Traducido por Selena
Editado por Meli
—A mi madre también le gustaban las flores de ciruelo… —susurró Murong Qi Qi mientras acariciaba las brillantes flores rojas.
Sus palabras provocaron que Wanyan Lie se perdiera en pensamientos salvajes y fantasiosos. La forma en que la miraba se volvió más suave. Nunca olvidó la forma en que Ming Yue paseaba por el jardín de flores de ciruelo vestida de forma muy hermosa.
—¡Eso es! A Ming Yue lo que más le gustaban eran las flores de ciruelo… —expresó desconsolado Wayan Lie.
Murong Qi Qi estaba sorprendida ¿por qué sonaba tan triste? Se decía que él había querido mucho a la princesa y deseaba conseguir las estrellas del cielo para ella. Pero entonces, ¿por qué planeó el asunto de la montaña Yandang? ¿Por qué conspiró contra sus padres? Y ¿por qué odiaba a Feng Cang?
Ese hombre estaba lleno de complejas contradicciones. Al final, ¿qué clase de secretos escondía?
—¿Qué pasa? —preguntó al notar que lo miraba fijamente.
La sonrisa de Wanyan Lie era gentil, él al igual que Wanyan Ming Yue, tenía una belleza incomparable, incluso en su vejez, su porte seguía siendo fuera de lo común.
—Tío, me gusta mucho este palacio de Otoño Prolongado. En el futuro, vendré aquí a menudo.
Wanyan Lie estaba feliz, quería correr y contarle a Ming Yue que había encontrado a su hija.
Recorrieron el interior del palacio, pero cuando llegaron al lugar donde vivía anteriormente Yue Lan Zhi, Murong Qi Qi descubrió que la puerta roja tenía un sello amarilo.
—Dijiste que daba mala suerte, así que zhen ordenó que lo sellaran. De todos modos, este lugar es grande. Podrás elegir cualquier lugar que te guste y vivir allí.
Murong Qi Qi asintió. Se giró y salieron juntos del palacio. Enseguida, Wayan Lie la envió al wangfu.
Cuando Feng Cang se enteró de que ella había vuelto, no dijo nada más y también se fue.
Lin Ke Xin estaba inquieta. Wayan Lie se comportaba extraño, además, Murong Qi Qi, a pesar de ser su invitada, estuvo poco en su salón. Ni siquiera tuvo tiempo de hacer que ella y Wanyan Yi cultivaran sentimientos.
¿Podría ser que mi salón Jingxin tuviera inundaciones severas y bestias feroces[1]? ¿Le preocupaba que se tragara a Murong Qi Qi? ¿O era que el emperador tenía otros pensamientos?
Luego de reflexionar, Lin Ke Xin llegó a la conclusión de que en el corazón de Wanyan Lie, la posición de Wayan Hong como príncipe heredero, seguía siendo inamovible. Se había dado cuenta de su plan y bloqueó la interacción entre Wanyan Yi y Murong Qi Qi.
Wanyan Kang parecía muy cercano a Murong Qi Qi. Ya que el emperador quería obstruir sus planes, ¡entonces actuaría sin escrúpulos para conseguir su propósito! ¡El trono sería de su hijo! ¡Solo su Wanyan Yi era el candidato más adecuado para el puesto!
♦ ♦ ♦
Al ingresar a la residencia Nan Lin, Murong Qi Qi vio, con sorpresa, a dos conocidos: Longze Jing Tian y Bai Yi Yue.
—Señorita Murong, ¿es usted la hija del general Feng Xie y la princesa Ming Yue? —preguntó Bai Yi Yue, desconcertada por el rostro desconocido que observaba.
—Así es. —afirmó Murong Qi Qi, notó algo de ira en los ojos de Bai Yi Yue, aunque desconocía el motivo.
—¡Me mentiste! —La voz generalmente gentil como el agua de Bai Yi Yue se alzó. Su tono se volvió cortante—: Te veía como mi buena amiga. No pensé que me engañarías.
—Yi Yue, yo también me acabo de enterar…
—¡No quiero escuchar! —rugió y la miró con ferocidad—. ¡Estaba ciega y tomé una amiga equivocada! ¡En el futuro, ya no serás mi amiga! Tampoco soy digna de asociarme con la princesa Zhen Guo! —gritó y salió corriendo.
—¡Yi Yue! —Murong Qi Qi quiso perseguirla, pero ya había desaparecido, preocupada, se dirigió a Ruyi—: ¡Ruyi, ayúdame a proteger a la señorita Bai! Tengo miedo de que haga alguna tontería.
Asintió y salió a buscarla.
—¿Sabes por qué la señorita Bai estaba así? —Longze Jing Tian se acercó y le explicó—: Yi Yue, cuando su padre la nombró, en su corazón, él estaba pensando en otra mujer. Esa persona era su madre, la princesa Ming Yue…
Murong Qi Qi recordó las palabras que Bai Yi Yue había dicho en la sexta prueba en la pagoda: «Padre, ¿es madre una sustituta de esa mujer? Yi Yue, Yi Yue, ¿podría ser que padre no pudo olvidar a esa mujer llamada Ming Yue? Padre, madre te esperó tantos años, ¿por qué fuiste tan cruel? En realidad, la hija odia mucho el nombre Yi Yue, porque la hija… siente pena por la madre…»
Así que, era eso.
Ahora entendía el odio que vio en sus ojos. ¡Estaba gritando la injusticia sufrida por su madre!
—Este asunto no tiene nada que ver contigo. No te culpes. La señorita Bai es una persona sensata. Ella lo entenderá. —Longze Jing la consoló.
Eso espero…
No quería perder a una verdadera amiga por los agravios de sus padres. Por eso había enviado a Ruyi, a cuidarla.
—Príncipe Jing, ¿por qué has venido hoy?
—¡He venido a mostrar mi gratitud a la princesa por haberme salvado la vida! —Murong Qi Qi parecía no entender sus palabras, así que Longze Jing Tian le recordó—: Cuando me perseguían, fue la princesa quien me salvó. Aquella vez, la princesa dijo que era Du Xian Er…
—Oh… —Sonrió—. Solo fue un pequeño esfuerzo, príncipe, no debería preocuparse por ello.
—Aunque para la princesa fue un asunto trivial, yo guardé el recuerdo en mi corazón. —Dio un paso adelante y captó el aroma de manzana verde que salía del cuerpo de Murong Qi Qi.
No me rendiré ahora que tengo una oportunidad, pensó conmovido.
—¿Tiene la intención de pagarme? —Se alejó, además de Feng Cang, no le gustaba que la gente se acercara a ella.
Él comprendió con amargura que su «retirada», se debía a la ofensa que le hizo en el pasado.
—Yo quiero compensar a la princesa. ¡Solo que no sé cómo mostrar mi gratitud!
—¡Muy sencillo! En primer lugar, a esta princesa le gusta el dinero. Aunque en el pasado, wangye me pagó quinientos mil, alguien de su estatus podría añadir más dinero. En segundo lugar, estoy cansada y quiero dormir. Le pido al príncipe que regrese. Necesito recuperar mi sueño perdido.
Esos dos puntos bloquearon a Longze Jing Tian. Pensó que la deuda se pagaría con la carne. Creyó que, ya que Murong Qi Qi y Feng Cang no tenían ninguna posibilidad, podría aprovechar esa oportunidad y casarse con ella. No esperaba que la joven solo tuviera dos requisitos: uno era el dinero y el otro alejarlo. Esa mujer no le dio respeto.
[1] Inundaciones severas y bestias feroces: extremadamente peligroso o amenazante