El emperador y la mujer caballero – Capítulo 308

Traducido por Maru

Editado por Freyna


—Este es mi plan, Donau. Su alteza y yo nos casamos para convertir a Gerald en su hijo legítimo, luego nos divorciamos y yo regreso a Sitrin sola. Gerald se puede criar en el castillo de Jaffa.

Pollyanna pensó que era una buena idea, pero Donau no parecía convencido.

—No puedes hacer eso. La señorita Stra tenía una buena razón para pedir el divorcio, pero tu caso es diferente. Si tú y su alteza se divorcian, la gente va a chismorrear al respecto sin fin. Dirán que solo se casaron por el niño.

—¡Pero es verdad! ¡La única razón por la que tenemos que casarnos es por nuestro hijo!

—Hermana…

—¡Arghh!

Pollyanna se agarró la cara y gritó. Había una cosa más que no pudo decirle a su hermano adoptivo.

El hecho de que Lucius I le confesó su amor.

En ese momento, cuando le dijo que la amaba, Pollyanna se sintió traicionada por el emperador. Estaba enfadada, decepcionada y desesperada; su emperador era comprensivo, no obstante.

Después de que el emperador dejó Sitrin, Pollyanna ha estado pensando mucho en esto.

—No hay forma de que su alteza me ame. Tal vez solo lo dijo para consolarme y hacerme sentir mejor.

Esta fue su mejor suposición en este momento. Solo estaba poniendo una excusa, pero Pollyanna ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Ella, de hecho, empezó a sospechar de lo que le decía el emperador. Lucius I era el hombre perfecto excepto por su extraño sentido del humor, entonces, ¿cómo podía alguien como él estar enamorado de ella? Cuanto más pensaba en ello, más se convencía de que todo esto era solo un acto.

Lucius I era un emperador amable y gentil. Lo más probable es que se compadeciera de Pollyanna, quien fue engañada por un buscador de oro para un matrimonio terrible. Luego terminó dando a luz a su hijo. Su pensativo emperador, que sentía lástima por ella y se preocupaba por su reputación y orgullo, probablemente le mintió diciéndole que la amaba para evitar sus sentimientos.

Conociendo al emperador, Pollyanna sabía que era una posibilidad muy probable.

—¡Jajaja!

Pollyanna de repente se sintió aliviada. Ella se rio a carcajadas, haciendo que Donau se estremeciera de sorpresa. Alzó las cejas, preguntándose si su hermana adoptiva finalmente estaba perdiendo la cabeza después de eventos tan traumáticos.

—Hermana…

Donau se acercó a ella para consolarla, pero Pollyanna no le dio la mano. En cambio, dio una palmada en la mesa y continuó riendo.

—¡Jajaja! ¡Es tan divertido! ¡Es demasiado!

—Hermana, ¿estás bien? ¿Hermanita Pol? ¿Mezclaste alcohol en tu agua o algo así?

—Oh Dios… Donau, tal vez realmente me volví loca. Quizás me estoy volviendo loca.

—¿Por qué? ¿Qué pasó?

—Estoy tan avergonzada. ¡Realmente le creí! Quiero decir, ¡mírame! ¿Cómo he podido ser tan estúpida?

Pollyanna seguía riendo divertidamente, lo que asustó a Donau.

¿Empezó a consumir drogas en lugar de beber?

La preocupación de Donau estaba justificada. No era raro que un caballero retirado encontrara consuelo en las drogas para sus dolores físicos y emocionales. Mientras Pollyanna continuaba riendo como una loca, la preocupación de Donau empeoró. Agarró el vaso de Pollyanna y lo olió. Podía encontrar algo extraño en él. Incluso lo probó un poco, pero era solo agua.

Tal vez necesites beber mucho para sentirte diferente…

—Hermana, ¿qué pasó? Dime.

—Jajaja. Soy tan tonta.

—¿De qué estás hablando?

Donau le preguntó mientras bebía un poco de agua. Pollyanna respondió:

—Su alteza me confesó su amor y yo lo creí por un segundo. Jajaja, qué ridículo.

Sir Donau tosió por el agua que bajaba por la tubería equivocada. Luego arrojó un poco de agua sobre la cara de Pollyanna. Con calma, Pollyanna se secó la cara y preguntó:

—¿Estás bien?

—Hermana, ¿qué acabas de decir?

—Su alteza me dijo que me amaba.

Sir Donau volvió a toser incontrolablemente. Pollyanna se acercó a él y le dio una palmada en la espalda. En parte fue para ayudarlo, pero también en parte como venganza por sus bofetadas anteriores.

—Lo sé, ¿verdad? Es tan estúpido y divertido. ¡No puedo creer que se enamoró!

Pollyanna empujó el cabello suelto hacia arriba y lejos de sus ojos. No se había recortado el cabello durante el embarazo, así que ahora, su cabello era bastante largo. Una cosa que Pollyanna aprendió de él fue que cuanto más largo era el cabello, más fácil era atarlo a la espalda y mantenerlo alejado de su rostro.

Sir Donau pareció aún más sorprendido por lo que le dijo, que cuando vio por primera vez a Gerald. No dejaba de preguntarle una y otra vez si estaba segura de lo que había escuchado. Pollyanna le respondió que sí y volvió a su asiento. Suspirando profundamente, Pollyanna explicó:

—Estaba tan sorprendida en ese momento, y su alteza era un actor tan bueno que realmente le creí; debo estar volviéndome estúpida o algo así.

—Umm… Hermana, ¿puedes contarme los detalles? Y… Mi cerebro no funciona bien, así que todavía me cuesta entender…

Pollyanna le contó lo sucedido. Lucius I le confesó su profundo amor y le propuso matrimonio. Desde que tenían un hijo, era obvio que ahora tenían que casarse, pero en lo que se centró Sir Donau era en la parte del “amor”, no en la parte de la “propuesta”. Cuando insistió en escuchar más acerca de cómo el emperador reveló sus sentimientos por ella, Pollyanna respondió:

—No hubo mucho. Después de que se enteró de Gerald, su alteza me dijo que había estado enamorado de mí durante mucho tiempo. Eso es todo, y le creí y actué tan tontamente…

Pollyanna se tapó la cara con las manos avergonzada. Recordó cómo lloró frente a él, pensando que realmente lo decía en serio. ¿Qué iba a hacer ahora?

Parecía que Pollyanna decidió por sí misma que Lucius I no quiso decir lo que dijo. Sir Donau, sin embargo, argumentó:

—¿Por qué crees que mintió?

—¿Mmm?

Pollyanna se sorprendió por la reacción de Donau. Esperaba que su hermano adoptivo se riera con ella y se burlara de ella. En cambio, Sir Donau frunció el ceño y le dijo en voz baja:

—¿Por qué piensas eso?

—¿Por qué? ¿Qué quieres decir? ¿No es obvio? ¿Por qué su alteza estaría enamorado de mí?

—¿Por qué no puede enamorarse de ti?

—No es que no pueda. Él es el emperador, por lo que puede hacer lo que quiera. Solo digo ¿por qué lo haría? ¿Por qué a su alteza le gustaría alguien como yo?

—¿Qué sucede contigo? ¿Por qué dirías “alguien como tú”?

No es que Pollyanna tuviera baja autoestima. De hecho, creía que era un buen partido ya que era poderosa y rica, sin embargo, esto no se trataba de política. Era una cuestión de corazón.

Pollyanna respondió:

—No digo que me falte. Estoy diciendo que simplemente no tiene sentido. ¿Por qué discutes conmigo sobre esto? Tú eres el que no tiene ningún sentido.

—No, eres tú quien está diciendo tonterías. Hermana, lo que estás haciendo ahora mismo no está bien. Estás ignorando y descartando los sentimientos de su alteza.

Mi hermano es un idiota ingenuo.

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