Traducido por Lucy
Editado por Sakuya
Sobre una interminable extensión de llanuras desoladas había incontables personas en genuflexión. Sus cuerpos estaban cubiertos de un aura dorada, pero sus rostros eran borrosos. Parecían campos de trigo dorado que cubrían las tierras.
En medio de este lugar había un joven de pelo negro. Llevaba una corona dorada y vestía una túnica blanca y negra. Un simple movimiento suyo le daba un aire majestuoso.
—¡Jurarás ser las espadas de este Rey para siempre!
Habló en voz baja, pero pareció tan ensordecedor como un trueno.
—¡Sí, mi Señor!
Los súbditos dorados respondieron al unísono. El sonido resultante retumbó mientras tronaba por todo el mundo.
—¡Nacido para ser la espada! ¡Cuerpo como el metal, sangre como el fuego!
Miles, o quizás millones de humanos dorados juraron al unísono mientras hacían genuflexión. El mundo pareció cambiar de color en respuesta a su atronadora voz.
La niebla ocultó poco a poco el sol mientras el mundo caía en la oscuridad.
—Sirviendo junto al Rey. Luchando en innumerables campos de batalla invicto. Nunca sufriremos la derrota.
Los truenos retumbaban en el cielo mientras aullaban los vientos embravecidos, pero todo quedaba ahogado por las resonantes voces, como un pequeño río que es tragado por el mar.
—¡Donde apunta la punta de la espada del Rey es donde apuntan nuestros corazones!
En el momento en que se dijo esto, rayos dorados salieron disparados de los incontables humanos hacia el cielo mientras se transmutaban en un pilar dorado de luz que atravesó el cielo y la tierra. El mundo se iluminó al penetrar las oscuras nubes que lo envolvían.
—¡Juramos que en esta vida, por toda la eternidad, estamos dispuestos a ser la espada del Rey! ¡Asesinar a los enemigos del Rey!
Las ensordecedoras voces resonaron a través de las nubes mientras incontables rayos dorados se contraen en finas líneas antes de desaparecer sin dejar rastro.
Sobre las vastas llanuras desoladas, sólo quedaba el joven de la corona. En cuanto a las innumerables personas doradas, habían desaparecido, ¡y lo que quedaba eran espadas que llenaban las llanuras!
Todo tipo de espadas encantadas estaban clavadas en el suelo. ¡No había más que un mar de espadas hasta donde alcanzaba la vista!
—¡Espadas, vengan!
Cuando el joven invocó, todas las espadas empezaron a temblar con violencia mientras salían disparadas hacia el cielo.
Numerosas espadas se reunieron en medio del sol mientras empezaban a fusionarse unas con otras, ¡formando un mango de espada con una hoja invisible!
Esta única espada formada por millones de espadas cayó del cielo y flotó hacia el joven coronado.
Él alargó la mano para agarrar la empuñadura mientras resonaba un claro anillo. Estaba lleno de respeto y alegría.
¡No tenía forma, pero tenía corazón!
—¡Apertura del Cielo! ¡Ruptura de la Tierra!
El joven sostuvo la empuñadura con las dos manos y la levantó por encima de su cabeza. Mientras su cuerpo se inclinaba hacia un lado, ¡de repente lanzó un tajo diagonal al cielo y a la tierra!
La espada se levantó y luego bajó.
La tierra se rompió de inmediato cuando cayó, formando un profundo abismo de diez millas de ancho y varios miles de millas de largo. El cielo se dividió de repente en dos, la mitad era luz, mientras que la otra mitad era oscuridad.
El joven tiró hacia atrás de la empuñadura de la espada y observó el lejano horizonte con calma, como si estuviera observando otro mundo.
De repente, una voz vibrante resonó.
—¡He vuelto! Shi Xiaobai date prisa y levántate para darme la bienvenida.
El joven se quedó atónito mientras sus imperturbables ojos parpadeaban de repente con un haz de luz.
—¡El sol ya está brillando en lo alto del cielo para quemarte el culo, y tú sigues durmiendo! Shi Xiaobai, ¡eres un cerdo!
La voz que llenaba los cielos resonó una vez más mientras el joven coronado fruncía el ceño.
—¡Si no despiertas, voy a castigarte!
El joven abrió la boca y siguió girándose para mirar al cielo, con los ojos centelleantes de pánico.
—Hmph, ¡me estás obligando a hacer un movimiento!
En el momento en que la voz enmudeció, el mundo entero empezó a temblar de repente. El joven levantó su espada en posición de ataque, pero de repente sintió que le picaba la nariz. Al dar un sonoro “estornudo”, el mundo se volvió oscuro y no pudo evitar abrir los ojos.
Después de abrirlos, vio a través de sus ojos nebulosos una mano hermosa sosteniendo un pétalo de flor, molestando con suavidad su nariz con la punta del pétalo.
—Hmph, por fin te has despertado, cerdito perezoso.
Al girar la cabeza hacia un lado, lo que apareció a la vista fue un rostro de rasgos delicados y una coleta negra que no había visto en mucho tiempo.
—¿Chica Violenta?
Se estaba recuperando poco a poco de su parálisis del sueño semiconsciente.
Cuando Riko oyó esas palabras, se quedó un poco aturdida antes de levantar el puño y golpearlo en la frente.
Shi Xiaobai ya había cultivado tanto los Pasos de Cangrejo durante los últimos días que esquivar se había convertido en algo instintivo, así que ¿cómo iba a fallar un golpe tan simple? Con una ligera inclinación de cabeza, esquivó con facilidad el golpe.
Riko se sorprendió un poco cuando falló. Sin pensarlo mucho, murmuró:
—Oye, sin haberte visto en medio mes, hasta has aprendido a esquivar.
Riko quería discutir con él, pero vio a Shi Xiaobai revelar despacio una sonrisa.
—Bienvenida de nuevo. Este Rey te echa mucho de menos… —La voz de Shi Xiaobai era muy suave.
Las pupilas de Riko se contrajeron un poco mientras sentía que su corazón se petrificaba.
Ella nunca esperó tener tal sensación después de volver a las palabras “bienvenido, te echo mucho de menos” después de haber estado ocupada lejos de casa. Era un poco amargo, pero dulce. Tenía un matiz de felicidad.
—Tú… estás cocinando.
Shi Xiaobai sonrió y agitó las manos para instarla.
—Date prisa y cocina. Este Rey está un poco hambriento.
La sonrisa dichosa que había florecido se congeló de inmediato. La mirada que se estaba volviendo suave se congeló también.
—¡Shi! ¡Xiao! ¡Bai! —Riko echó humo—. ¡Date prisa y devuélveme mis sentimientos!
♦ ♦ ♦
Treinta minutos después.
—Adelante, come, pequeño cerdo perezoso.
Riko colocó un tazón de arroz delante de Shi Xiaobai mientras la comisura de su boca se curvaba en una sonrisa. A pesar de todo, sintió una pequeña sensación de logro al ver que Shi Xiaobai disfrutaba de su cocina.
Bueno, solo un poco.
Shi Xiaobai miró los cuatro platos y el tazón de sopa colocados sobre la mesa y no pudo resistirse a devorarlos. Como estaba demasiado cansado en su mente por haber estado en siete días consecutivos de inmersión virtual, había dormido durante tres días seguidos. Por eso estaba hambriento.
—Aiyah, ¿cuánta hambre has pasado? No comas con tanta prisa. No es bueno para tu estómago.
Riko sonrió mientras miraba a Shi Xiaobai devorar la comida. Después, tomó su móvil y empezó a leer las noticias de los últimos días.
Antes no había podido prestar atención a la actualidad, pero ahora, por fin, había encontrado tiempo para hacerlo.
Riko ojeó los titulares que, en su mayoría, no eran de su interés.
La noticia más candente era, por supuesto, el entrenamiento colectivo de las dos facciones. Como la noticia era trascendental, Riko ya se había enterado por otros aunque no prestara atención a las noticias.
Ya no se la consideraba una novata, así que no le preocupaba. El único novato con el que estaba familiarizada en [Gaia] era Shi Xiaobai, pero en su opinión, sin importar lo genio que fuera, estaba demasiado atrasado en su entrenamiento, por lo que era poco probable que pudiera incluso pasar la selección de la división interna, y mucho menos ser seleccionado para unirse al entrenamiento colectivo para representar a la facción de la organización.
Como tal, Riko no prestó mucha atención a la formación colectiva de las dos facciones.
De repente, los dedos de Riko se detuvieron un poco.
Un titular de noticias se imprimió en sus ojos.
—¡Yaris de China, un hombre de Dios que cultivó Pasos de Cangrejo hasta el Refinamiento Dominante en el tercer nivel del Reino Mortal Psiónico!