Legendaria esposa – Capítulo 27: La verdad bajo la amabilidad

Traducido por Naraiah

Editado por Chizuru

Corregido por Shiro


Esa noche, fue la más agitada que You XiaoMo había tenido desde que llegó a este mundo.

A la mañana siguiente, se vio obligado a seguir a Ling Xiao hasta el punto de reunión, empujado por su actitud autoritaria. No se atrevió a oponerse: seguía aterrorizado por las palabras que este le había dicho la noche anterior. Solo cuando apareció ante todos junto a Ling Xiao comprendió lo que le esperaba.

Él, que siempre había sido alguien insignificante y transparente, se convirtió de pronto en el centro de todas las miradas. La primera en reaccionar fue la hermana menor Tang YunQi, que corrió hacia Ling Xiao. Tras lanzarle a You XiaoMo una mirada de desdén, se dirigió a él:

—Hermano mayor, ¿terminaste lo que tenías que hacer?

Ling Xiao asintió con indiferencia. Esta vez no fingía, y su actitud pareció incomodar a Tang YunQi. Sin embargo, como siempre la había tratado con frialdad, nadie lo consideró extraño.

Por su parte, You XiaoMo se secó el sudor de la frente, pero antes de poder escabullirse, Tang YunQi lo señaló con el dedo.

—Hermano mayor, ¿por qué estás con esta persona? —Se aferró al brazo de Ling Xiao, alzando sus elegantes cejas para mirar a You XiaoMo con desprecio.

Ling Xiao retiró el brazo con calma y esbozó una leve sonrisa en las comisuras de los labios.

—¿Hay algún problema con que viniera aquí con él?

Una sonrisa que recordaba a la brisa primaveral floreció en aquel hermoso rostro que no le pertenecía. Transmitía una perfección tan serena que daba la impresión de que esa persona debía estar siempre sonriendo. Pero solo You XiaoMo sabía que todo era una fachada. Él mismo había presenciado el día anterior cómo ese hombre podía cambiar de rostro con una facilidad inquietante, como si tuviera múltiples personalidades.

La sonrisa desapareció del lindo rostro de Tang YunQi; sus pupilas dilatándose ligeramente, como si no pudiera creer que el hermano mayor le hablara de ese modo.

Mo Gu también notó que Ling Xiao ese día daba una sensación distinta al de la víspera anterior, pero no sospechó que se tratara de un impostor. Aunque le sorprendió que estuviera junto a un don nadie del Pico de la Tierra, no le dio mayor importancia.

—¡Ya que todos están aquí, vámonos! —ordenó Mo Gu, conduciendo a los discípulos hacia el área de los pájaros alados.

You XiaoMo intentó escabullirse discretamente para unirse a los discípulos del Pico de la Tierra, pero justo cuando se apartaba, sintió un fuerte tirón en el cuello que casi lo estranguló. Al darse la vuelta, se topó con la «suave» mirada de Ling Xiao.

—Hermanito, ¿adónde crees que vas?

You XiaoMo se encogió, respondiendo con voz temblorosa:

—A-A ninguna parte… No voy a ninguna parte…

Ling Xiao pareció muy complacido con su reacción sumisa.  Lo soltó y le indicó que se mantuviera «atento», antes de echar a andar al frente..

En cuanto a Tang YunQi, al ver cómo se alejaba, le dirigió a You XiaoMo una mirada feroz antes de salir corriendo tras Ling Xiao.

You XiaoMo bajó la cabeza, resignado a su destino. Sentía que ese viaje fuera de la montaña estaba plagado de mala suerte, y que solo le traería problemas. Para colmo, ahora tenía a la hermana menor en su contra. Su tranquila existencia, que apenas había durado unos días, había llegado oficialmente a su fin.

Al llegar a la plaza de los pájaros alados, You XiaoMo recibió otra mirada llena de odio por parte de Tang YunQi, esta vez aún más evidente. Y no era para menos: Ling Xiao había dicho que quería sentarse en el mismo pájaro alado que él. Aunque lo dijo con indiferencia, no daba pie a discusión.

Como resultado, no solo Tang YunQi lo miraba con hostilidad. Varios discípulos del Pico del Cielo también le lanzaban miradas desagradables. Especialmente aquel que terminó teniendo que sentarse con los del Pico de la Tierra; su rostro estaba encendido de rabia contenida.

—Hermanito You XiaoMo, ven a sentarte aquí —dijo Ling Xiao, señalando el lugar a su lado mientras lo llamaba, como si You XiaoMo simplemente estuviera perdiendo el tiempo.

Apenas pronunció esas palabras, todas las miradas se posaron sobre  You XiaoMo. Había celos, cólera e incluso algo de admiración. Pero lo más notable era el brillo furioso en los ojos de Tang YunQi. Incapaz de soportarlo por más tiempo, alzó la voz:

—Hermano mayor, ese es mi lugar.

—¿Ah, sí? —Ling Xiao pareció meditarlo un instante—. Entonces no tengo problema en irme al asiento de atrás. —replicó, levantándose y caminando hacia You You XiaoMo sin prestar atención a ninguna de las miradas fijas, ni siquiera a la de Tang YunQi, que parecía al borde de las lágrimas.

El tío Mo Gu, el discípulo de mayor rango, lo presenció todo sin intervenir. ¿Qué podía decir? Una era la hija del Gran Maestro; el otro, el discípulo más destacado en quien el Gran Maestro depositaba sus mayores esperanzas. No era su lugar interferir en los asuntos de la generación más joven. Además, conocía el carácter de Lin Xiao: si de verdad le gustara Tang YunQi, no la trataría siempre con tanta frialdad.

Al final, Tang YunQi no pudo cambiar su decisión. Aunque intentó defender su posición, terminó siendo apartada por el hermano mayor. A pesar de que su actitud era diferente, su rostro seguía siendo el mismo.

El pájaro alado alzó el vuelo, desplegando sus majestuosas alas a ambos lados. En un instante, ascendieron al cielo, y los gemidos resentidos de Tang YunQi fueron sustituidos por el silbido del viento en los oídos.

Como la velocidad de los pájaros alados era muy alta, lo habitual era que nadie hablara durante el trayecto. You XiaoMo pensaba lo mismo… hasta que una voz provocadora, teñida de malicia, llegó a su oído.

—Verás, hermanito, ahora todo el mundo te envidia.

*Boom*

You XiaoMo sintió como si algo le explotara en la cabeza. Se volvió por reflejo y se encontró cara a cara con un par de fríos ojos burlones. Pero no se le escapó el destello de travesura que brillaba en ellos, dejándolo tambaleando de puro desconcierto. Lo miró con los ojos muy abiertos.

¿Eso… eso lo hizo a propósito?

Si no hubiera dicho nada, ni siquiera lo habría notado.

Cuando llegaron a la secta TianXin, You XiaoMo aún no terminaba de asimilar lo que estaba pasando. Durante todo el viaje, el trato de Ling Xiao hacia él no pudo ser más atento.

En el cruce de caminos, Mo Gu quiso preguntarle a Ling Xiao si deseaba regresar con ellos al Pico del Cielo. Sin embargo, este se adelantó a la conversación y dijo que prefería volver junto a You XiaoMo.

Con Tang YunQi lanzándole miradas resentidas a cada paso, You XiaoMo fue escoltado de vuelta al Pico de la Tierra, sin posibilidad de negarse.

Durante el trayecto, los otros cuatro discípulos no se atrevieron a decir una palabra. De vez en cuando, le lanzaban miradas furtivas a Ling Xiao, probablemente pensando lo mismo que los discípulos del Pico del Cielo: ¿Cómo es que, de un día para otro, You XiaoMo y Ling Xiao parecen tan cercanos?

Al llegar al Pico de la Tierra, Ling Xiao acompañó a You XiaoMo hasta su habitación. Por suerte, era el momento de las clases matutinas, así que no se cruzaron con nadie en el camino.

You XiaoMo empujó la puerta y entró. Desde la entrada, Ling Xiao echó un vistazo al interior.

—¡Que asco!

You XiaoMo le lanzó una mirada.

—Todas las habitaciones del Pico de la Tierra son así. Si… no estás acostumbrado, puedes volver a la tuya —dijo, en voz baja.

Aunque murmuró esa última parte, Ling Xiao lo oyó todo. Sus labios se curvaron mientras soltaba una carcajada.

—Hermanito XiaoMo, ¿no sería mejor que me mudara contigo?

You XiaoMo lo miró de inmediato, horrorizado.

¡Tienes que estar bromeando!

Su expresión provocó tanta diversión en Ling Xiao que no pudo contener la risa. You XiaoMo se sonrojó al instante, dándose cuenta de que había caído en su trampa.

Al final, Ling Xiao no se quedó. Parecía que solo había ido a inspeccionar el entorno del Pico de la Tierra. Poco después, un hermano menor llegó a buscarlo por orden del Gran Maestro, que lo requería con urgencia y se marcharon enseguida.

Una vez que se fueron, You XiaoMo se dejó caer débilmente sobre la cama. Mientras se secaba el sudor de la frente, sintió que la experiencia de ese día… ¡realmente lo había sacudido hasta los huesos!

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