, ¿verdad?
—Los niños cambiados estarán allí. Por lo tanto, Betty también. Tengo que ayudarlos.
—¿Qué vas a hacer con Lota y Nico?
—Ella vino para ver a Betty. Estoy segura que haría lo mismo. —Comenzó a alejarse, pero Kelpie se puso frente a ella para detenerla.
—No puedes acercarte al Wyrm. Es muy peligroso.
—No te estoy pidiendo que vengas conmigo.
—Nunca antes te has encontrado con eso, por eso lo estás tomando con calma.
De repente, retumbó el suelo. Kelpie la agarró y se escondieron detrás de una depresión en el suelo. En ese momento, algo grande y largo, cubierto en escamas negras, pasó justo frente a ellos.
—¿Q-Qué fue eso…?
—Debe ser la cola del Wyrm.
—¿La cola? ¿Estás diciendo que eso solo era la cola?
—Por eso te digo que el Wyrm es enorme.
—Ya se ha ido, así que… ¿me soltarías?
En la estrecha depresión, Lydia no podía moverse en absoluto ya que su cuerpo estaba apretado contra Kelpie, quien la tenía en sus brazos como si la estuviera cargando.
—Sí.
—¡¿Oye, dónde crees que estás tocando…?!
—¿Eh? Solo estoy tratando de ponerte de pie.
—¡No me toques los pechos!
—¿Por qué no está permitido? No te quejas cuando es cualquier otro lugar.
Lydia se puso de pie mientras todavía estaba en sus brazos y justo cuando se dio la vuelta para golpear a Kelpie en la nariz, éste la liberó.
—¡Es sentido común humano!
—¿Sentido común? Eso es imposible. Cuando estoy nadando por el lago en Londres a la medianoche, todos los humanos en los arbustos de aquí y allá siempre están haciendo… ¡Oye, espera!
«Oh, vamos, no empieces a hablar de cosas tan lascivas», eso era lo que quería decir mientras se avergonzaba cada vez más por sus palabras y se apresuraba a ponerse en marcha.
—Lydia, ese no es el camino. ¿Sigues pensando en ir al nido del Wyrm? Incluso si irrumpes dentro, sabes que no serás rival para él.
—Si solo es recuperar al niño cambiado, entonces hay una manera de hacerlo sin oponerse al Wyrm.
Sería simple si solo se tratara de negociar para recuperar al bebé. No obstante, las hadas no renunciarían con facilidad a lo que consiguieron. Solo había una alternativa y era destruir la rosa silvestre que estaba en el terreno de anidación y romper la magia que unía al bebé humano con el hada.
Las rosas especiales eran la fuente que mantenía intacto su territorio. Si alguien la destruía, la magia se rompería.
—Oye, Kelpie, ¿dónde está la rosa del Wyrm?
—¿E-Estás planeando deshacerte de la rosa?
—Pero es la única opción que tengo.
—Toda la magia almacenada hasta ahora arremeterá contra quien la destruya. Alguien como tú, que no tiene ningún vínculo con el Mundo Humano, ¿escaparía de eso?
Estaba en lo correcto, si se deshacía de la rosa, entonces todo lo que existía en este territorio revelaría su verdadera naturaleza. Quienes estaban bajo el hechizo mágico volverían a la normalidad: el bebé humano y el de la Dobby, regresarían cada uno con su madre.
La magia del niño hada, que lo hacía parecer humano, desaparecería, este efecto sería el mismo para ella si también fuera una niña cambiada. Olvidaría que era Lydia Carlton y todo lo que había vivido.
—Y además, hablas de la rosa silvestre, que está en el nido del hada, como si no fuera importante. Es natural que el Wyrm la proteja con cuidado. Lo que estás pensando hacer, en sí es imprudente. Oye, Lydia, ¿me estás escuchando?
—Kelpie, ¿cómo me veo a tus ojos…? ¿Un hada que se convirtió en un niño cambiado? ¿O un humano normal y corriente? —Le preguntó en un tono serio, pero él le respondió despreocupado.
—¿Ehh? No lo sé, ¿a quién le importa?.
—Sí importa. Si soy una niña cambiada, entonces cuando destruya la rosa, olvidaré todo.
—No tienes que preocuparte. Incluso si te olvidas de todo sobre el Mundo Humano yo te cuidaré. No importa qué clase de hada resultes ser, tú eres tú después de todo. Incluso si tu exterior cambia un poco, no hay nada de qué decepcionarse.
Eso no es lo que quería decir.
—Espera, no te preocupa no poder casarte con el conde, ¿verdad?
—¿Q-Qué? ¡Por supuesto que no! Y-Yo solo estoy preocupada por mi padre.
—Ya que vas a olvidar, no deberías molestarte por eso.
Entonces, ¿así es como va ser?, reflexionó sobre las palabras de Kelpie. Para ella no sería una experiencia tan atormentadora.
Pero su padre se entristecerá. Él aceptó su decisión de convertirse en una Doctora de Hadas, por lo que debería haberse preparado para cualquier cosa que podría suceder. Así que también aprobaría esto.
En cuanto a Edgar, tenía un leve interés en algunas chicas a su alrededor. Además, Ermine está a su lado, así que la olvidará en poco tiempo.
Y ella se iba a olvidar de él, así que no sería doloroso. Pero si lo recordaba, ¿sentiría dolor?
—No pongas esa cara. Creo que encontrar la rosa silvestre es una hazaña mucho más grande que tratar de derrotar al Wyrm. Tu oponente es alguien con el que un Doctor de Hadas no puede enfrentarse. No es necesario obsesionarse por ayudar a los humanos y terminar poniéndote en peligro por ellos, es mejor irse. — Kelpie le sujetó y acarició la cabeza con su gran mano.
Pero ella no quería rendirse sin hacer nada.
—Si llegara a olvidar, ¿me contarías qué clase de humano fui? Todo lo que sepas estará bien.
—Así que irás… —murmuró Kelpie sorprendido—. Lo haré —balbuceó y le revolvió la cabeza con vehemencia.
—Oigan, ¿les importaría no perder el tiempo allí? —interrumpió una voz.
Con la mano que sujetaba a Lydia, Kelpie la atrajo hacia él.
Una chica que parecía tener su misma edad, los observaba desde la parte más oscura de la cueva.
—Ese es el camino del dragón. Si hay algo en él, es a mí a quien grita después.
—Oh… lo siento. Nos hemos perdido.
—Caray, ¿por qué todas las hadas tienen que ser tan buenas transformándose en humanos? Ojalá no hicieran algo tan engañoso. —expresó después de examinarlos.
—Pero soy una humana.
Al menos eso es lo que pensaba.
—No hay forma de que un humano pueda llegar a un lugar así. Lo entendí después de esperar con entusiasmo encontrar a más gente que pudieran salvarme, pero cada uno de ellos sólo eran hadas pasajeras. ¿Ya se van a ir?
—Espera, oye, ¿tal vez eres Betty? —Lydia hizo a un lado a Kelpie y caminó hacia la chica.
—¿Por qué sabes mi nombre?
El mismo cabello café que Lota. Era una chica con ojos grandes y con un pequeño encanto travieso en ella. En el pasado, ella había estado cortejando a Edgar. No obstante, Lydia trató de eliminar ese sentimiento ambivalente que se originaba en su consciencia y respiró hondo.
—Umm, soy Lydia. Vine con Lota para rescatarte.
—¿Lota? Estás mintiendo. Lota nunca vendría aquí.
—Es verdad. Tú eres su querida amiga y ella estaba muy preocupada por ti.
—No somos amigas. Porque la traicioné —espetó, bajando la cabeza como si estuviera avergonzada.
Lota no había mencionado nada al respecto, por lo que quería preguntarle qué había pasado entre ellas. Pero Betty habló antes y le quitó la oportunidad de hacerlo.
—Deberías irte. Si eres una humana, el dragón te matará.
—Pero, Lota también está en alguna parte de esta cueva de piedra caliza. Nos separamos.
—Oh, no, ¿qué vas a hacer si el dragón la encuentra? ¡Rápido, búscala y sácala de aquí! —Levantó la cabeza preocupada.
—Entonces necesito que me ayudes. ¿No conoces muy bien el nido del Wyrm? —Lydia la tomó de las manos—. Y una cosa más, cuando nos vayamos de aquí, vendrás con nosotros.
Kelpie le dio un golpecito en la espalda como si le estuviera tratando de decir que se rindiera, pero Lydia sólo le sonrió a Betty como si estuviera segura de poder rescatarla.
♦ ♦ ♦
El pasadizo que había en la casa del alcalde estaba conectado a una pequeña habitación subterránea que parecía como si la hubieran excavado en la pared rocosa.
Edgar y los demás entraron con antorchas en la mano. El resplandor púrpura rojizo que reflejaba la luz del fuego e inundaba todo el espacio a su alrededor, les permitió admirar las numerosas esculturas en relieve [1], de diferentes tamaños. Eran obras de arte realizadas con fluoritas.
Todas se caracterizaban por la elegancia y la dinámica vigorosa en sus hermosas curvas. Debía ser el estilo que se legaba de un maestro a aprendiz en el taller de este pueblo.
Las fluoritas no son joyas caras, pero este pueblo había prosperado por ellas. La tasa de flujo limitada debe haber sido porque podían darles un valor añadido como obras de arte.
Sin embargo, había escuchado que esa tradición había llegado a su fin a principios de este siglo cuando la cantidad de fluoritas extraíbles había disminuido de manera considerable.
Edgar se acercó a uno de los relieves y entrecerró los ojos para examinar el símbolo en su esquina.
—¿Luna Escarlata?
Esa era la organización con la que pactó en secreto para luchar contra Príncipe. Había sido fundada como un gremio de artes decorativas por el Conde Caballero Azul que apareció hace trescientos años y que era el hijo ilegítimo de Julius Ashenbert.
Sin embargo, cuando sus descendientes fueron asesinados por Príncipe, quien temía el regreso del Conde Caballero Azul, los artistas que quedaban prometieron vengarse y le dieron el nombre «Luna Escarlata» que significaba Flendolyn en galés.
Flendolyn era el nombre del primer conde de Ibrazel y el del hijo del Conde Caballero Azul que tenía sangre de hada corriendo por sus venas.
El hijo ilegítimo de Julius Ashenbert y los descendientes de ese niño también tenían el segundo nombre de Flendolyn.
En otras palabras, la «Luna Escarlata» indicaba el linaje de los descendientes del hijo ilegítimo del Conde Caballero Azul.
—Así que había descendientes del Conde Caballero Azul que habitaban en este pueblo como artesanos.
—Hay otro sello de la Luna Escarlata en este. Los años en que se hicieron son sobre todo a principios de este siglo —declaró Ermine, después de inspeccionarlos uno a uno.
—Eso significa que en esa época, los descendientes de la familia Ashenbert estaban aquí —reflexionó Edgar.
—Lord Edgar, por favor mire esto. —Raven le mostró un buzón decorado con fluoritas.
Parecía que era obra de la misma persona, pero tenía rasguños y manchas, lo que significaba que se trataba de un objeto personal. Había una carta dentro.
Edgar observó con detenimiento la firma que decía «Cremona». La carta del gran duque del ducado Cremona elogiaba las obras y no había nada en la escritura que se destacara en particular. El anillo con el escudo grabado que tenía Betty podría haber sido uno de los trabajos de este artesano, porque tenía la Freya que solo se podía extraer en este lugar.
Éste compartía la sangre del Conde Caballero Azul. Por otro lado, la princesa de Cremona fue secuestrada por el hombre que se hacía llamar el Conde Caballero Azul.
Se preguntaba si este caso se inició debido a este artesano y el anillo con el escudo de Freya. Inspeccionó el destinatario de la carta para poder comprobar el nombre del artesano.
—Ulysses Barrow…
¿Ulysses?
—Fue el salvador de este pueblo —declaró el alcalde que apareció a sus espaldas, saliendo de la puerta en la que se escondía. Llevaba una pistola de caza.
Raven se movió para atacar, pero con una mirada Edgar le indicó que esperara.
—Para ser exactos, el señor Barrow era uno de los dos hermanos Barrow. El hermano mayor era artesano y el salvador era el hermano menor con el mismo nombre que vino aquí más tarde.
—¿Qué quieres decir con salvador?
—Aunque este pueblo abundaba en fluoritas, sólo podíamos extraer una cantidad limitada cada año. Incluso si tratábamos de sacar más, las hadas las escondían. Entonces, él se comunicaba con ellas y obtenía las fluoritas faltantes —explicó.
—El Conde Caballero Azul decidió la cantidad de fluoritas que necesitaba este pueblo e hizo un intercambio con las hadas ¿no es así?, ¿qué quiere decir con qué faltaban fluoritas?
—¿Cómo él podría determinar que esa cantidad sería suficiente en cualquier época? En ese momento, nuestro pueblo apenas podía seguir adelante. Todos estábamos en problemas.
—No puedo creer que la cantidad de fluoritas no fuera suficiente. En un principio, si extraían demasiado, la veta minera se drenaría, por eso los aldeanos también eligieron la cantidad mínima. Lo que se necesitaba aparte de eso, tenían que manejarlo ustedes mismos.
—El señor Barrow hizo que pudiéramos desenterrar con libertad las fluoritas que las hadas no nos permitían. Seleccionábamos las piedras que eran de un rojo más intenso. Si mentíamos diciendo que eran Freya, podíamos venderlas a un precio más alto. Esforzarse en adquirir las habilidades artísticas para hacer esculturas es ridículo. Si las rompemos y somos capaces de conseguir un pequeño fragmento que sea rojo, entonces podemos obtener una ganancia mucho mayor que convirtiéndola en una obra de arte —Alegó como si no escuchara a Edgar.
—Desde entonces, este pueblo ha estado engañando a su señor y ha seguido estafando y vendiendo falsificaciones.
—El conde nunca apareció. Incluso el mayordomo, el señor Tompkins, que administra la fortuna de la familia Ashenbert y sabe que no se pueden desenterrar Freya; no sospechó. Es normal que las Freya falsas estuvieran en el mercado, así que el señor Barrow tuvo especial cuidado en asegurarse de que se vendieran de tal forma que no descubrieran que estaban relacionadas con nuestro pueblo.
—Y actuó como si fuera el señor de aquí.
—Lleva la sangre de la familia Ashenbert. ¿Qué problema podría haber?
—El descendiente del hijo ilegítimo no puede heredar el título.
—Este pueblo necesitaba más el asombroso poder que había en la sangre de la familia Ashenbert que el título.
—¿Y el hermano mayor que se dedicaba a la artesanía…? ¿No se opondría a su hermano menor?
Con mirar la cantidad de esculturas bañadas en amor, no podía creer que el hermano mayor permitiera el método de su hermano menor de romperlas en fragmentos.
El alcalde dio una leve sonrisa, pero al ver cómo la tradición de la obra de arte de este pueblo había desaparecido de repente, no costaba imaginar lo que había sucedido. Lo más probable era que haya sido asesinado por su propio hermano.
—El señor Barrow a veces visitaba el pueblo y evitaba que las hadas se acercaran a los terrenos mineros. El segundo Barrow que poseía poderes mágicos hacía lo mismo. Si lo obedecíamos, todo saldría bien. Todo iba bien hasta ayer.
—Uno de los bebés del pueblo fue robado y le ordenó a los padres renunciar a él. —Hizo una pausa y continuó—: Además, solo compartió las ganancias con una parte del pueblo. Es todo un tirano.
—En una visita de hace dos años, el señor Barrow dijo que podría despertar al dragón Wyrm para crear una verdadera freya. Gracias a él, podemos extraer las fluoritas ardientes. Así que para obtener freyas, se sacrificó al bebé.
¿Despertar un dragón?, ¿Dijo dragón?, pensó confundido.
—Conde, si es el verdadero Conde Caballero Azul, sólo necesita derrotar al dragón, justo como hizo el conde en el pasado. —Esbozó una sonrisa que parecía decirle que era imposible para él—. En ese momento, los aldeanos renunciaron a las freyas para evitar a los niños cambiados; le suplicaron al conde que derrotara al dragón. Sin embargo, nuestro nuevo señor hizo todo lo contrario. Pero dado que nadie más que Ulysses Barrow ha heredado el poder del conde, solo él tiene el derecho a ser el señor de esta tierra.
Se preguntaba si era el Ulysses que conocía el que había venido a este pueblo hace dos años. El que era la mano derecha de Príncipe y quien estaba tras su vida.
No parecía haber ningún error de que Ulysses era el descendiente del hijo ilegítimo del Conde Caballero Azul. Como descendiente de Julius Ashenbert debería haber sido asesinado por Príncipe, quien los veía como un peligro. Sin embargo, lo más probable era que Ulysses sobreviviera porque se pasó a su lado.
Príncipe no solo mató a todos los descendientes, sino que consiguió para sí a quien poseía el poder del Conde Caballero Azul. Lo que significaba que era Príncipe quien quería la Freya y haría todo lo posible para conseguirla, incluso despertar a un dragón.
—¿Dónde está la Freya? No debería haber caído en manos de Ulysses.
—Esa es una piedra de la inmortalidad. Solo aquellos que portan la sangre del Conde Caballero Azul pueden manejarla. Contigo, al igual que la espada de las Merrow, sería una piedra inútil. —Sin dejar de apuntarle con el rifle, retrocedió poco a poco y se escabulló por una puerta al fondo de la habitación.
Raven fue de inmediato tras él y Edgar permaneció por un momento en su lugar.
Después de reflexionar, llegó a la conclusión de que el alcalde tenía la Freya. Esa era la razón por la que había ido a ese lugar en lugar de escapar. Lo más probable era que estuviera escondida en una habitación que estaba oculta detrás de los armarios.
Al final del túnel subterráneo, se extendía una cueva de piedra caliza natural. El agua del mar había penetrado en ella, formando una bahía.
El alcalde saltó a un pequeño bote que flotaba en el agua y lo vieron remar. Pero cuando Edgar y los demás llegaron a la bahía, la barca ya estaba demasiado lejos para alcanzarlo nadando.
Justo cuando les preocupaba que pudiera escapar a este ritmo, algo pasó frente a ellos. O más bien, algo enorme salió de repente y se apoderó del espacio aéreo frente a sus ojos.
El cuerpo enorme parecía estar sofocándose porque dio vueltas e incluso se estrelló contra la pared y el techo de la cueva de piedra caliza. Sin poder reaccionar Edgar y los demás se desplomaron en el suelo. No obstante, pudo ver de reojo cómo el alcalde y el pequeño bote fueron golpeados y salieron volando por los aires para hundirse en el mar.
Luego, esa cosa abrió la boca y escupió una especie de bola gris. Recuperó la calma y desapareció con velocidad.
—¿Qué fue eso…?
—Tal vez un dragón —respondió Raven de forma segura.
Un dragón, eh.
Mientras se levantaba, Edgar sintió ganas de reír a carcajadas. Después de convertirse en el Conde Caballero Azul, no debería haber una razón para que se sorprendiera de la existencia de un dragón porque al fin y al cabo había hadas que tenían forma de gato y caballo a su alrededor.
—Parecía una serpiente o un lagarto gigantesco.
—¡Oh!, maldita sea, pensé que iba a morir. —La voz provenía desde el pedazo de sucediedad de color gris que escupió el dragón.
Lo que se había aferrado al suelo, se levantó y se peinó con rudeza su pelaje húmedo que estaba cubierto con la saliva del dragón.
—¡Nico! ¿Qué te ha pasado? ¿No estabas con Lydia?
—¿Qué? ¿Conde? —se puso de pie y gritó enfadado— ¡Deberías haber matado a esa cosa por mí! Date prisa y hazlo. Si esa cosa queda con vida, nada bueno sucederá. Si es la espada de las Merrow, entonces podrás cortarlo en dos al igual que el Conde Caballero Azul del pasado. ¡Ya que es un monstruo que casi devora a mi hermoso ser!
—¿Estás diciendo que tengo que vencer eso? —preguntó asombrado y perplejo.
—Oh, sí, sí, cierto, ¡eres el Conde Caballero Azul solo de nombre! ¡No hay forma de que puedas derrotarlo! —Observó a Edgar y enterró la cabeza entre sus patas.
Sabía que era la verdad, aun así se irritó al escucharlo.
—¡Ah, maldición!, ¿cómo se atreve a hacerme pasar por algo así? ¿Cómo se supone que voy a volver?
—Más importante, ¿dónde está Lydia?
—No lo sé. Tan pronto como nos acercamos al nido, el Wyrm apareció de repente y todos nos separamos. Fui absorbido de inmediato, pero usé todas mis fuerzas para no ser tragado; le arañé la lengua tanto como pude.
—Entonces ¿Lydia sigue en el nido del dragón?
—Sí, es lo más probable. Al menos debería estar con Kelpie.
«Con Kelpie.» No era una situación que le agradara a Edgar. Sin embargo, por el momento parecía que era mejor que lo tuviera con ella.
—No obstante, escuché que Lydia había ido a investigar sobre el paradero de Betty. ¿Por qué demonios entró a un lugar tan peligroso como el nido de un dragón?
—Porque allí es donde está Betty. Quien la secuestró, la ofreció como la novia del Wyrm.
—¿Una novia para ese lagarto gigantesco de hace un momento?
—O-Oh, cierto, solo porque se perdió en el nido del Wyrm, con la personalidad de Lydia, no sabes lo que es capaz de hacer para recuperar a Betty y al bebé robado —La ira de Nico disminuyó cuando comenzó a preocuparse por el bienestar de Lydia.
Era imposible recuperar a Betty de ese dragón cuando los humanos parecían como pequeñas hormigas que podían pisar sin darse cuenta. Pero si se trataba de hadas, entonces Lydia, que se consideraba una Doctora de Hadas, podría hacer algo imprudente.
—¿Lydia sabía sobre ese dragón desde el principio?
—Sí, lo supo en cuanto llegamos ya que la Dobby le habló sobre él.
—Entonces ¿por qué se fue sin decirme nada…?
Edgar descubrió que Lydia no le habló de la existencia del dragón, porque, incluso si atrapaba al alcalde, era imposible que pudiera enfrentarse a un dragón. Agarró con fuerza la espada en su cinturón y se mordió el labio.
—Nico, guíame hasta el nido del Wyrm.
—¿Eh? ¿Planeas ir?
—No puedo dejar a Lydia sola.
No podía dejarla a solas con Kelpie.
—Pero, no eres de utilidad…
Edgar se irritó una vez más y apuntó a Nico con la espada de las Merrow.
—Pase lo que pase, soy el Conde Caballero Azul.
—Tu oponente no es humano, ¿sabes? Tus faroles no funcionarán.
—Siempre es el caballero quien derrota al dragón para salvar a la princesa. Y resulta que soy descendiente de un caballero.
—¿Hablas en serio?
Lo haré, pensó Edgar para sí mismo, para levantar su espíritu de lucha.
Aunque Ulysses sea del linaje del Conde Caballero Azul, e incluso tenga el poder de controlar las hadas, el conde que obtuvo la espada de las Merrow fui yo.
Tenía la sensación de que a ese ritmo no podría convertirse en el verdadero Conde Caballero Azul. El Colegio de Armas lo había registrado de manera oficial como el conde de Ibrazel. Pero a pesar de que el poder invisible que conectaba el Mundo Humano y el de las hadas y que persistía en la familia Ashenbert hasta el día de hoy le había entregado la espada, podría estar poniéndolo a prueba mientras lo vigilaba.
No creía que se necesitara del vínculo de sangre con la familia Ashenbert. ¿No fue por eso que las Merrow le confiaron la espada? Si era así, entonces luchar con el dragón no era algo de lo que pudiera alejarse desde el principio.
—Uh… Conde, antes de eso, ¿podría ir a limpiarme?
—No tenemos esa clase de tiempo.
Nico, cuya corbata fue agujereada por la punta de la espada, suspiró resignado.
♦ ♦ ♦
—¿La rosa del Wyrn? No sé nada de eso. Nunca he visto hierba o árboles creciendo dentro de esta cueva de piedra caliza.
Betty guió a Lydia hacia el lugar que dijo que era su casa. Era una construcción de piedra erguida en el centro de una caverna. Esa vista desconcertante le hizo darse cuenta de que este era el territorio que estaba bajo el hechizo del Wyrm.
—Un día dije que no podía vivir sin una casa humana y a la mañana siguiente, esto estaba aquí. Tiene la forma de una casa, pero todo lo de dentro está hecho de piedra; hay una cama y una silla de piedra. Bueno, el Wyrm no quiere entrar en un lugar tan estrecho como este, en sí es un gran alivio para mí.
Por petición de Lydia, Kelpie fue a buscar a Lota y Nico. Betty y ella abrieron la pesada puerta de piedra y entraron. Tal como dijo, era una habitación hecha de piedra.
—Uh, Betty, sobre tu comida, ¿sólo te alimentabas con las cosas que te traían los Dobby del exterior?
—Sí. Porque la comida del Wyrm son sólo rocas. Pensé que iba a morir de hambre.
Lo que significaba que Betty todavía no había probado comida de hada. Si Lydia podía sacarla de allí, podría llevarla al mundo humano sin problemas.
—Kelpie encontrará a Lota, la traerá aquí y nos iremos todos de inmediato.
Betty se sentó en la silla con una mirada incrédula en su rostro.
—Considero que todo esto sucedió para castigarme. Porque mentí a lo grande. Ese anillo con el escudo grabado yo… Así es, después de todo ese conde estaba tras la fluorita del color del fuego.
—¿Conde…?
—Un joven que se hacía llamar el Conde Caballero Azul. Parecía más joven que yo, pero era muy maduro.
—¿De casualidad tenía un cabello rubio pálido?
Betty asintió.
Es Ulysses, pensó Lydia.
Betty afirmó que la habían traído aquí hace dos años. Durante ese tiempo, Ulysses debe haber venido a este pueblo por orden de Príncipe antes de que Edgar obtuviera el título de conde y se proclamara a sí mismo como Conde Caballero Azul.
La relación entre Príncipe y el Conde Caballero Azul seguía siendo un misterio para ella. Incluso si era una coincidencia que Edgar, a quien Príncipe trató de convertir en su marioneta, se convirtiera en el Conde Caballero Azul, se preguntaba si sería una salvación para él o no. O quizás lo haría centrarse aún más en la lucha con Príncipe como si fuera su destino.
No quería que eso sucediera. Lydia le había ayudado a convertirse en conde porque creía que ese era el método que lo salvaría.
Tengo que recomponerme. Tengo que detener lo que está haciendo Ulysses.
—Ese chico es un mago. Despertó al Wyrm de su sueño usando una fluorita del color del fuego. Dijo que si se despertaba el dragón, entonces podrían extraerse el mismo tipo de fluoritas que ese anillo con el escudo.
—Ya veo. Entonces tu anillo con el escudo era lo que buscaba. Aunque tuviste que marcharte de Estados Unidos y dejar a tus amigos más cercanos para poder conocer a tu abuelo, el gran duque de Cremona…
—Esa no soy yo. No soy la verdadera princesa de Cremona. Solo soy la hija de un pirata, ¡porque robé ese anillo!
—Eso no es verdad, Betty. Porque eso fue algo que te regalé yo. —Lota habló desde la entrada—. Creí que estabas viviendo una vida tranquila con el gran duque. No sabía que te trajeron a un lugar como este debido a esa fluorita roja… —Entró despacio a la casa de piedra, parecía estar sola. Debe haber estado deambulando antes de llegar a este lugar.
Oh, Dios mío, ¿dónde diablos está buscando Kelpie?, ¿qué quiere decir Lota con que le regaló el anillo con el escudo a Betty?
Lydia guardó silencio mientras observaba a las dos chicas ante la repentina e inesperada historia.
—Lo robé; tenía pensando tomarlo prestado, pero me lo quedé y alardeé de él frente a todos. Luego, John me dijo que era el escudo de una familia real y en poco tiempo apareció alguien que dijo ser un mensajero del gran duque y declaró que estaba buscando a la nieta que tenía ese anillo. En ese entonces mi relación con Jonh había terminado, papá acaba de fallecer, me sentía fatal y pensé que no importaba si lo perdía todo si podía convertirme en una princesa, por eso te traicioné y dije que era mi anillo.
—Decías que odiabas a los piratas, así que pensé que querías convertirte en una princesa. Yo prefería el estilo pirata, por eso te regalé el anillo. Pero, después John me dijo que pensabas que Pino y yo estábamos juntos.
Betty hizo una mueca de pánico y apartó sus ojos de ella, bajando la mirada.
—Ese es un estúpido malentendido. Los dos somos como hermanos. No, más que hermanos. Pino quería convertirse en un hombre fuerte y maduro. Cuando le preguntaba por quién estaba haciendo eso, se quedaba callado, pero sus ojos siempre te seguían.
—No, estás mintiendo… Pino siempre te elogiaba, Lota.
—Eran la clase de cumplidos referidos a quién noqueé o gané una pelea, ¿no es así? No hay ningún chico que elogie así a una chica que le gusta.
Betty se quedó en silencio como si estuviera confundida.
—Pensé que era algo así. Seguiste engañándote a ti misma a propósito y fuiste tras tipos de aspecto delgado que eran todo lo contrario de Pino. Por eso él estaba deprimido todo el tiempo. Ambos estaban equivocados.
Betty había dicho que había perdido el interés en Edgar debido a Ermine, pero ninguno de los dos era capaz de decirle sus sentimientos a la persona que en realidad amaban, por eso eran muy parecidos entre sí y querían a alguien como reemplazo. Incluso ahora, Edgar deseaba una sustituta. Por eso coqueteaba con todas las chicas.
Sin embargo, nadie, ni siquiera Lydia, podía reemplazar a la persona que en verdad le importaba.
—Oye Betty, ¿lo intentaste con John para poder superar a Pino? Pensaste que ese hombre, que no podía coquetear con la chica que amaba, te convertiría en su número uno. Pero eso no sucedió. En ese momento, apareció el hombre que dijo que estaba buscando a la princesa y si se revelaba a quién pertenecía el anillo, pensaste que Pino y yo nos separaríamos, ¿verdad? Como no querías que Pino sufriera, dijiste que el anillo era tuyo.
—Eres muy compasiva, Lota.
—No me equivoco. Sé lo que piensas. Eres egoísta y sé que maltratarías a los demás, pero nunca traicionarías a tus amigos.
Betty se cubrió la cara con las manos y se echó a llorar. Lota la rodeó con sus brazos para consolarla. Lydia sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas y pensó:
Tengo que rescatar a Betty del Wyrm pase lo que pase.
Justo en ese momento, el suelo retumbó. Sonó como si toda la cueva estuviera temblando; algo parecía acercarse.
—Es el Wyrm —susurró Betty con miedo.
Se sentía como si el aire fuera del edificio fuera como alfileres y agujas.
—Me está llamando, tengo que irme.
—¿Con el Wyrm?
—Parece estar molesto porque he estado holgazaneando en la limpieza.
Lota la agarró del brazo para evitar que se levantara.
—Está bien, solo me va a gritar. Amenaza con comerme si desobedezco, pero nunca he experimentado nada doloroso.
—No, ya no es necesario que tengas que obedecer al Wyrm.
Luego Lota empujó a Betty hacia Lydia.
—Lydia, te la encargo.
—Eh, pero Lota…
Sin tiempo para detenerla, Lota salió por la puerta y gritó:
—¡Oye, Wyrm! A partir de hoy yo seré tu novia. ¡Ya que Betty ya se ha ido!
Lydia y Betty contuvieron la respiración dentro del edificio.
—¿Qué planea hacer Lota…?
—Espera, si sales ahora, podrías enfadar al Wyrm. Tenemos que estar atentas a lo que va a pasar.
Lydia se calmó para mirar afuera mientras impedía que Betty saliera. En la parte superior, había un par de ojos rojos que miraban en su dirección. Esos ojos espeluznantes observaban a Lota.
—¿Lo serás? No creas que puedes hacer lo que quieras. Solo tomo a doncellas nobles como mi esposa.
—Lo sé. Incluso en los cuentos de hadas, el dragón siempre mata a una princesa. Pero, la verdadera princesa soy yo. Betty es un reemplazo mío.
Los iris del dragón, que parecían estar divididos en el centro de su ojo, se abrieron de par a par, sorprendidos.
—¿La verdadera princesa?
—¿No te diste cuenta? Para ser una noble doncella, ¿no era esa chica grosera, poco entusiasta e irresponsable?
Betty infló las mejillas como si estuviera un poco ofendida.
—De hecho, no podía aprender rápido y se ponía de mal humor. Estaba pensando en la esposa tan incontrolable que era.
—Puedo hacer los quehaceres mucho mejor que Lota —susurró Betty.
Al parecer a Lota no le importaba quedarse atrás como la verdadera novia del Wyrm si Betty podía escapar de aquí.
Lydia no quería dejarla aquí, pero aún así, pensó que esta situación era mejor que la anterior; al intercambiar a Lota con Betty, el niño que una vez fue cambiado con la muñeca de madera se convirtió en Lota.
Como Betty estuvo aquí durante mucho tiempo, fue suficiente para se produjera una influencia mágica, así que no sería fácil llevarla al exterior, pero todavía había una oportunidad de sacarla sin tenerla atada al Wyrm.
No podría llevarse a Lota, quien se convirtió en una sustituta. Pero cuando destruyera la rosa del dragón, sería expulsada de este lugar ya que todavía no estaba adaptada.
Al final, tenía que dar el peligroso paso de acercarse al Wyrm, pero si eso salvaría a todos, incluso al bebé robado, eso significaba que valía la pena enfrentar ese peligro.
—¿Tu novia no era la gran princesa de Cremona? Te digo que soy ella. Por lo que eso significa que tendrás que olvidarte de Betty. —Lota siguió explicándole al Wyrm.
Después de un momento de silencio el Wyrm habló:
—Muy bien, ven.
Los dos grandes ojos parpadearon y se apartaron del hueco en la pared. El Wyrm volvió a mover su cuerpo y el suelo comenzó a retumbar de nuevo.
Lota volvió la cabeza hacia la casa de piedra y asintió hacia Lydia, como para cerciorarse de algo y caminó en dirección al estruendo del dragón.
—Oye, se va a ir.
—Sí, pero por ahora, sigamos su plan.
—¿Tienes la intención de abandonar a Lota? ¡Nunca lo haré!
—Lo sé, no la abandonaré. Pero primero necesito sacarte de aquí. Ya que no puedo hacerlo con dos a la vez.
—¿Estás diciendo que debería confiar en ti? Además, ¿quién eres en primer lugar? ¿La amiga de Lota? No, eso es imposible. No importa cómo te mire, eres una chica de una familia decente.
—Umm, soy…
—Lydia es una Doctora de Hadas. Como es una especialista en hadas, vino hasta aquí para rescatarte, ¿sabes? —Kelpie apareció—. Bueno, no encontré a Lota, sino a esto. —Estaba fatigado, se apoyó contra el marco de la puerta y detrás de él, salió Pino, quien entró a la casa.
—Pino, ¿cómo diablos llegaste aquí…?
—A decir verdad, hice que uno de mis hombres os siguiera. Ya que dijo que entraron por una grieta en las rocas en un bote pequeño, me preocupé y vine por mi cuenta. Aunque me perdí cuando estaba dentro del agujero.
Entonces, ¿el tema con el alcalde está arreglado? ¿Y Edgar? Lydia se abstuvo de preguntar para no parecer preocupada por él.
Pino se volvió hacia Betty y se acercó con paso lento a ella.
—Quería verte. He estado muy preocupado.
Betty bajó la cabeza y permaneció en silencio.
—Volvamos a Estados Unidos. Podemos ir a ver la tumba del viejo capitán y puedo darte el registro de matrimonio.
—¿Matrimonio? ¿De quién?
—Tuyo y mío.
—¿Eh? Convertirme en la esposa de un pirata es algo que yo…
—¿No quieres ser la esposa de un pirata?
—No es que no quiera serlo…
—Entonces está decidido. —Pino sonrió con torpeza.
—Decidido, entonces, ¿eso es todo? No he escuchado la parte más importante.
—¿Qué parte importante?
—Por supuesto, cómo te sientes.
—Oye, Lydia, ¿hay tiempo para algo así? —Kelpie intervino.
Lydia volvió a sus sentidos mientras observaba con seriedad cómo avanzaba la repentina propuesta.
—T-Tienes razón. Ambos pueden discutir eso en profundidad más tarde. Pino, busca la salida. Betty, dado que la magia del Wyrm no funciona con Pino, debes creer que él es tu salvavidas y seguirlo. Pino, tú debes desear recuperar a Betty con todas tus fuerzas. No deben perderse o soltarse de las manos. Si su deseo gana contra la magia, entonces este será concedido; esa es la regla en el Reino de las Hadas.
Betty miró a Lydia y asintió.
—Lota también saldrá de aquí, ¿verdad?
—Por supuesto. Asegúrate de sostener su mano en tu corazón. Eso se convertirá en la fuerza para recuperarla.
Mientras escuchaba a Kelpie preguntar si esa clase de propuesta era lo que ella quería, Lydia los vio partir mientras se tomaban de las manos.
[1] Los relieves es una técnica escultórica, que a diferencia de las esculturas de bulto redondo, están integrados en un muro, generalmente, o en caso de ser arte mobiliar, al soporte que los enmarca. Los relieves son muy comunes, particularmente, como decoración exterior de los edificios monumentales, como los templos.
Gracias por traducirla, es hermoso que encontrara este sitio llevo bastante tiempo queriendo leerla.
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