Traducido por Lily
Editado por Sakuya y Herijo
—¿Ariadna? —preguntó en voz alta, visiblemente sorprendida por lo que acababa de oír.
No es que quisiera culparla; podía entender cómo se sentía en ese momento. Ella era distinta; Su ropa era demasiado sencilla para ser una cuidadora real. Ahora, cuando digo sencilla, estoy siendo generosa. De hecho, si alguien la llamara pobre, no tendría nada que decir para defenderla. Quiero decir, sé que odia los lujos innecesarios, pero siento que se esfuerza demasiado por aparentar ser alguien decente, llegando al punto de lucir simple. En realidad, esa ropa solo sirve para disminuir su belleza.
La princesa Faylene se quedó sorprendida por un tiempo, luego empezó a buscar las palabras adecuadas. Era evidente para todos que estaba evaluándonos;; más bien parecía que quería probarme. ¿Acaso me ve como un plato a degustar? Me sentí tan ofendida que desvié la mirada.
Sin su belleza, ¿qué le quedaría? ¡Incluso si ella es la mujer más bonita en la tierra, es bastante molesta, todas esas magnificencias no sirven para nada! ¡Y ahora mismo, estoy realmente molesta!
—¿Esa niña es su Alteza Real?
¡Sí! Tonta, soy la Princesa Real. La persona que tienes delante, soy yo, Su Alteza Real. Aunque la parte de Alteza Real me hizo sonrojar, eso demuestra que estoy en una situación más alta que la de la otra princesa. Sin embargo, ¿cómo se atreve a mirarme con tal frialdad? Me sentí incomoda. Mira, solo soy un bebé de tres meses. Honestamente, no sé por qué tienes que mirarme con esos ojos tan fríos y distantes. ¿Qué te pasa?
—Sí, esta es la hija de Su Majestad el Emperador.
Serira se mordió los labios y apenas pudo responder. Mirarla me hizo darme cuenta de su reticencia a revelar mi identidad ante esta princesa
Reflexionando ahora sobre la situación, comprendo por qué tomó la decisión de tratar de evitar revelar la identidad de un bebé indefenso ante una mujer tan hostil, que parece albergar resentimiento hacia el padre del infante.Era la mejor opción disponible.
—Dámela. Quiero intentar sostenerla.
¿¡Qué!?
Me sorprendí tanto que me olvidé de seguir chupando mi chupete. ¿Qué dijo esta loca? ¿Qué quiere cargarme? ¿¿Acaso me conoce? Creo que es la primera vez que nos encontramos.
¡Oye! Incluso mi propio padre nunca me ha cargado. ¡La única que dejo que me abrace es Serira!
—Bueno, eso…
Serira parecía claramente incómoda. ¡Date la vuelta! Si tan solo pudiera caminar, me iría, como deseo hacerlo.
¡Maldita sea! Me invadió un sentimiento de amargura, preguntándome cómo podría escapar de esta situación.
Incluso a los bebés reales no siempre les gusta ser cargados por gente desconocida y ahora entiendo el porqué; solo siento aversión hacia ella. Si fuera una cara familiar, si la hubiera visto al menos un par de veces antes, no me quejaría tanto, pero entiende que es la primera vez que nos vemos.
—¿Por qué no quieres? ¿Crees que la lastimaré?
¡Maldita… princesa!, ¡no presiones a mi niñera!
No, no quiero ir con ella. ¡Odio a esa mujer! Sujeté la ropa de Serira. No lo hagas, mami. Si me envías con ella, lloraré. ¡Me pondré a llorar realmente! Solo veo repulsión en los ojos de esa mujer, no es una excusa para evitar ir con ella, es la verdad. En aquellos ojos verdes existía un tipo diferente de enemistad. Era tan descarada que se sentía raro. ¡Qué mujer tan hostil! Maldita sea, ¿por qué tengo este tipo de aspecto? ¿Por qué tuve la mala suerte de tener el padre equivocado? Mi día había comenzado tan bien con mi primera salida, ¿como acabé en una situación tan desastrosa?
¡No me entregues! ¡No te atrevas a entregarme!
—Princesa, por favor, tranquilícese —suplicó Serira.
—¡Buaa!—mis lágrimas brotaron incontrolablemente, marcando la primera vez que lloraba en voz alta desde mi nacimiento.
¡No! ¡Odio a esta mujer!
Tampoco sabía por qué se roció con ese perfume, pero odiaba ese fuerte aroma a rosas y la gruesa capa de maquillaje que llevaba junto con esas uñas largas y afiladas que parecía nunca recortar, Realmente odiaba todo sobre ella.
—¡Cállate! ¿No puedes mantener cerrada esa boca?
¿Alguna vez has oído de un bebé que se calle porque se le ha dicho? ¡Dios, la odio tanto!
Quería llorar, no, ya estaba llorando. Sentía que me quedaba sin lágrimas.
Llegué al punto en que ya no podía ver lo que estaba delante de mí. , mientras sollozaba con toda la fuerza que mi pequeña voz podía reunir.
Ah, ahora sé por qué los bebés lloran tan vigorosamente. Es la única forma en que podían demostrar su disgusto. Soy una existencia tan débil. No podía alejarme, ¡así que tampoco podía escapar de ser abrazada por ella por mi propia cuenta! Y a diferencia de Serira, su delgadez no ofrecía consuelo alguno; su contacto era frío y duro. ¡Lo detestaba!
—¡Buaa!
—¡Eres tan ruidosa! ¿Por qué lloras tan fuerte?
Todos los bebés lloran así. Suspiré, ahora estaba esperando que no levantara su mano contra mí.
La preocupación se dibujaba en el rostro de Serira, mientras que Elene me miraba con ojos llenos de sorpresa. Sí, lo sé. Ustedes nunca me vieron así, ¿verdad? También es la primera vez para mí. Estaba llorando por primera vez. La odiaba tanto hasta el punto de llorar.
—¡¡¡Buaa!!!
Pensé que era una persona sensata que desistiría en cuanto notara mi desagrado por ser cargada, pero me equivocaba. La princesa Faylene agarró mi cuerpo con fuerza y no lo dejó ir, causándome un gran dolor en la muñeca y las caderas.
¡Duele mucho! ¡No tienes ni idea de cómo sostener a un bebé!
—¿Qué clase de actitud es esta? ¡Si alguien nos viera, pensaría que estoy haciéndote daño!
Tu cara es un horror, tú, anciana.
—¡Buaa!
¡No! ¡Alguien, por favor, que me ayude!
A pesar de mi creencia de que se daría por vencida al escuchar mi llanto y percibir mi esfuerzo por liberarme, en medio de mi sollozo, una voz familiar resonó de pronto.
—¿Qué está pasando aquí?
Esa voz era tan familiar. Giré mi cabeza, aún bañada en lágrimas, y miré hacia esa persona con mis ojos borrosos.
Ahh, es Pa… ¡Papá!
Mis ojos se agrandaron, y al mismo tiempo, el cuerpo que me sostenía se volvió rígido.
Con la entrada del Emperador, toda la atmósfera se tornó gélida inmediatamente, como si se hubiese vertido agua fría sobre nosotros. Desafortunadamente, mientras el caos estaba sucediendo, todo pasó tan rápido que no lo vi llegar. Me sentí sorprendida hasta el punto de cerrar mi boca. Por supuesto, él no estaba tan lejos para no darse cuenta de lo que estaba pasando.
La princesa Faylene palideció y levantó la cara. Kaitel la vio a los ojos y sonrió con burla. Aunque era su sonrisa habitual, la interpretación fue clara: para él, todos nosotros no éramos más que insignificantes insectos.
—Esta princesa saluda a nuestro estimado Emperador.
Este saludo simboliza el anuncio de auspiciosas noticias y, ante la presencia del Emperador, quien es considerado la voz de la divinidad en la tierra, tanto hombres como mujeres están obligados a expresar esta reverencia en Agrigent. No obstante, para la dama de cabellos azules, esta deferencia parece ser un espectáculo intimidante, incluso cuando mantiene su cabeza respetuosamente inclinada.
Después de que mi padre apareció, dejé de llorar, aunque algunas aún lograban escapar de mis ojos.
—Gloria al Emperador.
No sabía si era porque Serira era una ciudadana, pero su saludo fue bastante diferente. A medida que crezca, aprenderé lentamente todas esas pequeñas diferencias, pero quería conocerlas ahora mismo. ¿Por qué será?
Desafortunadamente, esta no es una buena situación para satisfacer mi curiosidad.
Lentamente, el Emperador bajó su mirada y nos miró con una expresión amenazante. Hasta ahora, solo pensé en mi papá como el loco bastardo que tenía que aguantar, así que me convencí erróneamente de que la animosidad que mostraba, era parte de su carácter. Pero estaba equivocada, la animosidad que desprendía ahora era mucho más grande de la que sentía en la habitación, dominando completamente el ambiente y elevando la tensión a un nivel sin precedentes en nuestras habituales interacciones.
—¿Alguien puede explicarme por qué mi princesa estaba llorando?
¿A quién llamas tu princesa? Oh, sí, a mí. Quería llorar en forma de protesta, pero no lo hice. Siempre se refería a mí como si estuviera hablando de la hija de otra persona. ¿Por qué ahora me reconoce abiertamente como su hija? Ojalá pudiera modificar su manera de expresarse.
Como de costumbre, nadie sabía cómo me sentía, así que simplemente solté de mi agarre a la chica mientras chupaba mi pulgar. Distraída en mis pensamientos, de pronto me percaté de la ausencia de mi querido chupete. ¿Dónde habría ido a parar?
¿Mi chupete, a dónde fuiste? Ahh, todo es culpa de esta tonta hermana mayor.
—Bueno… lo que pasó fue…
La princesa puso más fuerza en su agarre y mi torso comenzó a dolerme fuertemente. ¡Ay! ¡Es en serio! Realmente quería llorar en voz alta otra vez, pero estaba presente mi padre, así que no podía.
Me mataría si llorara.
Era un instinto de supervivencia, aunque nadie entendiera realmente su significado. Por culpa de este bastardo tuve que conformarme con solo esconder mi frente y mirar disimuladamente a Serira. En ese momento me encontré con sus ojos.
¿Eh? ¿Por qué estás sonriendo? No sabía lo que este chico loco estaba pensando, así que mostré confusión. ¿Qué? ¿Qué está sucediendo?
El tipo que siempre se burlaba de mí, me estaba dando una sonrisa genuina. Increíble, ¡su belleza es para morirse! Me parece que Dios cometió un error al equilibrar sus atributos. ¿De qué otra manera podría una persona tener todo, excepto una buena personalidad?¿Podrías darme una respuesta, Dios?
—Ven aquí.
Kaitel extendió sus manos hacia mí. Me quedé momentáneamente estupefacta. ¿Quién es peor, la mujer desquiciada o mi despreciable padre?
Esa frase duró solo unos segundos, pero fue suficiente para causar un caos en mi cerebro.
Ah, bueno, cualquier cosa es mejor que esta mujer que aprieta mi torso con tanta fuerza, se sentía como si estuviera desgarrándome. Rápidamente, intenté acercar mis manos hacia él.
Para mí, es solo un loco bastardo, pero dado que es el emperador, la princesa Faylene me recogió con rapidez. ¿Qué otra opción tenía? Tal vez era su primera vez sosteniendo un bebé, ya que su postura era pésima, pero finalmente pude dejar de llorar. Ahora que mi torso estaba libre de sus uñas, me sentía mucho mejor.
Ah. Esto de verdad fue un gran problema.
Aunque solo nos hemos encontrado unas pocas veces, me he habituado a su presencia. Ya me he familiarizado con su aroma. ¡Increíble!. ¡Maldita sea!
Notó mi confort en sus brazos. Elevé la vista para encontrarme con sus ojos y le ofrecí una sonrisa radiante.
No es que te esté sobornando, ¿entiendes? ¡No lo estoy!
Solo quiero sobrevivir…
No sabía si entendía mi lucha por vivir, , pero él respondió con una sonrisa, tan suave como una brisa primaveral. Sin embargo, en un instante, su semblante se volvió frío de nuevo.
¿Un hombre de mil rostros? Realmente, ¿posee tal capacidad? ¿Cómo es posible que alguien alterne sus emociones tan drásticamente en cuestión de segundos? ¡Deberíamos romper esta relación! ¡No puedo realizar lazos familiares con un chico tan raro como tú!
Sin embargo, supongo que eso no es posible, ¿verdad? Maldita sea, estoy jodida.
De todos modos, esa feroz expresión suya no estaba dirigida hacia mí, sino hacia la temblorosa princesa Faylene. Ah, ahora veo que ella parece alguien lamentable. Anteriormente, la odiaba hasta los huesos, pero tampoco quería lanzarla viva frente a este loco bastardo, lo que me dejaba en un dilemas.
Todo esto se pudo evitar si tan solo pensaras mejor las consecuencias de tus actos.
—¿Quién eres?
Esa fue solo una pregunta. A pesar de ser un hombre de pocas palabras, su intervención fue aún más breve de lo habitual frente a la princesa. Imagino que no encontró necesario extenderse más, ¿acaso había algo más que añadir que requiriera una explicación más elaborada?
—Soy la princesa Segigta de Praezia, Su Majestad.
—No, ese nombre no.
Él torció los labios, pero no era una sonrisa de agrado ni su típica mueca sarcástica; más bien, parecía que quería que todos los que estábamos ahí se nos pusiera la piel de gallina.
—Quiero saber el nombre que recibiste cuando te traje para formar parte del Harem. No me importa el nombre que usaste en el pasado.
¡Increíble, qué sádico!
La princesa palideció, aferrándose a la falda de su vestido. Ahora estoy empezando a sentir pena por ella, imaginando lo abrumador que debía ser encontrarse en tal situación.
Sí, toda la situación era aterradora. Hasta yo me sentía asustada.
La princesa estaba en una posición incómoda, sin garantía de poder salir fácilmente de ella. Así que tiré de la ropa de Kaitel hacia atrás.
Oye, papá, esto es suficiente. Estoy bien,¿qué tal si la dejamos ahora y olvidamos el asunto?
—Faylene. —En ese momento, la sirvienta detrás de la princesa rompió el silencio. —Es la princesa Faylene.
La cara de Kaitel se petrificó. Su hostilidad se duplicó. En esta clase de ambiente era difícil respirar. ¡Quise llorar, pero, maldita sea, no podía!
Debido a este padre que está delante de mí, nada iba a salir bien hoy. Justo cuando empezaba a sentirme cómoda y contenta. ¡Odio esto! ¡Solo quiero estar tranquila!
—¿Cómo te atreves a interrumpir nuestra conversación?
Fueron palabras innecesariamente agresivas. Supongo que este hombre no conoce la palabra misericordia.
—¿Crees que alguien como tú puede interferir en nuestra conversación?
La sirvienta, de inmediato, se postró de rodillas, implorando con toda la fuerza que su voz le permitía, una imagen verdaderamente desoladora.
—¡Cometí un delito digno de muerte! ¡Por favor, perdone mi vida! ¡Se lo ruego! ¡Lo lamento mucho!
No tenía ninguna conexión con este incidente, pero sentí pena por la sirvienta de Segigta, quien estaba llorando. Solo quería proteger a su maestra… Si fuera yo, la hubiera perdonado, sin importar qué, pero desafortunadamente, el que la atrapó fue este loco lunático.
—Sáquenlas de aquí, arrástrenlas si es necesario.
Todos contuvieron la respiración debido a sus frías palabras. Por supuesto, también mantuve mi boca cerrada. No había rastro de piedad en él. Dicen que el único remedio para alguien tan desquiciado es una buena lección, pero sin nadie lo suficientemente valiente para enfrentarse al Emperador, esa solución era imposible. No había cura alguna…
—Es la primera vez que veo a nuestra princesa llorando.
Entonces, ¿me matarás?
—¿Dónde está su juguete?
Desafortunadamente, él no me estaba preguntando, así que no podía responderle.
—¿Qué?
Serira parecía sorprendida, pero se veía bastante más tranquila que momentos antes.
—Su juguete, el que siempre está masticando.
Mi amigo, eso no es un juguete, es un chupete. También conocido como Binky. Incluso le había puesto un apodo y es el mejor amigo para todos los bebés. Eres un padre, ¿y no sabes estas cosas? ¡Vaya molestia!
—Búscalo…
Serira, quien estaba desconcertada, miró a su alrededor y lo encontró cerca de dónde estaba la princesa. ¡Ah, ahora está sucio!
¿Cómo podría poner eso de vuelta en mi boca? El emperador debe de haber perdido la cabeza.
—Tíralo.
Tan pronto como lo recogió, le ordenó que lo tirara.
Serira no podía negarse a la orden, así que lo tiró, apenas lo recogió. Ahora carecía de mi chupete, lo único que me quedaba era chupar mi pulgar.
Ah, es mi dedo, pero su sabor es salado.
—Ella lloró tan vigorosamente.
Agradezco el intento de defensa. ¿Podría entonces regresar con mi niñera?
Como suele suceder, mis deseos fueron ignorados. El Emperador miró a la princesa Faylene mientras me sostenía. A pesar de que el ambiente se aliviaba gradualmente, ella permanecía en el suelo, sumida en su desdicha.
¡Qué situación tan desafortunada para ella!