Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 67: La visita de mi amado

Traducido por Hime

Editado por Sharon


—¡Señor Wilhelm!

—Ah, oye, Carol, espe…

Corrí hacia el salón de entrada.

Esperé y seguí esperando su visita mientras bebía té con Lilia. Y finalmente podría salir con el señor Wilhelm. Mi corazón latía de emoción en ese momento.

Solo que, ¿a dónde me llevaría?

Oh, y por supuesto, el señor Wilhelm estaría en ropa de civil hoy. ¿Qué clase de atuendo podría ser?

Lo siento por Lilia, pero si el señor Wilhelm iba a estar aquí, él sería mi primera prioridad.

—Señor Wilhelm, ha pasado un tiempo.

—Oh, eres tú, Elizabeth. No has cambiado.

—Por Dios, ya pasé a mi primo. Pero ya que es un halago, lo acepto con gusto.

—No, en serio no has cambiado en lo absoluto…

Y allí estaba… El señor Wilhelm.

Cuando llegué al salón de entrada, él y mi madre parecían estar hablando sobre algo. Podría haberme puesto celosa si fuera otra mujer, pero me quedé tranquila porque mi madre no era ninguna extraña. Después de todo, mis padres son muy amorosos entre ellos.

El señor Wilhelm usaba un suéter y unos pantalones casuales. El suéter le cubría hasta el cuello, perfecto para la temporada ya que empezaba a hacer un poco de frío. Se veía fabuloso en su ropa de civil. Por supuesto, también se veía muy galante en su armadura, así que era una maravillosidad similar. Además, el señor Wilhelm en sí mismo es maravilloso.

—¡Señor Wilhelm!

—Hm… Carol.

—¡Me disculpo por hacerlo esperar!

—No, no esperé… tanto…

Apagándose un poco, el señor Wilhelm me miró de manera extraña. Era vergonzoso que me mirara demasiado.

Mi cabello no se despeinó, ¿verdad? Lilia apareció de pronto antes de que pudiera verla en el espejo.

Al mirarme, mi madre pareció confundida por algún motivo.

—Carol

—¿Sí, madre?

—Me gustaría saber por qué estás usando el uniforme. Creo que ordené al sastre cerca de diez prendas hace unos días, si te faltaba ropa.

—Sí, lo hiciste, madre.

No es como que no tuviera ropa. Tengo mis prendas favoritas, faldas, blusas y vestidos para fiestas de día. Y aun así me puse el uniforme, así que a mi madre le pareció raro.

Debería explicar apropiadamente la razón en este momento.

—Madre, parece que a los hombres les gustan los uniformes escolares.

—¿En serio?

—Sí. No sé por qué, pero básicamente les gusta.

—Ya veo. ¿Es así, señor Wilhelm?

—Bueno… me pregunto sobre eso…

Por algún motivo el señor Wilhelm pareció tener dificultades para responderle.

¿Podría ser que al señor Wilhelm no le gustaban los uniformes…? Natalia dijo que a los hombres les gustaban, pero quizás algunos tienen otra opinión.

El señor Wilhelm se aclaró la garganta.

—C-Carol, los uniformes son algo… um… ¿Qué tal si te cambias de ropa?

—¿Podría ser que no le guste?

—N-No, no es el caso. Pero ya dejaste de asistir a la Academia, Carol. El uniforme es usado por alguien que asiste a la escuela. Si lo usas por ahí, la gente podría pensar que aún vas a la escuela.

—Ah… ya veo…

En efecto, era tal como dijo.

Ya había solicitado mi retiro de la Academia. En esas circunstancias, caminar por allí usando un uniforme podría crear malos entendidos.

Tenía un diseño bonito, así que esperaba poder usarlo como ropa casual lo máximo posible, pero al mismo tiempo, estaría diciendo que sigo relacionada con la Academia. Lo que quiere decir, que me arriesgaría a malos entendidos.

¿Entonces no era mejor cambiarme de ropa?

—Entiendo, señor Wilhelm. Lamento hacerte esperar por mí un poco más. Iré a cambiarme de ropa.

—M-Muy bien. Está bien. No me importa esperar.

—Entonces, por favor espera solo un momento.

Bueno, tendría que apurarme y cambiarme de ropa.

Después de todo, usaré uno de mis vestidos favoritos. Si recuerdo bien, debería estar dentro del clóset…

Pero suelo usar vestidos. Quizás sería bueno usar algo diferente hoy.

Tomaría tiempo si me pusiera a escoger algo ahora, ¿no?

Aaaah… ¿por qué no escogí más ropa además de mi uniforme?

—Carol

—¿S-Sí, madre? —me llamó cuando me apresuré a mi habitación.

Como de costumbre, mi agresiva madre apareció de pronto detrás de mí.

—Hiciste tu mejor esfuerzo. Deja que tu madre escoja por tí.

—¡Madre!

Me salvé.

No era una cuestión de no tener prendas para usar, sino que tenía tantas opciones que no podía decidir. Ella seguro escogería algo bonito.

Con eso, volví a mi habitación junto a mi madre.

El señor Wilhelm no debería esperar tanto tiempo. Mi madre de inmediato abrió el clóset y sacó algunas prendas.

—Veamos… Ya que el clima es agradable hoy, prueba esto primero.

—Sí, madre.

El primer conjunto que recibí fue una túnica blanca y un cárdigan rosado. Era la estación fría, así que era el momento ideal para usar ropa extra. Ya que la túnica era larga, no tendría que pensar demasiado qué ponerme abajo.

Me quité el uniforme y me puse la túnica antes que la chaqueta deportiva.

Lucía bonito cuando me miré en el espejo de cuerpo completo. Combinaba con la falda de tablas de mi uniforme.

—Estas son para la parte de abajo.

—Sí, madre.

Lo que mi madre tomó a continuación fue una falda acampanada a cuadros y una enagua blanca.

Primero me puse la enagua y luego la falda encima. Me aseguré de que se viera el bordecito de la enagua.

Oh, se veía lindo.

Como se esperaba de mi madre. Ella pudo combinar rápidamente lo que yo me probaba con tantas dudas.

—Pues bien, no debería haber problemas con esto.

—Muchísimas gracias, madre.

Estoy salvada.

Me retiré aliviada. Si me hubiera dejado por mi cuenta, me hubiera preocupado un buen tiempo.

Pero mi madre sacudió su cabeza, y dobló el uniforme que yo había tomado y lo dejó a un lado.

—Carol.

—¿Sí?

—¿Sería correcto asumir que nunca más usarás este uniforme?

—Bueno… eso creo…

No tenía intenciones de volver a la escuela. Y si el señor wilhelm no era un gran fan de esa idea, entonces no había motivos para seguir usándolo.

Así que negué con la cabeza y mi madre sonrió.

—Ya veo. Entonces tu madre tomará esto prestado.

—Ah… ¿Mi madre haría eso?

—Si, al parecer a los hombres les gustan los uniformes. Se lo enseñaré a Gilliam esta noche.

No dije nada.

Tarareando feliz frente al espejo, mi madre observaba el uniforme mientras lo pegaba a su cuerpo.

Se veía joven, así que podría ser confundida con una estudiante si lo usaba. Incluso podríamos ser vistas como hermanas.

Como sea…

Lo siento, madre, realmente. Pero…

Ya que conozco tu verdadera edad, estoy un poco asqueada.

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