Traducido por Devany
Editado por Maru
—¡Eres una perra malvada y cruel! —gritó llena de ira la condesa Phillies.
Mientras era arrastrada por ambos brazos, Artisea, mejor conocida como la marquesa Rosan, alcanzó a escuchar vagamente las palabras de repudio hacia ella.
En su camino hacia aquí, había sido golpeada en el rostro repetidas veces con guantes de acero. Su boca estaba desgarrada, rota e hinchada, lo que le dificultaba hablar. Incluso en esas condiciones, los caballeros que la traían la obligaban a moverse con brusquedad. Tal exceso de fuerza llegó al punto de lastimarse el tobillo. No sabía a ciencia cierta si estaba roto o torcido, pero le dolía de todas formas. Gracias a eso, no podía caminar bien, así que no le quedó de otra que dejarse ser arrastrada. Su tobillo y rostro no eran lo único que dolía, pues su brazo roto y la muñeca que uno de los caballeros le había torcido, palpitaban hinchados.
Cuando los caballeros detuvieron su camino, la arrojaron tan fuerte, que Artisea no pudo evitar rodar por el frío suelo.
—¿Cómo pudiste matar a Abe? —Ignorando todo eso, la condesa Phillies seguía reclamando a gritos. Tal era su ira, que no sería raro que empezara a vomitar sangre del esfuerzo.
En medio del caos, la condesa se soltó del agarre que mantenía su criada sobre ella, corrió hacia Artisea y le dio una bofetada en la mejilla. No hacía falta decir que el dolor era insoportable porque su boca estaba muy maltratada.
El golpe envió de nuevo al suelo a Artisea, quien comenzaba a sentir los párpados pesados.
—¡¿Qué hizo Abe para merecer eso?! ¡¿Cómo pudiste matar a tu propio sobrino?! No eres más que una zorra. ¡Mereces sufrir el mismo destino!
Artisea miró a la condesa Phillies con la vista borrosa. Los sollozos de la mujer se volvieron desgarradores, para luego levantarse con brusquedad y correr al otro lado de la habitación. Su intención era apuñalar a Artisea con cualquier cosa que encontrara, no importaba si eso fuera un cuchillo o un candelabro, solo quería hacerle sentir todo el dolor que vivía en ese momento.
El emperador Lawrence, que había estado observando la situación desde cerca, se colocó a su lado.
—Cálmate, Emma. —dijo, mientras la tomaba con cariño de los hombros.
—¿Cómo podría quedarme tranquila? ¡Mató a mi hijo! ¿No entiendo cómo su majestad puede comportarse de esta manera? ¡Abe también era tu hijo!
—Tia es mi hermana, Emma. Debe haber un malentendido.
—¡Debo vengarme! ¡Pagará por lo que le hizo a mi hijo! —diciendo eso, la condesa cayó de rodillas al suelo, llorando con desesperación.
Ya veo, Abe ha sido asesinado.
Artisea ahora sabía lo que estaba pasando. Dirigió su mirada a Lawrence, que a simple vista, se veía triste y abatido. Pero si mirabas con atención, podías notar cómo sus ojos expresaban satisfacción por lo ocurrido.
Estaba claro que se había preparado una conspiración contra ella.
Primero, me culparán de haber asesinado a su hijo, convirtiéndome en una criminal. Luego de eso, le seguirán infinidad de acusaciones más, una tras otra.
De hecho, ella había cometido muchos crímenes, y Lawrence era consciente de la mayoría de ellos. No había necesidad de que él inventara cosas contra ella.
El escenario frente a ella era obvio, el propio emperador Lawrence había conspirado contra ella.
—No puedo creer que hayas cometido tal crimen, Tia. ¿Realmente mataste a Abe? —expresó el emperador, con un cierto atisbo de alegría en su voz.
Artisea trató de hablar. Pero antes de que ella pudiera abrir la boca, la condesa Phillies gritó escandalosamente.
—Después de que la criada de esa perra fuera a visitarlo, ¡de improviso Abe comenzó a vomitar sangre y falleció! —Lawrence la miró atentamente y levantó la mano, ordenando a los caballeros que trajeran a la otra mujer, la criada de Artisea.
La criada se arrodilló en silencio y mientras el emperador la interrogaba.
—¿Es cierto que la marquesa Rosan te ordenó envenenar a Abe?
—Sí. —respondió cortésmente—. El plan de la marquesa Rosan era matar primero a Abe, y luego ir por su majestad. De esa manera, ella podría tomar el control del imperio.
Todos en la habitación gritaron de sorpresa. Lawrence, en cambio, le dirigió una expresión triste.
—¿Tienes algo que decir sobre esto?
Como respuesta, Artisea sonrió con ironía. ¿En qué demonios estaba pensando? No tenía intención de negar que era malvada. Pero ser tratada como una persona tonta la hizo reír.
—Su majestad el emperador, sabe qué clase de persona soy, ¿no? Si hubiera querido tomar el imperio, lo habría matado directamente, no a Abe.
¿De qué serviría matar a Abe de una manera tan descuidada estando Lawrence todavía en el trono? Hacer aquello sólo lo haría más precavido. Si fuera un plan de ella, habría optado por asesinar primero a Lawrence sin dejar rastro alguno que la acusara.
—Tía, esas palabras son inútiles. Tendrás que aclarar lo que pasó.
¿De qué sirven las excusas y explicaciones en este momento? Lawrence ya tiene decidido matarme. Sin importar cuánto pelee, ya es demasiado tarde para mí, no tengo forma de sobrevivir con el propio emperador queriendo asesinarme por traición.
—No puedo creerlo. Tia, ¿cómo pudiste hacer tal cosa?
—Su majestad el emperador, usted es la única autoridad en este imperio. —dijo Artisea. Su boca estaba llena de sangre, y su lengua se desgarraba un poco más cada vez que hablaba. Aun así, soportaría lo más que pudiera el dolor para poder decirle algunas palabras—. Ahora lleva el imperio sobre sus hombros, así que debería dejar de culpar a los demás por todo y empezar a hacerse responsable. Ese es mi último consejo.
—¡Insolente! —gritó el caballero a su lado, golpeándole la cara de nuevo.
—¡Llévense a la traidora de mi vista y enciérrenla! —exclamó el emperador.
Artisea miró a Lawrence con sus ojos hinchados. Sin embargo, no lo contradijo.
No podía recordar exactamente lo que pasó después de eso. Fue torturada y obligada a firmar algunos documentos. Luego fue llevada a la corte, a la que sólo asistió el emperador junto a un puñado de nobles y oficiales. Los acusadores y testigos presentaron una gran variedad de pruebas en su contra. Algunas eran actos crueles verdaderamente cometidos por ella. Otros fueron escándalos fabricados, sacados de contexto, lleno de historias horribles y perversas.
Artisea tenía una mente aguda y una fuerte voluntad. Sin embargo, no contaba con la fuerza física para mantenerse consciente tras toda la tortura anterior. Cuando fue juzgada, en lugar de defenderse se quedó callada, luchando por mantener la lucidez en medio de su aturdimiento. Para cuando el juicio terminó, se había convertido en la peor villana de la historia, que había hecho un pacto con el diablo, en un intento de gobernar el imperio.
Lawrence se lamentó con un falso suspiro.
—Aunque seas mi hermana, los crímenes que has cometido son demasiado grandes para ser perdonados. Has dañado a nuestro país con tus palabras, por lo tanto, te cortaran la lengua para que no vuelvas a cometer los mismos crímenes. Y como tus manos están manchadas de sangre inocente, serán amputadas como una lección para los demás. Pero seré benevolente y te perdonaré la vida.
Sin embargo, el castigo fue mucho más severo que lo anunciado frente al público. En lugar de estar encerrada en su casa con la lengua y manos cortadas, le amputaron todos los miembros y la encadenaron en lo profundo de un oscuro calabozo.
♦ ♦ ♦
—Si tu hermano está bien, tú también lo estarás.
Eso era lo que Artisea Rosan había estado escuchando toda su vida.
Su madre era la marquesa Miraila Rosan, y su padre, el marqués Michael. Miraila era la amante del emperador Gregor. Todos los aristócratas lo sabían. Incluso si las leyes se oponían a la poligamia y exigían que se mantuviera la castidad hasta el matrimonio. Aun cuando estaba declarado que cualquiera que estuviera casado tenía prohibido tener una relación amorosa extramarital, el emperador era un hombre poderoso, que aun estando expuesto a las miradas del público, sería extraño que fuera realmente un estricto defensor de la monogamia.
Y como se esperaba, le fue realmente imposible para él ocultar el hecho de que tenía una relación con la marquesa Miraila Rosan.
Michel Rosan, su esposo, se encontraba en un estado lamentable, viejo y moribundo, así que había decidido intercambiar a su propia esposa con el emperador a cambio de una mina de zafiros.
Pasado el tiempo, la marquesa terminó convirtiéndose en la amante del emperador, y dio a luz a un niño. Ese niño fue Lawrence.
Todos sabían que era el hijo del emperador. Sin embargo, nadie lo aceptaba como tal.
Miraila lo amaba, y también el emperador Gregor. Por otro lado, dado el tiempo de la relación, estaba claro que Artisea no era la hija del emperador. A diferencia de su hermano, ella no se parecía al emperador, ni siquiera portaba los rasgos de su madre. Curiosamente, se parecía mucho al marqués Michael en su juventud.
—Sé buena con tu hermano. Es solo gracias a él que sigues viva. —era una frase muy común proveniente de su madre. Ella también le decía—: Si no fuera por tu hermano, no tendríamos todo esto para nosotros. Tú en cambio, desde que naciste, se han extendido rumores desagradables sobre que eres la hija del marqués Rosan. —Las palabras de Miraila siempre terminaban así—. Debes vivir por tu hermano. Sólo podemos sobrevivir si tu hermano se convierte en el emperador. ¿Crees que tu hermano te tratará mal una vez que ascienda al trono? El éxito de tu hermano es la forma en que nuestra familia será feliz.
Artisea no recordaba haber sido amada por Miraila. Tampoco recordaba ser feliz. Ella sólo era alabada cuando hacía algo que beneficiara a Lawrence. Desde cosas triviales, como cuando Lawrence decía que el té que le preparaba sabía bien, hasta algo más grande, como cuando la riqueza del marqués Rosan fue beneficiosa para Lawrence.
Artisea no era idiota, sabía que la bondad de su madre nunca sería dirigida a su persona. Pero el deseo de ser amada que se había plantado en ella desde su infancia, era difícil de controlar.
Le resultó fácil inventar razones para justificarlo. Lawrence, Miraila y Artisea estaban vinculados por lazos de sangre. Si Lawrence perdía, todos morirían. Nunca se había dado el caso de que alguien, después de ganar la lucha por el trono, dejará viva a la familia de sus rivales. Por lo tanto, con el objetivo de sobrevivir en mente, Artisea hizo cualquier cosa que necesitaran.
No fue difícil. Desde pequeña mostró talento para planear conspiraciones o efectuar actos malvados. A lo largo de su vida, había incriminado falsamente a los leales súbditos, buscando provocar su muerte y arruinar la política de estado del imperio. También fue la que hizo sufrir a los ciudadanos y masacró a un sinfín de gente. Cometió muchos más actos crueles y sabidos por todos en el palacio, incluyendo una serie de asesinatos. De igual manera, fue ella quien utilizó a la Santa Licia, que era la luz del pueblo del país y la esperanza del imperio, siendo también la culpable de su muerte.
Todo fue por el bien de Lawrence, para que pudiera ascender al trono. Aunque sabía que no era más que una excusa, cometió infinidad de crímenes con facilidad al pensar de esa manera. Al final, sus esfuerzos dieron sus frutos y logró entregarle a Lawrence la corona del emperador.
Sabía que este día llegaría, pensó vagamente. Aunque fue la que más contribuyó a hacer a Lawrence emperador, nunca esperó ni exigió nada a cambio. La razón, tenía miedo. Por eso también disolvió la organización de inteligencia en la que había gastado tanto tiempo y dinero. Sentía que después de todo lo que había hecho por Lawrence, al menos él la dejaría vivir tranquila.
Pero Artisea sabía demasiado. Ella había cometido muchos crímenes en su nombre. Así que Lawrence le cortó la lengua para que no pudiera hablar y amputó sus manos para que no pudiera dejar ningún registro.
Esto es lo que merezco por todos los pecados que he cometido. Cuando la caza termina, se mataba al perro. Artisea era el perro de Lawrence y esta prisión sería su muerte.
Soltó un sonido ahogado, mientras pensaba:
Después de todo, esto es lo que merezco. ¿Qué otro final podría esperar? Considerando todo lo que he hecho hasta ahora, no debería hacer a Lawrence o Miraila responsables de mis acciones.
Artisea se rio.
Incluso sin mi lengua, todavía puedo reírme.
Que grata sorpresa, gracias por su trabajo
Me encanta esta historia, la sigo en Tmo pero encontré esta página y no dejo de leer sus novelas. Me encanta
Gracias por tomar este proyecto, con todo el gusto de seguirlas.
Qué excelente inicio de cap ^^ Artisea es la mejor definitivamente