Traducido por Naraiah
Editado por Chizuru
Corregido por Shiro
You XiaoMo solo había visto a Lin Xiao unas cuantas veces, pero nunca lo había visto sonreír. Ni siquiera cuando estaba con la hermana menor o con el tío Mo Gu. Mucho menos los había tratado con tanta gentileza como ahora. Ese era el primer indicio.
El segundo estaba en sus palabras. Si fuera el verdadero Lin Xiao, sabría que no debía estar con el tío Mo Gu. Se habían separado esa misma mañana al llegar a la ciudad de HePing. No volverían a verse hasta el día siguiente. Eso solo podía significar una cosa: el «Lin Xiao» que tenía delante no era el mismo que había visto antes.
¡Pero él claramente había admitido que era Lin Xiao! Además, su rostro era idéntico. Si había alguna diferencia, estaría en la ropa. El Lin Xiao de la mañana vestía de negro. En cambio, este llevaba una túnica blanca. No solo el atuendo había cambiado, también su actitud y su presencia: todo en él se sentía como si fuera una persona completamente distinta.
A You XiaoMo ni siquiera le importaba si el Lin Xiao frente a él era un impostor. Solo sabía que el Lin Xiao vestido de blanco desprendía un aura mucho más peligrosa que el de negro.
—Her… Hermano mayor Lin —tartamudeó—, todavía tengo asuntos que atender, así que me retiraré. ¡Hasta luego!
Dicho esto, se dio la vuelta con intención de marcharse, fingiendo no notar que «Lin Xiao» parecía querer decir algo más. Pero no llegó a dar dos pasos. De pronto, sintió cómo el cuello se le tensaba y el aire se le escapaba de los pulmones. En un abrir y cerrar de ojos, sus pies dejaron de tocar el suelo. Voló por los aires, giró bruscamente y se encontró cara a cara con «Lin Xiao», con las narices a menos de cinco centímetros de distancia.
—¿He… Her… Hermano mayor Lin? —balbuceó You XiaoMo, completamente aterrado, mirando el hermoso rostro que tenía frente a él.
Ling Xiao no respondió, pero sonrió levemente antes de regresar a su habitación y cerrar la puerta tras de sí con un golpe seco. Todavía sostenía a You XiaoMo con una mano, pero en cuanto estuvieron solos, lo depositó en el suelo.
Al recobrar la libertad, You XiaoMo retrocedió varios pasos de golpe, alejándose de él instintivamente. Pero ese comportamiento solo confirmó lo que Ling Xiao ya sospechaba, y su presencia se tornó más imponente. Bajo aquella expresión amable y elegante se ocultaba algo salvaje y autoritario. Su rostro sonriente, rebosante de dulzura, se volvió aún más egoísta y arrogante, como un caballero sediento de sangre.
¡Eso es exactamente! ¡Un caballero sediento de sangre!
You XiaoMo se dio cuenta, por primera vez en su vida, de que alguien podía describirse de esa forma. Era, simplemente, una combinación maravillosa. Si solo fuera un espectador, probablemente le parecería fascinante. Pero estando en el centro de esto, no sentía ni una pizca de emoción. De hecho, habría preferido no tener nunca esta oportunidad.
—Gran guerrero, Yo no sé nada. No vi nada, ¡de verdad! —dijo You XiaoMo con las manos sobre la cabeza, temblando ligeramente.
Luego lo miró con una mezcla de expectación y miedo, como si esperara que el otro le concediera un acto de misericordia.
Con los labios curvados en una sonrisa, Ling Xiao lo acorraló en un rincón. Sus ojos, llenos de interés, se fijaron en él.
—Oh… ¿Y qué es lo que sabes? ¿Qué fue lo que viste?
You XiaoMo se quedó congelado. Sintió de nuevo el impulso de darse una bofetada.
¿No me digas que este tipo ni se había dado cuenta de que ya descubrí su mentira?
Y él, como un idiota, acababa de cavar su propia tumba… Fuera cual fuera la verdad, estaba seguro de que hoy no era su día.
—Yo… Yo… Sé que no eres el hermano mayor Lin Xiao —balbuceó al fin, con el rostro completamente rojo por la presión.
Ling Xiao observó su expresión indefensa: parecía un conejito blanco perdido, adorablemente lamentable. Aquello le resultó extrañamente placentero; no sentía ni una pizca de vergüenza ni enfado por la situación.
Pasado un rato, You XiaoMo escuchó una voz provenía de arriba.
—Puesto que has visto a través de mi disfraz, no tengo otra opción… Veamos, ¿cómo debo disponer de ti? ¿Debo matarte, hervirte o freírte?
¿Existe alguna diferencia entre estas tres opciones?
—Lo que sea… no es aceptable, no quiero morir —murmuró You XiaoMo con una vocecita temblorosa y una expresión desolada.
. You XiaoMo pensó con angustia que ni siquiera habían pasado diez días desde que llegó a este mundo. Si volvía a morir, ¿quién sabía si acabaría en el infierno o simplemente se desvanecería como el humo? ¡Era demasiado aterrador!
—Entonces, ¿qué debo hacer contigo? Después de todo, conoces mi secreto. —Ling Xiao fingió estar en un dilema.
Los párpados de You XiaoMo se contrajeron. Al instante, levantó su mano en gesto solemne.
—¡Te lo prometo! No le diré a nadie acerca de que estás fingiendo ser el hermano mayor Lin. Si lo hago, que el cielo me fulmine y destruya mi alma… uh, ¡y que me condene para siempre a seguir siendo un mago de bajo nivel. —añadió, con cautela, mirando a Ling Xiao como si esperara su veredicto.
—¿Eres un mago? —Ling Xiao alzó una ceja.
Su hermoso rostro se tensó con matiz de desafío, tan altivo y arrogante como antes, sin el menor rastro de incomodidad.
You XiaoMo asintió y lo miró con atención.
—Si ese es el caso, entonces, adelante y refina una píldora mágica para mí —dijo Ling Xiao con indiferencia.
—Pues… no traje mi caldero… —balbuceó You XiaoMo.
No tenía idea de qué estaba planeando, pero al ver cómo alzaba las cejas, añadió enseguida—: Pero tengo algunas listas. Están en mi bolsa dimensional, son las píldoras mágicas que refiné ayer.
—¿Te refieres a esta bolsa dimensional? —preguntó Ling Xiao, levantando una mano.
Para sorpresa de You XiaoMo, sostenía una bolsa que no encajaba en absoluto con su imagen. Era, sin lugar a dudas, su bolsa dimensional, la misma que había tenido consigo hasta hacía un momento.
Instintivamente, se llevó una mano a la cintura.
No está, pensó para sí atónito. ¿Cuándo me la quitó?. Ni siquiera lo noté.
Ling Xiao vació el contenido de la bolsa. Solo había cuatro frascos pequeños, que desprendían un leve aroma medicinal. You XiaoMo lo vio abrir uno de los frascos y verter en la palma una píldora mágica azul de acumulación de energía —una de las de bajo riesgo—, y, bajo su mirada atónita, Ling Xiao se llevó la píldora a la boca.
La masticó un par de veces, alzó levemente las cejas y, acto seguido, se tragó las restantes del frasco. Hizo lo mismo con los otros tres. Todo terminó en su estómago como si fueran simples frutos secos.
You XiaoMo lo miró con los ojos desorbitados.
¿Es que no sabe que las píldoras mágicas no pueden tomarse así como así?
Tras comérselas todas, Ling Xiao se lamió los labios y lo miró con una pizca más de satisfacción.
—Realmente no esperaba que tus píldoras fueran tan deliciosas. Especialmente las de dos frascos… no están nada mal. Así que… felicidades, he decidido no matarte por el momento.
You XiaoMo lo escuchó con el corazón sobresaltado y el cuerpo tenso.
—¿Por el… momento? Eh… no, ¿qué quieres decir con eso, exactamente?
—No voy a matarte, pero… —Ling Xiao le lanzó los frascos vacíos y la bolsa dimensional, esbozando una sonrisa—. A partir de ahora, me deberás entregar doscientas píldoras mágicas al día. En concreto, las que venían en los frascos azules.
Las que tienen un riesgo del 10 %.
—¿Dos… doscientas píldoras mágicas? —balbuceó You XiaoMo, completamente atónito ante semejante cantidad.
Con sus habilidades actuales, no había forma de que pudiera refinar doscientas píldoras mágicas en un solo día. Aunque no comiera ni durmiera, seguiría siendo imposible, y más aún tratándose las píldoras de bajo riesgo que Ling Xiao quería.
—¿Qué pasa? ¿Vas a negarte? —preguntó Ling Xiao con frialdad.
Su ceño apenas se frunció, pero, al instante, You XiaoMo sintió una presión helada y cortante concentrarse en medio de sus ojos, tan intensa que por poco le cortó la respiración.
You XiaoMo negó con la cabeza de inmediato. Después de todo el esfuerzo que había hecho para seguir con vida, no iba a ponerla en peligro por discutir.
—No, no, gran guerrero… Hermano mayor Lin —dijo con voz trémula—. Apenas aprendí a refinar píldoras mágicas hace unos días. Cien al día es mi límite. Y además, según las reglas de la secta TianXin, debo entregar la mitad de las píldoras que refine…
Ling Xiao lo observó con atención. Según sus recuerdos, en efecto, la secta TianXin tenía esa norma. Así que sabía que You XiaoMo no estaba tratando de eludir la petición.
—Cincuenta píldoras. —Su tono era tajante—. Por supuesto, si no estás dispuesto, no tengo problema en convertirte en un cadáver ahora mismo.
¡A mí sí me importa!
Por supuesto que a You XiaoMo no se le ocurriría rebelarse. Por injusta que fuera la condición, seguía siendo mejor que perder la vida. Así que no tuvo más opción que asentir con resignación.
Justo cuando suspiraba aliviado, la voz indiferente de Ling Xiao volvió a sonar por encima de su cabeza.
—Pero, para asegurarme de que no me traicionarás… entrégame la mitad de tu alma.
o.o