Gato K – Capítulo 32

Traducido por Anissina

Editado por Ayanami

—¿En qué piensas tanto?

Sugar Prince me golpeó la cabeza con el dedo. Levanté la cabeza y lo miré. Sus ojos dorados se estrecharon ligeramente. Parecía que algo le había gustado. Le maullé una vez como cortesía, Nyang, y me volví a tumbar.

A mi lado, oí a Sugar Prince trabajando de nuevo. Era el sonido de su escritura con una pluma. Era muy diferente de los silenciosos trazos de un bolígrafo o del afilado raspado de un portaminas. Pero no era que odiara el sonido. Los silenciosos arañazos de la pluma tenían un agradable encanto propio.

Además de eso, todavía me molestaba la imagen de la figura de Simón en retirada de antes. Tan pronto como Sugar Prince había regresado, Simón salió de la habitación, sosteniendo, preciosamente, una moneda en cada mano. Aquella figura musculosa había parecido tan solitaria al marcharse…

Sería mejor que le diera a Simón algo de dinero de bolsillo de vez en cuando. Si conseguir sólo dos monedas de oro le había hecho enrojecer el ojo, ¿es tan pobre? Un hombre debía tener los medios para conseguir una chica y casarse. No importaba lo guapo que fuera su rostro o lo bonito que fuera su cuerpo, todo era inútil. ¿Qué clase de persona era su padre para hacer que su propio hijo viviera tan mal? Seguramente, su padre no estaría extorsionando el dinero que obtenía trabajando como soldado, también…

Espera… el apellido de Simón es Richt, así que…

Richt. Richt. Richt. R…icht, el… ¿Duque?

「”Me dijeron que el Duque Richt dijo que te diera esto. ¿Oí que tienes dinero de bolsillo de los nobles? Qué feliz debes estar, Mariposa”.」

「Parece que necesitaba algo de dinero de bolsillo. Toma, coge también mi moneda de oro. Hahaha.”」

¡Maldita sea! ¡Ese abuelo…!

En el momento en que la cara de ese anciano apareció en mi mente, arañé el escritorio con mis garras. ¡Así que ese vejestorio era el padre de Simón! Le dió, alegremente, una moneda de oro a un felino que pasaba por allí, ¡pero pensar que, en realidad, no le dio ni un centavo de dinero de bolsillo a su propio hijo! Realmente, no podía ser otra cosa que un viejo malvado. Por supuesto, me di cuenta de su maldad desde el momento en que me lanzó la moneda de oro con fuerza.

Una vez más, decidí asegurarme de darle al lamentable Simón algo de dinero de bolsillo. Realmente, si no lo hacía, sería demasiado lamentable.

Todavía estaba pensando en el lamentable Simón cuando algo vino y se pegó a mi cabeza. Levantando mis ojos, Sugar Prince estaba presionando su cara contra mi cabeza. De verdad, no podía entender por qué razón dejaba de trabajar continuamente para pegar su nariz en mi pelaje.

Mientras lo miraba fijamente, Sugar Prince sonrió y extendió sus dedos. Y… ¡oye! Me rascó el puente de la nariz con la punta del dedo. De repente, mordí el dedo justo delante de mis ojos y lo pinché con mis dientes.

Tú. Si sigues actuando así, puedo morderte de repente. Aunque parezca así de tranquilo normalmente, cuando me enfado doy miedo.

Seguí apuñalando su dedo con mis afilados y temibles caninos, pero… ¿qué es esto? Sugar Prince estaba sonriendo. No, incluso se estaba riendo a carcajadas. Viendo su expresión, parecía lo suficientemente feliz como para morir. Con la intención de probar hasta dónde llegaría, agarré otro dedo con mis patas delanteras y lo mordí con firmeza.

Pero mientras roía a fondo desde la punta hasta la base, su risa se hizo más fuerte. Momentáneamente, consideré qué pasaría si le hiciera un agujero en el dedo a este tipo que ignoraba descaradamente mis afilados colmillos. El insensato humano no sabía temer a un gato. Vi que era necesario enseñarle las nefastas consecuencias de ignorar mis colmillos.

Me estaba planteando seriamente si hacerle un agujero mientras lo roía, pero entonces, este gamberro, de repente, sacó su dedo y me metió otro dedo en la boca. Luego, me miró con ojos llenos de expectación.

… ¡Qué!

Mientras le miraba estupefacto, su dedo dentro de mi boca presionó contra mis colmillos.

Desde que dejé de masticarlo en mi confusión, él se había encargado de hurgar con su propio dedo. Pinchando en mi colmillo inferior izquierdo, pinchando en mi colmillo inferior derecho, y cambiando, pinchando en mis dientes superiores, sonrió, claramente satisfecho de sí mismo. Haaa

¡Esto era inaceptable!  Estas acciones eran inequívocamente las de despreciarme. Lo había consentido durante estos últimos días, y ahora había perdido el sentido del miedo. Dominado por la rabia, le mordí el dedo en mi boca.

—…

—…

Los ojos dorados que se encontraron con los míos parpadearon lentamente. Mordiendo con fuerza, le devolví la mirada. Mis dientes se incrustaron profundamente en su dedo, pero extrañamente no hubo ninguna exclamación de dolor, ni siquiera una expresión de dolor. De alguna manera, me estremecí ante el rostro extremadamente inexpresivo de mi Sugar Prince.

Temiendo haberle hecho enfadar, mis ojos se movieron de aquí para allá, pero seguía sin haber respuesta. Escupí el dedo que había estado mordiendo en mi boca. Al bajar la mirada, vi que el dedo que tenía frente a mi boca presentaba un par de pequeños pinchazos en la piel. De esos agujeros se formaban lentamente gotas de sangre que empezaban a fluir por el dedo. Parecía que lo había mordido a fondo. Volví a levantar la cabeza para mirarlo, pero él seguía sin expresión.

… ¿Qué? ¿Estás enfadado?

Puse más intensidad en mis ojos mientras lo miraba fijamente.

¿Qué? ¡¿Qué quieres que haga?!

¿Qué debo hacer si fue él quien se enfadó? Además, la culpa fue suya primero. Incluso disfrutó cuando lo mordí. ¡Al final, sólo lo mordí porque él pidió que lo mordiera!

Mirando hacia abajo, vi gotas de sangre goteando sobre los documentos.

Una gota. Dos gotas. Tres gotas. Cuatro gotas. Cinco… gotas… seis… siete… Mmm…

Dejé de contar las gotas de sangre y comencé a lamer suavemente el dedo de Sugar Prince.

Levanté la vista mientras lamía los pinchazos de mis dientes y vi esos ojos dorados sonreír lentamente. Al ver que Sugar Prince empezaba a reírse, mordí el dedo que estaba lamiendo con los dientes.

¡Cabrón, me has engañado!

Me abalancé sobre él, y cuando empecé a arañar su pecho, el bastardo empezó a reírse con ganas. En mi furia, hice pedazos su ropa con mis garras.

¡Me has asustado! ¡Cabrón! ¡Idiota! ¡Estafador!

—Pff- Muy bien. Hice mal. Lo hice mal… ¡¡Jajaja!!

A medio camino de intentar apaciguarme, el desvergonzado comenzó a reírse de nuevo. Quité mis garras de los jirones de ropa del tipo y le di la espalda.

No jugaré más contigo. Estafador.

Mientras me tumbaba en el cojín con el culo mirando al detestable sujeto, las risas se fueron apagando.

Aparté con la cola la mano que él extendía lentamente hacia mi espalda. Luego, tras quedarse quieto un momento, comenzó a acariciar mi espalda de nuevo. No me importó, sólo miré a la pared.

—No haré más eso, así que no te enojes —susurró Sugar Prince. Pero me negué a mirarlo. En eso, volvió a susurrar —¿Deberíamos jugar a atrapar la cola?

… ¿Atrapar la cola?

Mientras mis orejas se agitaban ante ese tentador sonido, Sugar Prince continuó con una sonrisa.

—¿O jugamos a la pluma?

Inconscientemente, giré la cabeza.

¿Pluma? ¿Ahora mismo?

Cuando pregunté con ojos brillantes y chispeantes, Sugar Prince asintió con la cabeza. Decidí aceptar su disculpa, gracias a lo admirable de sus esfuerzos.

En cuanto dejé de lado mi enfado, Sugar Prince empezó a tocarme y acariciar mi mejilla y mi espalda a su antojo. Sin importarme, le di un golpecito en el brazo y lo regañé.

Vamos a jugar con la pluma rápidamente. ¿Eh? Heo-ri eop (date prisa). Rwa-it na-oo (ahora mismo). Date prisa. Apúrate.

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