La consorte favorita del príncipe demonio – Capítulo 137: Un complot para ser expuesto (1)

Traducido por Lucy

Editado por Meli


Luego de la primera noche, Feng Cang se volvió insaciable.

Fuera de la buhardilla, la gente miraba al cielo, contaba las hormigas, caminaba de un lado a otro o golpeaba el tronco con un palo. No tenían nada que hacer. Los amos de ambos bandos llevaban ya cinco días sin dar la cara.

Nalan Xin, aumentaba su mal humor. Su Yue aún lo miraba con desprecio.

—¡¿Por qué el maestro sigue sin salir?!

Solo Su Mei se había acercado a la puerta para dejarles comida.

—Cuando estén satisfechos, saldrán —declaró Jin Mo, los hombres miraron al cielo y las mujeres se sonrojaron.

Jin Mo no estaba preocupado, él había conseguido el medicamento que su maestro pidió, así que estaba seguro que el cuerpo de este no enfermaría.

♦ ♦ ♦

Murong Qi Qi abrió los ojos y bostezó. Todos los días, despertaba a medio día. Ya no sabía cuánto tiempo había pasado.

—Cang… —llamó, su voz era muy ronca.

Sin esperar a que se levantara, el apuesto rostro de Feng Cang se acercó y besó sus labios. Un agua dulce y fresca salió de su boca hacia los labios de ella.

—¡Bebe, así tu voz no estará tan ronca!

Nuez de malva, menta, miel… Estas eran las cosas que saboreaba del agua. Después de beberla, su garganta se sintió mucho mejor.

—¿Qué hora es?

Quería levantarse, pero su cuerpo estaba flácido, dolorido y débil. Él la envolvió con una manta. La levantó y se acercó al gran barril ya preparado con agua caliente en la que flotaban pétalos de flores rojas. Olía a hierbas.

La sumergió en el agua y ella supiró. Era suave; muy confortable. Tomó una franela y empezó a bañarla.

—¡Lo haré yo misma!

—Estás cansada. Descansa primero. Ahora, ¡es mi momento de servirte!

Su fuerza era la adecuada. Aquellos lugares doloridos se volvían cada vez más cómodos. Cerró los ojos y disfrutó de su gentileza. Dejó que la ayudara. Después de todo, ¡los dolores de su cuerpo eran cosas buenas que él hacía!

—¡Qué cómodo! Sí, ¡justo ahí! Cierto, el hombro izquierdo duele mucho. Masajéalo más… Cang, sería genial si pudiéramos irnos de luna de miel…

Se quedó dormida. Terminó de limpiar su cuerpo. Le secó el cabello, la llevó de vuelta a la cama y la cubrió con la manta. Se dirigió afuera, cuando la puerta chirrió, todos voltearon en su dirección.

—¡Felicidades wangye! —dijo Jin Mo—. ¡Wangye parece renovado y tu cutis tiene buen aspecto!

Todos miraron a Feng Cang. Tenía una sonrisa en la cara y estaba lleno de vigor.

—Ha vuelto…

—¿Qué es la luna de miel? —preguntó a Su Mei y Su Yue.

—¿Luna de miel? —preguntaron los otros, ellas se rieron.

—Wangye, la luna de miel es cuando una pareja se va de viaje y pasan tiempo juntos después de casarse. —explicó Su Ye y Nalan Xin lo guardó en su mente.

—¿Ir de viaje? ¿Pasar tiempo juntos? Muy bien.

La idea de alejarse de todos y pasar tiempo a solas le agradó.

Entonces, en la siguiente bandeja de platos vacíos, Feng Cang dejó un trozo de papel donde ordenaba que fueran al palacio y pidieran medio mes de permiso a Wanyan Lie, para no asistir a la corte.

Cuando Murong Qi Qi se despertó de nuevo, estaba en un pequeño carruaje. El cochero era su esposo.

—Cang…

—Qing Qing, hay comida en el carruaje. Come un poco para llenar el estómago. Cuando lleguemos, ¡cocinaré para ti!

—¿A dónde vamos?

—¡Luna de miel!

Eligió un pequeño pueblo de Jiangnan. Había un pequeño puente y casas de campo. Un río serpenteante dividía el pequeño pueblo en dos. Cuando soplaba el viento, los sauces llorones se mecían.

—¿Te gusta? —La abrazó por la cintura.

Él seguía vestía de blanco, ella de rojo.

—¡Me gusta! ¡Es tan bonito aquí!

En el agua clara, los guijarros hermosos yacían con tranquilidad en el suelo del río. Los peces de pequeños tamaños, nadaban en la superficie y se alejaban cuando alguien se acercaba.

La llegada de la pareja animó al pueblo. Eran algo sin igual, él tenía la belleza de un demonio y ella eran tan cautivadora como un hada.

—¡Qué chica tan hermosa, ah! Mira, entre sus cejas, ¡hay un lunar de Buda!

Tras la declaración de la mujer, Murong Qi Qi rio y dejó a todos aturdidos por su belleza.

Se hospedaron en una pequeña posada en la que al parecer, ellos eran los únicos clientes.

Luego de dar al dueño de la posada un pago generoso, tomó prestada su cocina. Había verduras, carne fresca y tocino. Él subió las mangas y empezó a lavar las verduras.

—¡Cang! ¿Vas a cocinar para mí?

Murong Qi Qi abrió la boca al verlo con el delantal.

—¡Qing Qing, este marido sabe hacer muchas cosas! —Le dio un beso—. ¡Debes tener mucha hambre! Espera un poco, ¡este marido cocinará para ti!

Se sentó en un banco y lo observó trabajar. Era tan hábil con el cuchillo como con su espada. Lanzó una patata al aire. Cuando aterrizó en el plato, ya se había convertido en finos jirones.

—¡Excelente! —Ella sonrió.

Era un hombre muy atractivo, con su ropa blanca impecable y un delantal color lino en la cintura. Encendió el fuego y cortó el tocino en trozos del tamaño de una nuez. Lo puso en la cazuela, añadió agua y empezó a guisar la carne. Luego, empezó a preparar las guarniciones.

Ella apoyó la barbilla. En su cara había una sonrisa de felicidad. Estaba muy contenta de haber podido conocer a la persona indicada en el momento adecuado.

Cuando llegó con una deliciosa olla caliente para ella, respiró hondo.

—¡Huele bien, ah! Cang, ¡eres tan impresionante!

—¡Por supuesto! Un hombre debe ser bueno en la cocina y en las tareas domésticas. Estas fueron las palabras de Qing Qing. ¡Siempre las he recordado! ¡¿No se dice que para apoderarse del corazón de una mujer, necesitas apoderarte de su estómago?! Ven, prueba… —Tomó un pequeño trozo de carne y se lo metió en la boca—. ¿Delicioso?

—¡De verdad, un manjar del reino humano! Cang, ¡te quiero tanto! Dime, ¡¿cómo es que tengo tanta suerte?! El marido que encontré es tan guapo, tiene tantas habilidades y además sabe cocinar. ¡Soy la mujer más feliz de este mundo!

—Si te gusta, lo cocinaré a menudo, ¿de acuerdo?

—¡Bien!

Después de comer, se acurrucó satisfecha en sus brazos y eructó un poco.

Mientras ellos disfrutaban de su felicidad, en la capital, la princesa heredera Yu Shi Shi contrajo una enfermedad aguda y murió a causa de ella.

Su repentina muerte hizo que toda la capital se llenara de una extraña atmósfera. Se extendió el rumor de que el príncipe heredero la había asesinado para poder ir tras Feng Qi Qi y convertirla en la princesa heredera y futura madre del país.

Indiferente a las habladurías, Wanyan Hong disfrutaba de Wanyan Bao Zhu y Murong Qing Lian dentro del palacio del Este. A esta última la mantenía cautiva para abusar de ella a su antojo, de vez en cuando, incluso hacía un trío con ambas hermanas. Su palacio era un lugar en el que el vicio abundaba; no obstante, todos le temían y nadie se atrevió a informar al emperador.

Wanyan Bao Zhu, rechazada por Longze Jing Tian, se lanzó a los brazos de Wanyan Hong. En cambio, Murong Qing Lian que fue forzada, odiaba a ese hombre que le robó su inocencia y a Wanyan Bao Zhu que había diseñado para traerle calamidades. Estaba sola, la casa Murong se convirtió en humo luego de la muerte de Murong Tai.

—Hermano mayor imperial, ¿de verdad quieres casarte con Feng Qi Qi?

—¿No te gusta?

—¡Hermano mayor imperial, esa mujer tiene pensamientos demasiado profundos! —exclamó Wanyan Bao Zhu.

—¡No importa lo profundos que sean los pensamientos, es solo una mujer! —Sonrió—. ¡¿Podría ser que ella pudiera voltear el cielo?!

—Sin embargo… sin embargo, si el hermano mayor la tiene, me darías la espalda…

Su mano dejó a Murong Qing Lian y la agarró a ella.

—¿Te enamoraste de este príncipe heredero?

Aunque los ojos de Wanyan Hong eran hermosos, no había nada en él que le despertara algún sentimiento, no obstante, respondió:

—Así es. —Se abalanzó sobre él—. ¡Me he enamorado de ti!

—¡Ja, ja, ja! —Se rió y la alejó.

—Hermano mayor imperial… —Estaba confundida.

—¡Di, di que te gusta este príncipe de la corona! ¡Me gusta esa frase!

—¡Te quiero!

Los dos se sumergieron en su mundo de lujuria, como si no hubiera nadie más.

Murong Qing Lian aun no podía acostumbrarse a tales escenas, por más que fueran muy habituales. Se levantó en silencio y tomó un gran jarrón. En sigilo fue detrás de Wanyan Hong y lo golpeó en la cabeza con fuerza.

—¡Perra! —gruñó, en cuanto la sangre fluyó, enfureció—. Tú…

Sin esperar a que Wanyan Hong se dieron la vuelta, Murong Qing Lian usó la fuerza de todo su cuerpo; con una palma, dio un hachazo en su cuello. Él se ablandó y cayó sobre el cuerpo de Wanyan Bao Zhu.

—¡¡¡Aaaaah…!!! —gritó Wanyan Bao Zhu alertando a todos.

En ese momento, Wanyan Lie, acompañado solo de Jing De, llegó al palacio del Este. Había ido para indagar sobre los rumores que surgieron por la muerte de la princesa heredera.

Lo primero que hizo fue echar un vistazo a la sala de duelo y al ataúd que contenía el cadáver. Era bastante decente. No obstante, al preguntar por el príncipe heredero, los sirvientes no tuvieron una respuesta que ofrecer.

El emperador sabía que su hijo era un ser vil, pero al ser su sangre, se hacía de la vista gorda; no obstante, la princesa heredera había muerto y no podía pasar por alto que él no estuviera allí. ¿Cómo podía una persona tan fría y despiadada ser emperador de un país?

Evito que cualquiera advirtiera a su hijo de su presencia y se dirigió a los aposentos del príncipe. Antes de entrar, escuchó el gritó de Wanyan Bao Zhu.

—¿Qué está pasando?

Pateó la puerta y entró. Se encontró con una escena vulgar. Yu Shi Shi acababa de fallecer y Wanyan Hong, su marido, buscaba placer con otra mujer.

Si ese asunto salía a la luz, ¿qué pensaría la gente del príncipe heredero? ¿Cómo mirarían al futuro emperador?

—¡Bastardo!

Tiró de Wanyan Hong y le dio dos bofetadas. Cuando vio a Wanyan Bao Zhu, se paralizó.

¿Qué estaba pasando? ¿Su hijo y su hija de verdad hicieron algo tan ilícito en el palacio del Este?

—¡Padre emperador, perdóneme!

Cuando Wanyan Bao Zhu vio a Wanyan Lie, se asustó. De inmediato recogió sus ropas para cubrir su cuerpo. Temblando, se arrodilló frente a él.

—¡Padre emperador, perdóneme! Es, ¡es el hermano mayor imperial quien me ha forzado!

Wanyan Hong, aturdido por el golpe en la cabeza y las bofetadas, no pudo refutarla. Hace solo un instante, esa mujer había declarado que lo quería y ahora lo acusaba.

—Tú, tú… —Wanyan Lie tuvo un ataque de vértigo.

Jing De lo apoyó.

—Emperador, emperador…

Wanyan Lie tardó en reponerse del impacto.

—¡Sirvientes, encierren a este animal! Y también a ellas… —Señaló a Wanyan Bao Zhu y Murong Qing Lian—. ¡Encierrenlos a todos! Zhen, ¡interrogará!

Pronto, la noticia de la relación incestuosa entre el príncipe heredero y su hermanita imperial se extendió por toda la capital. Quienes pensaron que la princesa heredera murió por deshonrar a su marido, se retractaron de inmediato, al parecer, su muerte fue para silenciarla.

Morbosas historias surgieron sobre los hermanos y cómo habían sido sorprendidos in fraganti por el emperador.

—Madre consorte, —preguntó Wanyan Yi—. ¿cómo supiste que el príncipe heredero y la hermanita imperial tenían una aventura?

—¡Ja,ja, puede verlo! Bengong[1] se sentó en este lugar durante tanto tiempo. ¿Qué clase de gente no he visto? ¿Qué cosas no he experimentado? Cuando llegaron al palacio, la forma en que Bao Zhu miraba a Wanyan Hong no era la misma. Investigué: la princesa Bao Zhu iba todos los días al palacio del Este. Siempre arrogante y obstinada desde joven; sin embargo, desde el torneo de los cuatro países, cuando regresó a Yongzhu, se mostró extraña. Se acercaba cada vez más a Wanyan Hong. Me informaron que la princesa pernoctaba a menudo en el palacio del Este. Dígame, ¡¿qué clase de cosa buena puede ser esto?!

Tras escuchar a Lin Ke Xin, Wanyan Lin reveló una profunda sonrisa.

—Esta vez, gracias a la madre consorte. Si no fuera así, este hijo súbdito no habría sido capaz de derribar al príncipe heredero. Incesto entre hermanos, solo con esto, no podría serlo.


[1] Bengong: este palacio/yo, utilizado por las mujeres de la familia imperial.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido