Emperatriz del Bisturí – Capítulo 8

Traducido por Maru

Editado por Nemoné


El rostro del Marqués se oscureció mientras reflexionaba.

—Sí, definitivamente existe la posibilidad de que pueda suceder. Si ocurre, entonces todo habrá terminado para el ejército. ¿Por qué no pensé en esto?

El Emperador y el príncipe también estaban pensando lo mismo. Era un pensamiento aterrador pero razonable; de verdad podía pasar.

Después de un largo silencio, el Emperador abrió la boca.

—Canciller.

— ¿Sí, Su Majestad?

—Mañana, tan pronto como sea posible, hable con el Ministro de Defensa sobre la situación.

—Sí, lo haré.

—No sabemos si el Reino de Moncelle invadirá, pero debemos prepararnos contra el escenario de Elise. Linden, debes hablar con el equipo de inteligencia para estudiar el Reino de Moncelle.

—Sí, padre.

El Emperador ordenó rápidamente las contramedidas necesarias. Luego, miró a Elise, que estaba bebiendo tranquilamente su té. Sus ojos estaban llenos de sentimientos encontrados de asombro y admiración.

Qué sorprendente. ¿Cómo se le ocurrió esto?

No podía creer que una idea como esa pudiera provenir de una chica tan joven que era tan bonita como una muñeca.

¿No debería haber surgido esta idea de un estratega brillante que conociese la política y el funcionamiento del ejército? ¿Una persona que pudiera ver a través de la situación internacional, y por supuesto, entender las relaciones con la Península de Crimea?

¿Hemos estado completamente equivocados sobre esta niña? Qué sorprendente.

—Marqués.

— ¿Sí, Su Majestad?

— ¿Cuándo educaste a tu hija tan sorprendentemente?

—Jaja… —Rió torpemente. Él también estaba sorprendido.

Era verdad, ella había cambiado mucho en los últimos días. Parecía estar leyendo muchos libros últimamente… ¿Pero pensar que era un prodigio?

—Señorita.

— ¿Sí, Su Majestad?

— ¿No dijiste que había dos cosas a tener en cuenta? ¿Cuál es la segunda?

—Es una enfermedad endémica, Majestad. [1]

— ¿Endémica?

Elise asintió respetuosamente con la cabeza.

Eso fue más serio que la invasión de Morcelle. Al final, la expedición fue aniquilada por la enfermedad. El ejército estuvo aislado sin suministros y su línea de provisiones se cortó gracias al ejército de Morcelle. Luego, se debilitó y fue vulnerable a un brote epidémico de una enfermedad y fue completamente aniquilado.

No conozco la enfermedad exacta que circuló, pero si nos preparamos podemos reducir el número de víctimas.

—La Península de Crimea tiene un ambiente y temperatura distinta a la nuestra. Durante la batalla, el calor y la humedad estará en su punto más álgido. Debemos tener cuidado con una posible enfermedad endémica allí. [2]

El Emperador asintió con la cabeza.

—Sí, todo lo que dices es cierto. Los hombres no están acostumbrados a las condiciones extremas de la Península de Crimea. Existe la posibilidad de que un brote estalle. ¿Qué sugieres para prepararnos contra eso?

—En primer lugar, debemos preparar muchos suministros médicos, pero lo más importantes es prestar atención a la higiene personal.

— ¿Higiene?

El Emperador la miró interrogante, y Elise se percató de su error.

Ah, esta era aún no conoce la importancia de la higiene.

Por supuesto, en esta época, había algunas personas que sí conocían de su importancia. Eran los médicos que trataban directamente con sus pacientes, pero no era muy conocido fuera de su campo. No era de sentido común para la gente común todavía.

—Sí. Se habla mucho sobre diferentes tipos de enfermedades que provienen de ambientes antihigiénicos. Por lo tanto, si el Imperio presta atención, debería ayudar un poco a prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.

El Emperador mostró una vez más su cara de asombro.

—Tienes razón. Increíble. ¿Dónde aprendiste esto?

Elise se vio obligada a inventar una débil excusa.

—Hace poco, me interesé en los estudios médicos, así que leí libros de la biblioteca. Me siento avergonzada por mi débil conocimiento sobre el tema.

—No me parece nada débil.

Elise torpemente trató de evitar esos ojos. Se preguntó si se había puesto demasiado fuerte, pero ella negó interiormente con la cabeza ante ese pensamiento. No es como si ella pudiera permitir que las víctimas crezcan solo para arrojar sospechas de ella, ¿verdad?

La mejor solución era evitar la guerra, pero como era imposible, quería disminuir las bajas lo máximo posible.

Con esto, espero que podamos lograrlo.

—Tomaré las sugerencias que hiciste y las discutiré con todos. —dijo el Emperador—. Así que vamos a impulsar tus ideas. Si tu consejo termina ayudando en la guerra, te otorgaré la Insignia de honor Británica.

Elise se quedó sin palabras.

¡La Insignia de honor Británica!

Ese era el símbolo de mayor poder del Imperio. Con sólo recibir ese honor, automáticamente se convierte en Caballero Honorario. Por lo tanto, recibir una era lo máximo que un noble podía desear.

—Todas fueron sugerencias tontas. Es demasiado para alguien como yo.

—Si consideras tus ideas tontas, ¿quién en el Imperio puede sostener su cabeza? No es demasiado en absoluto. De hecho, si tus sugerencias ayudan a prevenir un desastre, entonces sinceramente esta insignia no es suficiente.

Elise no tenía nada que decir. Fue en ese momento que el Emperador le preguntó en un tono un poco absurdo:

—Por cierto…

— ¿Sí?

— ¿Qué es lo que trajiste contigo? ¿Es para mí?

— ¡Ah!

Era el regalo que preparó para el Emperador a través del mayordomo. Ella siguió tratando de dárselo, pero no pudo encontrar el momento adecuado a medida que avanzaban las conversaciones.

—Es una vela aromática de la tierra oriental, Cheong.

— ¿Vela aromática?

—Sí. He oído que los nobles la utilizan por su aroma profundo y refrescante. Aparentemente, ayuda a aliviar la fatiga en el cuerpo y ayuda a que uno se sienta revitalizado. Por eso lo busqué como regalo para Su Majestad.

El Emperador se veía encantado.

Fue una coincidencia, pero estaba agotado por una enfermedad desconocida. El Emperador le dio una sonrisa satisfecha mientras tomaba una bocanada de la vela perfumada.

—Solo inhalando un poco ya aclara mi cabeza. Es genial. ¿Cómo conseguiste algo que realmente necesitaba?

—Me alegro que sea de su agrado, Majestad.

—De hecho, me sentía agotado y fatigado últimamente. Lo usaré agradecido.

Ante esta declaración, Elise miró a los ojos del Emperador. Podía sentir que su fatiga era profunda en sus huesos. Fue en ese momento, que un pensamiento golpeó su cabeza.

¿Podría ser…?

—Su Majestad, ¿se siente cansado incluso después de dormir?

—Sí, así es.

— ¿Termina bebiendo mucha agua varias veces al día?

—Ahora que lo mencionas, sí, lo hago.

— ¿Todavía siente sed después de beber mucha agua?

—Así es.

—Entonces, ¿se levanta en mitad de la noche para ir al baño?

—Sí, eso ha sucedido antes.

El Emperador la miró como si le preguntara que cómo podía saberlo. Elise puso su mano en el pecho internamente.

En aquel entonces, el Emperador estaba a punto de morir; el pH de su sangre bajó por debajo del promedio, lo que lo llevó a la acidosis, lo que lo llevó a compensarlo con una respiración profunda y rápida. Lo recordaba respirando así antes de morir.

De hecho, esa enfermedad era… ¡Eso!

Una sola conclusión le vino a la mente.

Se tornó así porque no estaba recibiendo el tratamiento adecuado. Se sintió perder toda la fuerza de su cuerpo. Pensar que el Emperador murió porque el país no supo tratar una enfermedad tan simple.

Tampoco era una enfermedad difícil.

Era una enfermedad que con tratamiento, podías sobrevivir.


[1]: Una enfermedad endémica es aquella que es propia de una zona; siempre está ahí en menor o mayor medida. Por ejemplo, la malaria (o paludismo) es propia de algunos países africanos, entre otros.

[2]: No sé qué tipo de enfermedad puede ser la que nos quieran mostrar en esta historia, ya que no han dicho nada aún, pero ya que se basa bastante en países reales, y de verdad existe la región de Crimea en Europa, diré que existe una enfermedad que se llama “Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo”. Es una enfermedad vírica y se transmite por garrapatas. De forma muy resumida, afecta a los vasos sanguíneos, hígado y otros lugares, pudiendo causar hemorragias, trombosis y fallo multiorgánico → RIP.

Maru
Pequeños míos, espero que recordéis la explicación del equilibrio ácido-base, ya que esta secuencia ya la explicamos :P. Aquí nos han dado más datos de la enfermedad, ¿alguien se anima? No valen los que vienen sabiéndolo del manwha jajaj. En el siguiente episodio… Os espera un rollo muy largo por mi parte. El que avisa no es traidor xD

3 respuestas a “Emperatriz del Bisturí – Capítulo 8”

  1. Elise ya sabe que enfermedad tiene su majestad… Sin duda ayudará a todos 😍😍😍

    Muchísimas gracias por el capítulo 🌸💜🌸

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido