Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 71: Sorpresa

Traducido por Herijo

Editado por Sharon


Mal… Absolutamente mal

El señor Wilhelm no tiene hijos, ni mucho menos nietos. ¿Cómo podría tenerlos?

El malentendido fue causado por la gran diferencia de edad entre nosotros. Claro que lo entiendo, y soy consciente que no es una diferencia comúnmente aceptada.

Pero mi compromiso con él fue reconocido por Su Majestad Galius Flarekista. En otras palabras, fue reconocido por el rey, la máxima autoridad del país, por lo que puedo decir que soy la prometida oficial del señor Wilhelm.

No hay un reconocimiento más importante que ese, pero…

—Podría decirse.

Pero… Pero… Pero… ¡¿Por qué no lo niegas?!

—Ya veo, es una nieta muy hermosa, ¿Qué edad tiene?

—Actualmente… 16, ¿cierto Carol?

No pude responder, las palabras no salieron debido a lo sorprendente de la situación.

Probablemente la luz se haya ido de mis ojos en este momento.

—Oh, cielos… ¿Está nerviosa? Bueno no importa. ¿Se encuentra en su día de descanso, señor Wilhelm?

—Es correcto

—Pasado mañana es el día. Rezo por su éxito en la batalla

—Haré lo mejor que pueda. No planeo malgastar las vidas que el país me ha confiado

—Contamos con usted

No estaba segura de a qué se referían, pero más importante que eso, aceptó que era su nieta… Quiero negarlo, pero no sé cómo.

Cuando observé al señor Wilhelm, me guiñó el ojo, tratando de darme a entender que lo dejara así.

¿Pero por qué? ¿Por qué querría dejarlo así?

—Ahora que lo recuerdo, Edward, Mencionaste haber recibido una propuesta de matrimonio.

—Es correcto. Aún no me reúno con ella, por lo que no podría decirte nada, y tampoco he pedido más detalles.

Los dos se encontraban conversando y riendo amigablemente.

Probablemente esté pensando que no corregiré el mal entendido, ¿no es así?

—En cualquier caso, estaré por los alrededores.

—Claro, nos vemos luego.

—Sí.

Con eso dicho, Edward dio la media vuelta y se fue.

Me quedé junto al señor Wilhelm en silencio viendo su espalda alejarse. Ninguno de los dos trató de entablar una conversación. Era obvio que estaba molesta.

—Señor Wilhelm…

—Realmente lo siento, puedes culparme todo lo que quieras.

Solo dije su nombre, pero se disculpó rápidamente, por lo que perdí la intención de reclamarle más por lo sucedido.

—Vamos, no te molestes Carol.

El señor Wilhelm dejó escapar un pequeño suspiro.

Había comenzado a inflar mis mejillas por el enojo, por lo que es probable que ahora estuvieran tan grandes como las de un sapo. Ya me han dicho antes que no sé perdonar con facilidad.

Si era un malentendido, ¿no era su obligación corregirlo? Y aun así…

—¡Pero señor Wilhelm…!

—En esa situación lo único que podía hacer era estar de acuerdo… Perdóname, pero tengo mis motivos.

Fue el señor Edward quien me confundió con su nieta, pero aun así estaba molesta con él por no negarlo. Realmente estaba sin palabras.

Pensé que me presentaría como su prometida… Creí que ya me había aceptado.

Sin duda soy demasiado joven para serlo. Mis padres se llevan solo diez años y aun así es considerado raro. Una pareja con una diferencia de edad de 46 años es algo nunca visto. Por eso es que dudó en presentarme como su prometida.

Es entendible, de verdad puedo entenderlo. Sin embargo, es diferente si me preguntan si puedo aceptarlo en mi corazón.

—Realmente fue mi error…

—¡Entonces!

El señor Wilhelm se disculpó una y otra vez, pero mi temperamento no mejoraba. Para empezar, no me había explicado sus motivos por los que no pudo presentarme como su prometida. No puedo perdonarlo sin saber la razón.

Sabía que estaba siendo desconsiderada, pero no podía quitarme el sentimiento de que fui rechazada.

—¿Por qué no me presentó como su prometida?

—Hay una razón para eso.

—¿Y cuál sería?

No creo que vaya a mencionar la diferencia de edad, o que no éramos compatibles, Eso quedó superado. Realmente creo que… me quiere. Pensarlo fue algo vergonzoso, pero…

—En algún momento tenía que decírtelo… —suspiró de nuevo.

—¿Eh?

—No había tenido la oportunidad, pero… ¿Recuerdas lo que dije antes? Soy el Capitán de los Caballeros. Tengo la responsabilidad de conservar la paz del país, e ir a la batalla. Si caigo en combate, la familia que deje atrás deberá guardar luto.

—Sí, lo recuerdo.

Ciertamente dijo algo así antes.

No recuerdo las palabras exactas, pero dijo algo como que no veía la necesidad de tener una esposa. Él piensa que no necesita a alguien que le guarde luto.

—Ya soy de una edad avanzada, por lo que estoy pensando en retirarme de la Orden.

—¿Es así?

—Sí. De hecho, ya lo discutí con Víctor y los ejecutivos. La próxima generación no estará preparada si un viejo como yo me mantengo como líder siempre. El lugar del siguiente capitán será confiado a Víctor y Zack será el candidato para la siguiente generación de ejecutivos.

—¡Por dios!

Podía entender cómo es que fueron seleccionados.

Pero eso significa que, si se retira, no habría la posibilidad de que tuviera que marchar a la batalla, por lo que permanecería en casa todo el tiempo.

Y eso significa que podemos estar juntos todo el día.

—Pero… —Sin embargo, el señor Wilhelm puso una expresión seria y se giró para verme—. ¿Estás consciente de la situación actual fuera del país?

—No en detalle…

—En respuesta a la petición del Imperio, el reino de Garland envió soldados a la frontera entre el Imperio y la Unión Trilateral. Por lo que escuché, desplegaron cerca de diez mil soldados comandados por el General más fuerte, el famoso León Rojo, Gottfried Leonhart. De igual forma, se le solicitó a Flarekista que envíe soldados, ya que es un estado vasallo del Imperio, así que debemos obedecer. Debido a que es una operación fuera del país, un General reconocido debe ser despachado para liderarlos en territorio extranjero.

—Eso quiere decir…

El mundo se oscureció ante mis ojos. No sabia mucho del tema, pero Lilia había estado hablándome de las relaciones entre países extranjeros.

En ese momento todo pareció conectar. Se sentía algo raro e incómodo entender todo.

Haber sido invitada por el señor Wilhelm. Su discusión con el Vice Capitán Victor. La sorpresa de padre cuando le comenté de nuestra cita. La forma en que Lilia asintió, entendiendo todo.

Todo eso…

—La persona encargada de dirigir los refuerzos que Flarekista envía a solicitud del imperio… seré yo… Wilhelm Aibringer.

—¡Pero…!

—Las preparaciones están casi completas. Partiremos pasado mañana por el día. A partir de ese momento comenzara mi participación en la guerra.

—Señor…Wilhelm

No paraban de salir grandes gotas de lágrimas.

Partir a la guerra podría significar que no regrese hasta que finalice, y en el peor de los casos… que pierda su vida en el campo de batalla.

Seguramente fue mi imaginación, pero creí escuchar cómo mi normalidad se caía a pedazos

Una respuesta en “Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 71: Sorpresa”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido