Felicidades Emperatriz – Capítulo 52: Amenazas


Con sus atractivos rasgos faciales a sólo cinco centímetros de ella, Hua Jin podía incluso sentir claramente su respiración. Levantando los ojos, sólo pudo ver el par de pupilas de color ámbar. Ámbar, era un color misterioso, el brillante y deslumbrante color dorado, pero había algo en su interior. Dentro del rostro encantador de Yu Yan  tenía algo peligroso adentro.

Levantando la mano para acariciarle las cejas, Hua Jin respondió.

—¿Jugar al hombre peligroso? Qué emocionante.

Yu Yan con una sola mano, sujetó su cintura y la atrajo hacia su brazo, susurrándole al oído.

—Este príncipe permitirá tus pensamientos inmorales.

La boca de Hua Jin tembló, qué narcisista.

—¿No puedes esperar hasta que salgamos antes de empezar a hacer esto? Tú, mujeriego.

Yu Yan hizo una pausa, luego enterró la cara en su hombro y se echó a reír

—Chun Yu Yan, puedo ayudarte a obtener lo que deseas —Hua Jin dijo severamente— Sin embargo, hay condiciones.

La sonrisa en la cara de Yu Yan desapareció, dando un paso atrás, miró a Hua Jin.

—¿Quién eres tú para asumir que eres capaz de ayudar a este príncipe a cumplir su deseo?

—Es porque eres quien me eligió para ser la Princesa Errante, tu esposa.

Hua Jin respondió.

La mirada de Yu Yan se enfrió y al instante siguiente, Hua Jin fue empujada hacia la pared de piedra con una gran fuerza. El sólido muro de piedra casi aplastó sus huesos, sin embargo, lo que actualmente le estaba causando dolor, era la mano en su garganta. Resistiendo el dolor de la sofocación, ella lo miró.

Yu Yan se inclinó hacia ella y dijo fríamente:

—Los que son inteligentes no negocian con este príncipe, matarte es tan simple como aplastar una hormiga. Este príncipe siempre puede encontrar a otra que te sustituya.

Fue solo hasta que las pupilas de Hua Jin se dilataron que sacó su mano. Despreocupadamente, se sacudió las manos y continuó.

—Sin embargo, eres capaz de vivir de las garras de Hua Cui, tal vez este príncipe tendrá en cuenta tu sugerencia.

*¡Tos! ¡Tos!*

Hua Jin estaba tosiendo fuerte tratando de recuperar el aliento mientras las lágrimas caían. Ella miró su espalda con desprecio.

—Yu Yan, ¡en este mundo no hay medicina para los arrepentimiento que tendrás!

No había lugar para los arrepentimientos en este mundo, por eso, cuando Hua Jin salió del pozo y se encontró cara a cara con Hua Cui, como deseaba haber seguido en el pozo.

Su situación actual era como la que Yu Yan había dicho, similar a una hormiga. Incluso Hua Fei era capaz de aplastarla, por no hablar de Hua Cui.

Obviamente, ella no quería morir y definitivamente no como una hormiga.

Hua Cui envuelta en una bata, de pie bajo la débil luz de la luna, su arrugado rostro mostraba la evidencia de haber sido absorbida por otra cosa.

Ella suspiró y se detuvo un buen rato antes de abrir la boca.

—Sorprendentemente eres capaz de salir.

Hua Jin entrecerró los ojos.

—No me digas que quieres salvarme del pozo?

Hua Cui bufó.

—¿Salvarte?

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