¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 46: Encuentro con el Príncipe por primera vez en dos años

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


La situación podía resumirse con una palabra: horrible.

El joven Vernoux parecía haber predicho el accidente. Al escuchar la voz repentina de Cordelia, la atrapó antes de que cayera al suelo. Sin embargo, esa situación no habría ocurrido si él no la hubiera arrastrado en primer lugar. En lugar de sentirse agradecida, Cordelia no pudo evitar guardarle rencor.

La habitación, que momentos antes había estado llena de voces, había quedado en completo silencio.

—Joven Vernoux… ¡¿qué demonio estás haciendo?!

—Bueno, lo siento. Espera. ¿Estás bien, Dilly?

Por favor, llame a un oftalmólogo si cree que estoy bien… ¿Estaría bien que le gritara así ahora mismo? Sé que, mire como se mire, fue una entrada muy embarazosa, pensó Cordelia mientras intentaba encontrar una forma de romper el incómodo silencio. Si no recupero el equilibrio, no podré salir de los brazos del joven Vernoux.

Con los ojos fijos en el suelo, ajustó cuidadosamente sus pies, luchando por calmarse. Si me precipito y me caigo, no podré poner ninguna excusa ni recuperarme.

—Entonces, joven Vernoux… ¿Qué estás haciendo?

—Clay, estabas regañando a Su Alteza, ¿no es así? Dilly se puso tímida por tu culpa, e íbamos a entrar para que no se preocupara. Es mi culpa por jalarla, y he reflexionado sobre esto.

—¡¿Molestar…?! ¡¿De quién crees que es la culpa en primer lugar?!

—Ah, oh, te escucharé más tarde. Tenemos una invitada… No es eso… ¿Así es como actúas delante de Su Alteza? Y, cierra la puerta por mí.

El joven de gafas, Clay, soltó un largo suspiro y miró hacia la puerta. Justo en ese momento, se oyó el ruido de la puerta cerrándose: los guardias la habían cerrado. Vernoux podría haberle pedido a los guardias que lo hicieran en lugar de dejarlo en manos de Clay, pero este último parecía un poco molesto por ello.

Mientras escuchaba lo que decían, Cordelia se dio cuenta de que Vernoux y Clay se conocían mejor de lo que ella pensaba.

Si es así, es probable que Vernoux ya haya adivinado que esta metedura de pata es culpa suya.

A pesar de lo incómoda que era la situación, Cordelia sintió un alivio al saber que había algo de conexión entre ellos. Pero de repente, un par de botas desconocidas apareció en su campo de visión, haciéndola congelarse al instante.

—¿Estás bien? ¿Te duelen las piernas?

Esa voz era muy diferente a la de Clay y Vernoux.

Sin embargo, eso no significaba que no supiera de quién se trataba.

La persona con la que Clay se quejaba era el príncipe. Por lo tanto, ella sabía quién era el dueño de esta voz… aunque no viera su cara.

¡No puede ser nadie más que Su Alteza, Sylvestre…!

Cordelia movió con fuerza su cuerpo rígido, se separó de Vernoux, que la sostenía, y dobló las piernas.

—Le ruego que perdone mi descortesía ante usted, Alteza. Me siento honrada de que me haya invitado aquí hoy. Cordelia Enna Pameradia, aquí a su petición.

No era apropiado saludar a Su Alteza en la entrada, pero no había otra manera.

—Por favor, levante la cabeza. Vernoux es seguro el culpable de lo que acaba de suceder.

En el momento en que escuchó esas suaves palabras, se mordió el labio. Sin embargo, no podía seguir mirando el suelo para siempre.

¿No me he preparado para poder enfrentarme a él?, se dijo Cordelia mientras se calmaba y levantaba despacio la vista.

Un joven de ojos dorados y expresión amable le llamó la atención.

—Ha pasado mucho tiempo. ¿Te acuerdas de mí?

—Sí…

Ella sintió que su aura era más cercana a la del juevo Sylvester que cuando lo vio hace dos años en la mansión Flantheim.

Y, ella notó algo más.

He visto una escena similar en el juego…

Estoy segura de que hubo una escena en la que la heroína miró a Su Alteza, Sylvester en este ángulo. Es como si estuviera viendo una pesadilla, pero no puedo evitar notar eso.

—¿Te duele después de todo…?

Sylvester parecía preocupado porque Cordelia se estaba tomando su tiempo para responder.

En realidad, no le dolía tanto. Si sus pies realmente estuvieran adoloridos, seguramente no tendría que quedarse allí mucho más tiempo. Aunque no era completamente honesta, porque había una incomodidad que no podía negar. Sin embargo, Sylvester pareció irritarse un poco por la respuesta de Cordelia.

—Eso no es bueno. Vernoux, llama al médico…

—¡¿Eh?! ¡Está bien!

—Pero…

Eso solo alargaría su visita, y el incidente podría complicarse. Cordelia se apresuró a concluir la conversación y rechazó la oferta. Sin embargo, Sylvester no parecía convencido.

En ese momento, Cordelia escuchó a alguien tosiendo de manera deliberada.

—Ella también lo dijo. Y Su Alteza, su agenda está repleta después de esto. Por favor, concédale el permiso de inmediato.

—Clive, no te apresures. Es una grosería para  ella ya que ha venido hasta aquí, ¿no?

—Pero…

—Está bien desde que cambié mi horario de manera adecuada. Y, estoy más preocupado por Cordelia si está herida.

Clive.

Cuando Cordelia escuchó ese nombre, recordó que lo había escuchado de Cyrus.

¡Si no me equivoco, él estaba investigando a los candidatos a reina, el marqués Eames…! ¿Así que Clay es el joven Clive?

Gafas, pelo largo y un pliegue entre las cejas. Clive, que parecía muy serio, le dio a Cordelia la impresión de ser todo lo contrario a Vernoux. Por la forma en que reprendió a Sylvester, era evidente que no la recibía en absoluto. La discusión con el príncipe, tan ruidosa que se podía escuchar desde el exterior, seguramente se debía a que Sylvester tenía una audiencia con ella.

Solo me miró y ya tiene una mala impresión de mí…, pensó Cordelia. Bueno, incluso siento que me ve como una enemiga, pero eso podría ser conveniente para mí. Si el joven Clive quiere que me vaya rápido, entonces coincide con mi propósito.

En lugar de tener que esperar, sería más fácil que mi deseo se hiciera realidad si creo una situación en la que él tenga que echarme, se decía a sí misma, mientras miraba de frente a Sylvester.

—Me gustaría expresarle mi más sincera gratitud por su preocupación. Sin embargo, aunque soy inmadura, soy de la Casa Pameradia. Tengo miedo de lo que piensen los demás si te molesto con algo así. Puedo visitar al médico yo misma si el dolor no desaparece.

—Pero…

—Si estás tan preocupado, entonces puedo acompañarla a la consulta del médico. Así que, por favor, dale el permiso lo antes posible.

Cordelia apretó el puño por dentro ante la oferta de Clive.

¡Sí! ¡Ahora podría ir a casa!

Aunque Cordelia sabía que su interés era propio, no podía evitar sentir algo de gratitud hacia el joven Vernoux. A pesar de que la situación la dejaba en una mala posición, algo en ella se calmaba mientras una sensación de satisfacción comenzaba a invadirla.

Es fácil ver por qué las damas se sienten atraídas por el príncipe.

Un hombre tan considerado y de comportamiento tan suave solo podía causar una buena impresión. Cordelia no podía evitar desear relacionarse con alguien que actuara con esa caballerosidad, como el príncipe en el juego, si no fuera por el terrible recuerdo que lo acompañaba. Sin embargo, la Cordelia del presente le temía, por lo que prefería evitarlo, sintiendo cómo la incomodidad la envolvía.

Es un sentimiento terrible.

Sabía que, aunque la Cordelia del juego había sufrido las consecuencias de sus propios errores, no debía involucrarse con él.

No sobreviviría a un paso en falso.

No quiero morir. No puedo arriesgarme a involucrarme con él.

Por un lado, no sería un problema si lograba mantener una buena impresión ante él. Por otro, continuarían existiendo quienes dudaran de ella, como el joven Clive, incluso si se distanciaba de él.

Incluso si no hablo con Su Alteza, podría haber quienes piensen que estoy acosando a la heroína por celos. Si eso ocurre, podría poner a los Cydereine, su familia, en mi contra, lo que pondría en peligro a la mía. Además, aquellos que se oponen a la casa Pameradia podrían aprovechar la oportunidad para atacarnos y eliminarnos. La muerte podría ser lo único que logre evitarse, pero no es el resultado que quiero. No debería acercarme al príncipe Sylvester, después de todo…

He comenzado a construir mi propio espacio a través de la biblioteca móvil y las fiestas del té, pero no puedo controlar lo que digan los demás. Es casi imposible acallar por completo los rumores. Aunque no planeo encontrarme con el príncipe a diario, no puedo ignorar que esto podría empeorar

—Por favor, espera un poco… —dijo Sylvester y se dirigió al escritorio del fondo de la habitación. Cogió dos pequeñas cajas de encima de la mesa y volvió a donde estaba Cordelia.

—Aquí tiene. Enhorabuena.

—Lo miraré.

Dentro de la caja había una pequeña placa cuadrada de cristal azul oscuro. En la superficie del cristal, escrito en letras blancas, estaba su permiso para entrar en la Gran Librería.

Esto es… Me pregunto si se trata de una herramienta mágica que funciona como un desbloqueo de seguridad.

La placa estaba sujeta a una larga cadena de plata que podía llevarse al cuello. No quedará bien con los vestidos, pero es útil para los investigadores.

—Por favor, traiga esto cuando entre en la Gran Librería. Tenga cuidado de no perderlo.

—Por supuesto. Muchas gracias.

—Le ha entregado su permiso… Entonces, la despediré.

La voz de Clive sonaba aguda en contraste con la voz tranquila de Sylvester, y de seguro ofendería a una dama, pero esas palabras fueron la salvación para Cordelia.

—Muchas gracias, joven Eames. Siento haberlo molestado

Clive frunció el ceño por un momento al ver a Cordelia, que estaba sonriendo, pero se detuvo de inmediato.

—Te lo dejo a ti, Clive.

—Sí.

—En realidad, quería hablar más contigo… Esto es muy decepcionante —dijo Sylvester, y Cordelia trató con desesperación de evitar que su rostro se pusiera rígido.

—¿Querías hablar conmigo?

—Sí. Por ejemplo… ¿Cómo se te ocurrió el papel comestible? Me interesa el concepto.

De seguro Sylvester estaba alabando a Cordelia. Sin embargo, si solo se recordaban las palabras, entonces sonaría como si fuera una señora rara que quisiera comer papel.

Sin embargo, Cordelia no podía decir que se debía a sus recuerdos de su vida anterior, así que respondió con una sonrisa.

—No es bueno que te contengas y el dolor empeore. Es decepcionante, pero te veré pronto.

—Muchas gracias por su tiempo. Por favor, discúlpeme.

Cordelia hizo una reverencia mientras pensaba, espero que no haya una próxima vez y salió de la habitación con Clive.

Por fin sintió que el peso se le quitaba de los hombros.

Ichigo
No puedo culpar a Clive por estar irritado hacia Vernoux y el príncipe... eso es válido... porque se supone que hay un procedimiento para cosas como la adjudicación... pero es molesto como esta siendo un idiota en un momento inapropiado... bueno... niños... gaaahhh... sigo odiando al trio en este momento (príncipe, vernoux y clay)

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