Traducido por Ichigo
Editado por YukiroSaori
Después del almuerzo, Cordelia le pidió a Emina que la acompañara al castillo, y Hans apareció apurado.
—Hans, ¿qué ocurre?
Tras preguntar eso, Cordelia se dio cuenta de que Elvis estaba detrás de él, aunque de seguro no estaría en casa en ese momento, y se acercó con velocidad a él.
—Bienvenido a casa, padre.
—Sí.
Sin embargo, aunque estaba en casa, ella podía adivinar que era solo temporal por la forma en que Hans se apresuraba. Pero no se le ocurría una razón para que estuviera en casa.
—Padre, ¿ha pasado algo?
No hubo respuesta por parte de Elvis, pero era poco probable que hubiera olvidado algo en casa y, si lo hubiera hecho, podría haber enviado un mensajero.
Oh, es cierto. Le envié el informe…
Ya había recibido la carta ya que no había dicho nada al ver que Cordelia estaba lista para salir. Sin embargo, una carta era una carta. Debía informar de que había ganado la recompensa de nuevo, pero antes quería preguntar algo más.
—Este peinado… ¿me queda bien?
Ella tenía fe en las habilidades de Emina. Pero, ella quiso escuchar la opinión honesta de Elvis como su hija. Sin embargo, su tensión aumentó después de que ella había preguntado eso.
Elvis por fin abrió la boca despacio ante Cordelia, que contenía la respiración mientras esperaba una respuesta.
—¿No tienes frío…?
—¿Eh? No, no tengo…
Era cierto que su pelo solía cubrirle el cuello y la espalda, por lo que había muchas zonas en las que el aire podía tocar. Sin embargo, no tenía frío por la estación del año.
Cordelia inclinó la cabeza y Elvis se volvió hacia Emina.
—Entendido. Traeré un chal.
Emina se marchó tras hacer una respetuosa reverencia.
Pero de verdad no tengo frío…
Es un poco decepcionante ya que no recibí una respuesta clara, pero no parece que esté desestimando mi peinado.
Sin embargo, quería escuchar su opinión si era posible…
—No está… mal…
—¡Muchas gracias…!
Cordelia, que lo observaba, fue elogiada por Elvis, que tenía un aspecto agrio como de costumbre. No había dicho nada más, pero viniendo de él, era suficiente.
—¿Vas a ir al castillo ahora?
—Sí. El joven Vernoux me recogerá en la puerta este.
—Entonces te llevaré allí.
—¡¿Eh?! M-Muchas gracias.
Cordelia se sorprendió cuando se dio cuenta de la hora en que Elvis había llegado a casa. Nunca imaginó que él regresaría por un momento a casa por ella. Sin embargo, se sentía tranquila si estaba con él.
—Me siento aliviada de que estés conmigo padre.
Si fuera posible, le gustaría que la acompañara a conocer al príncipe, pero su deseo no se hará realidad. En otras palabras, podría ser indeseable para ella ser acompañada por un adulto, ya que fue tratada como un adulto. Y, Elvis solo dijo que la acompañaría hasta donde estaba Vernoux.
Si pido demasiado, entonces parecería que mi padre está usando a su hija para intervenir.
Esto solo sería una desventaja tanto para Cordelia como para Elvis, asi que tuvo que aceptarlo.
—Pareces preocupada…
—¿Perdón?
—Solo tienes que ser digna mientras te diriges al castillo.
Cordelia siguió con velocidad a Elvis, que le había dado la espalda y comenzó a caminar.
Gracias por preocuparte por mí, Cordelia pensó que Elvis se sentiría incómodo si le decía eso, así que se contuvo, pero estaba muy agradecida.
♦ ♦ ♦
En el carruaje, Cordelia le dijo a Elvis que la fama de las galletas y los crepes había llegado a la capital real para distraerse. También le dijo que quería realizar cuestionarios en las tiendas en el futuro.
—De seguro sea porque la comida es poco común, pero tal vez también aprecien el diseño interior y el mobiliario….
—Sí. También me lo dijo el gerente.
—Los restaurantes en el centro tampoco están mal, pero es más fácil hablar de ello si el ambiente es distinto.
Cordelia se imaginó disfrutando de una comida asequible en un bullicioso restaurante del centro. La posición podría ser la inversa, pero si puedo disfrutar de un ambiente diferente… seguro que me parecerá especial.
—No vayas por tu cuenta.
—Sí.
Parecía que el interés de Cordelia era claro, ya que Elvis había dicho eso.
Quiero ir, y parece que puedo siempre que no sea por mi cuenta. Cordelia sonrió en respuesta.
Estoy deseando ir. Si es posible, me gustaría ir con mi padre, pensó Cordelia, pero fue devuelta a la realidad.
Miró el carruaje y vio que ya se acercaban a los muros del castillo blanco.
♦ ♦ ♦
Vernoux estaba esperando en la puerta este tal y como había prometido.
Vio a Elvis y abrió mucho los ojos. Sin embargo, cambió su expresión con velocidad e intentó saludar a Elvis, pero éste ni siquiera miró a Vernoux y se alejó.
—¿Nos vamos…?
—Sí.
En el camino, la tensión de Cordelia volvió a aumentar. Vernoux suspiró con profundidad junto a ella.
—¿Qué pasa?
—El conde está enfadado, ¿verdad…? Parecía tenebroso.
—¿Tenebroso? Joven Vernoux, eso es una grosería. Mi padre solo era un poco reservado.
Era cierto que la expresión de Elvis podía parecerle aguda a Vernoux, ya que su padre es alegre, pero su comentario era grosero hacia el padre de otra persona. Cordelia olvidó su tensión y argumentó.
—No, pero es evidente que no estaba siendo reservado. Bueno, puede que no sea imposible, ya que tenía una guardia de hierro hasta ahora.
—¿De qué estás hablando?
—Bueno, si hay otra oportunidad. De todos modos… Parece que de verdad tenías que prepararte. De verdad pareces diferente.
Cordelia lanzó una larga y dura mirada a Vernoux, que había comprendido algo por sí mismo, y desvió un poco la mirada.
No crei que fuera a ser un problema tener este aspecto delante de mi amigo de la infancia, aunque parezca diferente, pero es vergonzoso cuando él lo señala. Su tensión, que había disminuido, volvió a aumentar.
—La verdad es que…¿Pensaste que mentía?
—No, lo siento. Siendo sincero, pensé que decías lo que se te ocurría.
—Voy a conseguir el permiso, así que no lo haré.
Cordelia se dio la vuelta como si estuviera enfadada. Era consciente de que su actitud infantil no encajaba con su aspecto, pero era perfecta para ocultar su vergüenza.
Cuando apartó la cabeza de Vernoux, vio un hermoso jardín.
—¿Qué? ¿Te interesa el jardín?
—Sí, un poco…
—Puedes mirar también el invernadero, antes de volver. El invernadero fue diseñado por el conde Pameradia, y Su Alteza de seguro te dejará verlo si se lo pides. Tal vez incluso te lo enseñe.
Sin embargo, Cordelia no podía estar de acuerdo con eso.
—Estoy interesada, pero creo que es demasiado descarado, así que le preguntaré si tengo otra oportunidad. Incluso si mi padre lo diseñó, yo no estuve involucrada.
El acto de engatusar al príncipe era algo que ella quería evitar porque se asociaba con la “Cordelia” del juego; una joven egoísta. En primer lugar, ella quería alejarse de él lo más rápido posible, por lo que quería evitar problemas futuros.
—No tienes que ser tímida. Oh sí, digamos que es de mi parte como disculpa por lo de antes…
—No te preocupes por eso. Si quieres disculparte, entonces por favor dame deliciosas hojas de té. Seré más feliz con eso.
Vernoux se encogió de hombros ante las palabras de Cordelia.
Dejaron de hablar cuando atravesaron el jardín y entraron en el castillo. Cordelia siguió en silencio a Vernoux por el pasillo. Entonces, Vernoux se detuvo al poco tiempo.
—Su Alteza está en esta habitación. ¿Estás lista?
—Sí, siempre.
Entrar, saludar y recibir el permiso… Se imaginó, pero no dudó de su propio amaneramiento.
En contraste con Cordelia, que miraba al frente, Vernoux estaba despreocupado.
—Despejó a todo el mundo, así que bueno, puedes tomártelo con calma.
—¿No es mejor que haya gente allí?
—¿Por qué?
—¿Y si digo algo imprudente o si empiezo a difundir rumores extraños? Estaría bien si fuera alguien cercano a Su Alteza, pero conmigo hay demasiados problemas.
—No me preocupa ya que ha declarado esas posibilidades. Oh, incluso si él exculpa a todos, yo estaré allí como testigo.
No estoy segura de si debería estar aliviada de que estuviera aquí o no.
Cuando nos conocimos, pensé que podría obtener información del joven Vernoux para poder evitar al príncipe, pero no puedo creer que él sea la causa de nuestro encuentro.
Es un poco tarde ahora, pero de verdad no esperaba esto.
No es que no me pregunte cómo sucedió esto, pero aún no es fatal. De seguro no me encontraré con el príncipe por un tiempo después de recibir el permiso.
Vernoux saludó casual a los dos guardias de la puerta y les dijo que iba a entrar, pero los guardias parecían preocupados.
Cuando Vernoux trató de preguntar por el motivo, una voz vigorosa surgió del interior de la habitación:
—Por eso… ¡he dicho!
—Así que… ¡he dicho!
Vernoux y Cordelia se miraron cuando escucharon la voz de un joven, aunque no lograron comprender del todo lo que estaba diciendo.
—Está un poco animado ahí dentro.
—Sí… Ese Clay está volviendo a hacer de las suyas.
El dueño de la voz era un conocido de Vernoux.
—Bueno, pero, siempre es así. No te preocupes por eso.
—Joven Vernoux, deberíamos ver cómo va…
—No va a terminar rápido con él así. Su Alteza también está ahí, ¿verdad? Ahora, entremos.
Vernoux agarró a la fuerza el brazo de Cordelia y dio un paso adelante aunque estaba desconcertada por la inesperada situación.
Cordelia se sorprendió por su repentino movimiento, y de inmediato trató de volver a su postura anterior, pero su zancada era más amplia de lo que había imaginado.
—Joven Vernoux, por favor, espere.
—Te he dicho que no tienes que preocuparte.
—¡No es eso!
Los tacones que llevaba a juego con el vestido no podían soportar el movimiento de Vernoux. Ella quería que al menos la dejara ir, así que intentó protestar, pero él abrió la puerta.
Vernoux siguió adelante y Cordelia perdió el equilibrio.
—¡Kya…!
Sin poder localizar su centro de gravedad, Cordelia alzó la voz como nunca antes lo había hecho y cayó hacia adelante.