El Secreto de la Belleza – Capítulo 27: La belleza y una persona comprensiva

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Gia

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Los rumores sobre el matrimonio de Julius y Emilyn se extendieron rápidamente por el reino Aullène.

Después de escuchar sobre ello, todas las jóvenes, quienes amaban a Julius, fueron llevadas a las profundidades de la desesperación. Sin embargo, la mayoría sabía que era una decisión tomada y que solo era cuestión de tiempo, por lo que los felicitaron alegremente.

Ambos se casaron mediante un antiguo rito matrimonial. Los rumores decían que habían empezado a convivir de inmediato, pero eso no era cierto porque, a pesar de que su matrimonio había sido aceptado, no habían informado a la familia real y tampoco prepararon la ceremonia.

En primer lugar, Julius lo había propuesto por un impulso. Todavía no existía ningún acuerdo entre la casa Rosenberg y la casa Verjus.

Por lo tanto, tenían que informar a sus padres primero.

Debido a que ambas familias mantenían una relación amistosa y que, originalmente, estaban comprometidos, sus padres no los desaprobarían, aunque el conde Rosenberg regañó a Julius por no haber hablado de esto antes. Sin embargo, Julius no se arrepintió.

Al final, se decidió que Emilyn se quedaría en la casa Verjus hasta la ceremonia. La relación entre ellos seguía manteniendo cierta distancia, como cuando se comprometieron. Y, a pesar de que las acciones diarias no habían cambiado, ahora ellos entendían sus sentimientos y estaban mentalmente conectados.

El aura gentil a su alrededor era natural y se transmitía a quienes los rodeaban. Incluso, aquellos que no estaban contentos con su matrimonio, no tenían más remedio que aceptarlo.

♦ ♦ ♦

—¡Mira, son el joven Julius y la señorita Emilyn!

—¡¿El joven Julius y su esposa?! ¿Dónde, dónde están?

—¡Están de pie junto a la pared!

—¡Ah, están tan hermosos como siempre!

Las jóvenes, quienes vestían de colores, hicieron un gran alboroto al ver a un hombre y una mujer de pie en una esquina.

Los gritos de las damas llegaron a la pareja en cuestión, lo que provocó que el hombre tocara ligeramente su cabeza, dejando escapar un suspiro. Por otro lado, la mujer de cabello melocotón junto a él sonrió y le susurró algo al oído, haciendo que él también sonriese.

El hombre era Julius y la mujer era su esposa, Emilyn. Ambos eran tratados como una pareja casada, incluso si aún no habían tenido su ceremonia formal.

Julius tenía su largo cabello rubio suelto, como de costumbre y su hermoso rostro, seguía siendo intachable.

Sin embargo, la extraña tensión que antes le rodeaba, cuando se acercaban a saludar, ya no se encontraba ahí.

Él mantenía una sonrisa amable, como si representara a su corazón, el cual estaba rodeado de una cálida aura.

El estilo de Emilyn había cambiado incluso más que el de Julius.

Su peinado era el mismo que antes y su cabello color durazno le cubría la espalda. Llevaba un vestido violeta, pero en comparación con sus estilos anteriores, este era mucho más sereno.

Estaba usando un collar, unos pendientes y un anillo. La persona quien se los había dado y el significado detrás de ellos era obvio para cualquiera que los viera.

Sin embargo, Emilyn había cambiado mucho más que la ropa o los accesorios que llevaba. No era como si su apariencia o figura se hubiese transformado drásticamente. Aun así, el aura que la rodeaba era diferente.

La anterior Emilyn emitía una imagen extremadamente linda. Incluso ahora, no había perdido su imagen, pero estaba mezclada con un aire suave y tranquilo. Había dejado de ser una niña y ahora se veía como una mujer.

Un milagroso encanto que solo existía en ese momento.

Ella ya era atractiva, pero destacó aún más cuando mostró ese encanto, lo cual hizo estando junto a Julius. Debido a ello, atrajo la mirada de los hombres con naturalidad.

—Hmm… —Julius se percató de ello y perdió su cálida aura.

Estaba orgulloso de que estuvieran interesados en Emilyn, pero, al mismo tiempo, se sentía celoso.

—¿Joven Julius? ¿Pasa algo? —Ella era consciente de los sentimientos de Julius, así que le preguntó mientras apoyaba la cabeza sobre su hombro.

—No, solo…

Julius dudaba en cómo responderle. Siendo hombre, se oponía a revelar un sentimiento tan desagradable como el estar celoso. Él quería mostrarle una apariencia perfecta.

Sin embargo, ella sonrió suavemente, adivinando sus sentimientos, por lo que solo continuó mirándolo.

—No le obligaré a decirlo, pero me gustaría saber todo sobre usted, joven Julius, le aceptaré pase lo que pase —Sus palabras demostraban moderación, pero también su fuerte voluntad y esperanza.

Hasta ahora, aunque había estado a su lado todo este tiempo, no había establecido un vínculo emocional con él. Sabía la verdad sobre Julius y llegó a entenderlo.

Además, estaba preparada para aceptar todo de él y caminar juntos por el camino de la vida.

Julius la escuchó y sonrió amargamente cuando vio que ella lo miraba de una forma tan directa.

Tal y como creía, le preocupaba compartir sus pensamientos. Muchas cosas pasaron y lograron establecer una conexión emocional, así que no debería compartir con ella solo las cosas buenas, sino también, las cosas embarazosas.

—Es un poco vergonzoso de decir, pero estaba celoso de las miradas que te dirigen —dijo Julius sonrojándose.

—¡¿Qué?!

Emilyn se sorprendió y miró a su alrededor.

Hasta ahora, había estado al lado de Julius y él le había prestado toda su atención para que no se diera cuenta, pero cuando lo escuchó, notó por primera vez que los ojos de los hombres estaban puestos en ella.

Emilyn estaba avergonzada y se sonrojó, pero eso también era encantador y más personas se fijaron en ella. Era un círculo completamente vicioso.

—¿Por qué todos me miran?

—Es porque eres hermosa.

Julius tenía la costumbre de elogiar gracias a la educación de Elizabeth e, instintivamente, dijo algo que sonó como un golpe final.

Si Emilyn hubiese sido la de antes, entonces esas palabras probablemente hubieran hecho que se sonrojara y se quedará quieta.

Sin embargo, ahora era diferente. Ella lo miró fijamente y respondió:

—Gracias, joven Julius, pero no se preocupe. No importa cuántas miradas se dirijan a mí solo la suya me importa.

—Me tranquiliza saberlo.

Por el contrario, Julius fue sorprendido por el repentino contraataque de la persona que amaba. Sus palabras fueron directas a su corazón.

—Además…

—¿Además? —preguntó Julius con curiosidad.

Emilyn se acercó a su oído y le susurró para que solo él pudiera oírla.

—Siempre he estado celosa de las chicas que lo miraban fijamente, joven Julius, así que ahora es su turno. Por favor, póngase celoso.

Ella tenía una sonrisa traviesa que solo él podía ver. Julius quedó estupefacto y sin palabras, pero finalmente sonrió con ironía.

—Ciertamente, mi querida esposa.

—Estoy deseando que así sea, mi querido esposo —respondió de forma juguetona.

Julius le mostró su mano izquierda a Emilyn después de sonreírle por un momento.

—Entonces vamos a demostrarles. ¿Bailarías conmigo esta canción?

—Sí, bailaré con usted todas las canciones que quiera. Iré a donde sea que usted quiera que vaya.

Ambos se tomaron de las manos y caminaron hacia el centro del pasillo.

♦ ♦ ♦

El cómo uno piensa de sí y cómo los demás lo perciben, no siempre tienden a coincidir.

No, es natural que hubiese algún grado de diferencia en cómo las personas perciben las cosas a su alrededor.

Mientras menor sea la diferencia, más fácil será lograr la comprensión mutua.

Sin embargo, inversamente, esta comprensión sería imposible mientras mayor sea la diferencia, incluso si intercambiaran cientos de conversaciones.