Traducido por Naremi
Editado por Sakuya
Corregido por YukiroSaori
—Piensas demasiado —Baili Hongzhaung habló lentamente—. No quise decir nada más.
Los labios de Dibei Chen formaron una sonrisa comprensiva.
—Sé que mi esposa no quería decir nada más. Entiendo.
Sus palabras fueron muy ambiguas.
—¿Qué entiendes? —Baili Hongzhaung levantó la voz—. ¡Estoy tratando de curarte las piernas!
Al escuchar sus palabras, el océano de los ojos de Dibei Chen onduló, pero rápidamente regresó a su calma burlona anterior.
—En realidad, ahora creo que quedarme aquí para conversar sobre lo que no está cocido es una buena idea.
—Si no quieres curarte, olvídalo.
—No, no, si mi esposa puede ayudar a su esposo, es lo mejor —añadió Dibei Chen apresuradamente, sonriendo con inocencia, toda su cara como una flor floreciente, era una escena hechizante.
Hei Mu suspiró con alivio, Baili Hongzhaung no era tan agresiva después de todo. Pero cuando la escuchó decir que quería curar la enfermedad de las piernas de su pequeño señor, su corazón no pudo evitar latir de emoción.
Las piernas de su pequeño señor ya habían quedado lisiadas durante tres años completos. Muchas personas perdieron la esperanza en él, pero él siempre había creído que algún día, ¡su pequeño señor sería capaz de pararse sobre sus propios pies!
La cara de Baili Hongzhaung se volvió seria cuando comenzó a tratar a Dibei Chen.
Confirmando cuidadosamente el grado de parálisis en las piernas de Dibei Chen, preguntó:
—¿Puedes sentir la parálisis desarrollándose hacia arriba en tu cuerpo?
Dibei Chen asintió levemente.
—Hay algo.
Mirando su rostro apacible y atractivo, ella no pudo evitar admirarlo.
Era solo un adolescente. Luchar en contra de la parálisis completa en lugar de darse por vencido, y continuar manteniendo esa elegancia, simplemente no era algo que una persona normal podría hacer.
Solo por esta característica, sabía que el corazón de Dibei Chen era firme.
—Esposa, ¿sabes lo que tengo? —inquirió Dibei Chen.
No era que no creyera en ella, pero ya ha visitado a muchos médicos, y nadie había oído hablar de su enfermedad.
Baili Hongzhuang levantó una ceja
—¿Te mentiría?
Desde que Dibei Chen la protegió de Baili Haoxuan, evitando que las gotas se derramaran en ella, su corazón ya se había decidido a ayudarlo.
Cuando estaba sola, solo Dibei Chen se acercó a ella.
—Dama Baili, al final, ¿qué le pasó a mi señor? Fue envenenado, ¿verdad? —Hei Mu no pudo evitar preguntar.
Realmente quería saber cómo las piernas de su imponente señor repentinamente se paralizaron y cayeron del altar.
¡Si fue hecho a propósito, no lo dejaría pasar!
—Has investigado durante tanto tiempo, pero todavía no has encontrado nada, ¿verdad?
Hei Mu asintió. Siempre se había avergonzado de eso.
—Bueno, no hay necesidad de buscar por más tiempo. Esto no se debe a una intoxicación.
—El doctor divino de Feng Bo también dijo eso, pero tampoco sabía qué era.
La cara de Dibei Chen todavía tenía una sonrisa. A pesar de que estaban hablando de un problema tan grave, su apariencia era tan despreocupada como siempre.
—Esto se debe a tu físico. —Baili Hongzhuang le explicó—. Es bueno que el doctor divino estuviera atento y pudiese ralentizar la parálisis. De lo contrario, hubiera sido incurable.
—¿Físico?
Dibei Chen reflexionó. Aunque había pensado en muchas posibilidades, esa jamás se le ocurrió.
¡Una complicación física era demasiado rara!
cura al papasito para la caceria quiero verlo parado frente a todos