El emperador y la mujer caballero – Capítulo 177

Traducido por Maru

Editado por Freyna


Frau saltó en estado de shock.

—¿P-Perdón? ¡Por supuesto que no puedo! ¡No puedo beber con una dama sola!

Esta fue una reacción refrescante.

¡Oh!

—Ningún hombre me había reaccionado de esta manera antes.

Siempre que Pollyanna le pedía a un hombre que bebiera con ella, generalmente le preguntaban:

—¿Está comprando, marquesa? —La mayoría de los hombres estaban ansiosos por conseguir bebidas gratis de ella. Frau fue la primera y la única persona que se sonrojó y dio un paso atrás en estado de shock.

Mmm…

Pollyanna se sintió un poco decepcionada. Si regresaba a casa ahora, no habría nadie esperándola; ella estaría sola. Con el dinero y el poder otorgados por el emperador, Pollyanna pudo comprar una gran mansión. La llenó de muebles caros y lujosos, pero incluso entonces, la casa se sentía vacía porque no tenía familia.

No hubo nadie que la saludara cuando regresó a casa después de un largo día.

Si regresaba al castillo, sus guardias se decepcionarían. ¿Quién querría estar cerca de su jefe? Se enfadarían porque ella no se fuera a casa. Pollyanna se sintió amargada.

Necesito una bebida. No me voy a casa ahora.

Pollyanna miró a Frau, que volvía a encorvarse. Su hombro débil, cintura ligeramente doblada y un rostro amable y delicado… Todas estas cosas la molestaban.

—Ponte recto —le ordenó ella.

—¿Eh?

—Endereza tu cintura. También los hombros y el pecho.

—¡Gyaa!

—Deja de encorvarte tanto.

—¡Gyaaa!

Pollyanna empujó su cuerpo para corregir su postura por la fuerza, haciendo que Frau gritara de sorpresa y dolor. Parecía que Frau estaba muy rígido, lo cual era una pena. Era un médico que se ocupaba de la salud de otras personas, pero parecía que él mismo no gozaba de buena salud.

Pollyanna le dio una palmada en la espalda, tratando de que se enderezara.

Intentaba ser amable, pero era una mujer fuerte. Frau saltó y torció su cuerpo con incomodidad.

—Tú tampoco tienes a nadie esperándote en casa, ¿verdad? —le preguntó ella.

Frau se frotó la espalda y respondió:

—N-No.

—Bueno, entonces ¿por qué no somos amigos? Tenemos la misma edad y estamos en la misma situación, ¿verdad? Yo soy solterona y tú eres un soltero.

—G-Gracias, marquesa…

Pollyanna le dio unos golpecitos en los hombros, pero fue suficiente para que se cayera. Frau tenía un terrible sentido del equilibrio, tal vez porque era tan poco atlético y regordete. Curiosamente, a Pollyanna le gustó la sensación de abofetear el cuerpo carnoso de Frau. Se sintió muy diferente a cuando golpeó a sus soldados, que tenían cuerpos duros y musculosos.

Frau trató de escapar, pero Pollyanna lo atrapó fácilmente. Ella lo arrastró a una taberna cercana, diciéndole que como él pagó la cena, ella pagará las bebidas.

Lo conoceré mejor, y si me gusta como amigo, entonces creo que debería casarme con él, pensó Pollyanna.

Si el emperador conocía sus pensamientos, no había duda de que se desmayaría de un ataque al corazón.

Pollyanna era una dama noble, lo que significaba que era trabajo de sus padres arreglar su matrimonio. Sin embargo, su situación era un poco diferente a la de la mayoría. Pollyanna tenía que elegir por sí misma y sabía que debía elegir objetivamente. Sabía que no debería haber sentimientos u opiniones en términos de elegir a su cónyuge.

Pollyanna pensó que sería más fácil para ella lidiar con un soltero desesperado y ambicioso que con un hombre más joven y guapo que se casaba con ella solo porque sus codiciosos padres lo obligaban a hacerlo.

Frau era débil. No tenía absolutamente ningún poder para quitarle nada. Nunca podría robar su riqueza, poder o estatus. Pollyanna pensó que Frau sería una mejor opción que los jóvenes nobles que podrían ser demasiado codiciosos por su propio bien.

Además, Pollyanna tenía que admitir que Frau fue el primer hombre que se acercó a ella personalmente porque su mente lógica la veía como una mujer casadera.

Un matrimonio era un trato comercial. Ambas partes necesitaban beneficiarse de esta transacción, y aunque no parece que Pollyanna se beneficiaría de casarse con Frau, esto estaba lejos de la verdad.

En secreto, Pollyanna imaginó cómo podría ser su vida. Recordó las familias que visitó hasta ahora.

Aunque su matrimonio fue arreglado, Sir Rabi y la señora Bika estaban muy enamorados el uno del otro. Sir Howe, Sir Donau, Vaxi y Vanessa… Sus matrimonios sucedieron muy rápido y con sorpresa, pero Pollyanna tenía un muy buen presentimiento sobre su vida juntos.

Uno de sus guardias que se casó con la esposa de su amigo fallecido y adoptó a su hijo… Claramente se respetaban y llevaban una vida cálida y acogedora juntos.

La joven pareja Seeze… Claramente se respetaban, aunque no había confianza entre ellos.

No todas las familias podían tener felicidad y calidez, pero había un elemento común a todas las familias que llevaban vidas pacíficas.

El respeto.

Sería ideal si la esposa y el esposo se respetaran, y Pollyanna sabía que podía hacerlo. Todo lo que tenía que hacer era encontrar un hombre que hiciera lo mismo por ella.

Un hombre que la respetaría.

Pollyanna se sintió emocionada. Se rio un poco, pensando en las posibilidades de su futuro.

Y así fue como Pollyanna y Frau empezaron a salir sin ni siquiera conocerse.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, Pollyanna le contó a Rebecca lo que sucedió la noche anterior. Para su sorpresa, Pollyanna y Rebecca se hicieron amigas cercanas que compartieron los secretos de la otra tal como lo prometieron. Se contaban todo, incluidas las cosas de las que se sentían avergonzadas.

Pollyanna le contó a Rebecca todo lo que pasó anoche porque Pollyanna creía que Rebecca nunca se lo diría a nadie. La verdad era que Rebecca tenía más que perder si Pollyanna hablaba con otras personas porque Rebecca a veces decía algunas cosas que podían ponerla en un lugar muy peligroso. Curiosamente, a Pollyanna le encantaba cuando Rebecca le contaba estas cosas arriesgadas porque hacía que Pollyanna se sintiera de confianza.

Por supuesto, hubo momentos en que Rebecca fue demasiado lejos, pero a Pollyanna no le importó.

Últimamente, Rebecca estaba atrapada en su habitación debido a su condición. Esto significó que fue Pollyanna quien le trajo nuevos chismes.

En primer lugar, Pollyanna admitió que Rebecca tenía razón sobre Frau. Rebecca sonrió con orgullo y respondió:

—Entonces, tenía razón.

—Sí, señorita Rebecca. Desafortunadamente, mi mente no funciona así. La posibilidad de que el doctor Frau esté interesado en mí de esa manera… Nunca se me ocurrió en absoluto.

—Es porque cerraste tu mente al hecho de que puedes ser una mujer deseable. Estoy segura de que hay algunos hombres, soldados o caballeros, que están secretamente enamorados de ti, Pollyanna…

—¡Oh, eso es muy poco probable!

Pollyanna se rio porque Rebecca estaba diciendo tonterías. Rebecca preguntó con obvia curiosidad:

—Entonces, ¿qué pasó después?

—Oh, me dijo que me propuso matrimonio por mi riqueza.

—¡¿Qué?! ¡Deberías enviarlo a la cárcel!

Rebecca tiró su costura al suelo y gritó:

—¡¿No hiciste nada cuando él dijo algo así?! ¡Deberías haberlo golpeado! ¡Deberías haberle golpeado la boca!

La señorita Rebecca se enfadó tanto que se desmayó. Su presión arterial ya estaba alta debido a su embarazo, por lo que esta emoción adicional no fue buena para ella. Las criadas llegaron corriendo y echaron a Pollyanna. Pollyanna se sintió tan culpable y cuando el médico llegó corriendo y la miró, no supo qué decir.

—Marquesa Winter, ¿no sabía que la señorita Rebecca no debería estar tan emocionada? Necesita mantener la calma en todo momento.

—Pero yo… lo siento…

—La señorita Rebecca es una mujer muy delicada y amable. Su condición es aún más frágil porque está embarazada. Marquesa, no puede hablar como suele hacerlo, todo rudo y sin censura. Sus palabras pueden impactar a la dama y hacer que se emocione demasiado. Por favor, marquesa Winter, debe cuidar su lenguaje frente a la señorita Rebecca. Se lo ruego.

—Pero ella se enfadó por su cuenta…

Pollyanna sintió que conocía a Rebecca mejor que los médicos reales. La verdad era que Rebecca era en realidad una mujer muy atrevida y valiente. Ella escondió muy bien su verdadero yo para sobrevivir en este mundo de hombres. Pollyanna, por supuesto, no pudo revelar esta verdad sobre su amiga, por lo que permaneció callada.

La doncella de Rebecca le dijo a Pollyanna:

—No debería regresar hasta que la señorita Rebecca se sienta mejor, marquesa.

Oh… La señorita Rebecca debe estar realmente enfadada con esto. Será mejor que me mantenga alejada un rato.

Parecía que Rebecca estaba más enfadada de lo que esperaba Pollyanna. Torpemente, Pollyanna caminó hacia su oficina cuando el sirviente del emperador la detuvo.

—¿Su alteza me está buscando?

—Sí, marquesa. A su alteza le gustaría comer con usted.

—Por supuesto. Hágale saber que sería un honor para mí.

Pollyanna no estaba tan ocupada como el emperador, por lo que podría haberlo visitado en cualquier momento. No quería molestarlo, así que se mantuvo alejada de él, esperando que él preguntara por ella.

¡Y finalmente…!

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