El emperador y la mujer caballero – Capítulo 323

Traducido por Maru

Editado por Freyna


De camino a Jaffa, Pollyanna nunca se preocupó por Gerald, pero se sintió un poco culpable.

Cuando vuelva a Sitrin, seré más amable con él.

Tanto Gerald como la princesa Luminae se criaron en el lujo. La única diferencia, quizás, era que Lucius I amaba a su hija, mientras que Pollyanna solo se sentía obediente hacia Gerald como madre. Incluso consideró llevar a Gerald a Jaffa y dejarlo aquí. Sabía que estaba siendo cruel.

Pero no puedo evitar que me guste más la princesa. Ella nunca afectó negativamente mi vida mientras que mi propio hijo sí lo hace.

Si nunca hubiera quedado embarazada, ¡nada de esto habría sucedido!

Pollyanna respiró hondo, tratando de calmar su repentino estallido de ira. Ella puso una sonrisa amable y consoló a la princesa Luminae, quien hizo un puchero y finalmente la dejó ir.

Las niñeras le dijeron a Pollyanna:

—Le gusta mucho a la princesa, marquesa Winter. Una vez que se convierta en su madre, le agradará aún más.

—Así es. Su alteza la ama. Será la princesa más feliz una vez que tenga una nueva madre.

¿Por qué están actuando tan entusiasmadas con esto?

Las niñeras y las criadas fueron especialmente amables con ella, lo que hizo pensar a Pollyanna. Después de un rato, Pollyanna finalmente lo descubrió. Era más probable que fuera amable y cariñosa con la princesa que con una dama elegida al azar por el emperador. Por eso obviamente a las mujeres que servían a la princesa les gustaba esta situación. Esto, sin embargo, hizo que Pollyanna se sintiera aún más presionada.

Al salir de la habitación de la princesa, Pollyanna murmuró para sí misma:

—Mmm… Felicidad…

Lucius I ordenó que la princesa Luminae tuviera todo lo que quisiera. Por eso su cama y su habitación estaban llenas de tantas cosas. Pollyanna recordó a Lady Rebecca diciéndole que no quería una hija porque la vida de una princesa no era tan buena como la de un príncipe.

La princesa Luminae iba a convertirse en una mujer hermosa. Ella era joven, pero su belleza ya la cegaba. Todos a su alrededor la amaban. Tenía un padre cariñoso y, aunque perdió a su madre a una edad muy temprana, esto no fue algo inusual. Ella era amada y cuidada. Todos fueron amables con ella; la vida de la princesa iba a ser de lujo y comodidad.

Entonces, ¿cuál era la felicidad de una mujer?

La mayoría de las mujeres soñarían con la vida de una mujer rica. Una dama feliz comenzaría su día durmiendo todo lo que quisiera sin preocupaciones. Sus días consistían en comer la deliciosa comida hecha para ella y ver a sus hijos correr por el hermoso jardín mientras charlaban con sus amigas. Su hogar siempre estará abrigado por las sirvientas y al final del día, ella hablaría sobre su día en los brazos de su esposo.

¿O la mayoría de las mujeres creían que la verdadera felicidad provenía de las joyas y las sedas? ¿O era mejor ser hermosa con una importante sangre corriendo por sus venas?

Quizás eran todas estas cosas juntas las que podían hacer verdaderamente feliz a una mujer. Y la única persona que Pollyanna sabía que los tenía a todos era la princesa Luminae, pero ¿esto le garantizaba que llevaría una vida feliz?

Pollyanna se preguntó de nuevo.

¿Cuál era la felicidad de una mujer? ¿Y por qué seguía preguntándose acerca de la felicidad de una “mujer”?

Pollyanna estaba sumida en sus pensamientos cuando, de repente, alguien la saludó:

—Cuánto tiempo sin verla, marquesa Winter.

Era la persona que Pollyanna planeaba visitar. Pollyanna se sintió afortunada de encontrarse con ella, aunque era de esperar ya que la señora trabajaba aquí.

Pollyanna se preguntó cómo debería proceder. Después de una breve contemplación, Pollyanna le respondió:

—De hecho, baronesa Leef… Se siente extraño llamarla por este nombre.

—Jaja lo sé. Se siente extraño ser llamada por ese nombre, especialmente por usted, marquesa.

Tory recibió el puesto de baronesa de manos de Lucius I hace unos meses. Ahora llamada baronesa Leef, Tory se inclinó elegantemente ante Pollyanna. Esta podría ser una situación muy incómoda ya que sus posiciones habían cambiado. Aunque Tory no era la superior directa de Pollyanna, todavía tenía un rango más alto que Pollyanna. La regla tácita entre los nobles era tratar a tus anteriores superiores con el mismo respeto que les mostraste antes.

Aunque este podría ser un momento muy incómodo, Pollyanna se negó a olvidar todo el tiempo que pasó con Tory. Eran amigas y este hecho nunca cambiará.

Tory le dijo a Pollyanna:

—No es necesario que me trate tan formalmente.

—Está bien.

Cuando Pollyanna sonrió, Tory también sonrió. Pollyanna era una de las personas favoritas de Tory en el mundo.

Caminaron juntas hasta la casa de Tory. La habitación de Tory era la misma que usaban las doncellas del castillo. Aunque puede que ya no fuera ​​la dama del castillo, Tory todavía solía ser la esposa del emperador hasta hace poco. Pollyanna se preguntó por qué Tory eligió vivir en el castillo cuando podría haber vivido en su propia casa fuera del castillo. Sin embargo, no tuvo que preguntar, porque Tory se ofreció a explicar de todos modos.

—Su alteza me dio una casa, pero hubiera sido demasiado peligroso para una mujer vivir sola afuera.

La Tercera División era responsable de mantener a salvo la ciudad de Jaffa. La ciudad capital era un lugar bastante seguro, pero Tory no se refería a los matones y ladrones comunes en la calle. La desafortunada verdad era que Tory era la dama más odiada de la noble sociedad.

Muchos nobles también estaban resentidos con el emperador y el canciller, pero era imposible llegar a estos dos hombres. Sin embargo, una mujer soltera sin familia era un blanco fácil.

Tory era una denunciante. Lucius I, quien se benefició al máximo del arrebato público de Tory, solo estaba feliz de ofrecerle guardaespaldas. Tory, sin embargo, se negó. También le ofrecieron quedarse con Sir Bentier, pero tampoco quería eso. Ella quería vivir sola el mayor tiempo posible.

Tory no entró en detalles de su vida y Pollyanna no preguntó. Pollyanna quería ser respetuosa con los deseos de Tory sin importar qué. Lo más probable era que ella sintiera más curiosidad por lo que estaba sucediendo en la vida de Pollyanna, pero Tory era una dama adecuada. No preguntó sobre los últimos rumores.

—¿Cómo va el trabajo? —preguntó Pollyanna.

—Estoy orgullosa de servir a la familia real todos los días; es un honor.

Para alguien que dijo que estaba feliz con su trabajo, Tory se veía muy cansada. Pollyanna pensó:

Supongo que no se puede evitar.

A Tory se le asignó el puesto de “Oficial de Administración del Palacio Interior”, que era un trabajo nuevo que nunca antes había existido. Fue creado por el emperador para ayudar a la dueña del castillo a administrar el palacio. Antes, cuando el emperador no estaba casado, los aposentos de la dama eran administrados por el jefe de las doncellas y el jefe de los sirvientes, pero ahora, Tory, como Oficial de Administración del Palacio Interior, debía dirigir el lugar.

Basándose solo en la descripción del trabajo, Tory estaba por encima de las cabezas de las criadas y los sirvientes. Sin embargo, Tory era solo una baronesa en este punto, mientras que los jefes de las doncellas y los sirvientes pertenecían a muchas familias poderosas. Por ejemplo, Cekel, la actual jefa de las sirvientas, iba a ser la futura duquesa Seki.

Entonces, ¿quién obedecería a una mujer joven como Tory, una notoria soplona que traicionó a su propia familia y a tantos otros nobles acreianos?

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