El gran deseo – Capítulo 2: Abre los ojos (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami

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Una noble, de mediana edad, apareció ante los ojos de Sienna. Sienna pronto se dio cuenta de que la mujer era un reflejo en el espejo.

Este es el primer sueño que tuvo después de darse cuenta de que ella era el emperador en los sueños. La prueba definitiva de su realización estaba justo en frente de sus ojos.

—Este es mi…futuro.

A pesar de que era mucho mayor, Sienna se dio cuenta de inmediato.

Cabello azul mezclado con mechones plateados y ojos dorados. Sus mejillas eran un poco más delgadas, y sus párpados estaban más caídos, revelando sus ojos hundidos. La fresca vitalidad de la tez de veinte años de Sienna no se encontraba por ningún lado.

Veinte años…o tal vez, había pasado más tiempo. Sienna no podía decir cuál era su edad exacta.

La actual Sienna estaba en la cima de su juventud. Como todos los jóvenes, Sienna nunca imaginó cómo sería de mayor. De repente, comenzó a darse cuenta de la verdad universal de que cada persona marcha hacia su muerte.

Sienna se sintió extraña al ver su futuro yo de está forma, pero había una cosa que a Sienna le gustaba de lo que veía.

Sus ojos.

Dentro de esos ojos, podía ver los muchos años de experiencia que había ganado. Era algo que la actual Sienna nunca podría obtener, por mucho que lo intentara. La sabiduría de los años se refleja en sus ojos.

Sienna podía ver a las damas de honor caminando de un lado a otro a través del reflejo en el espejo. Estaban ayudando al emperador con su guardarropa. Dos damas de honor le pusieron una capa sobre los hombros. El elaborado bordado en su abrigo era hermoso pero intimidante.

Las bulliciosas damas de honor retrocedieron y bajaron la cabeza.

— ¿Terminaron?

—Sí, su Majestad.

—Vámonos.

El emperador se dio la vuelta. La robusta puerta se abrió cuando Su Majestad se acercó. Ella caminó por un largo corredor. Había columnas circulares grabadas a lo largo del pasillo. El camino va a lo largo del patio y se extendió a un lado.

Sienna sabía a dónde lleva este camino. Ella había ido por este camino antes.

La fragmentada luz del sol proyectaba una sombra sobre el emperador. Sienna estimó la hora del día a lo largo de la sombra.

—El descanso del mediodía ha terminado, ahora es la tarde.

Sintió que sabía a dónde iba el emperador y por qué motivo. Era hora de la audiencia imperial. Era la responsabilidad básica de un emperador.

La forma en que reina un emperador se revela en su audiencia imperial. Cuánto tiempo dedicó a la audiencia imperial, con quién se reunía…todo fue decidido por el propio emperador.

En generaciones anteriores, había habido emperadores que nunca habían tenido una audiencia con un no aristócrata. También hubo emperadores que pasaron todo el día escuchando las solicitudes de los ciudadanos comunes.

Casi habían llegado a la sala del trono cuando… 

— ¡Su Majestad! Su…

Una llamada urgente, un alboroto. Cuando el emperador comenzó a caminar más rápido, los alrededores se nublaron al pasar. A cierta distancia, pudo ver a un grupo de caballeros y asistentes arrastrando a alguien.

— ¡Deténganse!

El emperador se acercó al grupo, que ahora, se había detenido. Un hombre de mediana edad se había desmayado y estaba flácido, mientras los caballeros lo arrastraban por ambos brazos.

— ¿Quién es este?

Un caballero le respondió.

—Este hombre mintió sobre su identidad. Invadió y se atrevió a intentar entrar en la sala del trono para despreciarlo, Su Majestad.

— ¿Cuál es la identidad de este hombre?

El caballero dudó antes de responder.

—Él…

— ¿Un enviado? Pudo haber seguido los procedimientos y programar una audiencia. ¿Por qué decidió engañar y traspasar en su lugar? ¿Estaba tramando lastimarme?

—Lo interrogaremos y lo descubriremos.

El emperador miró al caballero. Sienna no podía leer los pensamientos del emperador, pero sentía que el emperador estaba mirando al  joven caballero. El emperador luego habló con la asistente a su lado.

—Busca en los bolsillos de este hombre.

El asistente buscó en la ropa del hombre inconsciente.

— ¿Encontraste algo?

—No, Su Majestad.

—Entonces, ¿me estás diciendo que un hombre invadió todo el camino para lastimarme sin llevar un arma?

El caballero no pudo responder.

—Cuando se despierte, tráemelo. Lo interrogaré personalmente.

—Su Majestad.

El emperador volvió la cabeza ante la llamada.

—Me apresuré por aquí cuando escuché que un hombre malvado había causado un disturbio.

—Hmm.

Sienna dejó escapar un gemido. Finalmente, vio a alguien que reconoció. Por supuesto, esta persona también había envejecido considerablemente. Aun así, él era la viva imagen de su padre, ese viejo, por lo que Sienna pudo reconocerlo rápidamente.

Doug Rimone. Era el hijo mayor del duque Rimone y el hermano mayor de Patricia. En otras palabras, él era el tío materno de Sienna.

—Has envejecido mucho, tío.

Sienna se echó a reír, mientras decía las palabras que su tío no podía escuchar. A diferencia de sus dos últimos sueños, Sienna se sentía un poco alegre. Esto fue porque se dio cuenta de que estaba experimentando un milagro de los dioses. Estaba mirando hacia su futuro.

—No tenía que darse prisa por un asunto tan trivial, Duque Rimone.

— ¿Qué quieres decir con trivial? ¿Cómo puede un asunto relacionado con tu seguridad considerarse trivial?

Doug chasqueó la lengua, mientras miraba al hombre inconsciente en los brazos de los caballeros.

—Ese hombre vino hasta aquí…

— ¿Lo conoces?

—Escuché que el Reino de Peroh está atravesando una crisis debido al gobierno inadecuado del monarca. El sentimiento público está dividido, y la mitad de la gente quiere que lo destronen. Este hombre es un representante de esas personas. No importa cuánto se diga ser un súbdito leal del Imperio, interrumpir al emperador para que no cumpla con sus deberes no es apropiado. Solo me preocupa que estropee su estado de ánimo, Su Majestad. Me lo llevaré.

—Bien.

Mientras Sienna escuchaba la conversación entre los dos, su corazón se hundió. Por alguna razón, no sentía que estos dos tuvieran una buena relación.

Cuando vio a su tío a través de los ojos del emperador, Sienna sintió que su tío parecía un poco astuto. No tenía ningún contexto sobre esta situación, pero Sienna sintió que su tío estaba tratando de ocultar algo. Ella no podía librarse de este sentimiento.

— ¿No lo notas? ¿O sólo finges no hacerlo?

Sienna criticó a su futuro yo, a pesar de que sabía que sus palabras no serían escuchadas. La mirada del emperador cayó sobre el enviado del Reino de Peroh por un momento, antes de alejarse. Estaba a punto de entrar en la sala del trono antes de detenerse de repente.

—Lo propondré en la audiencia imperial. —El emperador se dio la vuelta y regresó.

—Hijo de puta.

Sienna escuchó claramente las palabras suaves que se escupieron con los dientes apretados.

~ ~ ~ ~

Al sur del Palacio Imperial hay un grupo de mansiones. Los propietarios de estas magníficas mansiones, son nobles ricos o aristócratas de alto rango. Sin embargo, la mansión más meridional que se encuentra justo en la frontera sur no es propiedad de los aristócratas ni está cerca del Palacio. Es famosa por una razón completamente diferente.

A diferencia de las otras mansiones, que llevan el nombre de la familia que reside en ella, esta mansión se llama Crimson Ivy Manor por las vides densamente llenas de hiedra que trepan por sus paredes.

El Crimson Ivy Manor es muy viejo y desgastado, pero es gigantesco. Después de que el último dueño, un duque, falleció, permaneció vacía durante diez años. Esto se debió a que el testamento del duque declaró que solo aquellos que preservaron el señorío y la mantuvieran intacta la heredarían.

Debido a que la mansión es tan grande, el costo de mantenerla era enorme. Además, los edificios anticuados no están de moda en este momento. No valía la pena el tiempo ni el dinero. Los descendientes del duque la abandonaron, pero nadie se adelantó para comprarla.

Sin embargo, hace unos años, apareció un comprador. Se vio una línea de carruajes llevando equipaje a la mansión. Esto causó un gran revuelo entre los espectadores.

Habían pasado algunos años, y aun así, nadie sabía quién era el nuevo dueño del lugar. Solo escucharon que es un comerciante rico de otro país.

Walter, el mayordomo de Ivy Manor, caminaba por un pasillo cuando, de repente, se detuvo para observar una mancha en una ventana. Sacó un pañuelo y limpió la ventana hasta que quedó reluciente. Lo miró desde diferentes ángulos antes de asentir con satisfacción.

Walter descubrió recientemente una nueva habilidad. Solía ​​ser alguien que tenía que tratar con muchas personas y, por lo tanto, siempre estaría activo y de pie. Sin embargo, un día, de repente, recibió la orden de ser un mayordomo. Al principio, se quejó al respecto, pero ahora estaba en camino de convertirse en un mayordomo increíble.

Se convirtió en un entrometido que no podía ignorar una mota de polvo en el cristal de una ventana. Nunca imaginó que se convertiría en alguien así. Comenzó a gustarle el uniforme y el monóculo de mayordomo cuando dijo.

— ¡Un mayordomo adecuado debe vestir así!

Walter frunció el ceño cuando vio que alguien venía a la vuelta de la esquina. Aumentó su velocidad al acercarse al hombre.

— ¿A dónde crees que vas?

Kuhn miró el evidente disgusto de Walter y pasó junto a él.

—Al Palacio Imperial.

Walter lo siguió rápidamente.

— ¿De nuevo?

—Dian quiere verme.

—Estuviste allí no hace mucho tiempo.

—Incluso si estuviese ahí ayer, necesito regresar si tengo negocios allí —indicó Kuhn.

—No deberías reunirte con él a menudo. Deberías enviar un recado.

 — ¿Por qué debería hacer eso?

— ¿Por qué esa persona te ordena ir y venir? —Preguntó el mayordomo.

—Voy a verlo a él o Dian vendrá a verme. ¿Cuál es más fácil? Dian tiene muchos ojos sobre él. Debe tener cuidado.

— ¿Alguna vez hubo un momento en que no haya nadie vigilándolo? Me preocupa que entres al Palacio tan a menudo. Tal vez, deberías llevar a alguien contigo.

— ¿Qué?

—Alguien a quien podemos dejar como sustituto si algo sale mal. De esa manera, puedes escapar. Hay muchos candidatos para este puesto. Todos aceptarían sin importar a quién elijas.

Kuhn suspiró. El hecho de que Walter estuviera diciendo esto con una cara seria era escalofriante.

—Incluso si algo sale mal, Dian es un príncipe.

—No confío en él —indicó Walter.

—Dian estaría decepcionado si te escuchara. Piensa que estás de su lado.

Walter bufó — ¿Por qué iba a estar de su lado? Stephan estaba hablando tan mal que solo dije unas pocas palabras en su defensa. Ni siquiera pienses en deshacerte de mí. Nunca te voy a dejar fuera de mi vista.

Kuhn comenzó a reír.

—Si pierdo a un mayordomo tan talentoso, solo me causará problemas.

Walter dejó escapar un largo suspiro.

— ¿Cómo me convertí en esto? —Le pregunto a Kuhn.

—Solo tú lo sabrías.

—Sí, sí. Te cuidaré hasta el día de mi muerte, así que por favor, trae a una mujer.

¿Por qué la conversación se desvió en esta dirección?

Kuhn mantuvo la boca cerrada. Desde que cumplió veinte años, la presión para casarse se hizo cada día mayor. No estaba seguro de si todos se reunieron y planearon esto, pero cada vez que hablaba, sin importar el tema de conversación, terminaba en el mismo punto.

No le habría importado demasiado, si solo hablaran de ello unas pocas veces. Sin embargo, toda esta charla matrimonial lo estaba volviendo neurótico. Como jefe de su clan, Kuhn tenía el deber de dejar atrás un sucesor. Sin embargo, sólo porque no estaba cumpliendo con su deber, ahora, no significa que planee quedarse soltero. Cuando imaginaba su futuro, siempre se veía a sí mismo teniendo esposa e hijos.

—Incluso si dices eso, no puedo traer de vuelta a ninguna mujer y casarme con ella.

Era solo que aún no la había encontrado. Quería una mujer única. Quería una mujer que pudiera gobernar a su clan a su lado. Quería una mujer que lo ayudara a criar un sucesor con el que se sintiera cómodo dejando atrás su legado. Sin embargo, la condición más importante era extremadamente privada y difícil de cumplir. Al igual que sus padres, e incluso sus abuelos, Kuhn quería casarse por amor, no por necesidad.

Su esposa siempre compartiría su cama. Ella era alguien con quien compartiría el resto de su vida. Tendría que ser alguien que su cuerpo y corazón ansiaran. Necesitaba desear su cuerpo desnudo. Tenía que tener el deseo de abrazarla, besarla y amarla.

♦ ♦ ♦

Como de costumbre, Kuhn se puso el uniforme de caballero y fue a buscar a Dian. La ubicación, sin embargo, era diferente. Esta vez, se encontraron en un pequeño palacio. Tan pronto como vio a Dian, Kuhn pensó en Sienna. Aunque eran medio hermanos, no se parecían en absoluto.

Kuhn se sintió incómodo cada vez que recordaba cómo había escapado de Sienna. Cada vez que la herida en su mano izquierda temblaba, le venía a la mente.

— ¿Te has encontrado con algún problema?

— ¿Qué problema?

Parece que Dian realmente no lo sabía. Kuhn se sintió aliviado, pero se sintió un poco decepcionado.

—Nada. Solo preguntaba —expresó Kuhn.

—Bien, no me digas. Nos conocimos ayer, entonces, ¿qué pudo haber pasado desde entonces?

— ¿Dónde estamos?

—Pasé algún tiempo aquí cuando entré por primera vez en el Palacio Imperial. Ahora, está vacío.

— ¿Por qué me llamaste?

— ¿Necesito una razón para llamarte? ¿No somos amigos?

Las damas de honor dejaron el té sobre la mesa y se retiraron. Kuhn no tocó el té que se colocó frente a él y continuó mirando a Dian.

—Dian, soy un hombre ocupado. No tengo tiempo para charlar.

Los ojos de Kuhn parecían fríos en su rostro pálido. Dian se sintió un poco intimidado, pero no quería que Kuhn lo notara, por lo que se puso aún más alegre y se encogió de hombros.

—Ni siquiera me dejas bromear. Terminé de hablar con el duque Grosi.

—Buen trabajo atrapando a esa serpiente gigante.

Por un momento, el rostro de Kuhn mostró alivio antes de desaparecer.

—Estoy seguro de que también sopesó los pros y los contras y decidió que no tenía nada que perder. También significa que alguien de su familia se convertiría en el Rey Rojo.

Dian le había sugerido al duque Grosi que deberían formar una alianza a través del matrimonio. Acordaron que Dian tomará a la nieta del duque Grosi como su esposa.

Habían estado discutiendo esto por mucho tiempo. El duque lo había sacado al no darle a Dian una respuesta definitiva. Esto se debió a que los asociados con Dian serían investigados.

Uno no cancelaría un matrimonio solo porque el hombre tenía un par de amantes, pero nadie querría casar a su nieta con un hombre promiscuo, incluso si fuera un matrimonio por contrato. Si se trata de una imagen limpia, Dian no tenía problemas. Esto no fue porque escondió bien sus indiscreciones. Realmente, no tenía nada de sucio en su persona. Era un hombre que solo soñaba con el futuro. Por lo tanto, se aseguró de cuidar su reputación.

— ¿Ya la has visto?

— ¿A quién?

—La nieta del duque.

—No, no importa. Incluso si ella fuera la mujer más fea de la tierra, al final, me casaría con ella. Quiero decir, estoy seguro de que no es fea ya que es descendiente del duque.

Las seis familias ducales, que están en la cima de la aristocracia, están relacionadas por matrimonio con la familia imperial. Si bien no portan el rasgo principal de la familia imperial, el cabello de dos colores, todavía tienen un físico y belleza impresionantes.

— ¿Estás seguro de eso?

La cara de Dian se puso rígida.

— ¿Por qué? ¿Hay algo que hayas escuchado?

—No. Quiero decir, ¿estás seguro de casarte así?

Dian miró a Kuhn con confusión. De repente, se echó a reír.

—Kuhn Raad, ¿estás loco? ¿Por qué estás siendo tan sentimental? Es tan diferente a tu yo habitual. Para personas como nosotros, el matrimonio es un contrato y un negocio.

—No me compares contigo. Voy a elegir a mi propia mujer.

Dian estaba estupefacto. ¿Este chico comió algo gracioso? Sin embargo, Kuhn hablaba en serio.

—Es mi derecho, y es una especie de tradición en mi familia.

— ¿Tradición sería? —Cuestionó el príncipe.

—Te casas por amor…

— ¡Aaaaahh! —Dian chilló —Cállate. Deja de hablar. No puedo creer que esas palabras salgan de tu boca. Me están dando escalofríos.

Los gestos de Dian fueron exagerados, mientras pretendía rascarse todo el cuerpo.

—De todos modos, sólo quería que supieras lo que está sucediendo. El anuncio del compromiso saldrá pronto.

— ¿No estás apurando las cosas?

—El duque Grosi lo quería así.

—Eso es extraño —expresó Kuhn.

—Probablemente, por el Rey Rojo. Hay rumores de que está escogiendo, diligentemente, candidatos para el Rey Azul.

—Por ‘Rey Azul’, estás hablando de…

—El esposo de la princesa Sienna.

La mano de Kuhn que sostenía la taza de té se estremeció.

—El duque Grosi no tiene a nadie para ofrecer como candidato. Supongo que eso funciona para mí. De lo contrario, nunca habría sido capaz de tomar una decisión entre Sienna y yo.

— ¿No es un poco temprano? La princesa Sienna todavía es joven —dijo Kuhn.

—No es extraño comprometerse antes de la ceremonia de la mayoría de edad. A la princesa Sienna no parece importarle mucho encontrar un marido, por eso el Rey Rojo tiene aún más prisa. Antes de que la princesa se interese en alguien, el Rey Rojo está tratando de encontrar un yerno que obedezca sus órdenes como un perro.

El matrimonio de la princesa Sienna.

¿La princesa arrogante que menosprecia al mundo se convertirá en la esposa de un hombre? Ni siquiera podía imaginarlo. Esa mujer es como una espada afilada. Ella es feroz y fuerte. Si la manejas incorrectamente, cortaría tu mano.

Kuhn, de repente, recordó sus ojos dorados, mientras intentaba golpearlo con su espada. Luego, procedió a beber el resto de su té frío de una sola vez. Por alguna razón, sintió escalofríos