Traducido por Lily
Editado por Herijo y Sakuya
Eres un loco bastardo… Realmente no sé qué decir sobre esto. ¿Qué pasa con este chico? Es muy aterrador. De todas las cosas, ¿me pide que llore? Estoy sin palabras ante esta increíble petición.
—¡Buaa!
Este patético bastardo. Está loco, ¿de verdad te mueres de ganas por verme llorar? Bien, lloré porque me pediste que lo hiciera.
Realmente no pensé que estaría tan contenta de que todavía no pueda hablar palabras humanas. Si lo que hablará no fuera un idioma alienígena, sino un lenguaje que pudiera entender, ya estaría muerta.
¿Aún no piensas irte?
Estaba nerviosa chupando mi chupete mientras me miraba con ojos curiosos. Ese hombre es mi padre,y debido a ese hecho, me llamó la atención.
Mi vida diaria es atormentada. Pero… descubrí algo curioso y eso era…
¡Qué casi nunca lo veía trabajar! De lo contrario, ¿por qué el emperador tendría tanto tiempo libre? ¿No se supone que debía cumplir con su papel como gobernante de un gran territorio?
—Su Majestad.
No podía escuchar lo que hablaban, pero mis ojos estaban abiertos de asombro ante el hecho de que había alguien más. Kaitel, al ver a esa persona cambió su expresión y borró su sonrisa. Su expresión suele ser tranquila, pero a la vez melancólica. Se dio la vuelta para irse. Al enfocar mejor pude ver que se trataba de un caballero.
Tuve que tambalearme en la cuna y mirar al caballero con ojos curiosos, al verlo, tuve un extraño sentimiento. ¿Por qué me ve de esa manera? Me veía con una mirada tan aterradora cuando solo soy un bebé. Qué bastardo más ignorante.
—Los prisioneros de Izarta han llegado.
—Deja que Perdel se encargue de ello.
Giró la cabeza, desinteresado en el asunto, pero de pronto se volteó como si algo le hubiera venido a la mente.
—Oh, espera.
Sonrió. Era una sonrisa tenue, pero parecía más una burla, ya que solo se curvaron ligeramente las comisuras de sus labios. Sin embargo, debido a su belleza, ese gesto resultaba cautivador.
—Por ahora, coloca a todos en los campos de prisioneros. Me ocuparé de ellos más tarde.
—¿Qué hacemos con el rey de Izarta…?
El caballero preguntó como si no quisiera terminar de pronunciar aquellas palabras, pero Kaitel parecía haber perdido el interés. Me miró de nuevo y se acercó a mí sonriendo.
Oye, oye, me estás asustando. Deberías alejarte de mí.
—Fija una fecha y ejecútalo.
Su voz era más cruel que antes. Tenía miedo, pero la forma en que tocó mi mejilla era tan amable como siempre. Tragué el horror que sentí al verlo acariciar mi mejilla con dulzura mientras pronunciaba palabras crueles con un tono dulce.
Kaitel sonrió, como si notara mi terror. Sus ojos en forma de media luna estaban sobre mí.
—Siento mucho que hayas nacido sin saber qué tipo de hombre es tu padre.
Sí, eso era verdad. Me alegra saber que lo admitas.
—Pero eso no será un problema.
Oh, ¿en serio? Si vas a matarme, por favor, hazlo rápido, por el amor de Dios.
Le estaba frunciendo el ceño cuando, de repente, me dio unas palmaditas en la cabeza. ¡Deja de acariciarme la cabeza y de tratarme como si fuera tu juguete!
—Recuerdo a la mujer que quiso ferozmente darte a luz.
¿Realmente la recuerdas? Oh, ¿quién habría pensado que sí eres humano?
Levanté la vista hacia Kaitel. Él sonrió y me miró una vez más, esta vez con una expresión vacía. Tal vez porque era una niña, a menudo me miraba de esa forma. Con una expresión vacía y sin alma.
—Bien, ahora llora.
Eh… joder.
Realmente no quería llorar, ¡¡pero él me está alentando a hacerlo!!
—Escuché que todos los bebés suelen llorar sin parar.
Sí, bueno, eso es normal en los bebés. Asentí estando de acuerdo con él. Por supuesto, en sus ojos, simplemente parecía algo obvio. Que triste, ¿no soy un bebé realmente, sabes?
No podía soportar la pena que sentía por mí misma y desvié la mirada de él; en ese momento su dura voz cayó sobre mí.
—¿Será que tu inteligencia es un poco baja?
¡Qué hijo de puta!
♦ ♦ ♦
—Es un buen día, ¿no?
De alguna manera, ya han pasado tres meses desde que nací. No estaba segura de cómo habían pasado tan rápido… No, preferiría no recordar esos días… pero, no lograba olvidarlos.
¡Malos recuerdos, desaparezcan!
—Siempre, por estas fechas, el clima es desolador y los cielos son brillantes. Aun así, cuando llegue el otoño, las hojas caerán una vez que se vuelvan rojas. Luego hará frío nuevamente.
Su suave voz me hablaba. Serira solía hablarme mucho durante estos días, suelo escuchar muchas cosas, ya que los bebés son sensibles al sonido. Por supuesto, el loco emperador también solía hablarme, pero era más como si hablara consigo mismo.
Recordar cómo me había acosado durante los últimos meses de repente me llenó de ira. Hijo de perra, realmente quería enviarlo a una guardería y decirle que aprendiera a tratar correctamente a los bebés.
—¿Te sientes incómoda, princesa?
Una voz dulce me habló. Abrí los ojos y miré a Serira.
Aprendí que no es una niñera ordinaria. No, más bien, lo es, pero no una normal. Su título oficial es “condesa de Peistrille”. Estaba realmente sorprendida cuando descubrí su estatus.
—¿Por qué esa cara? ¿Te sientes tan extraña estando afuera?
No, solo tenía curiosidad por ti.
La condesa, a sus veintitrés años, representa un mundo completamente distinto para mí.. Después de que sus tierras cayeran debido a la guerra, fue llamada por el Emperador para proteger su tierra y título al venir a servir al Palacio. Así terminó siendo mi niñera, dejando atrás a su propio hijo por mí. Afortunadamente, parecía estar satisfecha con su rol actual.
—Nuestra querida princesa es la más gentil…
Su sonrisa, aunque cargada de tristeza, me resulta profundamente conmovedora. En el pasado, siempre me pareció una figura patética, digna de lástima y melancolía. Me preguntaba la razón, pero ahora que conozco su situación, no puedo evitar sentir compasión por ella. Oh, no, ahora me estoy sintiendo mal.
—Puaj.
—Oh, querida, está bien.
—Made.
Quería pronunciar la palabra “madre” pero sigo sin poder pronunciarlo porque mi lengua no funciona bien. Aunque podría pensar que solo era balbuceo, Serira se sentó y me miró atentamente, me escuchó con atención. Es una persona tan amable.
Prefiero seguir viendo cómo expresa esa bondad.
—Oh, pequeña, ¿alguna basura entró en tus ojos?
Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Serira me recordaba a una persona en mi mundo anterior, aunque no están relacionados. Mi expresión cambió a una sombría.
Mis padres deben estar tan impactados al descubrir que fui asesinada. Eso no fue un accidente, si no un asesinato. Un crimen sin motivos. Todavía puedo recordar el dolor de ser apuñalada por el criminal. Claro, el dolor físico fue intenso, pero más doloroso aún fue no poder despedirme de mis padres. Incluso si hubiera estado destinada a morir ahí, debería al menos haber podido decir adiós, ¡tú, Dios mezquino!
—Está bien, pequeña. No llores más.
Serira me abrazó. A diferencia de hace dos meses, ya estoy más grande. Tenía más cabello, y podía permanecer despierta por más tiempo que antes. Si la niñera me ponía boca abajo, podía levantar la cabeza y girar mi cuerpo, aunque aún seguía siendo algo difícil.
Oh, sin embargo, no cambiaron muchas cosas. Está bien. ¡No voy a llorar! ¡Soy una buena bebé!
—Elene pronto traerá deliciosos alimentos. Una vez que ella vuelva, comeremos en ese banco de ahí.
Estaba bastante emocionada por mi primera caminata. Sin embargo, se sentía muy agradable salir para obtener un poco de aire fresco por primera vez. A veces, tenía la oportunidad de salir por unos minutos, pero hasta ahora, solo había estado en la terraza. Es la primera vez que me sacan en un cochecito y respiro aire fresco.
Otros bebés ordinarios habrían salido apenas fueran vacunados en un hospital, fueran a la casa de un familiar, o cuando sus madres tuvieran que salir con ellos. No obstante, el ambiente en el que crecí era bastante diferente. En el palacio, mi propio médico estaba a la espera de órdenes las 24 horas del día en la oficina Imperial, y no podía ir a la casa de mis familiares porque no tenía parientes vivos. Además, Serira era quien me proporcionaba todo; no tenía inconvenientes, incluso si sucedía un evento urgente, y ella necesitara irse de forma urgente, siempre alguien más estaba listo para cuidarme.
Es tan injusto. Creo que es un ambiente demasiado sobreprotector. Incluso para mí, es excesivo.
—Oh, supongo que amas estar afuera.
Sonreí cuando los ojos de Serira se encontraron con los míos. Ella sonrió alegremente al verme reír. Se veía mejor ahora que su habitual comportamiento melancólico.
A su edad, creo que sería bueno tener un segundo matrimonio si la ley imperial no lo prohibiese…
Cerré los ojos, pensando que trataría de persuadirla más tarde, cuando fuera necesario.
—¡Serira!
Dios, es Elene.
Podía adivinar quién era, simplemente escuchándola.
Suspiré y abrí los ojos. Cuando Serira se dio la vuelta, pude ver a Elene corriendo. No se necesita ser un genio para saberlo, con solo verla se nota que va a caerse.
Estaba a punto de dejar de pensar en eso y chupar mi chupete, cuando Elene se cayó realmente. Ugh, no quise maldecirte.
—¿¡Huh!?
Sin embargo, el problema no fue que cayera, no tropezó porque se hubiera enredado con su propio pie, sino que se cayó al chocar con otra persona.
—¿¡Princesa Faylene!?
Escuchando la fuerte voz que venía detrás de la chica, instintivamente percibí algo. Esa dama delgada, que cayó frente a Elene, debía ser la princesa de un reino sometido por Kaitel…
—¿Qué demonios fue eso?
Esto será muy molesto. Ni siquiera podía señalar la gravedad del asunto. Solo solté un suspiro.
Este era el mal hábito de Kaitel. Traía princesas y leales damas de los reinos que conquistaba y luego jugaba… quiero decir, terminaba abandonando a sus concubinas.
No obstante, es un poco raro, para mí, no ver esto como algo insultante. No las convertía en juguetes o abusaba de ellas sexualmente.
—¿Está bien, Princesa?
El nombre Faylene es definitivamente un nombre imperial de Agrigent. Tal vez, el nombre real de la princesa era algo diferente.
Retomé mi chupete, ese adorable accesorio rosa de un tono tan suave como el pecho de una madre.
—¡Tú! ¡Cómo te atreves! ¿Sabes con quién estás hablando?
Las criadas detrás de ella estaban enojadas. Serira suspiró.
Sí, lo sabía. Entendí la inquietud de mi niñera. Este es un evento que vale la pena ver. Elene estaba perpleja.
Por un momento, me pregunté, ¿estará hecha de piedra esta princesa? ¿Por qué seguía en el suelo? No parecía que la caída hubiese sido tan fuerte.
Pronto levantó la cabeza. Su belleza era significativa, podría decir que era magnífica. Su cabello azul, algo desordenado, se agitaba mientras se levantaba, apoyándose en las sirvientas y arreglando el dobladillo de su vestido azul, a juego con su cabello.
A pesar de que vino desde su reino, todavía conservaba su título de princesa, por lo menos, parecía la princesa de un imperio. Si el rey hubiera querido hacer feliz a Kaitel, habría enviado a sus descendientes directos, o a todas las damas leales que tenía. De todos modos, se notaba que su belleza estaba en plena floración hacia la madurez.
Ella es elegante, como una estrella de Hollywood.
—¿Cuál es tu nombre? —Su voz aguda sonaba muy molesta.
Oh, querida Elene, deberías estar rogando de rodillas en este momento. ¡No solo te quedes ahí parada!
Fruncí el ceño mientras observaba su patetismo. Si tan solo estuviera aquí con un cuerpo más grande, simplemente ignoraría la situación y me iría. Desafortunadamente, solo soy un bebé, y era Serira quien me sostenía. Ella llegó al lugar a pasos ligeros.
—Lo siento, princesa.
Después de saludar a la princesa con una cortesía impecable, Serira levantó la cabeza. Ella debe sentirse muy incómoda con la inclinación tan baja porque me está sosteniendo, pero su conducta era pulcra.
Oh, Dios mío, ¿el emperador me obligará a aprender esta clase de comportamiento? Esto definitivamente es…
—Ella es una criada bajo mis órdenes, pero cometió un grave error. Por favor, perdónela.
La princesa, quien casi estaba a punto de golpear a Elene, contuvo su impulso por un momento. Elene soltó un suspiro de alivio.
¿No estabas asustada?
Te has enfrentado al hecho de tener que saludar todos los días a mi padre. ¿Qué pasa si haces lo mismo delante de él? Bueno, mi papá no es un padre normal.
—¿Quién eres?
La princesa Faylene miró a Serira de arriba a abajo de una manera desagradable. Sus ojos me miraban de forma angustiada.
¿Por qué miras a mi niñera como si fuera un objeto? Sentí que realmente quería matarla cuando sus ojos arrogantes me miraron. Me sentí como si me valorara como a un producto, tasado y listo para ser vendido. Bueno, a diferencia de esta vida, la otra era normal.
—Soy Serira Ebillast, la Condesa de Peistrille, localizado en el territorio sur de Agrigent. Estoy al cuidado de su Alteza Real, la princesa Ariadna, bajo el mandato del Emperador.
—¿Ariadna?