La chica que sostiene el anillo – Capítulo 33: Gracia para el ganador, muerte para el perdedor

Traducido por Rencov

Editado por Yusuke


El cuerpo de Cynthia llegó a Bolbo. Desde lejos se podía ver que tan bien había sido fortificada la ciudad. Un foso lleno de agua la rodeaba, así como costales de arena se apilaban para formar una muralla como sustituto. Estas alturas y profundidades se combinaron para obstruir considerablemente cualquier asalto realizado sin los preparativos adecuados. También, se habían erigido torres de vigilancia para observar cada distrito de la ciudad. En apenas poco tiempo, transformaron la ciudad caída en una fortaleza preparada para la batalla con los estandartes de los martillos gemelos ondeando para desmoralizar a cualquier fuerza de ataque.

Está preparada para luchar hasta el final después de todo. 

El cuerpo de Cynthia avanzó cuidadosamente para no ser confundido por un enemigo por los arqueros de la ciudad. Como era de esperar, una campana de advertencia comenzó a sonar tan pronto como fueron vistos por una de las torres, y los hombres de Noel se alinearon a lo largo de los sacos de arena a la vez con arcos apuntando a la fuerza que se acercaba.

Cynthia fue al frente de su tropa con un estandarte de las balanzas de Coimbra, y gritó:

—¡Soy la comandante de mil, Cynthia, del ejército de Coimbra! ¡No soy su enemigo, caballeros, por favor abran la puerta!

Después de un corto tiempo, los hombres bajaron sus arcos aliviados y abrieron la puerta. Cynthia ordenó a sus hombres que esperaran y entró sola. Cinco mil hombres de Bahar esperaban detrás de ella, listos para rodear la posición si demostraba no ser capaz de persuadir a Noel, puesto que parecía que Amil había considerado la posibilidad de que Noel continuara una lucha suicida. Sus órdenes eran mantener su posición sin importar qué.

Cuando Cynthia entró en la ciudad, vio a Noel, quien casi saltó sobre ella con una expresión alegre.

—¡Mucho tiempo sin verte! ¡Estoy feliz de que hayamos podido volver a vernos! Al principio estaba preocupada que no fueras realmente tú, por lo que te apunté con mi arco, así que, lo siento, Cynthia —recitó Noel sus saludos de un tirón.

—Es natural dadas las circunstancias, tenías un motivo… —Cynthia tranquilamente le aseguró—. Me alegro de que también nos hayamos podido encontrar.

—¡Eres tan rígida como siempre! Ni siquiera es un problema ya que soy la persona de más alto rango en la ciudad. ¡Oye, mira, mira! Fui promovida al igual que tú. ¡Ves, soy comandante de mil! ¡Ahora somos lo mismo otra vez!

Noel mostró felizmente tanto su insignia como sus dientes mientras sonreía.

—Es verdad. No pensé que sobresaldríamos tan rápido. Como era de esperar de alguien temido como un demonio… aunque este no es el momento para felicitarnos.

Cynthia habló en un tono pesado, y no podía reír nuevamente. Teniendo en cuenta lo que tenía que decir, ni siquiera podía sonreír, y parecía que Noel lo había captado cuando su propia risa fue reemplazada por una mirada triste en un instante. Kai, Barbas y Riglette también tenían dudas a su lado.

—Oye, había escuchado que Madress había sido rodeada. ¿Fue solo un rumor?

Cynthia no respondió

—¿Te abriste paso para llegar aquí? Eso me hace feliz, sabes. No me han rescatado a menudo.

Noel ofreció una risa seca. Plantando su bident en el suelo, miró a Barbas con una señal para cerrar la puerta, lo más probable para evitar que una debilidad fuera explotada. Una vez más, levantó la mano y los soldados encima de los sacos de arena se alinearon.

—Pensé que lo notarías. Tienes buen ojo después de todo.

—Los soldados que no son tuyos se están escondiendo en otra parte, ¿verdad? Preferiría que fueran refuerzos. Sería pan comido volver a Madress si trajiste suficientes hombres, si podemos llegar a Madress, claro.

Cynthia decidió que era mejor no mentir. Si ella hiciera algo más, podría ser fácilmente percibido como una ruptura de las negociaciones por parte de las fuerzas de Bahar.

—Voy a decirlo claramente, Noel. No he venido aquí para rescatarte. Estoy aquí para insistir en tu rendición.

Sus palabras estremecieron a todos los hombres presentes. Dada a la moral alta, muchos de ellos parecían insatisfechos, y no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran los abucheos y las burlas. Obviamente, ninguno de ellos eran del tipo que se rendía. Ningún hombre interesado en la rendición se habría escondido en esa fortaleza. Había habido muchas oportunidades para correr durante su construcción. Noel levantó una mano para calmar a sus furiosos subordinados, y dio un paso firme hacia adelante con su martillo de guerra favorito en la cintura y su bident en el suelo. Cynthia se preparó para lo imposible. Ella no creía que sucedería, pero todavía no tenía intención de morir. Eso solo los condenaría a todos.

—Ajaja, a veces también haces bromas, ¿eh Cynthia? Esa es la primera que te escucho hacer desde que nos conocemos.

—Odio decirlo… pero esto no es una broma. El virrey ha decidido rendirse, y fui elegida como el mensajero para convencerte de que dejaras de luchar.

Noel pisoteó el suelo indignada ante el tono amonestador de Cynthia.

—¿Rendirse? Nunca me rendiré.

—Noel…

—Odio la rendición. Odiaría morir sin pelear. He decidido que lucharé hasta el final con todos aquí.

—¡Así es! ¡Somos el cuerpo de Noel hasta la muerte!

—Si Pops y la capitana aguantan, ¡esos Baharanses no son nada!

—¡El Bloque de la Hormiga Blanca puede luchar en estas minas durante años!

—¡No solo somos el Bloque de la Hormiga Blanca, también les mostraremos el poder del ejército de Coimbra!

Los hombres clamaron después de escuchar las palabras de Noel.

—¿Ves? Todos están llenos de energía, así que está bien. Deberías pelear con nosotros, Cynthia. Primero tenemos que romper el cerco, y luego tenemos que rescatar al virrey y al joven señor. Luego esperaremos en las minas por una buena oportunidad. Si seguimos luchando hasta que emitan un sonido, eventualmente ganaremos.

Noel estaba discutiendo tácticas, pero era dudoso sobre si ella creía o no que podía hacerlas. Su rostro claramente carecía de confianza, pero no iba a aceptar la derrota. Aun si no pudiera romper el cerco, podría salir al campo y causarle un gran dolor a Bahar con una campaña de guerrilla. Con el objetivo de los puestos avanzados débiles, serían una banda de demonios. La prueba de que podían hacerlo estaba en las innumerables ciudades que ya habían conquistado.

—Las puertas de Madress ya se han abierto, y el ejército de Coimbra ha dejado las armas. Coimbra ya está bajo el control de Bahar. El virrey ha decidido soportar toda la vergüenza y aceptar su muerte para salvar a la gente, a sus soldados y, sobre todo, a su esposa e hijo.

—¿Por qué no lucha hasta el final? ¡Él podría comprar más de un año en Madress! ¡Y seguimos luchando!

—¡Él quiere minimizar las bajas! ¿Lo entiendes? Si te resistes más, la decisión del virrey perderá validez. ¡Sus promesas serán desechadas, y su esposa e hijo perderán la vida!

Noel habló amargamente ahora:

—¿Por qué? ¡¿Por qué sería mi culpa?! No quiero ¡No me rendiré, no moriré sin resistencia!

Era infantil, pero era en gran medida su estilo. Ella no había perdido. No había perdido, pero tenía que rendirse. Lo agonizó en el fondo de su interior.

—Uno de los términos del acuerdo es perdonarle la vida a los soldados coimbranos. No te matarán.

Noel murmuró suplicante:

—No confío en ellos. Más importante, vamos, peleemos juntas. Ganaremos de seguro. Tengo un arma asombrosa. Si la usamos bien, podemos freír a todos los soldados baharanses. Luego salvaremos al joven señor, trabajaremos duro y nos convertiremos en los próximos mayores generales.

Al ver su frágil estado, el corazón de Cynthia se tambaleó por un momento. Ella misma todavía no había aceptado el acuerdo, pero no se pudo evitar. Nadie se volvería feliz si lucharan más. Tenían que respetar los últimos deseos del virrey y permitir que su esposa e hijo sobrevivieran.

—Lo siento, pero no puedo hacer eso. Respetaré la decisión del virrey. Madress ya ha abierto sus puertas, así que no hay otra manera. También debes cumplir con tus órdenes. ¡Arroja tus armas y abre las puertas!

—No. Y no es una broma. No importa lo que digas, Cynthia, nunca seguiré ese tipo de orden.

—Ya veo… entonces no se puede evitar. ¡Te decapitaré aquí!

Cynthia desenvainó su espada al igual que los soldados que la rodeaban. Noel todavía no se había preparado, se sintió sorprendida sin comprender.

—Todavía eres mi amiga, ¿verdad, Cynthia? ¿Somos amigas, verdad?

—Eres mi compañera y mi mejor amiga. Por lo menos, creo que eres irremplazable.

Ella dijo la verdad sin equívocos. Ellas no tenían mucho tiempo conociéndose, pero no había otra persona con la que ella fuera tan cercana en el mundo. Noel perdería el tiempo y Cynthia la reprendería. En algún momento ella había comenzado a disfrutar el tiempo que pasaron juntas, y realmente no quería apuntar su espada hacia ella.

—Pero soy un caballero de Coimbra. Si no obedeces pase lo que pase, entonces debo matarte. Me convertiré en un demonio para proteger a la gente.

—Los a-amigos no se matan entre sí. Quiero decir, somos amigas, así que… así que, apuntar tu espada hacia mí, no… ¡no está bien!

Noel levantó su martillo de guerra con manos temblorosas.

—¿P-Por qué no nos calmamos y hablamos, Cynthia? ¡No tienes por qué pelear contra la capitana! ¡Eso es estupido!

Cynthia frunció el ceño a Barbas mientras intervenía entre ellas.

—Lo siento, pero no tenemos tiempo para eso. El ejército de Bahar está observando las negociaciones desde las afueras de la ciudad. Si no regreso pronto, lanzarán un asalto total.

—Si… si realmente dijera que eso no iba a pasar, ¿realmente me matarías, Cynthia? Entonces, ¡¿cómo puedes llamarme tu mejor amiga?! ¡¡No es justo!!”

—Una vez que te mate… te seguiré. No puedo dejar que mi amiga muera sola. Por otro lado, si me matas, no se podría evitar. Ambos habríamos estado simplemente actuando según nuestras convicciones sin mala voluntad.

—E-Eso es…

La cara de Noel se retorció de desesperación, sus ojos se oscurecieron y el martillo de guerra en su mano comenzó a temblar violentamente.

—Noel, este es el final. ¡Tira tu espada y ríndete!

El ceño fruncido de Cynthia se volvió hacia Noel. Ella estaba renunciando a una muerte por primera vez. Su temblorosa figura estaba llena de aberturas y el aura intimidante habitual no se veía por ninguna parte, y Cynthia sabía que tenía una oportunidad para matarla. Ella habría sido capaz de asestar un golpe mortal antes de que los soldados de los alrededores pudieran intervenir.

—Aaahh…

La mirada de Noel vagó, un suspiro de dolor escapó de sus labios y, sin poder, colapsó.

—Eres realmente injusta, Cynthia.

—Lo sé… Fue lo único que pude hacer para detenerte.

—Si te hubiera matado, y luego el joven señor fuera ejecutado, habría violado dos promesas al mismo tiempo. No podría hacer eso, ¿cómo podría? ¡Eso… eso no es justo!

—Lo siento.

—¡Uhhhh, uwwwaaaaaa!

Sin fuerzas mientras estaba arrodillada, Noel comenzó a llorar como un niño con su cuerpo temblando. Algo no estaba bien; algo estaba mal, pero Noel no sabía qué. Ella lo había dado todo, de hecho todo lo que estaba a su alcance; a pesar de cómo se reían de ella, a pesar de cómo estaban enojados con ella, a pesar de cómo la despreciaban; ella había puesto toda su sangre, sudor y lágrimas para lograr la victoria. Después de todo lo que había hecho, lo que quedaba era esto: la sensación en su alma de que el mundo era injusto. Era injusto, pero el dolor seguía siendo dolor, y el pesar seguía siendo pesar, y con eso en mente, sus lágrimas no tenían fin.

—De nuevo… ¿llueve?

Cynthia sintió agua fría tocar su mejilla cuando aceptó la espada. El golpeteo de las gotas de lluvia hizo eco por todas partes, aumentando en un abrir y cerrar de ojos. Barbas, Kai y los otros soldados miraron hacia el cielo en medio del aguacero, y Riglette desvió la mirada con frustración. En cuanto a Noel, continuaba llorando a gritos como si estuviera pidiendo perdón mientras estaba arrodillada. Cynthia puso su capa coimbrana sobre Noel, y no pudo hacer más que acariciar suavemente su cabello rojo y empapado.

♦ ♦ ♦

Cynthia personalmente llevó las noticias de la rendición del demonio a la fuerza de Bahar. Ella les dijo que necesitaba dos horas para prepararse, a lo que el comandante baharanse aceptó con renuencia. El cuerpo de Noel envió un estandarte de los martillos gemelos como señal de rendición. Como era muy apreciado tanto por la comandante como por sus hombres, fue la desgracia máxima entregarlo al enemigo. Sabiendo eso, el comandante baharense pudo dejar a un lado su desconfianza durante dos horas.

Noel convocó a Barbas y Kai después de calmarse un poco, tenía la intención de hacerlos escapar después de que la lluvia cesase. Como gembita, Kai no quería ser capturado, y Barbas había sido un insurgente desde el principio. Pero aun así, los dos se arriesgaron a la muerte en la captura. Se alinearon, preparados para ir con ella hasta el final. Noel no estaba contenta con eso y los convenció que desistieran, al final Kai dijo:

—¿Recuerdas esa promesa?

—Sí. Sobre ir a Gemb a jugar. Haré todo lo posible para asegurarme de que eso suceda.

—Es bueno que lo recuerdes. Rezo por tu seguridad.

Kai condujo a sus hombres por la puerta Norte, y Barbas decidió llevar a sus hombres a esconderse en la cordillera de Bolk. Noel le dio a Barbas su bident favorito justo antes de que se fuera.

—Oye, ¿puedes quedarte con esto?

—¿Pó qué me lo das? Tendré que rechazá cortésmente si es solo un recuerdo, ya que vas a volvé con vía.

—Es un recordatorio de que nos volveremos a ver. Todavía puedo luchar incluso sin él, así que…

—Aun si dices eso, capitana, no pueo hacerlo. Si alguien más lo sostiene, probablemente se quemará.

—¡Está bien, está bien! ¡Probablemente estará bien esta vez!

Noel se lo puso en sus manos a la fuerza. Él se preparó para el calor, pero no sintió nada, logrando tocarlo a pesar de que era un arma maldita que quemaba a cualquiera que no fuera Noel. Sin embargo, era tan inusualmente pesado que no pensó que alguna vez podría usarlo.

—Es pesao. No creo que puea usarlo después de tó.

—Ajaja, puede ser difícil, pero haz lo mejor que puedas. Además, si muero…

—¡¡Capitana!!

—Esto es solo un si. Si muero, tíralo al mar. Sería un problema si no lo haces. Estoy segura de que nos volveremos a ver.

Ella le dio unas palmadas bien pesadas a Barbas en el hombro.

♦ ♦ ♦

Llevada a Madress casi como un criminal con los pies encadenados y las manos atadas con una soga resistente, Noel se encontró con Amil. Él estaba sentado en lo que una vez fue el trono de Grohl. Amil, Mills y los otros comandantes de Bahar estaban alineados, seguidos por los traidores coimbranos, Wilm, Leue, Gaddis, ahora con una pierna artificial, y el resto.

—¡Hemos capturado a Noel Bosheit!

—Bien hecho.

Los guardias la empujaron con fuerza hacia adelante con sus lanzas. Su temible reputación se había extendido bien entre los soldados baharanses, y los cuentos del purgatorio de Carness fueron suficientes para hacer que los hombres de menor rango temblaran de miedo, por lo tanto, se agruparon más de lo necesario en caso de que tuvieran que defenderse.

—¿Entonces eres a la que temen como el demonio? Me has causado muchos problemas, pero por lo que puedo ver, eres solo una chica. Falid, ¿estás seguro de que no hay error?

—Sin errores, señor. Ella tiene una tremenda habilidad, suficiente para lidiar fácilmente con la Caballería del Sol Negro. Ella sobrevivió a mi lanza.

—Mmmm, ¿entonces ella realmente mató a todos esos soldados baharenses y lores coimbranos? Si es así, el crimen es digno de muerte.

Amil la miró con gran interés. Ella estaba parada de pie, atada, con una cara inexpresiva que no traicionó ninguna emoción. No había signos de miedo o indicios de que rogaría por su vida, estaba simplemente arrodillada en silencio con los ojos bajos. Pero su cabello rojo fuego mostraba sus verdaderos pensamientos.

—¿Pero no podrían ser perdonados tus pecados si trabajas para mí? Te concederé el puesto de comandante de mil y algunas tierras en Coimbra.

Sus palabras sorprendieron a Wilm y a Gaddis porque ella realmente había cometido crímenes dignos de la pena capital.

—¡Por favor espere! No podemos confiar en ella. Ella es un monstruo que no podemos predecir. Creo que debe ser tratada ahora para arrancar las semillas del mal.

—Estoy… estoy de acuerdo con Wilm. No podemos hacer uso de una persona diabólica. ¡Eso sería obvio si hubiera visto a Carness! ¡El demonio debe ser tratado con dureza para apaciguar a las almas de los muertos!

Los comandantes de Bahar se encontraron sonriendo irónicamente ante las declaraciones de Wilm y Gaddis. Al final del día, los traidores eran traidores. Ellos sentían mucha más simpatía por la lucha de Noel hasta el final que por esos dos hombres deshonorables. Ella había matado a muchos de sus compañeros, pero ese era el camino de la guerra. Aunque sabían que debían temerle, sintieron simpatía cuando vieron su lamentable estado.

—¿Qué le parece extraño? ¿He dicho algo mal?

—Jajaja… Mis disculpas. No pude evitarlo, ya que no puedo confiar en ustedes, traidores. Simplemente no pude contenerme.

—Jeje, hace que uno quiera reír. ¿Cuánto durará su parloteo?

Los rostros de Wilm y Gaddis se pusieron rojos con el fuerte abuso de los oficiales de Bahar.

—¡S-Silencio! ¡Estuvimos justificados! ¡Mi deber es ante todo al emperador, incluido el virrey! ¡No aceptaré ninguna insolencia!

—Jajaja, nosotros los baharenses no nos encogeremos ante tales amenazas.

—¡Oh, qué leal de ustedes, coimbranos! ¡Deberían aprender una cosa o dos de nuestra galante sir Noel! ¡Si desean suicidarse, me aseguraré de echarles una mano!

—¡No se burlen del Ejército, coimbranos bastardos!

Un torrente de insultos surgió en respuesta. Algunos de los baharenses incluso pusieron sus manos sobre sus sables dado que las relaciones siempre habían sido malas entre las dos provincias. Sin embargo, por ahora eran aliados, y eso no podía cambiarse rápidamente. Amil levantó una mano para evitar que la situación se volviera crítica.

—Que desagradable. ¿No puede ninguno de ustedes mantener la calma? Todos servimos al Imperio Horsheido, por lo que no deberíamos discutir más de lo necesario para resolver una disputa. ¿Verdad?

—Sí señor. ¡Le pido disculpas!

—Yo, me disculpo humildemente.

El tumulto disminuyó hasta silenciarse. Si lo desafiaran ahora, perderían la gloria que habían alcanzado recientemente. Los generales de ambos lados cerraron la boca y guardaron sus rencores. Amil le dio una señal a Falid con una mirada, y comenzó a dar pasos firmes.

Él se incó con una rodilla frente a Noel y le hizo una cortés invitación:

—Sir Noel, lord Amil se ha llevado la gloria esta vez. Como lo ha hecho, ahora puede llevar a mucha gente a la felicidad. ¿No nos prestará su destreza militar para la causa? De lo que he visto, él es un hombre que recompensará a cualquiera por los buenos servicios prestados.

Aunque ella había perdido contra él en una pelea, tenía una habilidad que superaba a Rebecca. Solo en fuerza ellos eran probablemente iguales, pero ella claramente tenía una capacidad de liderazgo superior. Era de la clase de persona que Amil deseaba. Más importante aún, ese memorable cabello rojo había encendido una chispa en el corazón de Falid, o eso pensó. La expresión que había hecho era sin lugar a dudas de una de las chicas que deberían haber muerto en la Operación Amanecer: Número 13.

—Lo siento, pero debo declinar. Ya le he prometido mis servicios a lord Elgar, y no puedo violar mi palabra.

Amil asintió ante su respuesta tranquila pero clara. Falid no vio ninguna razón para que ella muriera sin sentido aquí, la agarró del hombro para tratar de persuadirla una vez más:

—Por favor, considéralo con cuidado. Nada bueno saldrá de permanecer obstinada.

—Debo declinar.

Amil interrumpió a Falid antes de que pudiera intentar cualquier argumento adicional:

—Es como dices, las promesas son algo que deben protegerse, incluso hasta el punto de intentar lo irrazonable, pero no podemos simplemente ignorar tus crímenes.

—¡La pena capital debería ser suficiente! ¡Ella debería ser ejecutada aquí mismo! ¡No podemos dejar las raíces para una futura calamidad!

—Sir Wilm —refutó Falid con una mirada hostil—. Lord Amil ha prometido proteger la vida de todos los soldados de lord Grohl. ¿Irá en contra de su decisión?

Wilm fue abrumado por un momento.

—¡Pero, ella es indudablemente la demonio! ¡Liberarla solo será una irresponsabilidad! ¡Esto.. estoy seguro de que lo entiende!

Como futuro gobernante de Coimbra, Wilm quería asegurarse de evitar que se crearan futuros enemigos. Noel probablemente le guardaba rencor ya que la había atacado desde el principio. Con eso en mente, tenía que matarla.

Entendiendo el sentimiento, Mills hizo una propuesta propia, puesto que parecía que Noel demostraría ser interesante en los días venideros:

—Entiendo su posición, lord Wilm, pero Amil algún día alcanzará el asiento más alto. No creo que sea prudente tratar las promesas como trozos de papel antes que él lo haga.

—Sir Mills, antes del futuro, el presente debe ser…

Amil detuvo la objeción de Wilm con un gesto. No había más personas a las que temer en Coimbra. La única fuente de problemas futuros, Grohl, había sido aplastada, y Amil estaba en camino a ascender al trono. No había razón para eliminar peones útiles. Él era joven y tenía mucho tiempo, así que no había razón para apresurarse.

—La opinión de Mills está justificada. No veo ningún mérito en manchar innecesariamente mi propio nombre, por el contrario, debería demostrar mi perdón.

—Aun así no podemos ignorar sus crímenes. Fuejehe, ¿cómo le suena el destierro? Enviemos al demonio a una isla hasta que se reforme. Para que la vigilen.

—Destierro, ¿verdad? Eso evitaría que ella hiciera algo irracional.

—Sí, y si mantiene su palabra, incluso para el temido demonio, solo servirá para difundir aún más el conocimiento de su magnanimidad.

Una vez que Amil pensó en la propuesta de Mills y la digirió por completo, pudo ver que los oficiales de Bahar también pensaban que era una solución válida. Personalmente no sintió una amenaza real por parte de Noel, pero no quería enfurecer aún más a los traidores Wilm y Gaddis.

Y de esa manera, la vida de Noel fue perdonada. Amil decidió dejarla vivir como parte de su intención de hacer uso de hombres capaces. Fue de esa forma cómo había reunido a tantos hombres talentosos, y cómo continuaría reuniendo más. Era importante mostrarle a la gente su tolerancia.

—Sí, eso parece ser lo mejor. Noel, hay una pequeña isla al suroeste de Coimbra conocida como Willa. Debes ir allí y rezar en arrepentimiento al Dios Sol. Una vez que creamos que has expiado tus pecados, te haré la misma pregunta otra vez. Recuerda que quiero tu fuerza. Te prometo un trato justo.

Noel lo aceptó sin objeciones, y solo dijo que lo entendía.

♦ ♦ ♦

Al ver que Noel iba a ser llevada a prisión una vez más, Rebecca hizo una expresión irritada. Algunos miembros de la Caballería del Sol Negro estaban con ella. Forzaron a un lado a los guardias del palacio y le dio un puñetazo en el abdomen a Noel, caída por el golpe, la rodearon y comenzaron a darle fuertes patadas con una lluvia insultos sobre ella. Los guardias no hicieron ningún movimiento para detenerlos. Ella era la segunda al mando del orgullo y alegría de Bahar, la Caballería del Sol Negro, por lo que sabían que no podían hacer nada para detenerla. Rebecca agarró a Noel por el pelo y la levantó amenazadoramente.

—Eh, perra. ¿Andas meneando tu cola ahora que lord Amil te salvó tu puta vida? ¡A pesar de que mataste a tantos de mis hermanos, maldita! ¡Muéstrame tus convicciones muriendo aquí! ¡¡Muere, solo muere!!

Noel no respondió ante sus insultos y provocaciones, solo guardó silencio.

—¿Esta puta perra no tiene palabras? ¿No puedes hablar, maldita? ¿Deberíamos seguir pateándote hasta que quieras hablar? ¡¿Aaah?!

La golpearon sin contenerse en la sien, y ella solo los enfureció más al permanecer callada. Rebecca no pudo ocultar su ira y levantó la cara de Noel una vez más para golpearla con el puño. Cuando se derrumbó contra el suelo, le patearon la cabeza con todas sus fuerzas una y otra y otra vez.

—Rebecca, señora, ella va a morir si seguimos así, pero eso no es un problema, ¿verdad?

La Caballería del Sol Negro buscó la confirmación final, y las comisuras de la boca de Rebecca se torcieron.

—¿Qué? Si solo decimos que ella estaba huyendo, nadie se quejará. Vamos a matar a la maldita ahora mismo. Jeje, ¡Le daremos tu malnacido cadáver a los perros! ¡Incluso no dejarán los huesos!

Rebecca tomó su espada, y justo cuando lo iba a hacer, una voz sonó detrás de ella para contenerla. Era tranquila, pero claramente estaba enojada.

—¿Qué estás haciendo exactamente? ¿Creí que te había ordenado patrullar el perímetro del castillo? ¿Hay alguna emergencia?

—¡¿Lord Falid?!

—E-Esto, esto es…

Rebecca cortó las confusas respuestas de la Caballería del Sol Negro cuando dio un paso adelante:

—¡No es eso, hermano! ¡Pensé en borrar el lamento de nuestros hermanos caídos! ¡Cómo si pudiéramos dejarla en paz sin vengarnos! En primer lugar, ¿por qué no dejas que los pelagatos se ocupen de ese trabajo trivial?

—Madress acaba de caer y las chispas de la rebelión aún no se han extinguido. Es por eso que ordené a la élite Caballería del Sol Negro que patrullara. ¿Estás diciendo que la protección de nuestro lord Amil es trivial?

—¡L-La acabaremos y volveremos a ello! ¿¡Eso está bien!?

—Lord Amil ha garantizado la vida de cada soldado coimbrano. ¿Estás diciendo que deseas violar esto?

Incapaz de controlar sus emociones, Falid recibió la confirmación dos veces. Rebecca todavía le temía, pero la ira y el deseo de vengarse la habían superado en su extremidad.

—Entonces, ¡¿la vas a perdonar?!

—Por el pecado de desobedecer mis órdenes… y por el delito de ir en contra del decreto de lord Amil, se debe emitir la pena de muerte. De verdad lo siento.

—¿H-Hermano?

Falid sacó una daga de su capa y la arrojó a los pies de Rebecca.

—Ahí, sigue adelante y muere. Date prisa y mátate. Ya dije esto antes, pero no necesitamos personas que no puedan seguir las órdenes. La Caballería del Sol Negro está siendo desperdiciada por todos ustedes.

—E-Eso es…

—No hay necesidad de hablar. Solo mátate.

—¡Lo siento! ¡¡No quiero morir por algo como esto!!

—¿Entonces?

—Ughhhh, yo, ¡estaba equivocada! No lo volveré a hacer, ¡así que perdóname! ¡Lo siento, de verdad!

—Está bien siempre que lo entiendas, pero la próxima vez que esto suceda, te mataré. Se ha decidido que sir Noel será exiliada a la isla Willa. ¡No es necesario levantar una mano contra ella! Si lo han entendido, ¡vuelvan a sus deberes de inmediato!

La Caballería del Sol Negro tembló como perros asustados ante la dura reprimenda de Falid.

—S-Sí señor!

—¡L-Lo entiendo! ¡No me voy a matar! ¡¡Nunca lo haré!!

Con esas últimas palabras, Rebecca y los soldados de la Caballería del Sol Negro se dieron la media vuelta y corrieron. Recuperando su daga, Falid se disculpó con Noel y la ayudó a levantarse. Los golpes habían sido bastante duros, pero no parecían haber sido mucho para ella, solo había moretones en su rostro, y un poco de sangre que brotaba de su labio que Falid limpió con su pañuelo. Tal vez, había una posibilidad de que algunos huesos se hubieran roto.

—¿Estás bien? Si necesitas atención médica, podemos llamarla de inmediato.

—Estoy bien.

—En verdad lo siento. Rebecca no es una chica mala, pero se enoja con demasiada facilidad. Bueno, no se puede evitar que haya resultado así.

Noel levantó la cara ante las palabras sentimentales de Falid.

—¿Es así?

—¿Puedo preguntar solo una cosa? ¿Alguna vez has oído hablar de la Operación Amanecer?

—Operación… amanecer…

—Fue una operación que terminó en tragedia en una iglesia del Sol en la capital imperial. Pensé que podrías saber de ella.

Noel reflexionó sobre su pregunta genuina por un momento, y simplemente respondió que no la conocía.

—Ya… veo. Perdón por preguntarte cosas extrañas, solo existe la posibilidad de que la hayas olvidado. Si recuerdas algo, me gustaría que me lo hicieras saber.

Falid sonrió y Noel inclinó la cabeza con misterio.

—Volviendo a lo que estábamos hablando antes, sé que lord Amil seguramente nos llevará a todos a la felicidad. Eso es lo que creo. Una vez que te hayas calmado en la isla Willa, ¿por qué no lo piensas más? Estoy seguro de que te darás cuenta de que tomar la espada por lord Amil es la decisión correcta.

—Sí, lo entiendo. Algún día tomaré mi espada por lord Amil. Lo prometo.

—¿De verdad? Sí, lo estoy deseando. No puedo esperar el día en que podamos luchar juntos. Asegurémonos de hablar más cuando llegue el momento.

—Sí, nos vemos entonces.

Noel sonrió mientras hablaba y comenzó a caminar lentamente mientras los guardias se la llevaban. Después de despedirlos, los pensamientos de Falid se volvieron hacia la chica por la que una vez tuvo sentimientos especiales. Ella era Número 13 después de todo, y él estaba muy contento de que hubo sobrevivido porque había pensado que todos los demás habían muerto.

Pero dijiste que no sabías. ¿Te has olvidado o estás fingiendo ignorancia? De cualquier manera, todavía estás aquí, y nada puede cambiar eso. Sí, tengo muchas ganas de pelear lado a lado.

Por un momento, Falid dejó caer la máscara de Caballero del Sol Negro y sonrió tan inocentemente como un niño.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, el ex virrey de Coimbra, hijo del emperador Befnam, Grohl Wardka fue condenado a muerte. La escena de la declaración de sus crímenes se desarrolló con Grohl pidiendo clemencia, arrodillándose ante Amil. La ejecución tendría lugar más tarde ese día, y habían preparado una guillotina en la plaza principal de Madress. Un simple abucheo encendió un gran coro de gritos por su muerte.

—Entonces, ¿esto es lo que pago por mi incompetencia? Elgar, Sarah, por favor perdónenme, y Noel… estoy verdaderamente…

Luego de que Grohl terminó de murmurar, la hoja reluciente cayó con un ruido sordo y su cabeza saltó al cubo que la esperaba. El verdugo levantó la cabeza que aún goteaba con sangre, empujándola al cielo como una señal de que Amil había ganado la guerra de sucesión. La muchedumbre estalló en un estruendoso aplauso al ver su acto, y fueron más allá de insultar a los lores que eran más cercanos a Grohl arrojándoles piedras a aquellos que no habían podido detener el declive de la provincia. Fue un final patético para el hombre que una vez había sido el más cercano al trono. Su esposa Sarah, aunque perdonada, quedó en coma mientras su marido moría, y falleció sin darse cuenta. Tal vez fue una pequeña misericordia para ella, pero Elgar se quedó atrás, bajo arresto domiciliario en una pequeña ciudad del norte y despojado de su nombre Wardka, obligado a tomar el apellido de su madre: Ludwig.

—Ahora sé que quiero vivir mi vida para expiar los graves pecados de mi padre, y juro una vez más ser un leal servidor de Su Majestad el emperador.

Después de que el joven Elgar vio la muerte de su padre, se arrodilló cortésmente ante Amil. Incluso los traidores Wilm y Gaddis se disculparon por los crímenes de su padre y admirablemente afirmaron que trabajarían y se esforzarían por el bien de Coimbra. Elgar escondió la espada del odio y la venganza en lo profundo de su corazón que hervía con los fuegos del infierno. Sabía que algún día tendría que hacerles pagar por lo que habían hecho, ellos que se habían reído de la muerte de su padre, ellos que habían incitado a su padre.

♦ ♦ ♦

Aquellos que verían a Noel irse esperaban en el puerto de Madress el día en que ella partiría para su exilio. Cynthia se sentía agotada, Elgar se sentía melancólico y el cuerpo de Noel estaba parado con ropa de civil.

—No podemos hablar mucho ahora, Noel. Para ser honesta, apenas puedo mirarte… un día, cuando regreses, aceptaré toda la responsabilidad. Hasta entonces, viviré avergonzada, así que asegúrate de volver.

Cynthia rechazó las ofertas de Wilm y decidió servir a Elgar. Días difíciles aguardaban, pero era lo único que pensó que podía hacer.

—No tienes que estar tan deprimida. Ya no estoy enojada, mira, estás frente al joven señor, ¡así que tienes que animarte!

Cynthia permaneció impasible ante los chistes de Noel. Decidiendo que no tenía remedio, Noel volvió su atención a Elgar.

—Oye, lo siento, no pude ayudar a tu papá. Aunque hice lo mejor que pude.

—Para nada, Noel. Lo hiciste muy bien… mi padre se disculpaba antes de su ejecución. Él quería creer en ti al final, al menos. Nunca lo había visto tan triste antes. Lo último que me dijo antes de morir fue que me asegurara de que pueda ver las verdaderas intenciones de las personas.

Noel fingió abrazarlo con consuelo y le susurró al oído de tal manera que pareciera una despedida querida. Ella no quería que los soldados baharanses cercanos la escucharan.

—Está bien dar lo que tenemos. ¿No? Quiero decir, todavía estamos vivos para hacerlo.

—N-Noel, qué… qué estás…

Ella sonrió al Elgar ahora rojo remolacha.

—Definitivamente voy a volver. Hasta entonces, asegúrate de mantener esa promesa. Estará bien, no es una derrota siempre que estemos vivos.

—Entendido. Voy a entrenar duro mientras espero, así que asegúrate de que realmente vuelvas.

Noel tristemente, pero alegremente se despidió:

—Sí. Bueno, ya es la hora de que parta. Cuida del joven señor, Cynthia. ¡Vivan bien hasta que regrese!

Con el ceño ligeramente fruncido, Cynthia simplemente murmuró que lo haría cuando Noel abordó el barco baharense. Sus tobillos estaban encadenados, pero sus manos estaban libres. Así que las agitó enérgicamente a todos los que la estaban despidiendo y observó al cuerpo de Noel comenzar a reunirse en formación.

—¡Cuerpo de Noel! ¡¡Saluden!! ¡¡Esperaremos hasta su regreso!!

—¡No se preocupe, capitana! ¡¡La esperamos!!

—Cuerpo de Noel, avancen! ¡¡Banda, comience!!

En el momento en que la nave partió, desvelaron sus cornetas y tambores pequeños y ocultos para comenzar una ejecución musical que era tan fuerte y animada como si Noel partiera hacia el frente. Cuando fueron descubiertos por los soldados baharanses cercanos, comenzaron a ser empujados ordenándoles que pararan. Noel observó a sus entretenidos y muy graciosos compañeros hasta perderlos de vista.

Una vez que estuvieron completamente fuera de la vista, Noel se encontró sola en la cubierta. Todos los soldados baharanses sabían que era conocida como la demonio y no querían acercarse más a ella de lo que tenían que hacerlo. Naturalmente, ella no tenía compañeros de conversación. Todo lo que podía escuchar eran las canciones de las aves marinas. Podía oler el aire del mar, pero su estado de ánimo no era muy bueno.

—Haaah, sola otra vez, ¿eh? Es un poco aburrido. Me siento sola después de todo.

Incluso si ella estaba con gente, no tener a nadie con quien hablar o jugar era aburrido. Noel dio un suspiro abatido.

—Eso es muy malo. Parece que se interpondrá en el camino.

Asomándose sobre donde yacía Noel había un rostro descontento que ella conocía. Chasqueando la lengua con una expresión desagradable, el largo cabello negro de Riglette revoloteó con la brisa. Ella llevaba el uniforme de la policía militar de Coimbra.

—Oh, ¿entonces estabas aquí, Riglette? Pensé que nadie me hablaría porque me odian aquí.

—Así que me saludas con eso. Está bien, después de todo, de verdad eres odiada.

—Estás vestida como un policía militar.

—Me dijeron que lo hiciera. Mi trabajo es observarte.

Riglette resopló. Levantándose, Noel la miró asombrada.

—Te acompaño en tu glorioso exilio en la isla. Ese hombre fue capaz de… deshacerse de una molestia. Desafortunadamente, si no obedecía, me habría matado. Él desconfía de mí por una buena razón.

—Entonces así es como es.

—Sí.

Riglette fue cortante. Noel estaba sola en su partida, pero Riglette probablemente también había querido venir.

Sintiéndose un poco mejor, Noel se volvió hacia Riglette.

—Ah, por cierto, ¿cómo es la isla Willa?

—Mi investigación sugiere que, aparte de la mansión en la isla, es solo un simple pueblo de pescadores. Hay una iglesia histórica, así que allí es donde reflexionarás sobre lo que debes. En resumen, es un lugar de mierda y sin sentido para mí.

—Eso es muy malo.

—Muy malo de hecho. Bueno, tengo que asegurarme de que eres tan buena como muerta. Sería una molestia si de repente te mueres por tu cuenta, así que trata de contenerte.

—¡De acuerdo!

Noel respondió enérgicamente y comenzó a buscar en su gran bolsa de equipaje. Se le había prohibido traer armas u objetos peligrosos, pero había recibido permiso para traer todo lo demás. A lo largo del viaje estaban todos los tesoros que había comprado en Madress, un tablero de juego, algunos juguetes, su trompeta y el martillo de guerra que había escondido secretamente entre las diferentes cajas del barco con la ayuda del cuerpo de Noel. Noel sacó el tablero de juego de blanco y negro de su bolso, y lo colocó frente a Riglette.

—¿Qué es esto? Eres una criminal, así que por favor no hagas ruido.

—Ya que estamos libres juguemos. Tenemos mucho tiempo por delante. Estaremos en este barco durante al menos cinco días más, sabes.

—Debo declinar. Incluso con cinco días más, si fuera tu compañera, moriría de exceso de trabajo.

—Oh, supongo que no se puede evitar que tengas miedo de perder.

—Hmph, no estoy preocupada en absoluto. Escucha, jugaré solo una vez.

Noel preparó las piezas de dos en dos, lista para jugar con la ahora provocada Riglette. Su índice de victorias había sido del 80% hasta ese momento. Perdería la concentración cuando se aburriera, y perdería de esa forma. Era cierto que había perdido la pelea por Coimbra, pero, teniendo en cuenta el panorama general, aún no había sufrido una derrota total. En cuanto a por qué: ni ella ni Cynthia ni Elgar ni Barbas, ni siquiera Riglette habían muerto. Kai también había regresado a Gemb, por lo que las cosas apenas habían comenzado.

—Si no juegas, no podemos comenzar.

—Solo estaba pensando un poco.

—Pensando mucho en el primer movimiento… ¿podría ser que eres una idiota?

—Si pierdes, Riglette, eso significará que eres aún más idiota.

Riglette chasqueó la lengua cuando Noel colocó animadamente su pieza blanca con gran fuerza. La verdadera partida comenzó entonces. Ella descansaría por un tiempo y se fortalecería para no perder contra esa pelirroja.

—Solo pensé en esto, pero…

Levantando su propia pieza, Riglette respondió con irritación:

—¿Qué?

—Bueno, odio los días lluviosos, ¿verdad?

—Lo sé. Eres realmente infantil después de todo. Intenta arreglar eso mientras estamos en la isla.

—Lo peor y lo más horrible sucede, pero si lo pienso bien, sobrevivo el día aun si llueve. Pensé que moriría de verdad esta vez, pero apenas lo logré. ¿No es sorprendente?

—¿Qué?

—Tengo suerte de sobrevivir. Puede ser que los días lluviosos no solo estén llenos de cosas malas.

—No sería divertido si nuestro destino estuviera determinado por el clima. Que ridículo.

Noel lo admitió y continuó el juego. Al final, fue una victoria aplastante para Noel cuando terminó siendo dueña de todas las piezas en el tablero. Riglette recitó un chasquido tras chasquido con la lengua mientras Noel sonreía antes de desafiarla a una revancha. Era divertido perseguir oponentes que no estaban pensando con claridad. No iba a perder en el futuro cercano.

—Pero los días soleados tienen el mejor humor.

—En este momento mi humor es sumamente terrible.

—Espero que haga sol cuando regresemos.

Una sonrisa apareció en el rostro de Noel mientras miraba el distante castillo de Madress, y sabía que la pelea no había terminado.


Comentarios del Autor

¡Nuestra lucha apenas ha comenzado! Este no es el final. Continuará solo un poco más.

P: Noel prometió tomar su espada por Amil, ¿eso significa que se convertirá en su vasallo?

R: Noel protegerá sus promesas, pero es una sofista. La referencia para este comportamiento se puede encontrar en su intercambio con el enemigo en el capítulo 17. Yo misma hice ese tipo de cosas cuando era niña.

– La voz del demonio:

Está bien terminarlo aquí. Todo ha sido atado, ¿además no suceden este tipo de cosas todo el tiempo? ¡A la siguiente historia, a la siguiente!

– La voz del ángel:

Aún no ha terminado. El presagio no ha saldado, y hay todo tipo de cosas que no puedes dejar.

– La voz de la muerte:

Come primero, luego piénsalo bien.

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