La hija del Emperador – Capítulo 16

Traducido por Lily

Editado por Sakuya y Herijo


Exigirle a una bebé de ocho meses que asista a una fiesta era bastante ridículo. Pero la fiesta era, de hecho, el cumpleaños de Kaitel, así que no tenía otra opción. Por supuesto que tenía que asistir al cumpleaños de mi padre. ¿Qué consecuencias podría tener si no lo hiciera?

Esa era mi dura realidad, ¡aunque solo fuera una bebé! ¡Buah!

—Entonces, iremos con este vestido. ¿Y qué hay de los accesorios para el pelo?

Al parecer, habían llegado enviados de todo el continente para el cumpleaños de Kaitel, desde los reinos que había conquistado hasta los que aún no había tocado. Iba a ser todo un espectáculo, con gente de diversas culturas —del norte, sur, este y oeste— reuniéndose. Era de lo único que Elene hablaba últimamente.

Según ella, dos imperios, seis reinos, dos naciones aliadas y una república habían enviado tesoros y mujeres como tributo… Había montones y montones de regalos.

Parecía que mi padre iba a estar muy ocupado lidiando con toda esa gente que había venido, cada uno con sus propias intenciones.

Claro, si yo fuera mayor, también estaría bastante ocupada. Pero como solo era una bebé, me bastaba con asistir. Y, afortunadamente, no tendría que permanecer en ella por mucho tiempo.

Después de todo, yo era la única princesa del Imperio Agrigent. Siempre lo olvidaba hasta momentos como este. En efecto, era la única hija de Kaitel. Incluso tenía cinco nombres, así que mi nombre completo era Ariadna Lereg Illestri Pre Agrigent.

Es tan absurdamente largo. Hace que me duela la cabeza el intentar memorizarlo.

Mientras me maravillaba de la longitud de mi nombre, sentí a alguien detrás de mí. Giré la cabeza rápidamente, y también lo hizo Elene, que me sostenía en brazos. Era una sirvienta. Hizo una reverencia educada en cuanto nuestras miradas se encontraron.

—Su Majestad ha convocado a la princesa.

♦ ♦ ♦

—¡Pa-pá!

En cuanto vi a Kaitel, ya estaba en sus brazos. No había ni un solo documento a la vista en su despacho. Quizás ya había terminado con sus deberes de la tarde.

Perdel debía de haberlo despejado todo.

Aunque no lo había visto muchas veces, podía decir que él tampoco era un tipo común. No es que estuviera loco, claro.

—¿Está intentando decir “papá”?

—Sí, Su Majestad.

¿No es obvio? Te estoy llamando “papá”, duh.

Aunque mi pronunciación es un poco… Mejor no hablemos de eso. Me entristece.

Mientras me miraba, le sonreí por reflejo y le tiré del pelo. Kaitel no era el tipo de hombre mezquino que se enfadara porque yo jugara con su cabello. Y qué alivio.

Oye, papá, ¿a que soy adorable ahora? ¡Je, je!

—Te has puesto mucho más bonita.

Fue como si Kaitel hubiera escuchado mis pensamientos. Mi expresión se iluminó mientras rodeaba su cuello con mis brazos. ¿De verdad? ¿En serio?

—Antes eras fea.

Hijo de… ¡Juro que intento que me agrades! Pero… ¡Agh!

—¡Tú feyo tamén!

¡Tú también eres feo! ¡No solo yo!

Balbuceaba con fervor, pero como ya he mencionado, tenía problemas de comunicación muy evidentes. Kaitel miró a Serira con cara de póker.

—¿Qué está diciendo?

—N-no estoy segura…

Los odio a ambos.

Quiero estar sola. Por favor, váyanse. Los dos. ¿Qué hago con toda esta tristeza? Estoy condenada.

Mientras estaba enfurruñada y me preguntaba cuándo sería capaz de hablar el lenguaje humano, de repente oí una carcajada a mi lado. Giré la cabeza y vi que era Dranste, riéndose disimuladamente junto a Kaitel.

¿Cuándo has llegado tú? No te rías, idiota.

—Ah, si Kaitel pudiera entenderte, la expresión de su cara no tendría precio. Es una lástima.

Pues entonces díselo tú por mí.

Dranste se limitó a encogerse de hombros ante mi réplica. Luego procedió a decir:

—¿No es más divertido que no lo sepa?

Oh, por el amor de Dios.

Kaitel me llevó a su dormitorio y me dejó en mi cuna.

Habían pasado dos meses desde que empecé a dormir junto a él. “Por el momento”, mis narices. Parecía que me iba a tener a su lado de por vida.

—Espera aquí.

Kaitel me dio un juguete y se fue a bañar. ¡¿Y por qué no me llamaste después de bañarte?!

—Es porque verte es la alegría de Kaitel estos días. Dice que eres fascinante.

¿Qué le resulta tan fascinante? Desde otra perspectiva, era una señal de interés y atención, pero probablemente sea el tipo de atención que se le presta a un juguete, así que no me hacía mucha gracia. Trátame como a una persona y quizá me lo piense…

Por cierto, ¿papá no puede verte ahora mismo?

—Ni siquiera puede oírme.

Me lo imaginaba.

Con razón no reaccionó cuando Dranste parloteaba en el mismo espacio que él. Siendo tan perspicaz.

De repente me acordé del capitán de la Guardia Imperial. Lo había olvidado, pero ¿habían atrapado a los que intentaron asesinarme? ¿Descubrieron quién estaba detrás de todo? Elene y Serira tampoco hablaban de ello. Quizás ellas también querían olvidarlo. Pero Kaitel tampoco sacó el tema, así que no tenía forma de obtener respuestas.

Ah, ahora vuelvo a tener curiosidad.

Gruñí cuando una mano grande se posó en mi cabeza. No necesité mirar para saber de quién era. Dranste se había acercado y ahora me acariciaba. ¿No puedes desaparecer tú también de mi vista?

—Nop. Por eso te dije que eres fascinante.

¿Y qué? Ah, de verdad quiero saber de qué va todo eso del linaje. Parece que tengo muchas preguntas que necesitan respuesta.

Empecé a agitarme de espaldas, y Dranste retiró su mano a regañadientes.

¿Cuándo vuelve papá? ¡Sal, sal de donde estés! Ahora que lo pienso, esta es mi oportunidad para relajarme por fin. Mi padre era genial y todo eso, pero no era alguien con quien me sintiera cómoda. Echo de menos dormir sola.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que Kaitel te mate?

¿No sería más raro si no tuviera miedo?, pregunté mientras me cubría la cara con la manta. Dranste apoyaba la barbilla en la mano con una expresión que no podía descifrar. Sus ojos azules tenían un brillo extraño, como siempre.

Pff. Lo admito, esos ojos son realmente bonitos. Son como joyas.

—No tendrás que preocuparte por eso.

¿Por qué no?, pregunté bajando la manta.

Dranste me miró con una cara inexpresiva, algo raro en él. El noventa por ciento de las palabras que salían de su boca eran bromas, y sin embargo, nunca mentía. Eso era lo que lo hacía aún más confuso.

¿Por qué? ¿Por qué no tengo que preocuparme?

—Porque es generoso con lo que es suyo —respondió Dranste con una sonrisa. Había un brillo frío en sus ojos—. Aunque con todo lo que no lo es, es despiadado.

Uh… Mmm.

Dranste asintió como si fuera lo más natural y luego sonrió. De alguna manera, esa sonrisa me pareció aún más cruel. ¿Por qué?

En cualquier caso, Dios los cría y ellos se juntan. Un loco atrae a otro loco.

Negué con la cabeza de lado a lado, y la sonrisa de Dranste se hizo más profunda. Volvió a extender su mano hacia mí.

—Mientras no lo saques de quicio, probablemente no te matará. Mientras no cruces esa línea, tolerará la mayoría de las cosas.

Aparté su mano de un manotazo y pregunté: ¿Y si lo insulto en su cara?

—Probablemente morirás.

Maldita sea, así que eso sigue estando prohibido.

Entonces será mejor que aproveche al máximo el llamarle tonto e idiota ahora. Lo intentaré una vez que pueda pronunciarlo correctamente, y si sobrevivo, pararé. En ese sentido, mi actual discapacidad comunicativa era, en cierto modo, una bendición.

Mmm, de acuerdo. ¡Esto no está tan mal!

La suave manta tenía un distintivo olor a bebé. Ah, huele a bebé. Claro, porque lo soy. Suspiré y me giré para ver a Dranste sonriéndome. Mirarlo me despertó de repente la curiosidad.

¿Siempre estás en esta forma?

—¿Qué quieres decir?

¿Siempre haces que la gente no pueda verte?

—Oh, de vez en cuando —respondió con tanta naturalidad que me sorprendió.

¿Qué? ¿Así que lo haces todo el tiempo? ¿Incluso cerca de mi padre? ¿Para que él no pueda verte?

Mientras mi mirada hacia él se enfriaba, Dranste sonrió y ofreció una explicación a medias.

—Bueno, es que no le caigo muy bien a Kaitel.

A juzgar por la última vez, ¡simplemente te cuelas en su habitación mientras duerme! ¿Acaso eres…? ¿No serás un…?

Mi mirada se volvió más fría por segundos. ¡Tú, tú! ¡Oigan, todos! ¡Este tipo es un pervertido!

♦ ♦ ♦

Al despertar, ya era de mañana. Hacía tiempo que no dormía tan bien.

En cuanto abrí los ojos, la brillante luz del sol me cegó. Pero el momento deslumbrante solo duró un segundo antes de que una oscura sombra bloqueara mi vista.

¿Qué es eso? Apenas me había despertado, así que era difícil reconocer lo que tenía delante de inmediato. La luz lo dificultaba un poco…

Pero con un poco de paciencia, mis ojos se adaptaron rápidamente. Resultó que la silueta pertenecía a mi padre. A Kaitel.

Ah, claro. Esta es su cama. Lo había olvidado.

Nuestras miradas se encontraron por un momento. La cálida luz del sol que entraba por la ventana iluminaba la cama, a pesar de que las cortinas todavía estaban corridas a su alrededor. Los labios de Kaitel se curvaron en cuanto su mirada se encontró con la mía. Algunos podrían incluso llamarlo una sonrisa.

—¿Has dormido bien? —Su voz era profunda. Aún más profunda por ser de mañana. Era tan agradable que sentí que me derretía en la riqueza de su tono.

Ah, recuerdo que alguien dijo que podías quedarte embarazada solo por una voz así.

Sonreí. Probablemente parecía una tonta por ser de mañana, pero era la mejor manera de expresar que estaba feliz de verlo.

La mano de Kaitel tocó mi mejilla.

—¡Pa-pá!

Ya debería estar acostumbrada a todo esto, pero como era Kaitel con quien trataba, realmente me estaba costando. Se sentía… Agh…

Kaitel era aún más sexy por la mañana que por la noche. Dejando a un lado esos raros momentos en los que se despertaba empapado en sudor en mitad de la noche, esa apariencia despeinada y recién levantada era definitivamente la más sexy.

Dios. Aquí estoy, su hija, examinando lo sexy que se ve. Esto es un problema. Un verdadero problema.

Pero lo realmente fascinante era que, aunque compartiéramos cama y no hubiera pasado nada inapropiado, aun así, cuando se despertaba por la mañana…

Kaitel era, innegablemente, de lo más peligroso.

Papá, no deberías encontrarte con ninguna mujer por la mañana. No será bueno para ti. Creo que hasta los hombres estarían en peligro a tu alrededor por la mañana.

¡Agh, por el amor de Dios! ¡Ugh, en serio! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué es tan sexy?! ¡¿Y siendo padre de una bebé?! Esto es injusto. Realmente injusto. Ya es bastante malo que tu aspecto sea de otro mundo, pero ahora resulta que eres irresistiblemente cautivador en cualquier momento del día: mañana, tarde y noche. Es un verdadero problema.

Si pudieras compartir tu belleza con otros hombres, ¿no sería el mundo un lugar mucho más hermoso y próspero? ¿No crees?

Y, sin embargo, lo tiene todo para él. Adiós a un mundo hermoso y más próspero. Ahhh, qué triste que seas mi padre. Si me das otro tipo que tenga tu físico (solo tu físico, nada más), dejaré de quejarme. ¿Qué dices? ¿Trato hecho?

—Papá…

Trato hecho, mis narices. Decidí que simplemente estaría agradecida de poder ver a Kaitel recién levantado por la mañana.

Sí, es bueno para mis ojos. Y para mi corazón también. Vaya. Me va a costar mucho casarme más adelante. ¿Cómo voy a conformarme con alguien que no esté a su nivel después de ver esta cara toda mi vida? Este maldito padre mío está arruinando mis posibilidades de casarme solo con su cara.

—Oh, wah.

Kaitel me levantó al instante. Ya pesaba unos siete kilos, pero me tomó como si sostuviera un pajarito.

Me estoy acostumbrando bastante a que papá me tome en brazos después de despertarme. Pero esta maldita cara hermosa suya… Ah, ¿y qué me dices de este resplandor? ¡¿Quién pensaría que es padre de una bebé?! ¡La vida es realmente injusta!

—Estás creciendo muy rápido.

Han pasado ocho meses, papá. ¿Se supone que soy grande para tener ocho meses?

Por un momento, me sentí como una especie de cerdo de laboratorio al que le han inyectado una hormona del crecimiento.

Oinc, oinc.

Pero ese no era el punto. Kaitel siempre estaba un poco gruñón y de mal humor por la mañana. Me devolvía la sonrisa cuando yo le sonreía, pero hablaba mucho menos que durante el día o por la tarde. Así que me tocaba a mí romper el silencio.

Realmente haces que una bebé haga de todo, ¿verdad? De verdad que estoy haciendo lo que sea para sobrevivir, ¿eh?

—¡Papá!

—Sí.

—¡¡Papá!!

—Sí.

Por favor, envíame ya con Serira. ¿No hemos tenido suficiente? ¿Todavía necesitas que te entretenga más? Puede que esté sonriendo ahora mismo, ¡pero los músculos de mi cara están empezando a acalambrarse, que lo sepas! Si me salen arrugas prematuras y termino pareciendo mucho mayor de lo que soy, que sepas que es por todas las sonrisas que he tenido que dedicarte, ¿me oyes?

Kaitel inclinó ligeramente la cabeza, como si mi fervor le estuviera llegando.

—¿Por qué me llamas tanto?

—Papá.

Déjame ir ya. Padre, ¿dónde están tus modales?

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